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Bosque Prohibido


Adrian Wild
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El silencio del bosque era casi asfixiante, y aunque no podía ver la expresión de Coleen, podía sentir su presencia detrás de mí, atento a cada paso que daba. Sabía que no retrocedería, que seguiría hasta el final, porque eso es lo que hacíamos. No había espacio para la debilidad ni el miedo entre nosotros. Pero esta vez, las reglas eran distintas, aunque él no lo supiera todavía.

La luz tenue de la piedra encantada titilaba en la distancia, su aura oscura envolviendo el ambiente con una energía pesada, palpable. Había leído todo lo que podía sobre ella, sobre su poder y las maldiciones que la rodeaban. No era solo una simple piedra; era un desafío real, algo que pondría a prueba no solo nuestra magia, sino nuestra resistencia... y tal vez, nuestra cordura.

Coleen, en su eterna arrogancia, pensaba que esto era solo otro de nuestros juegos, otra competencia para ver quién era el más fuerte. No podía estar más equivocado. Desde el momento en que crucé la línea de los árboles, supe que no todo dependía de nuestras habilidades mágicas esta vez. Había algo más en el bosque, algo antiguo y despiadado, algo que había despertado con nuestra presencia.

El aire a nuestro alrededor se volvía más denso, más frío. Mi respiración se aceleraba, pero no por el cansancio. Sabía que no estábamos solos. El bosque estaba demasiado en silencio, como si el viento mismo hubiese dejado de soplar, como si las criaturas que normalmente habitaban estos árboles se hubieran escondido de algo mucho peor.

El peso de la varita en mi mano me daba cierta seguridad, pero incluso eso comenzaba a desvanecerse a medida que nos acercábamos a la piedra. ¿Qué pretendía realmente al traerlo aquí? No era solo para vencerlo en otro reto. Esto iba más allá de los halagos que había recibido después del duelo. Necesitaba probarle que yo no solo era su igual, sino que era superior. Que él no me asustaba. Que nada me asustaba.

Pero mientras avanzábamos, sentí un escalofrío recorrerme la espalda. Había subestimado el poder de la piedra, y peor aún, había subestimado lo que acechaba en las sombras. Sabía que algo nos estaba observando, pero no podía mostrar miedo. No podía permitir que Coleen lo viera.

Él se detuvo cuando yo lo hice, y sentí su desconfianza, su duda. No era tonto. Sabía que algo más estaba sucediendo. No importaba. Yo había llegado demasiado lejos para echarme atrás ahora. Si teníamos que enfrentarnos a lo que sea que estuviera cazándonos, lo haríamos. Y cuando todo terminara, seríamos diferentes. El Bosque Prohibido no dejaba que nadie saliera igual.

Bueno, ahí está, es la piedra de la que te hablé— le dije, intentando no hablar demasiado alto, ya que el silencio allí era abrumador—. El desafío es vencer las barreras que tiene y tomar la piedra. El primero que salga del Bosque con ella, gana.

Parecía simple. No lo era.

 

@ Coleen Black

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El silencio era abrumador. Algo se había tragado sin misericordia  los sonidos. En realidad que hacia aquí?, valía la pena afrontar todo esto para probarle a @ Astara Macnair  que no podría conmigo?. Eramos orgullosos, tontos, unos adolescentes y ninguno le iba a demostrar al otro miedo o un ápice de debilidad. Habíamos llegado hasta este punto por mas de 6 años. Competimos día a día. Solo cuando hacíamos nuestro trabajo de prefectos era la única vez que estábamos de acuerdo. Ahora estábamos allí, frente a la Piedra Encantada sintiendo como el Bosque Prohibido cobraba una vibra extraña.

 

-Algo me dice que este puede ser el final para alguno de los 2 -pensé para mi mismo- el bosque prohibido y lo que nos esta vigilando no permitirá que salgamos de aquí sin haber pagado un sacrificio a cambio.

