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¿Comienzo o Final?


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Zenin 

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Dentro de la neurosis del mortifago, las cosas estaban saliendo según los planeado, bueno según lo planeado por una parte del mando. Así pudo intuir cuando vio aparecer al líder de la marca. Desde la posible muerte o desaparición de su padre biológico, Ludwig Malfoy, ex ministro de magia, Cillian había quedado al mando de la organización tenebrosa, quizás este no era consciente que la mayoría de su familia pertenecía a la banda. De momento no le viene nada bien que su padre sepa quién está detrás de la máscara.  

—Mi señor, solo seguíamos órdenes— el mortifago soltó a uno de los empleados Squips que se había presentado voluntario para ser torturado de una manera pacífica y para nada violenta. Con resignación Zenin se olvidó por completo del sin magia que tenía en el suelo y acompañó al Galia y al líder de los mortifagos a un sitio un poco más alejado del barullo. La sed se sangre fue menguando poco a poco, la adrenalina que sentía a causa del caos que estaban causando sus compañeros en el ministerio se iba rebajando con cada segundo que pasaba escuchando las regañinas de Cillian hacia su lugarteniente.  

Absorto, recreando lo que habían sucedido minutos antes, se apoyó contra la pared cerca de los ascensores. Ambos magos seguían en su charla y apenas escuchó que el líder exigía ver a la prisionera. Nos vamos. —Un momeeee...— no acabó la frase porque Galia le agarró del brazo casi sin aviso y lo siguiente que sucedió era que estaban desapareciendo de aquel lugar. Zenin no estaba acostumbrado a que lo llevasen de esa manera, es más la aparición era una de las formas de viajar que menos le gustaban al mortifago. — No vuelva a hacer eso, madame— intentó sonar seco pero las palabras salieron como si estuviera a punto de potar dentro de la máscara.  

Habían llegado a la mansión Riddle, sede de la organización mortifaga. Zenin seguía sin quitarse la máscara y no lo haría hasta que fuera necesario, Pocas personas sabían de su verdadera identidad y así seguiría siendo... al menos de momento.  

—Señoras, si gustan puedo ofrecerme a sacarle información— al cabo de unos minutos cuando algunos de sus compañeros ya estaban reunidos y la prisionera atada y ligeramente amordazada, Zenin intervino para ir agilizando la misión. El mismo y sus compañeras de bando eran consciente que se quedaban sin tiempo y de un momento a otro tendrían a la orden detrás suya. —Prometo dejarla casi intacta— sonrió por debajo de máscara, su voz ya reflejaba lo sádico de la propuesta que ofrecía a sus líderes. —Sin embargo... no creo que la mansión sea el lugar más adecuado para dichos menesteres— añadió el mortifago mientras deslizaba la punta de su varita por la el rostro de la capturada. Su mirada se tornó sangrienta, las ansias por provocarle dolor aumentaban con cada vistazo que le propinaba a la indefensa odefa.  

—¿Y bien? ¿cómo procedemos?  

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Las palabras de @ Luna Gryffindor Delacour  parecían haber sido premonitorias en algún sentido, porque si, ese ¨nuevo empleado alegre¨ y la tensa calma daban que pensar en que algo estaría a punto de desatarse. Pero tal vez no. Ya comenzaban a entrar al atrio los peces gordos. Así vi que entraban @ Lucrezia Di Medici , tentadora la idea de robarle otra vez. Y claro también vi a @ Sagitas E. Potter Blue , @ Matt Blackner , @ Cissy Macnair  con su @ Hades Ragnarok . En fin, toda la rancia alcurnia de Ottery estaba presente. Ahhh y @ Kamra Ashryver D. tambien...se me olvidaba. Aunque no se me olvidaba que era muy cercana a mi pequeña...seguro la había corrompido en con sus artes de seducción.

Y así paso un rato más, donde más fueron llegando y las conversaciones se tornaron familiares en el Atrio y en las oficinas. Ya se parecía al bullicio normal del Ministerio. Lo que seguía siendo raro es que nada pasara, Y así de tumulto en tumulto, se cortaba la tensión con tijeras. Estas situaciones no me gustan, para nada. El escozor de la mano lo alivie acariciando la varita. Y mira si hice bien, porque en un instante todo se desmadro. Justo a mis espaldas, donde estaba @ Sophie Elizabeth Granger  apareció un mortifago. Y evidentemente el caos estallo. La gente corría por miedo y para preservar la vida. Yo atine a aprovechar mi estatura y físico para llegar a donde estaba @ Luna Gryffindor Delacour .

