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Departamento de Misterios


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       Departamento de Misterios       
 

Se encuentra por debajo de los niveles más bajos del Ministerio de la Magia, exactamente en el noveno nivel. Se puede acceder a él a través de los ascensores desde el atrio del Ministerio. Desde el ascensor, un pasillo llano conduce a una puerta negra, detrás de la cual se encuentra la cámara de entrada, que está diseñada para desorientar a todo el personal no autorizado que entre en ella. Es una habitación circular con un suelo muy pulido que se ve casi como el agua estancada y doce puertas sin tiradores. Cada vez que una puerta se cierra, las paredes giran, por lo que es imposible determinar a cuál puerta es cual. 

Detrás de cada puerta están cada una de las salas de estudio, las cuales encierran los grandes misterios a los que se dedican. Son conocidas seis de ellas; las otras seis aún se desconocen y son objeto de investigación continua. 

Sala de cerebros

Es una estancia larga y rectangular. Está iluminada por lámparas de baja altura, lo que provoca la sensación de que sobre la cabeza no existe techo alguno. Justo en el centro hay un tanque lleno de cerebros que nadan en una solución de color verde que son muy agresivos y atacan a voluntad. Se constriñen sobre lo que trata de tocarlos o recogerlos dejando las marcas señadas marcas sobre la piel de su victima.  Se dice que los tentáculos que poseen los cerebros son la presunción de las manifestaciones físicas de los pensamientos. Es el pensamiento y todos los temas relacionados a estos lo que se estudia en esta cámara.


Cámara de la Muerte

Es una sala poco iluminada, con gradas de piedra que llevan a un pozo en el centro. En este hoyo hay un estrado en el que destaca un arco de piedra muy antiguo con una cortina negra hecha jirones que cuelgan de él. Este arco separa el mundo de los vivos y de los muertos y algunas personas escuchan voces a través del velo; si alguien cae a través del velo, morirá. Se dice que escuchar voces o no dependerá del grado de escepticismo y creencias acerca del más allá.


Sala de las Profecías

Con techos altos, larga y fria, esta camara alberga el mayor registro de profecías del mundo. Tiene altísimos estantes iluminados con velas de llama azul, una luz sutil y confusa que marea levemente a sus visitantes. Las profecías se almacenan en esferas de cristal que están protegidas por una magia que provoca que solo las puedan coger las personas de las que habla o el guardián de la sala. Cualquier otra persona que intente inspeccionar el orbe con sus manos se verá afectada por la locura instantánea. 


Cámara del Amor

Es una habitación que permanece cerrada en todo momento y a la que no se puede entrar ni por "alohomora", navajas mágicas de desbloqueo ni cualquier otro método mágico que se intente. Detrás de la puerta está el objeto más misterioso de estudio del departamento, y la fuerza más poderosa en existencia -el amor-. En sus estudios se intenta comprender y duplicar la protección mágica que el amor es capaz de crear, siendo el único tipo de magia capaz de repeler la maldición asesina y proteger a una persona del daño intencionalmente causado. 


Cámara del Espacio

En esta habitación la oscuridad engulle hasta el último de sus rincones y la gravedad parece desaparecer. Está llena de planetas que flotan en el aire, como si fuera un pequeño sistema planetario con vida propia. Quien visite esta cámara flotará de igual forma nada más ingrese en su interior. 


Cámara del Tiempo

Una hermosa luz te dará la bienvenida en esta sala, larga y con forma rectangular. Todo tipo de dispositivos relacionados con el tiempo llenan completamente la cámara pero son sobre todo los relojes de todo tipo los que inundan el lugar con su sonido. También contiene un frasco de cristal de forma de campana en su extremo, de la cual nace la luz que ilumina la sala. Si alguien cae dentro de la pseudo-campana se hará cada vez más joven hasta su estado pre-vida; luego volverá a nacer para crecer sin cesar. En el extremo de la habitación hay una puerta que lleva al Sala de las Profecías. También hay pequeñas oficinas justo al lado de la cámara ¡, donde se asume que se realizan los trabajos de investigación sobre el tiempo. 



          En el noveno nivel se encuentra:

Misterios y sus cámaras. 
Inefables

          Conocimientos necesarios para trabajar aquí

Conocimiento de Maldiciones
Artes Oscuras
Encantamientos
Pociones
Transformaciones
Adivinación
Historia de la Magia
Runas Antiguas
 

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 — Dicen que la vida es frágil, pero la muerte suelen ser las tijeras que cortan ese fino hilo dorado  se estaba volviendo demasiado meditabundo. Después de haber pasado 10 años en el exilio y ver caer su dominio como ministro Holandes. Aunado a eso la caída de sus camaradas mortifagos, cada uno de ellos pereció a causa de esos malditos muggles que crearon una supuesta "cura*, para exterminar a los habitantes del mundo mágico. 

