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Sala Común de Slytherin


Adrian Wild
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La pequeña Macnair se encontraba cómoda entre las risas y el calor de sus primas, pero una sombra de melancolía se cernía sobre ella nuevamente, escondida tras sus sonrisas cautas y su mirada siempre vivaz. A pesar del ambiente animado, siempre había algo que faltaba, algo así como un vacío en su interior que no podía llenar ni con la compañía más querida en el mundo.

Cuando Ámbar acarició su rostro, Baela no pudo evitar pensar en lo diferente que podría haber sido su vida si su hermano gemelo hubiera vivido. La idea de haber perdido a alguien tan cercano, incluso antes de conocerlo, le provocaba una frustración muda que rara vez dejaba salir. Era una sensación extraña, como si una parte de ella siempre hubiera estado ausente, incompleta⸺incluso muerta.

De todas formas sonrió, aunque sus ojos grises reflejaban un pensamiento distante, casi inalcanzable.

Mientras se ponían de pie y Ámbar mencionaba su pasantía, Baela asintió, aunque su mente seguía lejos⸺procuró que la falda estuviese bien estirada, la camisa ordenada y las medias a perfecta altura en sus delgadas piernas. Maldiciones, pensó, el tipo de magia que le fascinaba y aterrorizaba al mismo tiempo. Astara bromeaba sobre su posible partida, y aunque sabía que su prima estaba exagerando, no pudo evitar notar la presencia del prefecto @ Coleen Black , que acababa de entrar. 

Sabía que no debía estar allí⸺las reglas habían sido claras la última vez, pero había algo en la atmósfera esa noche que no la dejaba irse tan fácilmente. Quizás era la presencia de Ámbar, o quizás era la sensación de familiaridad, una que pocas veces experimentaba pues su familia presente económicamente era bastante disfuncional en el ámbito emocional.

Se cruzó de brazos evitando morderse el cuerito de los labios.

Uf. . . nos vemos mañana, Astara. ⸺le dio un abrazo con delicadeza, y volvió a susurrar contra su oreja más cercana.⸺ Por favor, cuida de Ámbar, yo… también debo estudiar algo en la biblioteca.

Dijo con una sonrisa forzada antes de darle un último apretón a su prima, y lentamente se fue desplazando por ahí, en dirección a la salida, pero no sin antes fijar sus ojos en la figura silenciosa de @ Sebastian Macnair , su primo. Siempre lo había visto de lejos, inmerso en sus propios pensamientos, y aunque sus interacciones eran mínimas, sentía una cierta conexión con él, una especie de comprensión mutua, aun cuando nunca habían hablado en profundidad.

Sabía lo que era sentirse invisible, y aunque ella se desenvolvía con mayor facilidad entre la gente, no podía negar que la soledad la acompañaba de igual manera. Algo en Sebastián le recordaba ese vacío que llevaba dentro, el mismo que nunca había podido llenar por completo. Era hora de romper esa barrera, aunque fuera de una manera sutil.

Mientras caminaba hacia la salida, se detuvo un momento junto a una mesa cercana. Con movimientos rápidos y discretos, arrancó una pequeña hoja de pergamino de su libreta y, con su pulcra caligrafía, escribió unas pocas palabras:

Sebastián, te espero mañana
en el Gran Comedor,
después de las clases. 
— Baela —

No era mucho, pero no quería abrumarlo. Sabía que Sebastián era reservado, y ella no era del tipo de persona que imponía su presencia⸺sin embargo, había algo en ella que la impulsaba a conectar con él, a explorar ese lazo familiar que ambos compartían, aunque fuera de manera casi imperceptible.

Dejó el papel doblado sobre uno de los libros que él había dejado a un lado y se retiró sin hacer ruido, con la esperanza de que él lo encontraría más tarde. Mientras avanzaba por los pasillos, una ligera sonrisa cruzó su rostro. Quizás, después de todo, no estaban tan solos como ambos pensaban.

@ Arya Macnair  @ Astara Macnair  🤍

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-A mi también me alegra verte Astara, espero que hayas pasado buenas vacaciones -respondí - No debiste ser tan agresiva con tu prima @ Baela Macnair Macnair y correrla de esa forma -dije sabiendo que @ Astara Macnair  se sorprendería con mis palabras. Siempre discutimos por lo mismo- hoy a penas hemos llegado, así que no le veo nada de malo, no iba a quitarle puntos... aun

 

Aquel iba a ser un año muy largo. El tono de de "Desprecio" de mi compañera prefecta no había cambiado nada en verano. Aunque que yo recuerde no nos habíamos odiado el primer día cuando llegamos a Hogwarts y eramos niños de primer año, el problema fue mucho después, era tanta la competitividad entre ambos que de un momento a otro ambos habíamos terminados castigados y echándonos la culpa. Bueno, tampoco podía decir que nos odiamos el 100% de las veces, a veces hacíamos treguas en nuestra extraña amistad y podíamos divertirnos como personas civilizadas, mas cuando se trataba de humillar a las otras casas.