 

No sabia si estaba listo para afrontar el reto. Busque en mi mente todos los conocimientos que pudiera utilizar, sin embargo, estaba claro en algo, no había leído lo suficiente sobre aquella piedra como para saber a que me iba a enfrentar. Estaban las leyendas, los mitos, lo que la gente podía susurrar que había escuchado, el boca en boca de alumnos que habían perdido la cordura y terminaron en el Hospital de San Mungo. Aun así no estaba preparado. Estaba seguro que Astara si lo sabia, sino, porque demonios me había retado a llegar hasta aquí? Era una chica lista, no se iba a arriesgar por nada si no estuviera segura que podría tener quizás un mínimo de ventaja. No podía demostrarle miedo ni debilidad. Astara esperaría que saliera corriendo? No iba a dejar que ante sus ojos me viera como un cobarde.

 

-Lumus -susurre. de la punta de la varita salio aquel haz de luz que ilumino por un momento lo que nos rodeaba. No podía evitar la sensación de que algo nos estaba esperando. Mi corazón se acelero un poco. Podría jurar que los latidos de mi corazón podrían ser escuchados por cualquiera. Respire profundamente. Debía calmarme.

 

-Así que ese es el reto Macnair?, muy bien, lo acepto -Intente sonar lo mas seguro posible. No lo estaba.

 

Que tipo de magia íbamos a encontrar allí?. Seguramente que magia oscura. Que otras cosas habían como barrera? Que protecciones podrían haber? Que era lo que nos vigilaba? Seria una sola cosa o serian muchas mas? Estaríamos ya rodeados?. Mire de reojo. Observe a Astara iluminada por la tenue y extraña luz de la Piedra Encantada. La luz era mortecina, sin vida, prácticamente era una señal de lo peligroso que aquello era. Una clara advertencia que por ego, por aquella competitividad, por querer ser superior al otro no íbamos a escuchar. Yo estaba detrás de Astara. Sabia que ella no podía verme a mi. respire profundamente. La tensión estaba en el aire. Uno de los 2 haría el primer movimiento y aquello comenzaría.

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Animagia con @ Ada Camille Dumbledore

- ¿De verdad, Ada? ¿El Bosque Prohibido?- exclamó elevando su tono de voz, dejando que la insatisfacción que sentía fluyera por sus palabras. 

La bruja avanzaba con cierta dificultad por un camino apenas delimitado, esquivando las enroscadas raíces de árboles milenarios que atravesaban el suelo, entrecruzándose y volviendo el terreno peligrosamente irregular para una aristócrata que se negaba a prescindir de los zapatos de taco aguja si debía enfrentarse al escrutinio de otras personas. En algún punto del sinuoso trayecto se había visto incluso obligada a saltar una la elevada raíz de un viejo roble, agradeciendo que no hubiese testigos del humillante momento al que Ada la había expuesto. No era una sorpresa que la Dumbledore eligiera un lugar de esa naturaleza para trabajar sobre sus incipientes indicios de Animagia, al fin y al cabo era una digna hija de Ariane. Sin embargo, a Lucrezia no le hubiese molestado algo más de consideración respecto a la humedad que amenazaba con disputar la perfección de su peinado.

Pese a las noticias sobre el lugar del encuentro que había recibido horas antes en la tranquilidad de la mansión Médici, la blonda italiana había decidido en aquella ocasión mantener el elegante estilo que la caracterizaba ante el mundo y en el que se sentía cómoda pese a lo inconveniente que podía ser en medio de un tétrico bosque. Su delgado cuerpo era cubierto por un vestido de estilo renacentista cuya larga falda sujetaba con ambas ambas manos para evitar que la húmeda tierra impregnase la magnífica tela con la que estaba elaborada. Llevaba también unos finos guantes que se extendían hasta unos centímetros de sus codos, pensados para evitar el contacto directo de su piel con todas las expresiones de la naturaleza que la rodeaban. Su rubio y lacio cabello caía por su espalda para cederle el protagonismo a las atractivas facciones de su pálido rostro.