Admirando el velo de la muerte con fascinación. Estaba agradecido de poner tener control del sitio que durante muchos años estuvo bajo el mando de su prima Juv Malfoy. La duda de si estaba con vida o había sido alcanzada por la dichosa cura, le carcomia por dentro como lo hacen los gusanos con una manzana podrida. 

Sus ojos azul oscuro, idénticos a los de su gemela Kahlan. Destellaban como las brasas ardientes del infierno, extendiendose por cada poro de su piel. La marca tenebrosa descansaba en su cuello, cerca de su clavícula y le escocia de cuando en cuando, generandose en el una sensación placentera. 

Dándole la espalda al Velo de la muerte, aquel sitio era como un cuento macabro que amenazaba la pacífica vida de los fenixianos. Pocos o nada de los recuerdos de sus batallas contra ellos aún flotaban en el inmenso mar que era su mente. Si pudiera compararse con algo viviente, quizás el iceberg que hizo pedazos el Titanic se quedaba corto. 

Esperaba ansioso que la sala de las profecías, le diera un atisbo de luz sobre el paradero de su hermana Kahlan. Si también la había perdido a ella, no existiría sitio donde esos malditos científicos pudieran esconderse de su implacable sed de venganza. 

         Cuando eres tan grandioso como yo, es difícil ser humilde

                 The-Gooddes-Kah     

 Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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El resplandor rojizo se reflejaba nuevamente en su iris grisáceo, como el ocaso de otro día que llegaba a su amargo final. Aún en la penumbra de la Cámara del Espacio, la recreación de cómo se habría visto aquella monumental explosión, a la que estudiosos no mágicos (y algunos mágicos) asociaban con el inicio de todo lo conocido, resaltaba entre los modelos a escala de planetas y otros cuerpos celestes. 

Big Bang, vaya nombres tan curiosos los que eligen los no magos para nombrar a lo desconocido ⎯ dijo para sí, usando el índice y pulgar izquierdos para acomodar los lentes sobre su rostro. 

Aún con el efecto de gravedad cero que reinaba en su ahora oficina, sentía que el ambiente se encontraba desequilibrado. Caminó un par de pasos antes de flexionar sus rodillas con ligereza, impulsándose de vuelta al suelo. Sitios como ése volvían ambiguos conceptos tan triviales como la percepción de lo que estaba arriba o abajo. 

Dio la espalda al fenómeno cósmico, mientras se aproximaba hacia el escritorio de caoba. No había desempacado ni la mitad de las cosas de la maltrecha caja de archivo, cuando Juliette había reaparecido nuevamente en su vida, lo cual tenía cierta pizca de ironía, considerando que llevaban años unidos; además, el ataque de sus similares mortífagos, nueve pisos más arriba, había dejado poco margen para ponerse al día. 

Perfectamente equilibrado, como todo debe estar ⎯ sentenció mientras extendía un pergamino en el que las constelaciones se actualizaban de forma dinámica. Al menos, sus dotes con la astronomía le permitían crear ese tipo de productos cartográficos. Deslizó los dedos sobre el papel, hasta encontrarse con la constelación de Casiopea. 

Cassie. 

Salió del ensimismamiento, sólo para recoger la taza de té que aún tenía los restos de la infusión que intentara beberse el día del ataque. Confiaba en que sabría cómo llegar ahí; después de todo, había volado la puerta para encontrarlo, lo cual mostraba una determinación enorme por parte de su esposa. Y Horace, su elfo doméstico, tenía instrucciones de dejarle un breve mensaje. 

«Bajo el manto de las estrellas, al décimo día, en el inicio que a su vez será el final, eventualmente». 

⎯Me parece que teníamos una conversación pendiente, antes de que un par de...complicaciones aumentaran la expectativa. Con el tema de la elección del liderato, creo que podemos aprovechar la distracción. 

Acudió al encuentro de la Macnair, sabiendo en el fondo que ni sus más hábiles dotes de carisma lo podrían mantener a salvo de su destino y su responsabilidad. 