Si, le había prometido ayudarla, pero un rápido vistazo me hizo caer en cuenta en los números. También de que había muchos fogonazos mágicos de un lado (mortífagos) y pocos del personal del Ministerio. Eso me hizo recordar el fatídico día en que Elvis Gryffindor había sido secuestrado, y la verdad es que no quería eso para su heredera. Así la tome de mi mano...para tocarla con la varita en la mano con un suave movimiento -Desmaius

-Lo siento Luna, pero tengo que sacarte de aquí. Ya después me peleas. -dije mientras se desvanecía.

Sin más sujete a Luna, desvanecida para que no cállese al suelo, mientras buscaba en mi bolsillo el Diricawl. Ya cerca un mortifago había congelado la fuente y otro lanzaba fuegos malditos. Evidente el ave que sostenía funciono como engranaje de reloj y en un puf de plumas tanto yo como Luna habíamos salido de la zona cero, apareciendo en las afueras del Ministerio (mismo truco que había utilizado para proteger a Sagitas en otra ocasión cuando era Ministra). Justo para ver como un dragón sobrevolaba el cielo. Cargue a Luna, y la lleve más lejos. Si, un Ministerio decapitado siempre iba a crear inseguridad, pero tal vez había mal calculado la inteligencia de los mortios pensando en que mantendrían un perfil bajo antes de hacerse con el poder político. Pero las cosas eran como eran. 

Ya seguros senté a Luna sobre un barril y la desperté. -Calma estas al salvo. -dije mientras miraba sobre mis hombros para corroborar la afirmación- Y no...no hubiera significado nada si te hubieras quedado, tal vez hubieras terminado como Elvis y eso...pues no me lo perdonaría. Estimaba mucho al auror. 

Y no es que me preocupara la reprimenda de Luna, para nada. Había actuado según mi código, y por muy poderoso que fuese un mago los números siempre eran los números. Y por desgracia los mortifagos en cuanto al manejo de la magia no eran unos peleles. Y para colmo actuaban como grupo compacto. Si, esa situación había superado a todos. Al menos yo esperaba que Sagitas y Matt estuviesen bien.

Evidentemente ya comenzaba a suponer que encima de la mesa estaría ya bien entregado un nuevo ejemplar informativo. Y pues...que decir no esperaba noticias halagüeñas, lo que si me sorprendió cuando lo leí fue el secuestro de Sophie. Mal asunto, eso habia estado muy cerca, por suerte habia actuado rapido.

 

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╬Mansión Riddle╬

La mortífaga llegó al mismo lugar sin soltar la mano de la compañera a la cual se la había tendido cuando la había observado dudar. La miró por el momento con miles de dudas y cuestiones en su cabeza, que no tenían ningún tipo de respuesta y tras adentrarse al escondrijo mortifago y observar que aquello iba a ser para largo, puesto escuchaba al líder mortifago descontento y que además la maldita fenixiana no paraba de parlotear prefirió huir de tantas aglomeraciones pero a la vez estaría cerca por si la requerían.

Sin soltar a @ Yadiz Vashtí sin saber quien demonios era aquella mortifaga, bajó  al subsuelo la llevo a una de las habitaciones apartadas ambas del resto de mortifagos. No la veía muy segura y parecía dubitativa y puesto que a ella no la gustaba las multitudes puesto que se volvía loca prefería estar en una habitación no muy lejos del resto por si hacia falta algo les escucharía pero a la vez apartada del caos que había en la mansión. Nunca la habían gustado los bullicios y tenía mucha adrenalina en el cuerpo que debía de calmar la Deimon-

Tras cerrar la puerta soltó la mano de la compañera de bando y se la quedó mirando por un segundo con aquellos ojos amarillos sin saber muy bien que decir, tampoco estaba segura por que actuaba así con ella y por que la había protegido.-Aquí estas a salvo...-dijo con su voz distorsionada mientras se sentaba en uno de los sillones mientras la observaba.

No iba a negar que la poca figura que se podía adivinar por las vestimentas de la mortifaga a la que había "adoptado" aquel asalto era interesante. No esperaba que la bruja se quedase en su compañía, por lo que poco la extrañaría si decidía irse de la habitación donde la había dejado.-No creo que tarden en decirnos que volvamos a nuestra normalidad...pero mientras sacan algo de información y espero ordenes estaré aquí...-comunicó con aquella voz cambiada por la mascara, aunque lo normal para saber mas de ella era preguntarla cual era su nombre mortifago, pues después de tanto tiempo alguien la había llamado la atención y no comprendía el porque de aquello.

Esa situación la hacia estar tensa no la gustaba aquello y a lo mejor lo que tenía que hacer era alejarse de aquella fémina, puesto contra mas lejos mejor y su lado Deimon Abrahel por el contrario parecía que quería jugar con ella, y eso incomodaba mas a Hékate. Se hizo el silencio mientras escuchaba al resto de sus compañeros de bando discutir y hablar que hacia con la Odefa.

