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¿Comienzo o Final?


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El vampiro conocía lo suficientemente bien a su esposa @ Cissy Macnair  como para saber que aquello era mentira. Podía notar su nerviosismo, sabia por lo que ella había estado luchando en silencio, en casa, donde ella se sentía segura junto a Kore y Beren. Le había propuesto irse a otro lugar, comprar otra mansión y allí bajo el encantamiento Fidelio quedara resguardada sin tener que preocuparse por absolutamente nada. Sin embargo, sabia que la ex vampiresa no iba a aceptar aquello, debían guardar las apariencias como acababa de mencionar entre líneas, aun así, podía sacrificarse por ella.

 

-Muy bien, a penas termine la ceremonia nos vamos de aquí -susurro el cainita- la verdad, te soy sincero, nunca me han gustado estas cosas, la mayopria de las veces todo sale mal y se forma un caos de los mil demonios -comento en tono mas serio de lo que debía, pero el ragnarok sabia que aquello era verdad.

 

Cuantas veces no había estado en masacres, batallas y cosas que al parecer eran inocentes?, por eso el ragnarok estaba alerta, desde que inicio como mortifago, hasta que fue a Grecia y regreso, las cosas siempre habían sido de la misma manera.

 

El hijo de la noche asintió ante la mención de aquellas dos personas conocidas por Cissy, a una de ellas, les hizo una ligera reverencia sin dejar de vigilarlas. El cainita noto el cambio en la Macnair al instante, algo sucedía, mas al escuchar la voz alarmada de la pequeña Kore. Inmediatamente saco la varita, si Cissy la había sacado era por algo. El ragnarok lo vio en sus ojos, alarma, miedo, preocupación y en un abrir y cerrar de ojos el mundo se vino abajo.

 

escucho el grito de la Macnair llamándolo. Eso fue todo, se activo en el ragnarok aquello que alguna vez había dejado atrás. En sus ojos negros como el abismo apareció el brillo de intensa maldad, la ponzoña inundó su boca, la ira contenida amenazo con salir si sus compañeros le habían un mísero rasguño a su esposa y a su hija.

 

-Los voy a matar a todos -le dijo a la Macnair soltando aquella ira contenida

 

El vampiro hizo que Cissy que tenia a Kore en su pecho se agachara (o al menos eso esperaba) mientras el tenia la varita en la mano preparado para esquivar cualquier hechizo que fuera lanzado hacia la posición donde se encontraban ellos. Un segundo después llego la Orden del fenix. Al ragnarok no le quedo mas que maldecir aquel momento y sobre todo, no haber sacado a Cissy de allí antes.

 

Los hechizos iban y venían, las explosiones, todo se caía a pedazos, el vampiro había utilizado la varita para desviar algunos encantamientos, la batalla en cuestión se estaba llevando en todo el atrio y tanto el como su familia aun seguían allí. Maldijo por lo bajo, Kore estaba mas que nerviosa, la pequeña no debería estar pasando por eso. tanto el vampiro como la Macnair habían procuradado siempre protegerla de todo aquello.

 

-Tranquila pequeña, esto pasara muy rápido, papi esta aquí para protegerte -le dijo a la niña agachándose- todo estará bien -dijo para Cissy y para Kore- así tenga que intervenir de verdad en la pelea y matarlos a todos las voy a sacar de aquí

 

El ragnarok acaricio la cabeza de la niña y beso los labios de la Macnair. sabia que no era el momento para romanticismos, pero si iba a caer lo haria luchando y a lo grande cuidando u salvando a su familia.

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Kamra Ashryver - En la Mansión Riddle 

Hechizos, escombros y alaridos. A eso se había reducido el ambiente en cuestión de segundos. El polvillo se filtraba a través de la máscara que cubría sus facciones, ahogándola ligeramente mientras hacia su camino en medio del caos que era la estructura de la antesala en la Mansión Riddle. Bastante justo, pensó, ya que habían desmantelado todas las entradas del ministerio. La ironía de aquello no se le escapaba. 

