Bosque Prohibido

[Malum Luxure]

Animagia.

El bosque prohibido sin duda era el lugar preferido de todos los buenos magos y brujas para potenciar la magia en una buena lección, sin duda la dama a mi lado era una persona impresionante, había leído de ella por los distintos medios, sin duda que personalmente su aura era más cautivadora a pesar que parecía demasiado seria.

-Un gusto conocerle señorita Di Medici.- Realice un gesto similar al suyo con mucha amabilidad. -mi nombre es Malum Luxure Black de Blackthorn y como ve seré su compañera de clase.- Luego de la presentación mi vista volvió a frente.

Note que el bello lince era tan majestuoso como lo es la misma Ada, sin duda ella manejaba esa magia a la perfección y en mi corazón se afirmaba con más fuerza lo correcto de mi elección de docente, no importaba el parentesco entre nosotras pues sabíamos como dividir los temas según la necesidad.

Me dispuse a escuchar prestando muchas atención a lo que nos impartía, la magia se maneja mucho por sentimientos, el dejarla fluir dentro de uno mismo para que cumpla con lo que deseamos sin duda era muy complejo pero no imposible, el lograrlo dependía más de nosotros mismos que de otra cosa, mi experiencia anterior me había dejado un sabor amargo, no porque fuera malo si no por el hecho de poder concluirlo con éxito, pero había priorizado mi embarazo a cualquier cosa y aquí estaba una vez más intentado esto con la intención de no darme por vencida.

Cuando mi Petite Fleur hablo como despertó su fuerza a través de una decepción me dio un pinchazo en el corazón por ella, ya averiguarla luego sobre el tema, me tendría que concentrar para que mi atención no se disperse.

Mis sentimientos muchas veces eran un torbellino, pero ahora si necesitaba analizarlos en ver a mi animal, sabía lo que quería ser pues ya lo había visto antes, cerrando los ojos con total calma deje correr ja magia como la misma sangre por mis venas, aquella sensación no dejaba de ser abrumadora tanto como ja primera vez que me sucedió, necesitaba conectar con la serpiente en mi, debía olvidar que tenía brazos y piernas, un cuerpo humano para dar paso al del reptil, el nombre de la especie es "Yarara", una especie venenosa del sur de América, no tenia muy en claro del porque de la unión entre mi persona y ese ser.

No consideraba que fuera fácil ya que habían pasado fácil 10 años que no había vuelto a intentar esto, me hice un pequeño reproche por no haber practicado antes, pero aún así seguí con lo mio.

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@ Lucrezia Di Medici  @ Ada Camille Dumbledore

[Hecate Engosvezhof]

5º post

Me acompaña en ésta habilidad Pársel con @ Thoth

Asentí contenta al ver como el fraile iba lanzando encantamientos protectores, me resultaba chocante, se suponía que la magia y la religiosidad eran incompatibles. Negué impercetiblemente con la cabeza para dejar de divagar y ponerme con lo mío. Vi que me faltaba asfódelo, chasqueé la lengua, fastidiada... recordé enseguida que llevaba en bolsitas diferentes ingredientes con sus nombres grabados en un estuche, dentro del morral de moke, susurré un accio y enseguida llegó a mis manos. Lo abrí y vi que en el interior había buenas reservas de todo, suspiré más tranquila. 

- Señor, si no le importa, cuando acabe vamos al interior... - asentí con la cabeza a todo lo que me había dicho- no se preocupe, supongo que si pasara algo en mi cabeza, me despertaría enseguida...

Me cohibía la presencia de los frailes pero el que uno de ellos dijera que estaban para protegernos, gracias a las piedrecillas que poseía el nigromante, que nuevamente me desconcertaba por completo. Quizás no era la religión cómo yo la conocía si no la Orden que me había mencionado de San Mungo, pero me produjo más serenidad aún dentro del bosque prohibido, debiera llamarse tenebroso... Se escuchaba algún ululato de una lechuza, el correteo de una serpiente, los chasquidos de rotura de hojas y ramitas que producían los propios animales al andar o curiosear.