 

@todos los mortios

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La gente no dejaba de entrar del exterior y el chisporroteo de las llamas verdes que les daban acceso al Atrio me hizo "despertar" del ensoñamiento en el que me había quedado, mirando a Cissy y a su familia. Aquella niña tan hermosa me había hecho recordar a mi nieta Elentari y un cierto desánimo inundó mi alma, pues hacía mucho que no la veía. Si todo iba bien, pronto volverían a casa.

Pero aún no.

Suspiré y mi cabeza se llenó de nuevo de aquellos murmullos y roces de vestidos, movimientos de cuerpos que se mezclaban en el paseo de aquel Atrio tan amplio, como grandes chillidos molestos y sentí que el aire me faltaba. ¿Por qué había venido aquí, de nuevo? ¿Por qué, donde tanta gente se amontonaba en un interior del que era difícil escapar?

-- A mí tampoco me gustan las multitudes -- le contesté a @ Matt Blackner , aunque sin saber si podía oírme con tantas voces hablando al unísono, el quejido de los ascensores al mover a la gente hacia los departamentos de trabajo o el ruido de las cabinas al subir y bajar de forma tan seguido. 

Empezaba a ahogarme cuando la vi. El deseo urgente de escapar de aquel lugar se desvaneció en el aire al descubrirla. Aún antes de verla, la "intuí" entre la multitud, antes de notar su presencia casi aérea. Solté el brazo de mi hijo y me erguí de puntillas para ver mejor. Una leve esencia, como si un momento antes hubiera estado en un sitio en el que no la veía. Empecé a seguir aquel rastro impreciso, es un atisbo de irrealidad que me hizo olvidar cualquier cosa que no fuera encontrar a Lucrezia. Ni me fijé si Matt me seguía o si el quejido de aquella bruja a quien le di un pisotón era algo más que un improperio o se giraba hacia mí. Golpeé a alguna más hasta llegar a aquel sitio y...

No estaba. ¿Me lo había imaginado? ¿Sería posible que todo fueran ilusiones? Toqué con fuerza el medallón de Rom del cuello y me pregunté si lo habría utilizado sin darme cuenta. Pero no; estaba segura que no. Entonces... ¿Tanta rabia interior sentía que me la había imaginado? Casi llegué a creerme que me había dejado llevar por alguna autosugestión cuando sentí el crujido de cristales bajo mis pies. 

No me hizo falta mirar hacia abajo para ver..., para SABER que aquello era obra de la italiana. Hasta el olor a vino me demostraba, sin catarlo, que aquel era una de la especialidades de "Sangiovese and Merlot", el local de la aristócrata, quien se hacía traer aquel caldo de sus propias viñas de aquel país extranjero. Sonreí. A nadie, a mí misma.

-- Lucrezia está aquí -- le dije a nadie, a quien quisiera oírlo, a quién le importara. El leve sonido de mi voz, amortiguado por el ruido a mi alrededor, me puso en guardia. Si estaba allá, ¿dónde estaba?

La perseguí sin saber si era ella; consciente de que sí era ella y que me guiaba por algún camino desconocido. Sin verla del todo, sabía que hacía segundos había estado donde yo iba moviéndome, como si sólo hiciera falta alargar la mano para alcanzarla. Aparte, con algunos malos modales, he de reconocerlo, a la gente que se interponía entre ellas, cuando distinguí ¡por fin! aquel ruido suave de una falda elegante y de calidad contra las rugosas y pisoteadas baldosas del suelo. ¿Cómo podía distinguirlo? No sabría decirlo, sólo sabía que ella, sí, ella, @ Lucrezia Di Medici estaba allá, en el Atrio del Ministerio de Magia.

No soy persona de tener miedo, mi trayectoria lo demuestra. Ni tampoco de demostrar miedo cuando, en realidad, mi corazón golpeaba con tanta fuerza mi pecho que me parecía que lo iba a atravesar en cualquier momento. Me quedé quieta, delante de aquel pasillo que me alejaba de la gente del Atrio, del bullicio, del tumulto, pero también de la seguridad del conjunto de ovejas que conformaban todos los presentes, reunidos en torno del confort de la idea de grupo, de mayoría. Sonreí de nuevo y avancé, un paso, después del otro, alejándome de ellos y entrando en aquel angosto campo de ladrillos silenciosos. 

Sí, el mutismo casi parecía un grito de precaución que ardía en mis oídos. ¿Qué hacía allá? ¿Qué no había aprendido en la guerra? ¿Qué no me habían enseñado mis años de bandista y mis tiempos de protección de la familia? ¿Por qué lo tiraba al aire ahora, sólo... por ella?

La contemplé, hermosa, sofisticada, aunque no la altiva que me esperaba encontrar. Era... ella, sin dudarlo, pero más relajada, como si llevara un tiempo (¡minutos!) esperándome en aquella postura.