Kamra hizo desaparecer la opresiva máscara con un movimiento de la mano mientras pateaba a un mortifago quejica en el estómago. Duro. A eso se habían reducido. Un montón de quejicas que tenían reservas en actuar y quienes solo estaban allí por la emoción de pertenecer a los "malos". Nadie tenia lo que se necesitaba, y como siempre, tenía la impresión de que terminaría haciendo todo ella sola. 

No había sido difícil evitar el primer hechizo de Sophie,  bastó con un rápido movimiento de su cuerpo, saliendose de la trayectoria del hechizo al ver el movimiento de reojo. Ella era rápida, el cuerpo de la peliblanca reaccionó incluso antes de que fuera consciente de que la acción había sido ordenada. Lo demás bien, un episkey había bastado para resolverlo. 

Una vez más observó el deplorable entorno antes de girarse sobre sus talones y agarrar a la mortífaga que merodeaba por allí del antebrazo - Vienes conmigo al Ministerio, no me interesa si ya tienes alguna orden de tu líder - el gruñido la voz de Kamra había disminuido, pero la ira aún corría fuerte por cada poro, latiendo en espera de ser desatada. 

Ashryver garabateó una nota a Cillian, dejándolé en claro que no dejaría pasar por alto su blandeza una vez más. Ella era una líder de muchos, horneada en los fuegos del infierno y afinada en el arte de la batalla. Si el no era digno del puesto, lo tomaría de sus manos y no pediría perdón. Con un movimiento de la varita lo hizo desaparecer hacia el destinatario. 

- Sujetate bien - fue su única advertencia a la bruja antes de tomarla del hombro y desaparecer. 

 

Ministerio de Magia, Oficina de Cooperación Mágica Internacional. 

 

Los zapatos de la peliblanca tocaron el piso lustroso de la oficina que se le había asignado en el ministerio, pero que debía admitir era la primera vez que utilizaba. Maksim estaba allí, lo supo por el aroma a bosque y a perfume caro que lo caracterizaba - Hermano, esta es...- Los ojos dorados de Kamra se posaron en su acompañante y ladeó la cabeza - una subordinada - terminó mientras hacía un gesto para que ella misma se presentara. 

- He traído las dos facciones de soldados que pediste, todos ya están ayudando a reconstruirlo todo. 

Si la mandíbula apretada de su hermano servía de algo, era de indicador de su malestar con la situación. Bien, mejor que se pusiera en fila - Acompáñanos abajo, necesito que me vean quedarme esta vez, quizás no ahora, pero el puesto en el Ministerio tarde o temprano será mio, así solo sea para moldeando a como debería ser o destruirlo desde el interior.

Pronto, los tres estuvieron en el ascensor rumbo al Atrio y al abrirse las puertas, la peliblanca pudo ver la extensión del daño que La Marca Tenebrosa había conseguido  causar en tan poco tiempo. Quizás, sólo quizás, se habían excedido. Un estremecimiento la recorrió mientras sentía el vínculo que tenía con Lisa tirar en una dirección. Kamra no era tonta, había sabido de quien era obra el hechizo bombarda en la Riddle, y si era honesta consigo misma, no había querido enfrentarse a ella, asi como no había otra persona que consiguiera liberar a Sophie Granger más que Lisa Weasley Delacour. La familia era primero para ella...Kamra jamás habría alzado la varita hacia la Reina Rumana. 

- Lisa - cerró la distancia entre ellas, la voz era diferente a como había sonado con la máscara y ahora llevaba un traje color azul oscuro, la misma túnica violeta de más temprano pero ahora solo cubriendo sus hombros - ¿Quién es ella? - saludó mirando a quien tan solo minutos atrás le había atacado. 