Mientras seguía esquivando los obstáculos que el Bosque Prohibido ponía en su camino intentando no perder el equilibrio, la aristócrata repasaba sus motivos para estar allí en ese momento, exponiéndose a los mosquitos y el lodo. Los indicios estaban en sus sueños, como todo lo relacionado a la intersección entre magia y destino. Los escenarios que su mente creaba mientras dormía, contando infinitas historias que olvidaba en la madrugada, se habían visto interrumpidos en las noches previas por un sonido que se mantenía constante hasta que recuperaba la consciencia y se encontraba nuevamente con su habitación. Se trataba de un siseo tan débil como perturbante que la llamaba, invitándola a acercarse...¿A qué?

- ¿Esperamos a alguien más? - preguntó con una creciente impaciencia, que decidió no ocultarle a Ada, al cruzar la mirada con el lince ibérico. 

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El frío aire del Bosque Prohibido parecía cortarme la piel mientras permanecía inmóvil, observando la Piedra Encantada que tenía delante. Había logrado llevar a Coleen hasta aquí, pero no podía bajar la guardia ni por un segundo. Sabía que él no retrocedería, no después de lo que había pasado en la sala común, cuando todos lo aplaudieron tras superar mi encantamiento. Ese desafío humillante me había costado más de una noche de sueño, y aunque lo acepté con una sonrisa gélida, por dentro, el odio hervía. Esta noche era mi revancha.

Escuché sus palabras como si fueran veneno disfrazado de confianza. A pesar de su tono firme, noté la ligera vacilación. No estaba preparado, no del todo. Pero eso lo hacía más interesante, ¿verdad?

Las hojas bajo mis pies crujían débilmente mientras me movía alrededor de la piedra. Los árboles a nuestro alrededor parecían inclinarse hacia nosotros, como testigos silenciosos de lo que estaba a punto de suceder. El Bosque Prohibido siempre había tenido su propio poder, su propia magia oscura, pero algo en esta parte se sentía diferente, más antiguo y más peligroso. Y aunque sabía lo suficiente sobre la Piedra Encantada como para estar alerta, había secretos que ni siquiera yo había logrado desentrañar del todo. Pero esa era la parte del reto que más me emocionaba: la incertidumbre.

Coleen estaba detrás de mí, su varita iluminando con un débil resplandor, pero el haz de luz parecía ser tragado por las sombras antes de llegar demasiado lejos. Sabía que lo que nos vigilaba no era solo una criatura, sino el mismo bosque. Sentía cómo la magia aquí latía como un corazón oscuro y hambriento, esperando que hiciéramos el primer movimiento.

Miré la Piedra Encantada con una sonrisa torcida, sabiendo que el verdadero peligro no era solo la magia oscura que la envolvía, sino lo que había traído con nosotros: nuestra rivalidad. ¿Cuántas veces había deseado este momento? Años compitiendo, tratando de superarnos el uno al otro, todo nos había llevado aquí, al borde de lo desconocido. Y esta vez, no se trataba de un simple encantamiento en la sala común; esta vez, estaba dispuesta a llevarlo más lejos. Mucho más lejos.

- Lumos Maxima - conjuré en voz baja, lanzando una luz más potente que se extendió por la zona. Sabía que Coleen me estaba observando, pero no me importaba. Mi mano, firme sobre mi varita, sentía la magia del bosque vibrar. Algo estaba por suceder, y en ese instante, supe que ninguno de los dos saldría ileso de aquí. Porque lo que Coleen no entendía era que este desafío no se trataba solo de nuestra competitividad; era un enfrentamiento entre fuerzas más allá de nuestra comprensión.

Bien, Black ,pensé, mientras un brillo calculador cruzaba mis ojos. Has aceptado el reto. Ahora veremos quién paga el precio.

El aire se volvió más denso a medida que el hechizo iluminaba el área, pero la luz parecía incapaz de penetrar del todo la oscuridad que nos rodeaba. Era como si el propio bosque estuviera absorbiendo nuestra magia. La Piedra Encantada, ante nosotros, brillaba con una luz opaca, casi enfermiza, como si alimentara las sombras.

