Terrenos e Invernaderos

[Cillian Haughton]

Adquiriendo el Conocimiento de meteorología con Kyle Blackthorn. 

 

Se suponía que aquella debía ser una infiltración silenciosa, que debían apegarse al plan y mantenerse en las sombras teniendo el clima de su parte. Pero no fue así, obviamente no lo fue. ¿Acaso Kyle no podía controlarse? ¿De verdad era necesario? Mientras intentaba crear una distracción con ayuda de un encantamiento atmosférico, Kyle se había encargado expresamente de hacer notar que estaban ahí. 

— Esto lo vas a pagar... —Si bien en un principio la idea del rubio era crear una distracción en aquel, en ese momento no tenía ya sentido alguno. 

Dejo que la tormenta qué había comenzado a crear dentro de los pasillos del colegio muriera de un momento a otro, ya no servía para nada. Ahora tenía que arreglar el desastre que su acompañante estaba dejando a su paso. ¿Como iba a hacerlo? Sabía bien que la lluvia que caí con fuerza fuera del castillo seguramente terminaría sofocado aquel problema pero aún así se terminarían perdiendo alguna que otra cosa importante. 

No es que le importara realmente, lo único que necesitaba eran los registros y si aquel pequeño juego de Kyle terminaba dañando alguno tendría que pagarlo con sangre. 

@ Kyle Blackthorn

[Kyle Blackthorn]

 

Acompañante de Metereología - Post 4#

— Algunas lecciones deben aprenderse con el hierro ardiendo tocando la piel limpia y suave. Porque al hacerlo dejan marcas imborrables—recordaba ese mantra personal. La regañina que le había dado Cillían, no le resultó del todo una reprimenda como tal— No es para tanto es una pequeña bola de fuego negro y lo del fuego maldito, solamente es diversión—se encogió de hombros y corrío hacia donde estaban los archivos importantes del director Wild. mirando que su FN seguía creciendo. Eso lo supo por la pequeña leyenda flotante que tenían los cajones— Ahí esta lo que tanto deseas, tómalo y listo—siseó notando la molestia en los ojos del Líder.

El siempre había sido un rebelde desde sus años de estudio, ya era demasiado tarde para cambiarlo y desear ponerle un freno a su lado impulsivo. La tormenta ahora estaba en manos del Blackthorn, dejando que su fuego negro levitará lejos de ella y no se viera afectado. Sus creaciones envueltas en llamas, estaban haciendo aún de las suyas, quemando todo a su paso y el solamente tomo la decisión más sensata.

—Detritus—creando una capa gaseosa que los rodeo a los dos, soltó aquel hechizo y nada los quemaría. Caminando como si estuviera en su casa, alargaba la mano para tomar un puñado de carpetas y revisar los nombres que tenían escritos en una pequeña cintilla que tenían a los lados— Esto es lo que necesitas, tómalo. Considéralo tus dulces de Halloween—sonreía elevando sus cejas con un toque siniestro en sus facciones. Que bueno que llevaba puesta esa máscara o la cara de Freddy Krueger, seria un dibujo de un pequeño de preescolar con traumas. 

Le gustaba jugar con la mente de las personas, meterse con sus emociones y reacciones. Justo eso paso con Cillian que acabaría colgandolo del mastil más alto de la fortaleza oscura, no le molestaba en lo más minimo ser un atractivo para las féminas de su bando. Jugar era lo suyo, le gustaba matar, pero antes de hacerlo jugar con la victima era un preludio de su fatidico final.

— Prometo pagar lo que se rompa o queme. Pero nada de derramar mi sangre, porque vale más que lo que gana nuestra nueva amada ministra—bromeó soltando una risita inocente.