@ Lisa Weasley Delacour  @ Eliah Selwyn R.  @ Sophie Elizabeth Granger  @ Cillian Haughton

Editado por Kamra Ashryver D.
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Todo era confuso en el mundo y más en el Ministerio de Magia y Hechicería Ingles, quizás la ausencia de no tener Ministro era una pieza clave para comprender como algunos magos y brujas seguían luchando, lo cual era difícil saber si era en el hogar de los Riddle o en otra instancia, pero pronto se libraba una guerra, unos murciélagos sangrientos comenzaban aparecer en aquella institución, algunos llegaban por las chimeneas otros parecían salir de algunas de las oficinas, quizás entre los empleados se encontraban informantes de el diario El Cronista de Sangre, pero esto no solo ocurrió en esa instancia ministerial sino en todo el mundo.

 

Estas noticias si bien pudieran ser cierta, también cabía la posibilidad que su contenido era falso, ya que era casi imposible que se mantuviera tan alerta de los sucesos segundo a segundo, pero y si las personas pagaban el precio adecuado esta llegaba. Aunque, como era algo evidente todos los leales al mismo traerían consigo una ganancia en galeones, ya que lo que lo brilla es oro y lo más valioso para quienes allí se encontraban organizando eses diario era sobre todo la información.

 

Quizás las cuestionables intenciones de la pitonisa se pudiesen llegar a confundir, pero algo claro, que estas adivinanzas no eran algo tan obvias para una mente perversa, pero quizás los sanadores pudieran comprender más rápido, por lo que, si esto era cierto, algo de ellos pudieran estar relacionado al cuestionamiento que brindaría la alegría algunos miembros de la comunidad mágica.

 

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Off.

Misma dinámica quien sea el primero en adivinar la dinámica se gana el premio, suerte. Ojo es por mp

Editado por Thoth

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—¿Y cómo te vas a meter? 

Aidan estaba sentado sobre la mesada de la cocina, agarrándose el estómago con ambas manos, casi partido de la risa. Por mi parte, no podía despegar los ojos de la marca que se retorcía en mi muñeca ¿Quién demonios me estaba llamando un día como este y tan temprano? ¿Cómo era posible que supieran que ya estaba de regreso en Londres? Bufé. Podía negarme, aunque ciertamente jamás lo vería como opción, más no era Cillian quien me estaba llamando, no. Este llamado lo sentía arder en mi piel, hasta lo más profundo de mi ser. Incluso la severidad en mi semblante había hecho que el vampiro cerrase la boca y pusiera los pies en el suelo. 

—No, Arya Macnair, ni se te ocurra— Me advirtió.

Yo lo desafié.

—Aun no tienes el indulto Ministerial, llevamos siete años viajando ¿Y crees que no sé por qué es?— Se acercó a mi y me tomó por los hombros con esa dulzura que lo caracterizaba —No puedes engañarme y ocultar tus verdaderas intenciones entre conocimientos de maleficios y hierbas, Arya, has estado enviando cartas a todos tus contactos del Ministerio internacional para que te permitieran volver a Londres sin poner precio a tu cabeza.

—¿Y?— rodé los ojos —Llegará en cualquier momento, el Ministro de Italia lo garantizó, el antídoto que creamos con Sybilla y Juliette nos redimió, sino medio mundo aun seguiría sin magia.

Esto sí lo grité. Alcé la voz casi tanto como el vociferador que me había llegado esa mañana de Maida, la carismática Maida. Me sentía orgullosa de verla como Directora de El Profeta, sabía que el legado de mi abuelo estaba en perfectas manos. Pero no me hizo nada de gracia sus palabras "Ven y busca tus cosas, ya están juntando polvo y ocupando espacio" no podía distinguir si era una visita formal, una trampa, o una burla. Me debatía qué hacer cuando el escozor me hizo saltar de la silla y derramar el café. 

Una hora más tarde, me encontraba saliendo de una de las chimeneas, entre llamas verdes que lamían mis piernas. 

No me costó absolutamente nada divisar a quien me llamaba. Podría haber caminado hasta él con los ojos cerrados, los sentidos me guiaban. El corazón me latía con fuerza, y un escalofríos constante arremetía contra mi cuerpo. Aaron despertaba en mi demasiadas emociones, era una montaña rusa entre respeto, admiración, temor y cariño. Aun así, me detuve tras él, esperé que hablara para confirmar mis sospechas. Y una sonrisa afloró en mi rostro cuando lo oí mencionar mi nombre, aun más gratificante fue el rostro de pánico y confusión de la muchacha que tenía en frente, aquí en Londres ambos éramos odiados, amados y temidos por igual. 