 

-Supongo que también me alegra de verles a ustedes -me levante acercándome a @ Sebastian Macnair - alguna lectura interesante últimamente chico?

 

No sabia porque Sebastian me agradaba un poco mas que el resto de su familia, quizás porque era el mas tranquilo de ellos y no solía meterse en tantos problemas, mas bien, creo que nunca se había metido en líos y eso que Astara era un problema andante, solo que jamas se lo había dicho tan seguido

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No estaba tan atento a las conversaciones que se sucitaban en aquel momento en la sala, pero si se dio cuenta del chico que entraba detrás de el. No quería ningún percance por lo que se fue al final de la sala común y tomo un libro de la biblioteca para tener algo que hacer.

Pero sus orejas se pararon cuando escucho el apellido Macnair. Sabía que tenía familia en Hogwarts solo que aún no había indagado lo suficiente para saber quiénes eran, no porque no quisiera saberlo; más bien porque no quería que lo rechazaran. Pero al escuchar eso alzo la cabeza del libro que estaba leyendo y miro a las chicas en la esquina, justo antes de que una de ellas dejara una nota en uno de sus libros que estaban cerca de el.

Nadie se había dado cuenta de eso, por lo que agarro la nota y la leyó, @ Baela Macnair , brevemente la recordaba de un momento que habían tenido en la mansión Macnair cuando regreso a Londres, guardo la nota en su bolsillo del pantalón y con una sonrisa esperaría el término de las clases para ir con la que aparentemente era su prima. Lo que no esperaba era que el chico se le acercara @ Coleen Black  no era una persona sociable por lo que no sabía que contestar a su pregunta.

-No, ninguna los mismos libros de siempre supongo- comento sebastian con una mueca, se sentía que el ambiente estaba tenso y no quería ser una excusa para que se volviera más tenso -hablaban de que había Macnair en la sala, yo soy un Macnair ¿Quién más lo es?- pregunto el chico con auténtica intriga.

@ Astara Macnair

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Ámbar Delacour.

Pasante de Maldiciones

 

La complicidad que había entre esas dos me llenaba el alma. Era bueno que la familia comenzara a reunirse otra vez, los más viejos lo habían intentado, lo sé por mi tía Cissy, pero también los hubo separatistas. Pik se cansó de herir a sus hijas, de recibirlas en el ceno y luego soltarlas a su suerte, y bien mal que le salieron las dos. Hubieron varias pérdidas, creo que no hay un solo Macnair que no las sintiera. Estábamos algo rotos, pero seguíamos adelante. Sabía que Sybilla había perdido a su gran amor, pero la vida le recompensaba con la familia que tenía ahora. Pik había conseguido sentar cabeza con Alyssa y Massimo, aunque nos dejó atrás. Y uff, yo echaba mucho de menos a mi tío, él y yo pasábamos grandes momentos juntos. Para mi fortuna la vida me dio a Kalevi, él fue, es y será un hermano para mi. 

¿Pero qué queda para las condenadas Macnair? Espiando a mi madre supe que tenía informantes en todo el mundo, buscaba desesperadamente a Juliette, pero cuando estaba a punto de encontrarla, su pista se desvanecía en el aire. De no ser por Rohanna, yo no tendría la dicha de conocer a Baela. Ni muchos menos a Astara, aunque seguramente Castalia nos lo hubiese contado llegado el momento. Aun así sentía que todo el universo les debía al menos una ese par, y por tacaño, sus hijos pagábamos los platos rotos. 

Oí voces. 

Me había perdido en una marejada de pensamientos, Baela hacía mohín mientras Astara la corría de la sala. Piqué su costado por mal educada y le sonreí a mi prima mientras se despedía. Coleen Black estaba en mi listado de prefectos, pero no sabía si yo estaba en su listado de profesores pasantes, pues aun no había dado ni siquiera mi primera clase, y había llegado tarde a la ceremonia de bienvenida en el gran salón, donde usualmente presentaban a los nuevos educadores de cada año. Fue por ello que me sentí en la obligación de acercarme a él, ampliar mi sonrisa y extender una mano para presentarme.

—Ámbar Delacour, profesora de maldiciones— Lo saludé. @ Coleen Black

En respuesta me llegó un susurro apenas audible, pero no de él, sino del muchacho que apareció en el salón cuando aquel par de mocosas me cayó encima. Para fortuna fui capaz de captar su pregunta, sentí cosquillas en el pecho y sin dejar de estrechar la mano de Black, me dirigí hacia @ Sebastian Macnair

—Hija de Arya Macnair— me señalé el pecho y luego señalé por donde Baela había salido segundos antes —Hija de Juliette Macnair.