@ Cillian Haughton

 

Editado 6 Octubre por Kyle Blackthorn

[Alyssa Black Triviani]

Animagia, con @ Leah Dayne

 

Alyssa se quedó muda y paralizada ante las palabras de su amiga, Leah solía tener ese efecto en ella a veces, tenía la habilidad de ponerla en su lugar cuando su temperamento tomaba las riendas de su persona. ¡Maldita sea! La Dayne había logrado llenarla de culpa y remordimiento, la Triviani no acostumbraba a sentirse avergonzada y odiaba que su compañera fuera capaz de lograr ese efecto en ella. Tuvo la sensatez de calmar sus aguas y adquirir una semblanza más sumisa ante quien, después de todo, sería su mentora en esta aventura. 

- Massimo está bien – respondió la Black eligiendo el tema más inofensivo – Si es verdad que Pik no ha puesto ni la cara, pero tampoco es que me ha hecho falta su ayuda – agregó con cierto desafío en la voz. - ¿Entonces qué es lo que quieres que haga? Tu misma lo has dicho, tengo aproximadamente diez minutos antes de que me congele y sin mi varita no hay mucho que pueda hacer al respecto… Tengo mi Polen de Lirios de Fuego, pero eso solo me ayudaría a encontrar fuentes de calor lo cual sería de poca ayuda en estos momentos. También puedo congelar el lago con mis Semillas de Hielo, al menos así podría patinar hasta el petate con las provisiones ¿pero de qué me va a servir eso si me voy a morir de hipotermia en el camino?

Alyssa sabía que la forma más eficaz de aprender animagia era a través del contacto con la naturaleza, con este otro mundo tan ajeno al de ellos donde las bestias vivían en libertad sin nadie que pudiera tratar de interferir con sus espíritus salvajes. Pero todo esto era tan inesperado y foráneo para ella que le costaba ponerse en ese contexto mental, le era prácticamente imposible pensar en como actuar o salir de aquella situación sin hacer uso de magia. Para la Triviani era como si le hubiera dejado invalida, pero lo más difícil de todo esto era admitirse a sí misma lo inútil que era sin su preciada magia. Detestaba sentirse vulnerable o débil, y era esto precisamente lo que le llenaba de determinación a superar este desafío. 

 

#2
 

[Hecate Engosvezhof]

3 post

HABILIDAD: OCLUMANCIA 

Clases de acompañamiento: Alumno  @ Thoth

Al otro lado del lago, enfrente se ve el campo de quidditch en la falda de la montaña y ocultos por el bosque (indico la locación de los 2 personajes para que no haya problemas de interacción con otros compañeros de rol)

- Tranquilo muchacho - no pude evitarlo y sentí cierta lástima al ver sus lágrimas. Algo dentro de mí me reconcomía por dentro, pensaba que esas cosas estaban más que olvidadas después de tanta sangre y salvajismo, carraspeé, incómoda- vamos adentro - indiqué que viniera conmigo al interior que se estaba mucho más fresco y era más sombrío:

- espero que no te incomode la oscuridad, para los de nuestra especie, es lo mejor -sonreí con cierta disculpa- y creo que para practicar es mejor estar relajados y frescos y en lugar seguro, en teoría, con mis conjuros no hay problema con eso -expliqué- no habrá ni bicho mágico ni de normal, ni humano ni de otras razas, que nos vengan a molestar aquí, ya he dado aviso de que tú vendrías conmigo y si tú lo has hecho también, entonces sabrán que estamos juntos en ésto así que, no habrá problema, normalmente los que somos ravenclaw enseguida captamos las cosas a la primera - comenté guiñándole un ojo para animarlo.

Dentro de la tienda de campaña había dos calderos medianos, uno de ellos sólo contenía agua, el otro, era la preparación para dormir y sumir al muchacho, no en un coma profundo porque nos podíamos despertar si no que nos adentraríamos en su subsconciente para que creara barreras internas con las que frenar intrusiones como el hechizo legeremens y con el que, por desgracia, no tenía conocimiento alguno así que, no podía usarlo aunque quisiera, esa magia estaba fuera de mi alcance. Enfrente a los calderos, dos sillones muy cómodos con los que echar una buena siesta, y vaya si lo haríamos, la conexión tendría que ser por poción y por contacto, no quedaba otra.