-- Lucrezia Di Medici... Ya era hora de que nuestros destinos se juntaran de nuevo... -- dije, en voz clara, intentando mostrarme algo pomposa. Sin embargo, sonó mejor en mi cabeza que en el eco de aquel pasillo. -- Hola -- añadí, un poco más bajo.

Estaba absorta en ella, intentando adivinar qué me diría, qué pensaría, qué haría. Allá, el sonido llegaba tan distorsionadamente apagado que, a pesar del ruido creció de forma abrupta ante la primera explosión, yo seguía mirándola, contemplando que los años, para todos, no pasan en balde. Aunque a ella parecía que apenas se le notara.

Sólo el ruido de ventanales rotos provocó una reacción mecánica en mi cuerpo. La mano ya asía la varita en alto, sin señalarla a ella, sin señalar al atrio, sólo lista para su uso, cuando murmuré:

-- ¡Mortífagos!

Ese nombre resultó extraño en mis labios, pronunciados con cierto respeto y resquemor a la vez. Por un instante, mi otra mano buscó la máscara de hueso de búho que yacía escondida en uno baúl de siete llaves en la mansión "Ojo Loco", antes de recordar que yo ya no defendía aquellas ideas descabelladas y asesinas, no tras lo sucedido la noche de los Pactos Rotos.

-- ¡Se llevan a alguien a la Riddle! -- repetí, escuchando atentamente lo que sucedía. Salí al exterior y supe que Lucrezia se había puesto a mi lado; su personalidad era acechante, aunque parecía escuchar e intentar ver, como yo, lo que estaba sucediendo en el Atrio. No sé porqué pensé en ella como una aliada justo un segundo después de estar buscándola con tanta rabia por toda la entrada al Ministerio. Ni tampoco porqué intuía que ella sabía a qué zona mortífaga me refería. Mi muñeca giraba con la varita, levantando una especie de escudo fantasmal a nuestro alrededor, mientras un fantasma aún no definido se movía sobre nosotros para defendernos de cualquier ataque que pudiera acabar contra nosotras. Había invocado la imagen de Jaume I El Conqueridor, una gran Rey y Caballero de mi país de origen con aquella Aura que me permitían mis poderes mágicos.

¿Hacía falta que la defendiera? O mejor dicho, ¿por qué la incluía junto a mi propia defensa? Si alguien me entiende, que lo explique. Sencillamente, yo era una bruja algo extraña y actué sin pensar. Supongo que la fuerza de la costumbre, aunque hiciera más de cinco años que no iba a territorio mortífago. La intenté asir con la mano y creo que llegué a rozarle el brazo, aunque con tanto movimiento, vete a saber qué le agarraría antes de desaparecer.

Lo había visto, los poderes antiaparición habían sido abatidos por los atacantes y, por si acaso volvían a reanudarse de un momento a otro, sólo teníamos menos de un segundo para perseguirles.

¡Sí, esa era yo, la loca de Sagitas intentando perseguirles a la Riddle! Sólo cuando sentí el golpe duro contra el suelo y el dolor, un dolor al que no estaba acostumbrada desde hacía tiempo, recordé que es imposible aparecerse en aquel lugar si no eres invitado, aunque tengas una Marca grabada en la piel que ya no estaba activa. Lo recordé tarde, mientras me retorcía en un lodazal oscuro y una tormenta de agua se abatía sobre mi cara.

Sobre las nuestras. Porque mientras me retorcía de dolor en las afueras de aquellos territorios cercanos (¿o no?) a la Mansión mortífaga, mientras me sentía morir por el golpe contras los hechizos defensores de La Marca que habían repelido mi aparición y mientras me percataba que podría haber sido peor, muchísimo peor, si no hubiera estado protegida por un aura espectral, me di cuenta que Lucrezia estaba junto a mí, en un estado no mejor que el mío.

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A las Afueras del Ministerio

Estando dentro de la cabina telefónica queda un tanto pensativo de cómo iba a acabar todo esto, ensimismado en sus pensamientos aunque lleno de felicidad lo cual trataba de no demostrar, ya que no iba a trabajar en su primer día aunque se había encontrado ilusionado ya que había estado pensando en cuánto demoraría los arreglos hasta los acabados finales. finales.

Con todo ello se preguntó a sí mismo, ¿qué era lo primero que él debería comenzar a realizar en su labor? Quedándose con la intriga momentánea mientras sujetaba el auricular de aquel cubículo disimulando que estuviese haciendo una llamada a esta hora del día.