Vamos, Macnair, pensé, mis dedos apretando mi varita con más fuerza. Coleen estaba cerca, pero en este momento, la competencia había pasado a segundo plano. El ambiente se sentía distinto, y el latido de la magia oscura en el aire había dejado de ser una mera amenaza para convertirse en algo tangible.

Entonces, ocurrió.

Un crujido resonó a nuestra derecha, y antes de poder reaccionar, una ráfaga de viento nos envolvió, pero no era un viento común. Era denso, cargado de magia antigua y oscura. La tierra bajo nuestros pies tembló ligeramente, y de entre los árboles, una figura emergió, apenas visible entre las sombras. No era humana, ni tampoco parecía ser una bestia del bosque. Era algo más... una criatura espectral, con ojos que resplandecían como brasas en la oscuridad. La presencia de la Piedra Encantada había despertado algo que no debería haber sido perturbado.

No lo había previsto. Este no era el reto que había planeado para Coleen.

Antes de poder reaccionar, la criatura se lanzó hacia nosotros con una velocidad aterradora. Mi primera reacción fue lanzar un Protego formando una barrera mágica entre nosotros y esa cosa. El hechizo impactó contra el espectro, pero su energía oscura lo atravesó, partiéndose en una lluvia de chispas que apenas lo ralentizó. Sentí un tirón en mi interior, como si la magia misma que había conjurado estuviera siendo drenada. Mi mirada se dirigió a la Piedra Encantada, y lo entendí. La Piedra no era solo un artefacto antiguo; estaba alimentándose de nuestra magia, absorbiendo lo que conjurábamos y dándoselo a esa cosa.

La criatura volvió a moverse, y esta vez nos atacó directamente. Sentí un golpe en el pecho y fui arrojada contra un árbol cercano, el aire escapando de mis pulmones. Mi varita cayó de mis manos, rodando lejos de mi alcance.

 

@ Coleen Black

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Sentí que me faltaba el aire. Intente inhalar. Porque lo estaba haciendo?, sentí que me asfixiaba, mi mano izquierda se dirigió a mi garganta.  Pensé en utilizar un Anapneo para destapar mis vías respiratorias. Era una tontería. Aun así, la piedra se había apoderado de mi mente y estaba jugando con ella. Seria la piedra en realidad? Donde estaba @ Astara Macnair ? Ella hasta hacia un segundo estaba delante de mi observando la piedra. recordé la luz mortecina que salia de la piedra, como si tuviera el suficiente poder para tragárselo todo. Primero había sido el sonido, luego había vuelto y fue cuando escuchamos como se rompían aquellas ramas, ahora, me estaba quitando la vista? me obligue a pensar. de que estaba seguro. Seguro estaba de que aquello no era un juego o una competencia como las que solíamos tener. Seguro estaba que podía sentir la varita entre mis dedos aunque algo, o algún tipo de magia parecía consumir la luz del lumus conjurado. Se estaban robando nuestra vida y nuestra magia.

 

Escuche la voz de la Macnair como si estuviera muy lejos. Un chispazo de luz muy lejano y débil. Volví a la realidad. Fue como volver a respirar. Me había despertado de aquel trance. Astara estaba donde la había dejado, justo delante de mi pero esta vez moviéndose. Maldije. Que demonios me había pasado?. No podía pensar en ello ahora. No podía dejar que el miedo se apoderara de mi o me volviera a dominar. Astara llevaba mucha ventaja y yo ni siquiera sabia como iba a salir de todo esto. Me moví justo cuando un gran sonido se escucho a nuestra derecha. Intente levantar la varita pero una extraña ráfaga de viento nos tenia aprisionados. Ni siquiera me podía mover. Sentí la sacudida, pero no era un temblor normal. Era como si algo de gran tamaño estuviera pisando. Un segundo después la vi.