—Señor Rufus— Hablé con suavidad, deslizando mis pies hacia la izquierda para ponerme a su lado —Que alegría y coincidencia encontrarlo aquí, verá, mi puesto en El Profeta ha sido suplico por una buena amiga suya.

La secretaria empezó a tartamudear, estaba pálida. 

—Oh, tranquila querida. Solo he venido a retirar mis cosas de la oficina, y si alguien pregunta, puedes decirles que mi indulto está siendo redactado. 

En sus ojos pude ver la absurda intención de enfrentarme, pero no lo hizo, posiblemente aun apreciaba su vida. 

Tomé a Aaron por el codo de su traje, fue un fuerte pellizco a la tela, y lo encerré en la primer oficina libre que nos topamos, ya no sabía en quién podía confiar actualmente, demasiados ojos mirándonos. Cuando estuvimos solo, no lo pude evitar, me lancé sobre él aunque aun tuviese la apariencia de un muggle. Lo abracé con tanta fuerza que me hormiguearon los brazos. Más de siete años sin verlo, sentía los ojos arder.

—Aaron— Susurré —¿Estás loco?

@ Aaron Black Yaxley

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Deje a @ Matt Blackner  trabajando detrás del buró. Bueno antes tome un poco de los Donuts de la mesa y me despedí mientras el pelirrojo me miraba con cara de hastío. Entendía, esa clase de burocracia era perversa y más con alguien como el mago que era cazador de bichos peligrosos en su tiempo libre y por tanto amaba la acción.

Así baje al atrio y me sume a los que intentaban reparar las cosas, un hechizo por aquí. Uno revitalizante a algún mago estresado y alguna desmemorizacion a aquellos que la pasaron peor. Por suerte en medio de.la labor encontré un rostro conocido. @ Hécate  @ Hecate Engosvezhof

--Heli tu por aqui. Menos mal, alguien que conoce el ramo. En lo que esperaba qu bajase Matt ya me hacía la idea de que me tocaría todo a mi

Lo cierto es que la vampira era muy competente, una lastima que no tenía idea de si seguía trabajando en el Ministerio. Pero daba igual, lo que bien se aprende nunca se olvida. 

Mientras estábamos en el trabajo el atrio comenzó a llenarse más con otras caras que no había visto y que la verdad hubieran hecho falta cuando aparecieron los mortifagas. @ Lisa Weasley Delacour era de mi total desagrado, pero si había rescatado a @ Sophie Elizabeth Granger  pues muy bien hecho. Y claro también estaba @ Darla G Dumbledore  y @ Luna Gryffindor Delacour . Que hermoso cuarteto. Pero mejor seguir en lo mío y estar atento quién sabe de dónde podría llegar algún chisme.

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Gruñí por lo bajo al escuchar una voz conocida mientras seguía reparando toda la zona. Aún quedaba mucho por hacer.

- Soy Hécate - le dije con cara de hastío- que sea la última vez que mencionas ese nombre...

Seguía a lo mío mientras que, diferentes aromas llegaron a mis fosas nasales. Había reconocido muchos de ellos, no pude evitar sonreír levemente... Al parecer, Sagitas sí había conseguido burlar las defensas y romper las de la mansión Riddle, con eso, había conseguido que entraran por primera vez en su historia fenixianos dentro de la mansión... Nuevamente, se tendrían que reparar y dar una buena bronca a la gente que se encargase de eso. ¿Qué habría pasado para que liberaran a Sophie? Quizás aún existiese parte de la Orden que no fue cazada en su día, resguardada en lugares ocultos, hasta que todo volviese a estar en paz, o en una relativa.