Reí

—Creo que aquí somos todos un poco... Macnair

Me hundí de hombros

@ Astara Macnair  @ Baela Macnair

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-¿Y quién ha dicho que me alegra verte, Black? ¿Acaso ahora te creas tus propios diálogos amistosos entre los dos?- alcé ambas cejas varias veces, insinuando que pensaba en mí-. ¿Hay algo que más que te imagines... conmigo?- y ahí estaba, picándolo, molestándolo, haciéndolos sonrojar si podía.

El resto de la sala común se quedó en silencio.

Si bien se había alejado, pasando de nosotras, hasta Sebastian, yo había ignorado olímpicamente a Ámbar para ir a presionar a Black.

-¿No tienes comida que comer o... cosas de prefecto que hacer en otro lado?- murmuré bajo, pero aún así lo suficientemente alto para que él me escuchara.

No es que lo odiara. Yo no odiaba propiamente a nadie, porque nadie merecía tanto la pena como para dedicarle mi tiempo, pero sí me exasperaba. Coleen era de esas personas odiosas que se paseaban con aires de grandeza por portar apellido, y además competía conmigo por absolutamente todo. Gobstones, Naipes Explosivos, Ajedrez Mágico, Quidditch, duelos... Él y yo éramos rivales en absolutamente todo. Y, lamentablemente para mí, el odioso destacaba muchísimo en asignaturas que a mí se me daban horrible, como Defensa Contra las Artes Oscuras.

Siempre nos habíamos medido. Bueno, no, no siempre. En primer año no nos habíamos llevado mal, ni tampoco bien. Simplemente coexistíamos. Pero luego, yo estaba en boca de todos como "no toques eso, Macnair" o "te vuelvo a encontrar fuera e irás directo a detención", mientras que Black se salía siempre con la suya. Los profesores lo querían, los otros compañeros también. Ok, había que reconocerlo, yo era más intensa y odiosa que él, y todavía me preguntaba por qué demonios me habían dado el cargo de Prefecta, pero de todos modos era una buena persona. O eso quería creer. A veces pensaba que el director solamente quería ver el mundo arder... o que había pensado que Black haría que yo fuera más "medida" o "tranquila".

-¿Nadie te dijo nada, Sebastian? Los Macnair somos todos Slytherin. Bueno, a excepción de Baela, pero ella porque es inteligente- me di dos toques con un dedo en la cabeza-. ¿Qué lees? ¿Historia de las Revueltas de los Trolles?- levanté el libro, lo abrí en una imagen horrorosa de un troll especialmente feo, y volví a cerrarlo-. No sabía que habías salido en un libro de Historia, Black, eres famoso...

Me burlé.

@ Sebastian Macnair @ Baela Macnair @ Coleen Black @ Arya Macnair

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-Bueno, espero que sean realmente interesantes -respondí a @ Sebastian Macnair  - algún titulo que me recomiendes?, me gusta leer y últimamente no consigo nada bueno, ya sabes, para tener un poco de lectura ligera -Sebastián parecía un chico un poco tímido y lamentaba no haberle prestado mucha mas atención antes, aunque teniendo a Astara de prima, no me extrañaba que el chico fuera así - la verdad es que hay varias, la chica que acaba de salir @ Baela Macnair  ella pertenece a Ravenclaw, Astara que es la prefecta de la casa y no me sorprendería si aparecen algunos mas

 

Escuche unos pasos que se acercaban a donde nos encontrábamos Sebastián y yo. Al voltear vi a una chica acercándose, me parecía haberla visto de pasada en Hogwarts en los años anteriores solo que no le había prestado atención hasta aquel momento, si lo se, era un prefecto malisimo para algunas cosas, mi rivalidad con Astara y las otras casas me había mantenido muy ocupado.

 

-Mucho gusto profesora Delacour @ Arya Macnair soy Coleen Black, el prefecto de la casa -Puse una sonrisa encantadora, de esas que dirías que no romperías un plato- sera un gusto asistir a sus clases, espero sean interesantes y no lo que normalmente nos dan -sabia que quizás era un error decir aquello pero ya no podía echar mis palabras atrás. Sin embargo, casi me da algo al escuchar que aquella profesora también era una Macnair

 

Y la paz que había durado unos cuantos minutos mientras hablaba con Sebastián y me presentaba con Ámbar fue rota por... a que no adivinan quien?... así es...

 

-ya quisieras Macnair -Me sonroje ante lo que estaba insinuando- todos saben que quedaste prendada de mi a penas me viste en el expreso de Hogwarts en primer año  -aquello había sido una gran mentira pero tenia que molestarla con algo.