- Acomódate - señalé unos de los sillones, saqué una botella de whisky escocés de uno de los arcones - ésto es para mí - y con vaso para cervezas le di un trago largo, me relamí de gusto - no es por nada especial, tenía sed -comenté elevando mis hombros con otra sonrisa de disculpa y poniendo la botella de alcohol en el suelo y lejos del joven.

<< Bien, empecemos - con varios aireos de varita mágica (algo que al desaparecido profesor Snape le disgustaría, seguro) extraje varias frascas de cristal en dónde tenía diferentes ungüentos y pociones ya compradas, además de ingredientes en varias bolsitas para mezclaras en los calderos... Me fijé en una de ellas y pensé para mí " menos mal, era la que necesitaba y no me apetecía preparar otra poción" y llevaba la etiqueta de "filtro de la paz"

- Bébetela de un trago, te ayudará a relajarte y a calmar esos nervios, lo bueno para ésto es que tienes que estar en paz antes de entrar en tu mente porque si uno está nervioso es imposible hacer algo - no le regañaba pero era un punto importante - no me lo tomes a mal, y eso es uno de los problemas de los arcanos, si emocionalmente no se está bien para llevar a cabo pruebas o enseñazas es imposible que se asimilen como deben y la magia puede salir mal y traernos consecuencias desagradables - indiqué.

Empecé a sacar polvillos de diferentes bolsas y la fui echando en uno de los calderos llenos de agua, con un toque de varita mágica, le puse la llama al encendor que tenía debajo y poco a poco empezaron a notarse sus aromas dentro de la tienda, eso ayudaría además, a la relajación extrema que necesitábamos. Llevaban los aromas de la lavanda, manzanilla, y todos los aromas florales, tanto mágicos como los de sin magia.

- Ésto es mejor que el incienso, que en verdad apesta y ésto es más sano y floral es como si estuviésemos en un jardín, te embota los sentidos y con la poción que llevas encima te quedarás como con ganas de dormir, pero es normal - le guiñé el ojo - ayuda a todo el proceso...

Y con otros potingues más en el otro caldero, agregué su contenido al interior del otro, en frío, la poción era una de las pocas que no se calentaban para tener los efectos deseados tendría que ser lo más pura posible y lo que contenía era; agua del río lethe, mandrágora, una gota de la pócima para dormir que ayudaba a descansar sin pesadillas; pero al no llevar lo suficiente no lo haría en profundidad, leche blanca de la amapola; se extraía de forma cuidadosa y era para evitar cualquier sufrimiento corporal o agitación que mezclada con una gota de esencia de rue; ambas combinadas, eran más potentes. Otros ingredientes más y el último que faltaba...

- Perdón pero es necesario para ella, aunque no es la poción multijugos, sí necesito un pelo de tu cabello yo ya tengo mi poción con uno propio mío así no lo mezclamos - me acerqué a él y con un ligero tironcillo lo llevé de nuevo al brebaje- ¿porqué de todo ésto, te preguntarás? La forma más fácil de acceder a una mente es con el hechizo legeremens es más rápida, pero como no puedo al no tener conocimientos, no queda otra que realizar pociones...

<< además, usaremos el hechizo contacto (off: hechizo decorativo, rolístico, sin uso práctico en el foro es justificación para el rol) -había sacado un libro antigüo, negro, era mi grimorio particular heredado de mi madre- se unirán nuestras dos manos pero descuida, con el finite incantatem se deshace la magia. Sirve para éstos casos, cuando la persona mágica no puede porque está más allá, con pociones y hechizos sencillos servirán, sólo se pueden usar en contadas ocasiones -saqué mi varita blanca, de álamo temblón, y realmente parecía una rama si no fuese por lo recta que era y la coloqué al lado de los calderos puestos encima de una pequeña mesa de madera.

- Hay que dejar que dejar que repose un poco, sí, está fría pero así ayuda a descansar un poco - saqué dos vasos, uno para él y otro para mí. Teníamos enfrente todo lo que había usado y yo estaba colocada al lado de él para ir iniciando la eseñanza de oclumante.