 

Una sombra  sobrehumana se acerco a nosotros con gran rapidez. Su mirada no era normal, sus ojos no eran normales, parecía como si los hubiera sacado del mismísimo infierno. No pude verle nada mas. Escuche un rugido espectral que me heló la sangre. Un escalosfrio recorrió mi espina dorsal y los vellos de los brazos se erizaron. Donde nos habíamos venido a meter?, no estábamos preparados para esto. En un segundo con una velocidad aterradora ya estaba encima de nosotros. Astara lanzo un protego pero no sirvió de nada, fue como si la sombra de aquella bestia se hubiera ofuscado o se lo hubiera tragado. Astara había sido lanzada contra un árbol, yo era el siguiente en su lista.

 

-Reducio -alcance a decir pensando que de una u otra forma aquella cosa podría ser reducida. Funciono? Me gustaría decir que si, pero no. Y si lo hizo quizás fue demasiado poco para mi gusto ya que no me di cuenta de algun cambio. aquello era mucho mas poderoso. Esa cosa estaba viva y ya fuera nuestra magia o nosotros mismos íbamos a servirle de alimento. -Desmaius -conjure pensando que si aquella cosa tenia algún tipo de conciencia podría detenerla de aquella forma. Que sucedió? Pareció afectarle pero lo que hizo fue relentizarlo un poco. Lo siguiente que supe fue que volaba por los aires y recorría un par de metros por el suelo como si me estuvieran arrastrando, pero había sido aquella cosa que me había lanzado lejos como si fueras una vil bola de boliche. No se contra que golpee para detenerme, pero el dolor fue intenso.

 

-Maldición, eso dolió -gruñí desde el suelo adolorido intentando levantarme. Lo único bueno fue que la varita había quedado muy cerca de mi por lo que me arrastre un poco para tomarla entre mis dedos.

 

Me esforcé para levantarme, mi cuerpo y mis músculos gritaban adoloridos pero no podía quedarme en el suelo llorando, había que vencer a aquella cosa. Ya no importaba si Astara era mejor que yo, si ella ganaba la competencia y lograba tocar la Piedra Encantada primero, esto era cuestión de vida o muerte. Me moví para llamar su atención, tenia que mantener a aquella criatura concentrada en mi.

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Me acompaña en ésta habilidad Pársel con @ Thoth

"Tendré que arreglar ésta mesa" pensé mientras veía como tambaleaba y me daba muchísima rabia, el tac tac, me estaba poniendo de mala leche.

No podía colocar un libro debajo, era poco más que un ultraje y una falta de decencia a algo que nos daba tanto conocimiento y poder. Pero la mesa bailaba al son del peso por tantos libros que necesitaba colocar, y aunque éstos fueran llevados por magia hacia sus estanterías, había que clasificarlos primero. Unos eran de Defensa Contra las Artes Oscuras, otros pertenencían al Cuidado de Criaturas Mágicas, otros, de tratados de muggles y que me dio muchísimo asco en clasificar. No sé cómo se me apareció un pergamino de una forma bien curiosa.

La pequeña explosión mágica de tonos rojos y naranjas se apareció delante de mi y del susto, trastabillé y tiré todo el contenido de la mesa al suelo. Menos mal que la Biblioteca estaba lo suficientemente insonorizada como para que no se escuchase el tremendo ruído que había en las puertas formadas por su bibliotecaria. Aún en el suelo, leí lo que ponía e instantes después, se apareció una serpiente

- Vaya vaya... ¿eres su mensajero? - pregunté y que por supuesto, no se dignó en responderme, la especie era una serpiente cornuda y no todos podían usarlas y lo decía porque yo tenía una en mi poder. En el Ministerio de Magia, se cuidaban de las personas que podían o no adquirir bestias que podían infringir daños a terceros, había que tener mucho nivel de conocimiento para tratar a semejantes criaturas. Recordaba en otras ocasiones como cierto mago también y arcano, había hecho lo propio con una de sus amigas fieles. Entendía su propio concepto y tenía conocimiento de su mitología, muy pocos podían conocer el verdero significado desde la época del Señor Tenebroso; Voldemort. Él había renacido gracias a hechizos de sangre y pociones, y ellas también lo hacían en cierta manera, "renacían" al cambiársele la piel por una más nueva. 