 

@ Juliette Macnair ☠️

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El Departamento de Misterios siempre había sido un laberinto de sombras y secretos, un lugar donde la magia se entrelazaba con la locura. El ambiente era opresivo, cargado de una energía antigua y misteriosa. Los pasillos, iluminados por antorchas parpadeantes, parecían extenderse hasta el infinito, sus paredes adornadas con extraños símbolos y artefactos. Isobelle, con su paso grácil y su mirada penetrante, se adentró en aquel ambiente con una calma que desmentía la tormenta que llevaba dentro. Su cabello negro, con un mechón blanco que contrastaba llamativamente a la luz de las antorchas, ondeaba suavemente mientras avanzaba. Una ligera cicatriz enmarcaba su cuello, recordándole un pasado turbulento.

Su nueva oficina era un refugio de polvo y olvido, una celda donde el tiempo parecía haberse detenido. Una gran ventana, velada por una gruesa capa de suciedad y probablemente hechizada, ofrecía una vista distorsionada del Londres muggle. Sin embargo, Isobelle no sintió repulsión. Más bien, una extraña satisfacción la invadió. Era un espacio en sintonía con su alma, un lugar donde podría ahondar en los misterios más oscuros sin interrupción. Con un gesto de su varita, la habitación se transformó, convirtiéndose en un santuario de conocimiento y poder y satisfecha, la inefable se dirigió a su siguiente destino.

La Sala de la Muerte era un lugar aparte, un umbral entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Al cruzar el umbral de la sala, un escalofrío recorrió su espalda. La marca tenebrosa tatuada en ella, una serpiente que se enroscaba a lo largo de su columna vertebral, pareciendo emerger de un cráneo, cosquilleó de forma inquietante. La sensación era familiar, como si la marca resonara con la energía oscura que impregnaba el lugar.

Los rumores sobre aquella habitacion eran exagerados, pero para ella, que había abrazado la oscuridad, era tan solo otro enigma por resolver. El interior de la sala era un mausoleo gélido, donde la humedad se adhería a la piel como una segunda capa. Una luz fantasmal, como la de un cirio agonizante, bañaba el recinto, proyectando sombras grotescas en las paredes. En el centro, sobre un pedestal de piedra negra, se erigía un arco gótico, desgastado por el paso de los siglos. De él pendía un velo raído, como una herida abierta en la realidad, que se agitaba con un susurro inquietante.

Sus ojos violetas se encontraron con los del hombre que aguardaba en las sombras, una figura alta y delgada que emanaba una aura de misterio. 

¿Puedo ayudarle en algo? — Exclamo la inefable mientras bajaba los escalones rumbo a su encuentro, el claqueo de sus tacones haciendo eco en el recinto. La voz de Isobelle resonó en la sala, su tono suave pero firme. Observó al hombre con detenimiento, buscando alguna pista que explicara la extraña sensación que le provocaba aquella mirada intensa.

--

@ Kyle Blackthorn

 

 

 

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Mantenía la delicada taza de porcelana flotando a su lado mientras ella iba revisando algunos informes de deceso que pronto debía revisar con su fina pluma de pluma de cuervo⸺irónico⸺pero lo que más tensa la tenía eran esos pensamientos. Mientras Kalevi se negaba a hablarle, Baela se negaba a comer con normalidad, y ahora sólo faltaba que Daeron también quisiera tirarle sus pequeños trenes por la cabeza. 

Bufó ante la mera imaginación, pero antes de que pudiera maldecir en alto, una suave ráfaga de aire llevó consigo el familiar aroma de la hierba de ginseng⸺Horace. El tan leal elfo doméstico del mago apareció ante ella, con su rostro impasible ocultando la seriedad del mensaje que traía consigo. 

Se inclinó respetuosamente hacia la bruja.

⸺ “Madame Rosier, he traído un mensaje de su esposo.”⸺ anunció con elegancia mientras extendía un pequeño pergamino enrollado con un lazo de seda. 

La curiosidad se apoderó de ella al deshacer el nudo, y sus delicados dedos temblaron ligeramente mientras desenrollaba el pergamino⸺podría haber enviado cualquier medio de transporte al instante, pero las cartas entre ellos eran sagradas. Quizás, de las pocas cosas que le recordaban a ambos una juventud eterna, y un amor constante que aunque peligraba por marchitarse, siempre, de una forma u otra, volvía a florecer.

⸺ Muchas gracias, Horace. ⸺dijo la bruja al cabo de leer el mensaje, y entonces soltó una risita melodiosa que intentó disimular, puesto que, las mismas evocaron en ella una serie de recuerdos de noches intensas entre las constelaciones y la quietud de la oscuridad.

Soltó un suspiro.