Decidiendo volver a ingresar con mucha dificultad pasando sobre dichos pisos resquebradizos con varias perforaciones no bastante profundas las cuales se observaba a cierta distancia desde la respectiva entrada la cual ya se había dejado de ser lujosa por el momento, caminó entre los escombros en dirección hacia dónde quedaban los restos del ascensor, notando que tenía con la sorpresa de que el acceso no tenía puerta de seguridad pero parecía que aún estaba en funcionamiento, observando su alrededor brevemente para decidir subir y movilizarse escogiendo su piso correspondiente donde se encontraba su departamento de labores.

 

El móvil empezó a trasladarse realizando unos sonidos míos extraños mientras vibraba fuertemente por unos rieles bastante imaginarios Y estos ejercían un sonido muy fastidioso, ágilmente Se movió con indicios de romperse pero este se sujetaba desde uno de los pasamanos que pendían desde el extremo superior como seguridad, sujetado firmemente su cuerpo seguía el movimiento de dicho camino, hasta después de unos breve minutos el marcador del panel dictaba piso quinto, deteniéndose frente donde se encontraba la salida y donde se abría un espacio a un pasadizo el cual había varias puertas.

 

Arregló su traje el cual ya se había llenado de polvo uno tal grisáceo como blanquecino lo cual le dejó observando aquel moho repentino que se había impostado sobre su vestimenta, buscando con su vista su salón mientras su cabeza giraba de un lado para otro deteniéndose hacia la derecha y deduciendo que ese era la dirección, sujetó firmemente su portafolios y camino hacia Aquel lugar dando unos tantos pasos y deteniéndose para observar aquella puerta la cual simplemente tenía unos leves rasguños y girando el picaporte este leyó su huella para automáticamente abrirse después de analizar sus datos.

Con una letra bastante particular estaba escrita entre un marco de olmo en el que decía: "ETERNO BLACKTHORN" y con una letra más pequeñas sobre ellas de un color más blanquecino: " jefe del cuerpo de normas internacionales del comercio mágico", el cual pendiente sobre dicha superficie dejado en claro quién se encontraba en el lugar.

La puerta se abrió de par en par para que esté ingresara, así lo hizo y cerrándose tras él mientras ingresó totalmente, de la nada una música empezó a tocar de manera muy sutil enjuagando el ambiente en una tonalidad bastante relajante pero él no estaba acostumbrado a esos sonidos aunque lo dejó continuase, colgó su saco el que llevaba puesto y se sentó por primera vez en aquel asiento que tenía para él levantando sus pies y los posó sobre el escritorio el cual firme llevaba sobre el mismo unos tantas hojas y libros y una especie de lámpara con un intercomunicador a un lado.

Empezándose a relajar brevemente y no pasó mucho tomó el primer libro a leer. 

@ Ada Camille Dumbledore

@ Thoth

 

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Hogar tras las puertas  mágicas conectadas a House of Books.

No había nada que le encantara más que estar leyendo, disfrutando, el tiempo el maldito tiempo, había transcurrido, lento, salvaje, movido y ellas, Darla, Scarlet y su clan, habían logrado sobrevivir una vez más. Las del clan Akane siempre habían tenido la ventaja de sus anillos de día, eso les había permitido esconderse entre los mortales, ir de aquí para allá, disimular lo más posible su condición. Sí, ser brujas era algo complicado en un mundo sin magia, pero además ser vampiro. Nada nuevo para aquella pelirroja que volvía a disfrutar la calidez de su hogar de madera.

Un suave carraspeo la sacó de su lectura y sus recuerdos, levantó la mirada del libro de Geoge que por nonagésima vez intentaba leer y observó a Tommy frente a ella. Su elfo parecía tener los mismos genes vampíricos que ella y Scarlet… eso era un gran secreto…

—Tommy, ¿qué ocurre? —en realidad ni quería saberlo, si él aparecía así, como un elfo doméstico común y corriente solo podía significar una cosa, alguien de su vieja vida la buscaba y él sabía que ella no quería saber nada con aquello pero…

El Señor Gómez quiere saber si se va a dignar a concurrir a la gala de reinauguración de la embajada —Darla levantó una ceja y poniendo el señalador en la página que releía, dejó aquel primer libro de la saga a su lado, sobre el sillón.

—Y ha llegado un mensaje  mmm… su presencia se requiere también en las oficinas centrales, pero no queda muy claro el por qué ni si es en mmm… ministerio… orden… marca… —esta vez la expresión de Darla implicaba ambas cejas levantadas, un ceño fruncido, un puño clavado en el almohadón del sofá y el cuerpo a punto de saltar de dicho mueble al mejor estilo que los payasitos con resortes que vienen en esas cajas de juego muggle, que las abres y PLINNNN…

—Pero  ¡qué demonios! Yo ya no… —y sí, como el mejor chiste del mundo en ese momento cual si la burla mayor fuera esa un patronus apareció frente a ella atravesando descaradamente todos resguardos, todas las paredes, toda su paciencia…

Miró a la dálmata frente a ella con expresión de enfado, en verdad no quería, no podía, no debía…

Se puso de pie furiosa, descalza, en ropa de entre casa, un pantalón cómodo, suave, ¡rosa!, con bolsillos para llevar pañuelos, caramelos y varitas, su camisola amplia, tanto o más cómoda que el pantalón. No supo cómo apareció Edelweiss tan rápido en su diestra pero el insulto en sus labios acompañó su enojo mientras corría tras la criatura plateada que le había venido a pedir ayuda.