Sacó la lengua para olfatearme y movió la cabeza hacia la puerta: 

- ¿Quieres que te siga? - movió la cabeza una vez más:

- Vale, dame un momento - pareció entenderme y con un aireo de mi varita mágica coloqué los libros en su lugar, ya arreglaría la mesa en otro momento, además de hacer desaparecer la tinta que se había esparcido al caerse el tintero por el alboroto causado y los pergaminos manchados por ella. Estaba todo echo un asco, y vi que no había alumnos dentro, limpié nuevamente todo con magia y me acerqué a las puertas para cerrarlas, mientras estuviese ausente, nadie debía estar dentro, coloqué un mensaje el que decía:

"BiBLIOTECA CERRADA POR AUSENCIA"

Ese era mi territorio, y salvo que el director me dijera algo yo mandaba ahí dentro. Por el momento estaba todo tranquilo y aún no era hora de que llegasen los alumnos ni siquiera los de quinto, sexto o séptimo año

La ropa que llevaba era la de siempre, un pantalón fino de seda negro, camisa blanca y por debajo, llevaba el colgante que me ayudaba a exponerme a los días en que el sol apretaba fuerte y por suerte no me chamuscase además de botas negras, tomé la capa que tenía en la silla, la ajusté a los broches que tenía en las hombreras en forma de marca tenebrosa de plata. Coloqué la capucha y vi que en uno de mis bolsillos llevaba le morral de moke además de guardar la varita de álamo. Apresuré el paso al ver como el ofidio se apresuraba a salir del lugar y lo entendía, no era su territorio

Me desplacé casi corriendo pero con suavidad, era una de las ventajas de ser vampiro, que apenas hacíamos ruído y casi que no éramos interceptados salvo por otros de la misma especie. Al llegar casi a la zona del bosque prohibido levanté una ceja.

- ¿En serio es ahí? -comenté sorprendida. No me hacía gracia, porque además, había rumores de que había hasta gigantes. No se había limpiado el Bosque desde tiempos de la penúltima guerra, en la que Fugde el inútil del ministro ni se molestó por guardar Hogwarts y había colocado a una espía; Dolores Umbrigde

Pero lo mejor de todo, es que parecía que había alguien más esperando ¿era un elfo? Parecer parecía

- Buen día señor... - dije con respeto - venía a por las clases de pársel y no sé si es aquí... ¿sabe algo de eso? - dije con una inclinación en mi cabeza y saqué la capucha para que se me viera mejor la cara.

1º post

 

Editado por Hecate Engosvezhof

 

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Acompañamiento en Animagía

 

El bosque prohibido era un lugar bastante interesante tenía bastante vegetación los árboles tenían unas copas frondosas y muchas veces no permitían que la luz plena del sol llegase hasta el suelo lo que muchas veces lo hacía ver como oscuro en el césped. El estar aquí me hacía sentir bien siempre había pensado que me sentía mejor transformada Lince me da una paz que no entendía era como si me uniera él de una manera mucho más profunda que con la misma forma humana de mí misma. Admirada mis hermosas patas abollonaditas y con garras el pelaje dorado sobre ellas que las hacían ver tan suaves y acaríciables, la realidad era que me gustaba mi forma de Lince. La única singularidad que tenía mi transformación era mis ojos, los ojos de los Linces normalmente tienen tonos dorados mientras que los míos siempre permanecían de un azul intenso algo que me parecía muy especial y me agradaba.

A lo lejos percibí movimiento levanté la mirada desde la rama del árbol en donde estaba para observar quién se acercaba y el cuadro me pareció gracioso ver a una aristócrata envuelta en un maravilloso vestido de tonos rojos o anaranjados largo en tacón alto en medio del Bosque tratando de no tropezar se veía gracioso. Aunque no había sido directamente mi intención el hacer que @ Lucrezia Di Medici pasara por semejante trabajo había sido toda una delicia poder ver a la dama tratando de no enloquecer mientras hacía La travesía por el bosque.