- Te pasaré los ingredientes y la receta... es como cocinar, pero más divertido - removí un poco la poción para que se mezclaran bien todo - bueno, en diez minutos creo que debería cambiar su aspecto... además, ésto te podrá ayudar por si quieres enseñar a otros... aunque tengo la sensación de que me encontraré con más cosas dentro de tu cabeza o de las que no sabes o de las que quizás, no quieras ver por ti mismo... - susurré ésto último, no tenía ni idea a lo que podía enfrentarme siendo su tutora particular

- Me olvidaba -me llevé la mano a la frente- los efectos a corto plazo de ésta poción será que estarás más cansado de lo normal y con muchas ganas de dormir en los próximos días, el mayor problema que tiene es eso, parecerás un zombie, aproximadamente en tres días se te pasarán, o eso espero - dije nuevamente con otra sonrisa de disculpa - si no tomamos mucho quizás sólo notes los efectos durante unas tres o cuatro horas, lo otro que te comenté es para casos extremos y si no nos pasamos con las dosis lo normal sería que de noche, ya no tuvieras nada...

Me serví un poco de whisky de fuego mientras esperaba la respuesta del joven, seguro que alucinaba con todo lo que estaba pasando, pensaba que el ser profesora me costaría más, pero parecía que era más fácil de lo que yo pensaba.

 

[Jank Dayne]

Nigromancia #1 acompañado por @ Leah Dayne

 

Hace 18 años, en Hogwarts

--- No tienes que hacerlo. Piénsalo… Piénsalo bien.

Aveka Nott, una estudiante de último año de Hufflepuff, lleva varias horas picándose las uñas. Se encuentra alterada, claramente nerviosa, y en su mirada existe una mezcla entre tristeza y perturbación. No separa la vista de su amigo, un muchacho que también lleva la túnica escolar, aunque bordada por los símbolos de su casa, Ravenclaw. Ambos se encuentran sobre el piso más alto de la Torre de Astronomía, donde están siendo azotados por una ventisca furiosa, tan fuerte que cualquiera podría pensar que se trata de un mal augurio. Él sabe que lo es.

Después de unos minutos sin respuesta, el joven decide quitar la vista del horizonte y voltearse hacia Aveka. La toma por los hombros, sonriente, y aparta un mechón de su largo cabello. Han cumplido seis meses de relación hace poco, lo que implicó que se convierta en su principal confidente y, por consiguiente, fuera la primera en enterarse de la propuesta envuelta en una pequeña carta que le ha enviado Leah Dayne, su hermana, esa misma tarde.

---- Solo me iré durante las vacaciones de pascuas. En unos días estaré de nuevo contigo.

---- Sabes que no me refiero a eso, Jank – responde ella, librándose de su agarre condescendiente.  -. Cuando vuelvas no serás el mismo. Lo has visto en tu visión.

Él chasquea su lengua y vuelve a separarse, dándole la espalda. Ha intentado abandonar ese recuerdo durante meses. El cielo se torna cada vez más gris.

--- Es algo que debo hacer. No puedo huir de mi destino.

Aveka se cubre el rostro con las manos, reprimiendo una explosión de lágrimas.

---- Yo quisiera… - suelta el primer sollozo -. Podrías quedarte, podríamos…

El chico se aproxima para intentar consolarla, pero ella explota en llanto súbitamente y huye escaleras abajo, sin posibilidad de que la detenga. Sus torpes pasos se escuchan como un eco desesperanzado que inunda cada rincón de la solitaria Torre de Astronomía. Jank piensa en seguirla, en hacerle caso y abandonar la idea que ha infundado Leah en su cabeza a través de una críptica carta. Pero solo es capaz de descender un par de escalones. Maldice. Es demasiado tentador para retirarse.

Toma asiento en el suelo y vuelve a abrir la misiva. El pergamino solo indica la fecha y el lugar de encuentro, acompañado de una extraña ilustración que asemeja la forma de una calavera y varias velas alrededor. Se pregunta si tendrá que ver con la pregunta que le hizo el verano pasado a su hermana, acerca de su experiencia usando la Nigromancia, pues fue la última vez que vio un símbolo parecido como portada de uno de sus libros. Frode, el padre de ambos, interrumpió la conversación para invitarlos a cazar, pero eso solo aumentó las ganas de Jank por indagar más acerca de la muerte.