—Tommy… ocupate… —alcanzó a chillar y escuchó antes de desaparecerse con el patronus un sí, sí de su elfo.

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— ¿Y que exactamente es lo que se supone que aportará a la causa el traer a esa mujer aquí? —No estaba molesto con su lugarteniente, simplemente no terminaba de entender la razón de aquel ataque.

Aunque, si lo lo pensaba un poco, lo cierto es que tenía todo el sentido del mundo. Básicamente era la Marca Tenebrosa siendo La Marca Tenebrosa y eso no podía cambiarlo pero no por ello iba a quedarse callado y aplaudir la iniciativa de sus súbditos. Tomó su varita de donde la había dejado apenas un par de minutos atrás y se levantó de asiento.

— Algunos deben volver al Ministerio, sí. Ayudar a reconstruir la destrucción qué han creado —no era el mejor momento para estar en el foco principal de los problemas—. Pero lo primero que tenemos que hacer es descifrar que es lo que haremos con ese paquetito que te has robado del Ministerio de Magia.

Cillian había escuchado las quejas de la rehén, la cual no tenía idea de quien pudiera ser pero según ss lugartenientes algo tenía que ver con la Orden del Fénix. Ni el líder ni ninguna de sus lugartenientes tomaron la palabra a continuación, si no una mujer que se hacía llamar Belona cuando portaba su mascara.

— Entiendo todo lo que dices, Belona —comenzó, tenía demasiadas ideas en la cabeza—. Pero hay algo que tienes que tener claro: aqui todos somos iguales, es solo que todos tenemos diferentes responsabilidades encima. En cuanto al tema del Ministro, ¿tienes a alguien en mente? —Belona había dado una opción más que Cillian no había contemplado y por lo tanto no había estudiado a fondo.

Ordenes, ordenes, ordenes... El no había dado ninguna orden.

— Nadie va a tocar esa bruja —sentenció—. Debemos liberarla, debemos hacerla olvidar que estuvo tal y como ha propuesto nuestra compañera. Y debemos actuar con rapidez antes de que surja algún problema.

Lo que Cillian no sabía era que ese problema del que hablaba ya había surgido y se encontraba solo a uno unos cientos de metros de ellos.

 

@ Ada Camille Dumbledore  @ Kamra Ashryver D.  @ Sophie Elizabeth Granger  @ Leslie Ann Linmer PB  @ Hecate Engosvezhof  @ toji  @ Sagitas E. Potter Blue  @ Lucrezia Di Medici  @ losdemas. 

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Había dejado a @ Luna Gryffindor Delacour  a buen resguardo aunque sabía que no demoraría mucho en regresar al Ministerio. Por suerte todo parecía haberse calmado aunque a decir verdad los métodos de acceso se habían complicado. Como no era un objetivo en sí no es que corriera mucho peligro pero aún así mi gen accidentoso se apesadumbro al ver destruida gran parte del Atrio. 

Pero el final de mi recorrido no estaba ahí. Sino en el departamento de accidentes mágicos. @ Matt Blackner de seguro estaría sobrepasado, así que no rechazaría una mano amiga para arreglar las cosas.

Por lo demás no entendía el accionar mortifago. Acaso una prueba de vida antes de que se conformará una nueva cúpula ministerial. Podría ser. Lo cierto es que con esta nueva forma de desequilibrar el mundo mágico a saber quién enarbolaba ideas rancias mortifagas sin que el público se le echase encima. 

Claro, yo no era mortifago, así que solo quedaba especular. Lo cierto es que ya llegaba a la Oficina. Sin mas abrí la puerta y entre para encontrarme solo con el pelirrojo.

-Y cuando parecía que sería un día tranquilo te toca hacer todo el trabajo duro. Aceptarías ayuda? --comente con una media sonrisa mientras le extendía la mano. --Y que se hizo @ Sagitas E. Potter Blue , espero no sea la raptada, por el bien de los captores. Con tanta turra que da seguro les deja una migraña crónica.