Me dirigí hacia la fuente de los hermanos mágicos y escupí con asco

- Quién haya hecho ésto tienen un pésimo gusto, en Italia, las estatuas son de mejor calidad - pero a pesar de que no trabajaba en el Ministerio oficialmente, me habían obligado a asistir a las reparaciones que por mi parte había contribuído a hacer, destruyendo parte del atrio. Dejé que las otras brujas pasaran por mi lado mientras yo seguía a lo mío porque lo último que necesitaba era llamar la atención.

Pero volví a protestarle a Sean:

- Tampoco pasa nada porque saques la varita de cuando en cuando @ Sean -Ojo Loco- Linmer , es más, yo no debería de estar aquí sólo contribuyo con mis conocimientos a las reparaciones... Sólo los sicópatas de los mortífagos podría haber hecho ésto - dije por lo bajo e intentando no lanzar una carcajada... 

- Sean, encárgate tú de lo otro, hazme el favor, salgo un momento - sonreí al mago y me dirigí al exterior a echar un cigarro.

 

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Mantuvo la mirada fija en el mago mientras hablaba, notando la serenidad con la que intentaba enfrentar nuevamente toda esa desastrosa situación, y aunque sus palabras ofrecían una seguridad que la tentaba a dejarse llevar por ese falso sentido de control, la realidad seguía siendo inquietante, y su preocupación por sus hijos era imposible de reprimir.

Pero cuando él mencionó a Baela, una punzada de dolor recorrió su pecho. Su pequeña hija, atrapada en medio de un mundo que se volvía cada vez más oscuro, y quien parecía poco a poco distanciarse de ella, de la misma manera que Kalevi. Temía todo el tiempo perder a su familia por culpa de sus propias mentiras y decisiones egoístas ante una situación que nunca había podido controlar

⸺ Baela. . . cada vez es más talentosa, me atrevería a decir que más de lo que nunca fui en toda mi juventud. . .⸺dijo esperanzada.⸺ Es hermosa, pero tan distante a la vez, nunca sé si sonríe porque realmente está bien o si lo hace solo para aparentarlo.

Frunció el ceño ligeramente, sintiendo un nudo formarse en su garganta. Soltó el aire de forma controlada, intentando recomponerse. Estiró los pliegues de su traje y acomodó las ondas almendradas de su cabello, endureciendo de nuevo sus facciones para mostrar fortaleza. No podía titubear, no en tiempos como estos.

⸺ Tomamos esa decisión y, aun así, ambos hemos vuelto aquí por nuestra cuenta. . . no podemos alejarnos del todo, ¿verdad? ⸺sonrió con cierta amargura, y entonces cerró los ojos al sentir el agarre de su esposo.⸺ Pero lo sé, no puedo seguir escapando. . .en algún momento esto iba a ocurrir.

Dijo abriendo la mirada esmeraldina nuevamente, y al verlo rebuscar en sus bolsillos, la curiosidad destellante volvió a apoderarse de sus ojos, haciendo que una sonrisa más aniñada la volviera a envolver luego de tantos años en oscuridad.

⸺ Tú nunca cambias, ¿eh?. . . aún estamos vetados de Nueva Orleans por tus jugarretas, aunque. . . lo pasamos bastante bien.⸺ dijo de forma cómplice, dedicándole una mirada sutilmente seductora, y entonces soltó una risita suave, tratando de ocultarla al ladear el rostro en otra dirección.

La varita de ébano se deslizó elegantemente por su antebrazo hasta encajarse en su mano derecha, un gesto sencillo pero cargado de significado: ella seguía siendo parte de sus planes. Si tenían que incendiar el departamento entero para cubrir sus huellas, lo haría sin dudar, porque confiaba en él. Realmente confiaba en él.

⸺ Nuestro siguiente movimiento. . . quizás sea volver a la vida que dejamos hace tanto tiempo, la de la que tanto intentamos huir.⸺murmuró, con una nota reflexiva, mientras sus dedos se entrelazaban protectoramente con los de Eobard .⸺ Solo que ahora lo haremos juntos. Bueno, siempre lo fue de alguna forma. . . pero esta vez, definitivamente juntos, y no por casualidad.