- Tengo la impresión de que sí tengo el don -aclaré- me vino un recuerdo fugaz de cuando era una cría, jugando con serpientes y tenía la impresión de que les hablaba pero no conseguí saber mucho más porque, de la manera en que vino, se fue, con un dolor punzante en las sienes...

Y para estar todavía mucho más seguros, suspiré:

- voy a usar una magia especial, cubrirá la tienda y así podemos estar todavía más tranquilos, que los monjes protegan la entrada -debieron entenderme porque así se pusieron y volví a suspirar - fortificum(*)- tras la invocación salió una muralla de ladrillo semiredonda protegiendo la parte trasera de la tienda de campaña, ésta no era muy grande tampoco pero ayudaría con un semicírculo, tres metros de ancho y cinco metros de altura. Toqué la protección y sí, era dura como una roca, no tendríamos mucho tiempo con ella porque la invocación era limitante en cuánto a su uso, pero esperaba que, mientras desarrollaba el pársel fuera tiempo suficiente 

Apunté nuevamente a la tienda y susurré un encantamiento para endurecerla- erectus(*)- la tela se puso rígida, como si fuese una casita de madera normal y corriente... Si caía una buena tormenta, estaríamos más seguros, el problema era la limitación, su magia se degradaba con el tiempo y después de cinco horas aproximadamente, volvía a su estado natural.

- ahora sí, podemos ir al interior - con un aireo de mi varita le indiqué al religioso pasar al interior, como así a la serpiente cornuda - para ti hay ratones en el interior, puedes darte una buena merienda - mientras le rascaba por debajo de la boca, esperaba que eso le gustase a la serpiente cornuda, ya, en el interior coloqué un par de rocas de cuarzo, con un encantamiento y polvos de mineral, éstos empezaron a brillar en cuánto le puse la varita encima y susurré un - lumus solem(*)-  enseguida mi arma lanzó un chispazo grande y una llama al mineral de cuarzo, estaban encima de un plato y el lugar se llenó de luz y calor - espero que eso le ayude, es poco calorífico pero es mejor que estar fuera - le dije y señalé dos enormes butacas, enfrente, una mesa de madera. 

Saqué el caldero y coloqué con otro aireo de varita los ingredientes que había sacado en el exterior, los fui seleccionando y con un - aguamenti(*)- rellené el caldero de agua fría, fui echando cantidades precisas de para hacer el brebaje que me indujera a un sueño sin pesadillas, que sólo me llevase a mi memoria pasada, aunque en otra ocasión había usado agua fresca en ésta, se necesitaría que fuera caliente. Saqué un encendedor del interior del morral y lo coloqué debajo del caldero, enseguida le puse llama. Poco a poco empezó a calentarse y los aromas de la poción fueron llenando la habitación. 

Me dirigí hasta un pequeño armario de la cocina y saqué una caja en dónde tenía ratones vivos, lo saqué con cuidado y se lo di a comer a la serpiente. Volví de nuevo a mi posición y fui mezclando con suavidad la bebida hasta que se volviese no en un tono índigo, si no más bien negro negro como la noche con toques violetas. Y ahora que me fijaba en esos momentos sí parecía que me adormilaba...

- ¿lo nota usted? -pregunté al fraile- parece que la poción está funcionando bien, yo siento que cabeceo a saltos - dije con una sonrisilla... fui de nuevo al mismo armario y saqué un par de tazas y un whisky de fuego- si le apetece aquí tiene, y si no, pues, tendría que salir a buscar agua al arroyo - le dije, como disculpa- lo que no sé es si fuese capaz de encontrar la tienda - comenté. Tras cinco minutos hirviendo la poción ya estaba, con cuidado, puse un poco en la taza que había sacado antes y suspiré...

- Confío en usted señor frailecillo -le dije con cariño - si ve que la cosa se pone fea... despiérteme - le dije con un guiño, puse la varita encima de la mesa, no la necesitaría al lugar en el que iba a estar. Solté el aire con suavidad nuevamente, y tomé la poción... al principio parecía que sabía a agrio pero gracias a los diferentes compuestos endulzaban la bebida 

(*) Hechizos decorativos

<<continúo en el siguiente post>>

Editado hace 2 horas por Hecate Engosvezhof