 

La verdad es que en primer año nos limitábamos a un saludo y la mayoría del tiempo dedicábamos a ignorarnos, a menos que los profesores nos obligaran a trabajar juntos. Aun recuerdo la vez que hicimos estallar aquellos calderos en la clase de pociones porque en vez de seguir las instrucciones los 2 hicimos los que nos vino en gana... 2 semanas castigados. O cuando en una practica en la clase de encantamientos ella termino muerta de risa en el suelo a causa de mi hechizo de cosquillas y yo termine con puerros saliendo de las orejas y de la nariz... otra vez castigados. lo divertido es jamas le deje olvidar eso, no sabia que Astara con ese carácter de perros que tenia podía reírse tanto y en algún momento solía molestarla amenazando con repetir aquello. O cuando por andar haciendo competencias en las escoba de las clases de vuelo casi nos matamos, la muy suertuda se salvo por los pelos, y yo?... Una semana en la enfermeria. Cuando se molesta aun me lo recuerda. Y así innumerables cosas mas.

 

-Eso deberías decírmelo tu a mi señorita "perfecta" -Asentue en voz baja aquella palabra en vez de decirle prefecta sabiendo que me escucharia.

 

@ Astara Macnair y yo competíamos en todo, casi en cualquier cosa, si había una mínima posibilidad de competencia allí estábamos ambos intentando vencer al otro, (no humillarnos, ambos sabíamos que existían lineas muy delgadas que jamas deberíamos cruzar y era quizás un acuerdo silencioso entre ambos, había un ápice de respeto entre rivales). Mas aun, una de las ocasiones memorables y estaba seguro que todo el colegio estaba esperando era el desempate de la guerra de bolas de nieve en navidad, íbamos 3 a 3 aquel año seria el ultimo y aunque a penas era 1 de septiembre y no llevábamos mas que un par de horas en el colegio ya se podía sentir la tensión, ni siquiera un juego final de Quidditch entre Gryffindor y Slytherin había causado tantos destrozos en las mentes de los alumnos y las apuestas entre los estudiantes cada vez eran mas absurdas o peores.

 

Porque la eligieron prefecta? es el mayor misterio del mundo mágico. Creo que el director jamas entendió el peligro que era colocarnos ne el mismo cargo a ambos. Creería a caso que yo lograría ponerla en cintura y darle un buen ejemplo?. Reí, si, a veces me debatía con una parte muy poderosa de mi que me hacia parecer un Hufflepuff en vez de un Slytherin. Muchas veces pensé que intentar salvar a Astara de si misma era un  trabajo perdido, aunque si no fuéramos tan competitivos e intentáramos "matarnos" a cada 5 minutos, no, creo que ni aun así. En realidad en el fondo, muy muy en el fondo me caía bien y no podía negar que  me divertia compitiendo contra ella.

 

-Muy graciosa Macnair, pero si, creo que soy muy famoso, a caso quieres un autógrafo o salir conmigo? -dije para molestarla- todos saben que me amas

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Me toqué el mentón con el dedo unas cuantas veces, como si pensara. 

-¿Prendada cuando te vi en el tren? No te confundas, te miraba porque tenías un moco- y señalé su cara-. Justo ahí, de echo. Moco de troll- sonreí con malevolencia.

Luego me giré hacia Ámbar.

-Que no te confunda esa sonrisa amistosa y sus "prifisiri", es peor que yo, siempre anda metiéndose en problemas- lo acusé sin más -. Y lo peor es que siempre me arrastra con él. Ni siquiera sé por qué le dieron la insignia de Prefecto- hice una pausa dramática seguida por una cara de tristeza-. Yo era buena antes de conocerlo.

Y eso era una vil mentira. Normalmente Coleen hacía alguna que otra travesura, pero yo no necesitaba su guía para hacer las propias. Nuestras principales bajadas de puntos y detenciones habían surgido de nuestra constante competencia, como cuando me había desafiado a meter un montón de petardos en el inodoro del baño de profesores, diciendo que yo jamás me atrevería porque era "doña perfecta", así como me decís habitualmente. Desde luego, había hecho volar el inodoro por los aires. Ni siquiera un mes de detención me había hecho flaquear.

Luego, yo le había desafiado a hechizar las copas de los profesores para que, cuando las tomaran, estallara el líquido. Gallina le llamé si no lo hacía. Por supuesto, mí manipulación había funcionado y los profesores habían quedado bañados de jugo de calabaza en pleno desayuno. Coleen pasó dos semanas en detención, limpiando las mesas luego de los desayunos. Disfruté cada momento de verlo limpiar. 

-Ni en tus más húmedos sueños, Black- e hice una mueca de desagrado cuando insinuó que yo lo amaba-. Prefiero besar un gusamoco-.

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