Los truenos crean una antesala perfecta para la bruja que destruye su monólogo mental. El sonido lo hace levantarse de golpe y girarse. Para solo haber pasado un año desde su primer encuentro en Campoestrella, el aura que desprende Leah dista enormemente de lo que hasta ahora había considerado una niña rica y vacía.

--- Estoy aquí --- dice, percatándose tarde que está apuntando lo obvio ---. ¿Es por esto que me has citado? – levanta el pergamino -. Me… ¿Me ensañarás?

[Cillian Haughton]

Adquiriendo el Conocimiento en Meteorología
Acompañado por Kyle Blackthorn

Fuera la tormenta había terminado, lo que parecía que sería la tormenta del siglo había terminado por ser una simple lluvia que no duro más que unos cuanto minutos, por suerte fue lo suficiente para que el dúo de Mortífagos cumplieran su cometido sin que alguien reparase en su presencia dentro del castillo aunque eso eso estaba por terminar.

Una vez que la tormenta cesó y el pequeño juego de Kyle comenzaba a salirse de control, Cillian pudo escuchar como el castillo comenzaba a tomar vida. Podía escuchar voces a lo lejos, pasos que iban de un lado a otro y seguro que Adrián Wild aparecía en su oficina de un momento a otro así que cuando Blackthorne le ofreció los documentos que habían ido a buscar, no dudo ni un solo segundo en tomarlos.

Era hora de irse.

- Todo esto -comenzó señalando a su alrededor- vas a pagarlo muy caro, Reaper. ¿Cuando vas a entender que debes obedecerme? Se suponía que habías acordado infiltrarnos hoy que pronosticaba una tormenta que nos ayudaría a pasar desapercibidos, pero has decidido echarlo todo a perder. Ahora el Ministerio de Magia sabrá que estuvimos aquí.

Por suerte, el Ministerio de Magia les pertenecía de alguna forma pero aún así había magos y bruja dentro de él que podían ocasionar varios problemas al bando.

- Recuerda que el plan es usar todo lo que este a nuestro alcance para alcanzar los ideales de nuestro bando, incluyendo el clima -hizo un pequeño gesto de negación-. Todo esto que acabas de hacer no entra dentro de ese plan, es más bien algo de la antigua administración, supongo. Es hora de irnos, intenta que no te atrapen -ordenó.

Y así, evitando encontrarse con alguien hasta llegar a un punto en el que pudieran desaparecer y habiendo utilizado el clima a su favor para obtener los documentos sobre los estudiantes de aquella escuela, terminaba aquella misión.

@ Kyle Blackthorn

 

[Kyle Blackthorn]

Acompañante de Metereología - Post 5#

—Pero que manera de sacarme la piedra, ya tienes tus amados documentos. Vamos no está mal jugar un poco con los elementos que se nos ponen en bandeja de plata—hablaba con seriedad. Sus acciones no eran un acto de rebeldía como tal, sino una forma de demostrar que matar no era todo lo que sabían hacer los mortifagos. Matar por matar era como aplastar una mosca, porque te molesta que te zumbe en el oído. Cillian debió saber desde el comienzo que Reaper era como una veleta que se movía con la fuerza del viento y este no siempre apuntaba al sitio que el líder deseaba. 

Le advirtió sobre que lo atraparían, sino lograba avisparse y poner pies en polvorosa. No se iba a quedar con las ganas de dejarle un regalo al querido Director Wild. Observando con una mirada maniática a su fuego negro, le ordenó golpear la torre del director en la parte del techo justo en el centro. Abriendose un boquete que permitiría que el agua de la tormenta creada por el Blackthorn dejara aquello convertido en un pequeña piscina. 