Al verme se veía molesta e impaciente, pero la entendía cuando había aprendido a realizar mi trasformación total había sido como liberar algo en mi interior de manera profunda y maravillosa.

Me desperece en la rama, estirando mis patitas y de un salto baje de la rama, media un metro parada en mis cuatro patas, me transforme frente de la rubia y sonreí con complacencia.

- Si, vendrá alguien más, pero no debemos esperar a nadie.

La mire a los ojos esperaban que tuviera la capacidad de estar en armonía con su transformación. Pero sabían que era una bruja poderosa y que si se esforzaba podría lograrlo.

- La animagía es una habilidad mágica muy poderosa, es una transformación complicada para hacer una transformación total en un animal. Manteniendo tu raciocinio, a veces la esencia de tu animal es muy fuerte pero esta en ti aprender a controlarla bien.

Le dije de manera sincera, se lo decían por propia experiencia

 

 

 

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🌙 dulce asesina by Mael

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Animagia

Me prepare a cumplir el llamado de Ada hacia el bosque prohibido, la clase de animagia era algo que llevaba tiempo deseando, lo había intentado una vez en cursar pero mi embarazo en ese momento lo hizo muy peligroso así que tuve que desistir de tal práctica, pero aquí estoy de nuevo conocimiento la intención de cumplir el objetivo esta vez.

Por lo visto la señorita que sería mi compañera estaba muy ansiosa por empezar, aquella actitud podría jugarle en contra ciertamente, su vestimenta estaba lejos de ser para la ocasión pero aún así parecía fiel a un estilo de supuesta reina, no pude evitar suspirar y pensar en mis épocas de emperatriz estaba segura que yo sería una excelente rival si de moda hablamos, pero este no era el lugar para eso además que yo sabía ser más práctica, mi atuendo era un Traje muy distinto al suyo a decir verdad.

-Ciertamente es a mi a quien esperan...aunque yo tampoco esperaría por nadie que no valga realmente ja pena, aunque así yo sinceramentesi lo valgo.- Respondí a la italiana mirándola solo unos segundos para luego centrarme en el animal magnífico frente a nosotras, puede reconocer en su belleza a mi hermanita Ada pero aquí no estábamos como familia si no como docente y aprendiz por lo que no dije nada más al respecto.

La Dumbledore introdujo al tema con rapidez explicando el primer concepto básico de la materia, podía entendiste lo que decía, casi lo había logrado en el pasado y esta vez por fin le pondría un término esperaba positivo a este tema, el cual llevaba clavado como una espina en mi costado.

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@ Ada Camille Dumbledore  @ Lucrezia Di Medici

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Acompañamiento Animagía

 

El Crepúsculo se acercaba, la hora en que el sol desaparecía totalmente del cielo y el horizonte se veía naranja, no podía justo ahora observar como el sol se iba fundiendo entre las montañas pues llas copas de los árboles no permitían ver totalmente el atardecer por en su altura, pero ese color naranja que se veía en el cielo por encima de las copas de los árboles me mostraban que era cercano el momento en que el sol se ocultaría.

Había escogido la hora con anterioridad y adrede porque lo que tenía pensado con una finalidad. Para que ellas se apropiaran del manejo de esta magia tan poderosa como era la transformación de la animación las llevaría a un límite, siempre había creído que el orillar una situación extrema podía ser que afloraran tus instintos más profundos.

Apenas había iniciado la charla con @ Lucrezia Di Medici  cuando @ Malum Luxure apareció frente a nosotras la peli negra siempre había sido muy oportuna, y aunque guardábamos una familiaridad cercana, también sabíamos guardar las distancias en el momento en que debíamos estar en una situación más seria. Conocia sus capacidades, había visto como habías llegado a rozar el manejo de la animagía hacía mucho tiempo atrás, pero otras circunstancias la habían llevado a alejarse de la práctica, para ser más concretos mis tres sobrinos.