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En la Mansión Riddle
 

Hay decisiones que no son del todo nuestras. ¿No sienten que hay sensaciones que parecen atraerte a canales sin opciones de un sendero diferente? Hay momentos que nos eligen a nosotros y no al revés. Eventos que te empujan a fines que, tras pasar el velo de adrenalina, te preguntas: ¿qué demonios pensé? No obstante, nos vanagloriamos de una supremacía extrema y reclamamos como autoritario aquello que por traumas o mera suerte nos obligó a nosotros. Así regresó la bruja a la Marca Tenebrosa.

Allí estaba parada en medio de un secuestro mortífago del que desconocía totalmente los planes. La bruja no recordaba nada de su anterior vida tras haberse borrado la memoria; incluso sus andares tenebrosos. Sin embargo, la marca en su brazo y, sin duda, aquella est****a decisión que acababa de tomar al responder al llamado dejaba evidente sus raíces e inclinaciones, más que por convicciones, casi por gravedad. Pasó el hechizo protector de sangre, como si el juramento olvidado lo hubiese hecho la noche anterior. Su lealtad era de las entrañas más que de consciencia.

Aturdida, caminó. Seguía del brazo de la mortífaga que la arrastró hasta aquí. Cuestionándose incluso donde coños estaban. ¿Quién era aquella bruja, o los demás a quienes se unieron? Preguntándose, aún, si habrá tomado la decisión correcta. -Ya no hay retornos...- reflexionó. Embelesada con sus pensamientos no prestó atención a cómo llegaron a esa habitación. Pero allí estaba, sentada en una butaca, con su máscara mortífaga, frente a una completa desconocida que la miraba fijamente y le hablaba. Yadiz solo logró alcanzara a atender: - … mientras sacan algo de información… - 

Yadiz se puso en pie de inmediato al regresar a la cordura. Información. Ese ha sido el motor de sus pensamientos y decisiones por los pasados 5 años. Supongo que cuando sola investigas tu pasado y los responsables de su tortura, la información es lo único que te guía.

- Información…- murmuró, mientras se volteaba hacia la puerta por instinto. Había logrado infiltrarse en el pasado año, con mil manipulaciones, hasta por fin entrar en el Ministerio y hacerse de la Confederación Internacional de Magos. El único propósito era adquirir más información a nivel global de los partidarios enemigos de la magia. Buscaba la unión del mundo mágico y la paz, pero sólo para los magos. Sabía, por ese pasado año, que la lucha sutil, la política, y la persuasión podían llevar a una “nadie” como ella a tener acceso a todas las embajadas y eventos internacionales del mundo mágico. Era una oportunidad para ella sin precedentes y necesitaba no perder el foco; ahora menos que regresaba a La Marca.

La otra bruja se quedó en silencio. El conversatorio de quien parecía ser el líder actual de la Marca, por su cuestionamiento autoritario, en la habitación cercana, era la única compañía. Yadiz maquinaba en silencio; había varios hilos que hilar.

-Vinimos al refugio… - comprendió en silencio. Y una parte de sí quiso salir de inmediato a buscar los archivos de los mortífagos. Sabía que entre esas listas de seguro figuraba su familia olvidada. Pero no era momento de esa clase de información, sin mencionar que no recordaba ni un solo nombre, ni sabía donde buscar. Por encima, escuchó al Líder mortífago en la lejanía:  -… actuar con rapidez antes de que surja algún problema.– Pero Yadiz imaginaba que ya era tarde para evitar problemas.

- No pienso sentarme a esperar instrucciones… - dijo pausada dirigiéndose por primera vez a su compañía. – Tus amigos claramente tienen todo en orden en su interrogación. Ya nos enterarán si es importante. La nación entera no va a tardar en llegar aquí. Fue muy evidente el ataque y dejamos mil rastros para seguir. Hay que salir y preparar una defensa… - puntualizó.

- Aunque creo totalmente capaz al Ministerio en retomar labores como si nada. Son expertos ignorando la realidad… aún estamos en guerra… En ese caso tengo un lugar más importante donde estar. – añadió casi para sí misma.

Ante la mirada dubitativa de la bruja de ojos amarillos, Yadiz se dio la vuelta y sin esperar respuesta se dirigió a la puerta. Tiró de la cerradura y... pensó salir de allí e ignorar por completo la bruja que quedaba atrás... Sin embargo, el simple agradecimiento con la completa desconocida y lo que había despertado en ella, la detuvo. De espalda a la mortífaga, y casi farfullando de mala gana esbozó:

-Llámame Medusa. Te debo una… – exasperó mientras bajaba su cabeza a modo de derrota. Se recompuso inmediatamente y sin esperar se dirigió a la entrada principal de aquella mansión.