Dijo con una sonrisita dulce.

⸺ Hay que subir a donde está el caos, y ver con nuestros propios ojos lo que han hecho. . . ⸺dijo, con la incertidumbre de lo que encontrarían, con el temor a flor de piel ante la posibilidad de reencontrarse con alguien de su familia en medio de esa situación la asfixiaba, pero sabía que debía hacerlo.⸺ Solo quédate a mi lado si alguien intenta sacarme los ojos. . . o arrancarme mi hermosa cabellera.

Exageró con una sonrisa juguetona.

⸺ Y ahora. . . explotemos el lugar, cariño.

@ Eobard A. Black Lestrange  💀

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La forma en que @ Hecate Engosvezhof  me respondió me recordó aquellos momentos en que le respondía a Sagitas cuando esta le deseaba dicha en su relación con el pelirrojo. Remarcar que esto nunca sucedió, que era una ironía. En fin. No entendí lo del nombre y me daba igual.

--Dijiste Aguacate???  O era Heracles?. Nahhh no me confundas. Heli será siempre Heli.

Sin mas seguí en lo mío. Lo cierto es que jugar a decirle mal el nombre era una forma de ser como era. Un incordio. Así disfrute mas de la reparación y las reacciones. Y no me pasó por alto lo comentado sobre la estatua.

-Venga Heca-Heli. Por todos es sabido que italianos y griegos tenían cierto problema con las proporciones.

Y mientras decís esto hacia una distancia corta entre el pulgar y el dedo índice para referirme a lo corto que se mostraban ciertos atributos.

-Sin dudas algunas mujeres acostumbradas a mirar esas estatuas de llevarían más de una sorpresa.

Y así repare con un movimiento de varita parte de la sección de los lavabos. Claro ya la vampira se quería escaquear.

--No hay problemas Helicate yo te cubro. Ohhh eso sonó  a alicate...sin duda me has mejorado el humor del día.

Sonrei por mi propia broma y seguí trabajando.

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~Mansión Riddle~

Todo ocurrió muy deprisa, tan pronto como estaba llegando a la entrada  para ver quien estaba en los territorios mortifagos, se detonó  una gran explosión que por poco la tira hacia atrás. Empezó a estallar todo por la mansión Riddle y lo que no sabía es como había ocurrido todo aquello en apenas tan poco periodo de tiempo y quien era el responsable de reventar la seguridad mortifagos cuando había gente que ni se había podido acercar.

-Protego-es lo único que se la ocurrió decir tras sacar su varita para protegerse de la caída de cascotes y escombros en la mansión. Algo la dio en la espalda por lo que no pudo hacer mas que apretar los dientes tras el dolor propiciado en su espalda ante la caida de vigas y golpes que recibió de parte de lo que había invocado la fenixiana.

Ese hechizo fue como una sombrilla que intenta sostener un montón de piedras pero al menos se quito lo mas gordo y no solo se lo quito ella, sino que también intento quitarle pero a Medusa que estaba delante de ella. Pero antes de que pudiera moverse más alguien la tomó del antebrazo. No lo pudo ver Manon pero ella frunció el ceño cuando la toco así o mas bien la agarró, no la gustaba mucho que la agarraran de ese modo sino era para temas carnales, pero sabía que aquella mortifaga era de mayor rango que ella para estar hablando con el Líder aunque tampoco se la escapó que no estaba viendo a Manon, sino a la  bruja detrás de esa mascara.

Antes de desaparecer ella hizo desaparecer la mascara mirando hacia la pared dando la espalda a Medusa para que no viera su rostro ni ella ni nadie de por allí. Y en el momento que desapareció la mascara de su rostro desapareció con @ Kamra Ashryver D.  en dirección al ministerio mientras sus ropas también cambiaban de color y agarraba del antebrazo con fuerza a la bruja.

Ministerio de Magia, Oficina de Cooperación Mágica Internacional ~Eliah Selwyn R.