-Bueno ya que están aquí creo que no tengo mucho más que hacer,  se que de alguna manera su magia les ha dejado rozar la sensación de su Animagía.

Conocía a la perfección el tema, el ser animago, manejar ese animal que tu poder mágico te permitía, era algo que desarrollabas luego de sentir como se manifestaba en ti, el deseo de realizar la transformación. Era algo que iniciaba como un  instinto, una necesidad, que después hacías consiente y empezabas a dominar de a poco. Era una sensación poderosa que embriagaba mi ser cada vez que lo recordaba.

- Quiero pedirles que en este momento dejen que esa sensación que han sentido antes, las invada, se que se ha manifestado en ustedes antes, solo dejen que se apodere de su ser en este instante.

Las observe esperando entendieran lo que les decía.

- El bosque les ayudará, porque no hay mejor lugar para que focalicen esa magia, que de seguro ya está en ustedes, cierren los ojos y déjense llevar para saber que animal hay dentro en lo profundo de su ser.

Esperaba dejaran su consiente, su orgullo, su humanidad por un momento para que descubrieran el animal dentro de cada una.

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🌙 dulce asesina by Mael

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Noeline había regresado a Inglaterra tras la guerra, buscando reconstruir una vida marcada por una insaciable curiosidad: el Parsel, la lengua de las serpientes. Desde pequeña, las serpientes habían sido sus compañeras en los momentos más solitarios, y aunque no había hablado de su deseo con nadie, ni siquiera con su hermano mayor, el Parsel, esa lengua prohibida y ancestral, la había fascinado en secreto durante toda su vida. El símbolo de la serpiente siempre había sido bienvenido en su entorno, y ahora, más madura y consciente de su poder, Noeline estaba decidida a todo para adquirir esa habilidad.

Antes de regresar, había investigado buscando un arcano lo suficientemente conocedor y reservado como para enseñarle. En sus averiguaciones, el nombre de Lawan Nguyen Thanh surgía constantemente, un enigmático hechicero conocido por su dominio del Parsel y su profunda conexión con las serpientes. Noeline se preguntaba si ahora estaría dispuesto a reunirse con ella y ayudarla a avanzar en este camino prohibido. Lawan era un hombre prudente y esquivo, pero su reputación lo precedía, lo que le daba una extraña confianza en que lo encontraría.

No sabía exactamente dónde vivía, pero las lechuzas siempre solían encontrar a sus destinatarios. Así que, antes de volver a Inglaterra, había redactado una escueta nota:

Quote

"Busco lo que otros temen.
Si estás dispuesto a enseñarme, encuéntrame en el Bosque Prohibido."

Volver a pisar ese bosque lleno de sombras y peligros significaba enfrentar fantasmas de su pasado, pero era un precio justo que pagar. Mientras se acercaba al bosque, lo hacía con la confianza que da la familiaridad, pero también con la esperanza de que el arcano se presentara antes del amanecer. Las primeras sombras de la luna menguante caían cuando Noeline llegó al borde del Bosque Prohibido. El aire frío de la noche descendía sobre los terrenos de Hogwarts, y a lo lejos, las torres del castillo se alzaban majestuosas, recortadas contra el cielo oscuro, iluminadas por la tenue luz de la luna nueva. Las observó con una mezcla de nostalgia y aprensión.

Aunque las torres eran un recordatorio familiar, lo que más le alteraba era lo que no se veía. Bajo esas estructuras imponentes, ocultas en las profundidades del castillo, se encontraban las mazmorras de Slytherin, su refugio durante siete años. Sabía que tras esos muros fríos y húmedos había pasado los momentos más formativos de su vida, rodeada por el eco de serpientes y sombras, apartada del mundo. Ahora, esos recuerdos volvían a agitarse mientras observaba el castillo desde la distancia, consciente de que estaba a punto de embarcarse en un viaje que se podía tornar aún más oscuro.

 

Hablante de Parsel @ Lawan Nguyen Thanh

Draco&Draco
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