 

@ Eliah Selwyn R.  @ Cillian Haughton  @ Sagitas E. Potter Blue

Editado por Yadiz Vashtí
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Los muertos resucitan // Mi mami mía de mí me viste (?) xD // Porque hierba mala nunca muere! :perv:

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Kamra Ashryver - En la Mansión Riddle 

Con ojos intensos que se podían ver atraves de la mascara que portaba, no dejó de mirar hacia su líder todo el camino mientras este se ponía en pié y soltaba palabras que jamás hubiera pensado escuchar de la boca de un Líder Mortífago. Ellos eran una tempestad, sus ideales iban antes que todo, antes que el bienestar de aquellos que vivían sus vidas santurronas, alegando amar al prójimo cuando se devoraban entre ellos al segundo en que se daban la espalda. Kamra era feroz amando a los suyos y eso iba antes que el tatuaje en su brazo, poco o nada era más importante que su causa además de su familia y su reino. 

- Gracias por el ofrecimiento, Belona. Es bueno saber que aún hay gente dispuesta a hacer lo que se necesita - Fría. Su voz era casi un gruñido gutural mientras aplacaba la naturaleza más feroz de su raza, empujándolo hacia abajo con el fin de no matar a Cillian allí mismo - Este es nuestro momento, cuando la comunidad es vulnerable - habló para todos los que estaban allí que pudieran escucharla. Ashryver se acercó de modo que la máscara estuviera pegada a la oreja de Sophie, su aliento hacía volar los mechones de cabello de la mujer mientras hablaba.

- Basuras como ella no deben caminar libremente por nuestro mundo, miembro de la orden o no ¡Muchachos! - Manon hizo un ademán hacia Zenin para que tomara la iniciativa- Siéntanse libres de sacarle información por los medios necesarios - la tomó una vez más por el cabello, llevando la cabeza de Granger hacia atrás y con un movimiento de la mano, sacó su daga, realizando un pequeño corte a un lado de su yugular. Aspiró la escencia profundo en los pulmones - Ni siquiera tu sangre es apetecible. Es sosa igual que tus est****as amenazas - con un fuerte empujón, la envió disparada hacia Zenin. 

Desprendió la capa de sus hombros y comenzó a caminar en idas y venidas sobre la alfombra de la habitación.  Las antorchas en las paredes proyectaban la luz de modo que su sombra creaba la ilusión de que una entidad la acechaba. Todos ellos cometían un error al creerla blanda. Pronto lo sabrían mejor.

- ¡Da igual que sepan! Déjenlos verlo venir ¡Dejen que sepan que no hay nada que puedan hacer para detener lo que ya ha iniciado! No es y no ha sido nunca un misterio nuestro afán de poner un mortifago en el poder - Manon merodeó cerca de Cillian, ladeando la cabeza hacia el mientras le apuntaba con un dedo - Te soy leal, pero haré lo que me plazca si veo que te rebajas a ti mismo al nivel de ese montón de desperdicio mágico ¡No eres mejor que los traidores de la sangre! Al menos ellos saben lo que quieren

Se detuvo a escasos centímetros de Cillian, viéndose como lo que era. La muerte personificada - Si no te agrada nuestra iniciativa, entonces mejor mueve tu trasero y haz algo, antes de que lo haga yo

Y lo haría, tomaría las riendas de todo el circo aunque supusiera obtenerlo manchando sus manos de sangre ¡Y que momento tan oportuno era aquel! Sentía a lo traidores de la causa fuera de los terrenos ¿Su sangre se sentiría igual o más desabrida que la de su posible amiga o congéner? Sophie aun le debía respuestas a Zenin y a todos ellos, pero su estatus de posible fenixiana era eso...una posibilidad. 

- Está en ti ¿Me acompañas afuera o te quedaras aquí, temblando entre la indecisión y la cobardía? 

Manon se volvió hacia la salida, recordando en el último minuto dar sus últimas órdenes del día - Belona, vuelve al ministerio como has sugerido y ayuda a su reconstrucción. Lleva a quien necesites de aquí para hacer el trabajo y luego envíame los avances junto a lo que sea que tus oídos escuchen. Sirve bien a tu causa o no vuelvas - Podría regresar al minisrerio, pero no abandonaría la Mansión Riddle hasta resolver el asunto con su invitada de honor. Después de todo eran los anfitriones. Haciendo un ademán con la mano, una nota se formó en el aire y se la dió al sentinela aguardando en la puerta. Contenía ordenes de avisar aGoldor y a Black Reaper que los necesitaba allí ahora

Con una sonrisa, Manon no espero para ver si Cillian lo seguía mientras se convertía en una nube de humo negro en dirección a los límites del terreno, al encuentro de sus oportunos visitantes. 

@ Cillian Haughton  @ Sophie Elizabeth Granger  @ Hecate Engosvezhof  @ Sagitas E. Potter Blue  @ Eliah Selwyn R.  @ Yadiz Vashtí  @ Leslie Ann Linmer PB  @ Kahlan Blackthorn  @ Mael Blackfyre  @los demás 

Editado por Kamra Ashryver D.
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