Allí aterrizó, tan pronto sus pies tocaron el suelo y su cuerpo reaparecía, con aquellas ropas ahora moradas, pudo comprobar que daban el pego pues estaban maltratadas por el ataque. A parte que sentía el cuerpo dolorido después de todo aquello. Mientras pensaba que tal estarían el resto de mortifagos y una en especial que había llamado su atención con la cual no pudo discutir unas cuestiones, escuchó la voz de la peliblanca  hablar con su, hermano y la presentaba a ella como subordinada, a lo que tenía que actuar como buena actriz suponía.

-Buenas, Soy Eliah Selwyn, encantada-se presentó puesto que no diria cual era su puesto en el ministerio por que por lo visto no era su directora de departamento por lo que tenía entendido y ella misma era jefa de su departamento, pero tenía que empezar a hacer su papel para salir de esa.

-Si vayamos abajo, yo te cubro "jefa"-comentó mientras los tres se dirigían abajo, hacia el atrio. Después de eso prefería estar cerca de la bruja por el momento, mas que nada quería cubrir las espaldas a su compañera de bando que la había elegido a ella para volver al ministerio. 

~Atrio~

Sus ojos ahora azules observaban todo con detenimiento toda la destrucción causada por sus compañeros de filas  mientras notaba que su espalda seguía dolorida del ataque anterior. Sus ropas ya no era negras sino que llevaba una túnica morada que había cerrado cuando estaba hablando con el hermano de su acompañante.

Fue entonces cuando observó a dos brujas, una era la que acababan de escapar y la otra no lo sabía, pero suponía que era familiar de la bruja que acompañaba y de la secuestrada. Todo era suposiciones pero cuando observó a la peliblanca ir hacia allí la siguió pero no quería entrometerse mucho puesto  que no las conocía.-¿estais bien?-alcanzó a decir después del ataque de los mortifagos parecía que la gente había huido o se había puesto manos a la obra para arreglar todo.-Su majestad, ya estas a salvo... ¿quieres que me quede por si acaso vuelve a haber un ataque o puedo marchar a mi oficina?- Preguntó dependía de su respuesta para seguir con su compañera de bando o si se iba a su oficina a mover y arreglar todo lo que acababan de poner por patas.

 

@ Yadiz Vashtí  @ Kamra Ashryver D.  @ Lisa Weasley Delacour  @ Sophie Elizabeth Granger

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Instantes antes del ataque al Atrio

Tras ver a Cissy, Sagitas pareció notar la presencia de quien estuviera buscando. Ni siquiera había respondido a mi pregunta, asi que no podía ayudarla a buscar. Aun asi, @ Sagitas E. Potter Blue  parecía saber hacia donde ir, como Fenrir cuando encontraba alguna presa y seguía su rastro. Tanta fue su decisión repentina, que comenzó a caminar con rapidez, soltando mi brazo y adelantándose unos pasos. 

 

Entre la multitud, hubo algo que me preocupó. Con los sentidos alerta, algo me decía que no era momento de separarnos. Por eso, agradecí mi altura, me era fácil verla y abrirme paso entre los magos y brujas, mientras trataba de alcanzarla, con un agobio creciente en el pecho. No deberíamos estar aquí. Hay demasiada gente. No es seguro. No es seguro... me repetía, una y otra vez.

 

Aceleré el paso, a contracorriente del resto de personas qeu accedían al Atrio. La lluvia volvió a recibirme, asi qeu me puse la capucha, oteando a mi alrededor, sorprendido porque Sagitas hubiera logrado salir con más facilidad que yo. La vi, a lo lejos, tras la figura de lo qeu parecía una mujer. Corrí, alcanzándola en pocas zancadas una vez había salido del barullo. Sagitas había encontrado a la bruja que buscaba, pero antes de preguntar...

 

Algo estalló.

 

El estruendo azotó los edificios, y los gritos resonaron entre la lluvia. Enfurecido, miré en dirección al atrio, el lugar del que nuestros pasos nos habían sacado momentos antes. Pensé en @ Cissy Macnair  y su familia, en Sean...en todos los empleados que solo querían trabajar en un día tranquilo. Giré la cabeza hacia Sagitas. En su mirada, lo vi. Sabía quienes eran los causantes, y sabía donde encontrarlos. 