Y sin dudarlo, recogió su abrigo de color verdoso y se dirigió directamente hacia el Ministerio de Magia a través de los polvos flu⸺la fluidez del transporte mágico la llevó rápidamente a la entrada del edificio, donde la atmósfera siempre estaba cargada de actividad y murmullos. La gran sala de recepción era un bullicio de aurors, funcionarios y magos que iban y venían, cada uno sumido en sus propias preocupaciones. 

Así que ella ingresó por los pasillos, sin siquiera detenerse a presentarse, pues las recepcionistas que ya la conocían perfectamente, mejor dicho a su temperamento, sabían que dejarla ingresar era una decisión acertada para evitar cualquier sentencia de muerte. Se abrió paso entre la multitud haciendo resonar sus tacones oscuros mientras soltaba las ondas de su cabello, y en cuanto llegó a las puertas, abrió las mismas con la ayuda de una floritura rápida con su varita.

⸺ Así que una conversación pendiente…

Al llegar al Departamento de Adivinación y Astronomía, el ambiente se tornó más sereno. La iluminación suave y los estantes repletos de volúmenes antiguos ofrecían un aire de contemplación que sin lugar a dudas la tranquilizaba. Allí, el eco del pasado se mezclaba con la urgencia del presente, y sabía perfectamente que Eobard estaba por ahí vigilando sus pasos, siempre rodeado por el caos que siempre había acompañado a su búsqueda de equilibrio.

⸺ Mi presencia ha sido solicitada con tanto esmero.⸺murmuró de forma juguetona, casi en un ronroneo, en cuanto llegó a enfrentar al mago, y antes de que él dijera cualquier cosa, ella ya se hallaba deslizado las puntas de los dedos por algunos objetos a su paso.⸺ ¿En qué te gustaría aprovechar precisamente esta distracción?

@ Eobard A. Black Lestrange  💀

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Me alegra saber que mi mensaje fue entendible. Eso quiere decir que no he perdido el toque. No tanto, al menos, considerando que a estas alturas ya conoces cada una de mis enigmáticas palabras — concedió con una tenue sonrisa al escuchar el desliz de los dedos de Juliette sobre los cachivaches. 

Su esposa definitivamente tenía estilo hasta para hacer una entrada. No era sorpresa que, después de tantos años y tantas variantes, el Black Lestrange siguiera cautivado por su aparición. Lo anotaría entre las cosas que mantenían vigente esa particular unión. Quizá, cuando terminara de instalarse en esa recóndita Cámara del Departamento de Misterios, solicitaría una conexión directa a la red flu para ambos.

Giró sobre sus talones para seguirle el paso, pues ella le había tomado la delantera y se encontraba más allá de las nebulosas; los libreros que almacenaban los registros astronómicos de los últimos años, en busca de algún indicio de paz. O de guerra. O de lo que fuera. 

Detestaba el papeleo, siendo la principal razón para abandonar los empleos ministeriales varios años atrás. Las cosas eran diferentes, naturalmente, ahora encabezaba el proyecto de investigación dedicado a desentrañar los misterios del espacio conocido y desconocido, que para el mundo mágico aún era terreno relativamente fértil.

En ponernos al día, desde luego, cariño. Aunque admito que han sido divertidas estas idas y venidas, después de tantos años. 

Miró por encima de sus gafas a la Rosier, sin perder la picardía que emanaban sus palabras, buscando establecer contacto con esos destellos verdosos, que en la penumbra eran como una especie de guía. Por no mencionar que el abrigo que llevaba puesto acentuaba dicho rasgo físico. «¿Lo habría hecho a propósito?» se preguntaba el castaño. En el reencuentro era terreno desconocido, posiblemente, pero ahora ella estaría dispuesta a llevar la delantera y anticiparse al Black Lestrange. 

Cierto, me estaba preguntando, ¿aún realizas investigación con esas pobres almas caídas en desgracia? — inquirió con curiosidad, recordando que en algún momento habían coincidido en ese entorno —. Está más que claro que las finanzas matrimoniales han salido a flote gracias a ti. No negaré que el casino ha dejado más pérdidas que ganancias. 

Podía obtener ésa, y otras respuestas, con un simple vistazo en la mente de Juliette, pero ella encabezaba las excepciones a la regla sobre usar sus dotes de legeremante. Sin mencionar que lo que posiblemente viera podría no dejarlo regresar. Ahora que lo pensaba, tenía años sin acceder a la mente de alguien, incluida la suya, que era un auténtico laberinto, como la Arcana le hizo ver en su momento.