Una sonrisa siniestra apareció en sus labios, despertando en el irremediablemente su instinto hallowinesco. Nada ni nadie le podría freno a las travesuras que ya comenzaba a maquinar su maquiavelica mente. Echándole una última mirada a ese despacho salió por el sitio donde entro, cortando camino por un viejo pasadizo que solía usar en sus años como estudiante para escabullirse de la profesora de pociones. Aquella mujer que lo castigaba por cada insignificancia que a él, solo le causaba risa y lo invitaba a ser más obcecado y revolucionario. 

—Momento de poner pies fuera de este lugar—escondió un puñado de documentos que tomó luego de darle a Cillian los que necesitaba. El también se llevaba información valiosa, si alguien deseaba acusarlo de los destrozos en Hogwarts debía pensarselo dos veces. En lo que respectaba al tema de tomar revancha o represalias contra el, siempre llevaban las de perder. Cerrando sus ojos invoco un par de dragones dobles que envolvieron su anatomía de pies a cabeza y lo hicieron desaparecer sin dejar rastro alguno de su presencia en el colegio. 

Sus fuegos malditos fueron un hermoso regalo que perduraria en su memoria por largo tiempo. 

@ Cillian Haughton

Off - Ha sido un placer compartir esta aventura y nade de castigarme xD. 

 

Editado 7 Octubre por Kyle Blackthorn
Corrección de errores de tipeo

[Leah Slytherin]

Animagia, con @ Alyssa Black Triviani

—Soy consciente de ello —sonrió a su amiga, a la que empezaban a centellearle los dientes. Estaba segura de que no necesitaba a ningún hombre para salir adelante, pero también podía ver a través de ella, cosa que sabía que le repateaba—. Pero eso no quiere decir que no puedas admitir que has echado de menos a tu marido que, antes de eso, ha sido tu amigo.

Inhaló profundamente y al exhalar por la boca, una pequeña nube de vaho se dispersó entre ellas. Ella no lo sabía, pero cuando entraba en materia y asumía el papel de maestra, le cambiaba el tono de voz. Era casi solemne, engatusador en el buen sentido de la palabra. No por nada había sido directora de aquél recinto. 

—Animagia, como asumo que has intuido, se refiere a la magia que se entremezcla con el mundo animal. Si un mamífero hubiera caído al agua en tu lugar, habría buscado refugio inmediatamente. Luego hubiese buscado la forma de secarse el pelaje, que a su vez le hubiera otorgado calor —hizo una pausa minúscula—. Si, por el contrario, hubiese caído un Muggle, éste habría intentado hacer fuego. Pero claro, necesitaría piedras, yesca, leños secos y tiempo, cosa de la que carece. Y habría muerto.

≫Tú tienes una ventaja y es eso que te hace bruja en primer lugar. No estoy hablando de la varita, sino de aquello que la naturaleza le ha negado a los Squib. Es magia original, esa que sientes en tu interior y que te has acostumbrado a canalizar a través de la varita. Concéntrate en ella y oblígate a ti misma a sobrevivir. No va a secarte como si nada, pero va a darte tiempo y entonces, podremos lograr el objetivo: encontrar refugio.

Alyssa siempre había refulgido como el sol en un ocaso de otoño, siempre roja e imponente. Ahora mismo, sus labios estaban más bien cerúleos y su pelo mojado se pegaba a su blanca piel más oscuro de lo normal. Pero aún tenían tiempo y sabía que iba a poner de su parte. La acompañó hasta la linde de aquella explanada nevada, hasta el inicio de un bosque de pinos, altos y delgados, de los que se podía escuchar el rumor de la vida silvestre.

—Inhala y exhala por la boca, muy despacio. Concéntrate y sobrevive. Me encontrarás en una cueva al norte —le lanzó una última mirada a su amiga y, sin más, desapareció, dejando detrás de sí una estela de nieve revuelta. Alyssa estaba sola, pero no indefensa.