 

Y pensaba ir sola tras ellos. 

 

Por eso, logré asirme a su chaqueta, a tiempo para pudiéramos aparecer juntos.

No sabía donde me había llevado. Nunca había estado físicamente allí, pero no lo necesitaba. Confiaba en Sagitas, ella sabía donde debía ir y con eso, me bastaba para seguirla. No iba a dejar que los enfrentara sola. 

 

Lo que no esperé fue el dolor que nos recibió. La Riddle estaba protegida ante intrusos que trataran de acceder a su interior, y aquella primera barrera me pilló de improviso. Empapado por la intensa lluvia, con la capucha calada, apreté los puños, tratando de resistir la súbita oleada de dolor que recorrió cada palmo de mi cuerpo. Alcé la mirada hacia el castillo, tratando de avanzar, pero fue imposible. El dolor en la rodilla con el que había amanecido ahora parecían cosquillas en comparación. Para colmo, escuché voces que se acercaban. Alcé la mirada, justo para ver como una figura enmascarada desaparecía. Logré ponerme de pie, alcanzando a Sagitas y aquella mujer a la que perseguía. Para mi desagrado, el mortífago había optado por atacarlas e inmovilizarlas con un simple incarcereus. Varita en mano, las sogas fueron sencillas de eliminar, con un sencillo movimiento, casi distraído de varita. Lo que también noté era que ambas mujeres tenían el tobillo roto. "Curación" pensé.

 

Tenía que sacarlas de allí. @ Lucrezia Di Medici  estaba inconsciente, y Sagitas apenas mantenía la consciencia. Por eso, las agarré, concentrando toda mi atención en hacer caso omiso al dolor y oponerme a aquella sensación que casi me empujaba a arrancarme la piel, como si aquel impulso fuese a aliviar algo. Luché con el terreno embarrado para alejarlas, maldiciendo mi idea de ir a trabajar aquella mañana, hasta alejarlas lo suficiente como para aparecerme. 

 

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Harpo me había dicho que, finalmente, Sagitas había salido con Matt en dirección al Ministerio. Era por eso qeu el fantasma (temporalmente corpóreo) había pensado en acudir al Ministerio. Si ambos acudían juntos, era probable que la pelivioleta bajara hasta Accidentes, donde podría darle una agradable sorpresa. Por eso, me había vestido antes de marcharme al ministerio.

 

Había accedido al atrio utilizando los baños, y gracias al parecido con mi hijo, los guardias no habían hecho preguntas, simplemente, me habían permitido el acceso para bajar hasta el departamento de Accidentes. Distinto fue que los ascensores hubieran realizado el recorrido de buena gana.

 

Pero allí estaba, en el despacho de nuestro hijo, esperando ver a Sagitas, cuando el ataque sucedió. Había percibido el estruendo, sin embargo, no pude hacer nada. Los ascensores no bajaban de buen agrado hasta el tercer piso, pero con menos agrado aun acudirían a un ataque. Por eso, preocupado, no pude hacer otra cosa que permanecer en el despacho, esperando que Matt y Sagitas apareciesen.

 

Pero en lugar de eso, a quien escuché fue a @ Sean -Ojo Loco- Linmer . Al parecer, el otrora ente mafioso quería regresar a Accidentes, pero me confundió con Matt, pues apenas rellenó su solicitud, regresó al atrio para trabajar. Eso me preocupó. 

 

Sean no sabía que yo no era Matt? Eso quería decir...

 

Salí del despacho, pero torpe de mi, no logré alcanzarlo. Pulsé el botón de llamada del siguiente ascensor, y para cuando alcancé el atrio, el lugar era un completo caos. 

- Sean! - grité, llamando al mago - Me alegra que quieras regresar al departamento, pero era yo quien estaba en el despacho.  - le dije, agarrándolo del brazo. - Ellos estaban aquí. Dónde están? Dónde están Sagitas y Matt?

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