Varita en mano, agitó el nogal negro en la oscuridad, convocando un modesto carrito, de esos que llevaban montones de carpetas en la gaveta inferior, para situarse entre ambos. Lo coronaba una botella de vidrio con un líquido cristalino, casi tan fuerte como algunas de las bebidas mágicas más potentes, y dos caballitos de porcelana. 

¿Sake? No sé si sea prudente abrirlo entre horas laborales. Lo conseguí en mi última visita a Norteamérica, planeaba guardarlo para una ocasión especial, así que ya que estamos. La otra opción, es esperar al siguiente cumpleaños de Daeron.

 

@ Juliette Macnair  🌜

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Esbozó una elegante sonrisa mientras sus dedos se deslizaban, casi con despreocupación, sobre el lomo de un libro polvoriento. El comentario de su esposo, como siempre, cargado de una fina mezcla de ingenio y un toque de nostalgia, le hizo detenerse un momento⸺giró sobre sus talones, con una ceja alzada y ese brillo travieso que le aparecía cuando sabía que lo tenía justo donde quería.

⸺ Oh, cariño…⸺respondió, sin prisa, permitiendo que su voz acariciara las palabras sólo para cautivarlo un poquito más.⸺ Si aún tienes dudas de mi fascinación por ti, déjame asegurarte que has perfeccionado tu característica labia convirtiéndola en un arte personal.

Avanzó un par de pasos, deliberadamente lentos, sintiendo el peso de sus tacones resonar en la penumbra de la Cámara del Espacio, mientras era completamente consciente del abrigo que llevaba puesto, y del modo en que su esposo no dejaba de observar esos detalles que solo él parecía notar: ¿realmente lo había hecho a propósito? Tal vez, imposible de asegurar hasta para ella misma. Le gustaba mantener el misterio, incluso después de tanto tiempo.

Cautivar al otro era su arte personal.

Alzó una mano, deteniendo su caminar por un momento, con los ojos fijos en el carrito que había convocado.

⸺ ¿Sake? ¿En medio del caos? repitió con un leve toque de incredulidad que no podía esconder del todo puesto que sólo era una simple fachada, en el fondo existía una diversión genuina y un reto apenas velado.⸺ Estás tentando al destino con esta propuesta…. aunque debo admitir que una pequeña copa no suena tan mal, siempre y cuando prometas que no haremos explotar nada más importante que nuestras propias ideas.

Sus ojos se encontraron con los de él, la picardía reflejada en los destellos esmeralda que tanto él le conocía la hicieron parecer aún más jovial de lo que su cuerpo reflejaba⸺en ocasiones era desagradable verse como una veinteañera, pero frente a él, en ocasiones surtía un efecto de deseo prohibido difícil de explicar. Dio un paso más hacia el carrito, pero en lugar de dirigirse al sake, pasó los dedos sobre las carpetas, deteniéndose brevemente antes de continuar.

⸺ Y sobre mi investigación… ⸺dijo con una sonrisa que no revelaba nada pero que al mismo tiempo insinuaba mucho.⸺ ¿Aún crees que esas pobres almas merecen toda mi atención? ⸺chasqueó la lengua como si la mera idea le ofendiera, pero era un mero jugueteo que se reflejó en sus acciones cuando volvió a girar hasta quedar frente a él.⸺ Intento comportarme ahora que soy una mujer casada, he aprendido con los años a diversificar mis intereses… aunque, por supuesto, siempre hay espacio para ciertos… pasatiempos.

Se inclinó levemente hacia el carrito al tiempo que arrugaba dulcemente el puente de su nariz, tomando uno de los caballitos de porcelana pero sin llenarlo todavía. La atención de la Macnair volvió hacia su esposo, y con delicadeza se atrevió a extender una mano para presionar su brazo con cariño.

⸺ Sé que le tienes un cariño especial al Casino, y sabes que siempre puedes contar conmigo para revivirlo. ⸺dijo con un tono de voz más suave, mucho más genuino que el usual utilizado por ella, pocas veces dejaba entrever ese vestigio de humanidad, y contadas eran las personas que tenían acceso a esa parte de ella. Él era una de esas personas.⸺ No te lo dije pero, realmente me alegra verte otra vez.

Alzó la pequeña copa hacia él, pero no la llevó a sus labios.

⸺ ¿Lo abrimos, entonces? Aunque me intriga esperar al cumpleaños de Daeron… he aprendido que todo puede cambiar en un pestañeo, y nuestro reencuentro, además, es realmente una ocasión especial.

@ Eobard A. Black Lestrange  🤍

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