 

Nigromancia, con @ Jank Dayne

18 años atrás

Nunca creyó en las coincidencias. Quizá por el linaje Dayne latiendo en sus venas, aunque se empeñase en renegar de ellos, o quizá porque solo si las cosas fuesen adrede, habría habido tormenta eléctrica en la noche en que había decidido quedar con su hermano para enseñarle la magia oscura que había aprendido en el país vecino: las cosas debían ser así. Llegar a Hogwarts fue complicado, pero no imposible. A través de múltiples cartas, había logrado convencer a su hermano pequeño para que dejara objetos de búsqueda mágica, que lanzaban minúsculas señales al cielo. Demasiado pequeñas para ser detectadas por la dirección de la escuela, pero lo bastante recurrentes para que ella pudiese rastrearla después de un año de ensayo y error.

Luego había tenido que usar un traslador para acercarse al pueblo de Hogsmeade y, finalmente, usar una maldición Imperius en un estudiante para que diese la túnica y le enseñara el camino a la escuela. Esa parte no se la contaría a Jank, por supuesto, pues era un joven sensible y todavía bastante verde en cuanto... a todo. Avanzó de noche por los terrenos de Hogwarts, favoreciéndose de la luz lunar para ver. Cuando llegó al encuentro de su hermano, le hizo gracia que se asustara y diera un respingo, como si aún no hubiese asimilado lo que estaban haciendo. 

"Estoy aquí", le dijo. Ella sonrió.

—Me doy cuenta —su acento era infinitamente más marcado que en la actualidad y su voz, casi infantil. Llevó los ojos al pergamino y asintió—. Te enseñaré, si es lo que quieres. Pero vamos a romper como... ochenta reglas más.

Era verdad. Ella acababa de empezar su último año en Beauxbatons, mientras que su hermano aún tenía que cursar el resto del año y uno más para graduarse. Las posibilidades de que los expulsaran a los dos era alta, pero ella estaba rebosante del egocentrismo adolescente y la certeza de que, pese a su corta edad, era perfectamente capaz de salir ilesa de aquella intrusión. Y confiaba en que su hermano podría llevarle el ritmo, pues tenía una corazonada. Ahí, uno frente al otro, no podrían haber negado el parentesco. Entonces ambos poseían una cabellera rubia de un tono idéntico, los mismos ojos verdes y la misma estatura. Lo único que los diferenciaba era que el escudo de la túnica del chico era de Ravenclaw y el de ella, Slytherin; otra cosa que no había sido al azar.

—Te traje algo —sacó del interior del bolsillo de la túnica un grimorio de cubierta negra, viejo, con claros signos de uso—. Es mío, pero creo que te valdrá.

[Jank Dayne]

Nigromancia #2 acompañado por @ Leah Dayne

— Lo trajiste... 

Jank se rasca las manos. Hay algo... Algo inexplicable que le hace sentir el libro que su hermana le enseña. Una atracción peculiar, inquisitiva, como la rueca llamando al dedo a ser pinchado. Antes de tomarlo se retracta unos segundos y mira a los ojos a la chica, quien de cerca parece una versión femenina de sí mismo. Ni siquiera Leonard, su hermano gemelo al que le ha ocultado todo hasta ahora, refleja tanto sus propias características físicas como ella. La conexión entre ambos es innegable, y podía percibirse desde su primer encuentro. 

 — Espero que no le digas a padre. Le prometí que le avisaría cada vez que trataras de comunicarte conmigo. 

Se arrepiente inmediatamente. ¿Por qué lo ha dicho? Son los nervios, tal vez. En Noruega jamás ha tenido la oportunidad de involucrarse con las fuerzas malignas. Su padre y sus hermanas mayores se han encargado de proteger a los menores de toda información que los perturba más de la cuenta. Conoce la muerta animal de primera mano, claro, pues desde pequeño ha cazado y visto maleantes morir ante el hierro o la magia, pero más allá de sus sueños con mortífagos y profecías vagas, nunca ha tenido un contacto real con la oscuridad.

Su corazón empieza a acelerarse. Respira hondo y, en un arranque de valentía, toma el grimorio rápidamente. Su intención es abrirlo y explorar sus páginas, pero al tocarlo, es tragado por un vórtice compuesto por humos y rayos negros y morados. La experiencia resulta aterradora pero súbita, tan inmediata no le alcanza reaccionar debidamente. Tampoco puede evitar derrumbarse en el suelo, tosiendo. Solo estando allí es que se percata de que han abandonado el suelo amaderado de la Torre de Astronomía. Aún con los ojos cerrados logra reunir un puñado de tierra con los dedos. Está mojada y desprende un olor que no consigue identificar. 

Al levantarse comprueba que Leah también ha sido teletransportada. Sostiene su cabeza con las manos e intenta ajustar la vista. A su al rededor detecta que están en el medio del claro de un bosque oscuro, solo iluminado por la tenue luz que ofrecen varias velas dispersas en el suelo, formando un círculo imperfecto. Poco a poco se percata, además, que el fuego de cada una posee diferentes tonalidades de color. Unas llamas son rojas, otras azules, y las más abundantes desprenden una flama negra, vibrando de una manera irregular e inconstante. 

Extrae su varita e intenta conjurar el encantamiento Lumos, pero la oscuridad es tan absoluta que parece absorber toda luminiscencia que no pertenezca a los velones. 

— ¿Dónde.. Dónde estamos? 

 

Editado 6 Octubre por Jank Dayne

[Darla G Dumbledore]

Descubriendo la Habilidad de Animagia acompañada por @ Mael Blackfyre

Post # 3

Había notado los ojos en blanco por un segundo del mago, también había ignorado su aclaración sobre los elfos, era un detalle, era una expresión, pero no siempre entendían sus expresiones, como fuera, eran detalles. Las palabras que siguieron si eran interesantes. Él sí tenía conocimientos sobre el tema, no era mentira lo que había leído en el pasado sobre él, cuando estaba en la seguridad del Ministerio de Magia.

Interesante, escuchó con más atención aún, esperando que le pidiera una suma inmensa desde que empezó a decir que tanto su conocimiento como su tiempo eran valiosos, pero la oferta era mucho más interesante aún. Claro que Darla no tenía idea que podía implicar deberle un favor al Blackfyre, pero para ella era mucho más importante que eso obtener la solución a su conflicto. Mordió su labio y observó al hombre a los ojos, como queriendo saber qué tan pesada resultaría a final aquella carga.

—Entiendo su punto Señor Blackfyre, estaré más que en deuda con usted y comprendo que el resultado final dependerá todo de mí, y aún así, logre mi objetivo o no, la deuda con usted será pagada llegado el momento —y sí, no parecía que hubiera pensado demasiado, pero era un riesgo que estaba dispuesta a correr, siempre había creído que quien no arriesga no gana.

Era un poco ofensivo que pensara que la metamorfomagia era superficial, pero no estaba allí para discutir e igualmente era él quien mejor sabía de los dos la  naturaleza de la animagia. La vampiresa podía saber sobre el lado animal de su raza, e incluso de lo que había logrado en el pasado con la oscuridad, pero aquello se suponía no era tan dominable como lo decía él.

—La animagia no es simple y viene del interior, de lo profundo del ser, entiendo — sonrió ante el comentario de Mael —no me considero una bruja poderosa, solo una ávida de conocimientos, y ehmm… —podía hacer aquello, podía hacerlo doblemente, sus más íntimos secretos podían ir donde estaba guardada Scarlet, pero aceptó que bajaría algunas defensas —tiene sí razón en mis habilidades oclumánticas, al igual que la metamorfomagia fueron de las primeras habilidades innatas que descubrí en mí —extendió su mano para cerrar el trato con el mago mientras bajaba poco a poco las barreras de su mente —estoy dispuesta y ¿podemos tutearnos? Si va a conocer mi lado animal y va a penetrar en él, creo que es lo menos que podemos hacer ¿o no? —no estaba segura si no se iba a arrepentir de utilizar tan abiertamente términos que, ante otra persona, sonarían tan… pero no, con él no ¿o sí? Estuvo a punto de negar con la cabeza, pero no quería que la mal interpretaran, necesitaba aprender.