Tribunal del Wizengamot y Sala de Prensa

[Arya Macnair]

Me latía el corazón en las cienes. 

Con cada palabra que Sybilla formulaba sentía que se me iba a salir por la boca. Y ni hablar cuando, luego de su sarcasmo, hizo aparecer nuestros expedientes sobre una mesita que había junto a ella. Pero cuando quise acercarme para tomar el mío, la bruja los hizo desaparecer con la misma rapidez. Un nudo se había instalado en mi garganta, solo me quedaba una imagen del sello que habían estampado en la solapa "Secreto" porque eso solo significaba que por debajo de la mesa, el Ministerio había puesto precio a nuestras cabezas y no solo aplicaba para cuando estuviesen sobre nuestros hombros. 

Ese selló dio vueltas en mi cabeza, cada vez más deprisa, me sentí mareada. Macnair me conocía, casi pude ver que reaccionaba extendiendo sus manos hacia mí antes de que trastabillara. Me aferré a la muñeca de Aaron y como si se tratase de una memoria flash descargando su contenido, por mi mente pasó una una sucesión de hechos futuros que, si bien no eran 100% seguros, usualmente se acercaban a lo que pasaría. Muchos magos y brujas lo llamaban "visión", pero yo lo detestaba porque me hacía sentir enferma. 

Oí la voz de mi tía asegurando que "estaba todo arreglado" y cerrando los ojos asentí. Pude verla, a ella, las celebraciones, los vítores, los intentos de motín. Era cierto, el Ministerio se había fragmentado aun más que antes de la guerra, y lo seguiría haciendo luego de que Ada anunciara los indultos. 

—Debemos irnos— Susurré abriendo mis ojos verdes. 

Era momento de que tanto Black como yo nos marchásemos y dejásemos que el destino siguiera su curso. Y como bien lo había dicho Sybilla, pronto entraríamos por las puertas grandes, con la frente en alto y sin persecutores. 

@ Cissy Macnair  @ Aaron Black Yaxley

[Cissy Macnair]

Eran las once de la mañana. ¿Y a qué hora debía Ada firmar los papeles para asumir como Ministra? ¿11:15? No lo recordaba. Sabía que estaba en la lechuza que me habían enviado a mi casa, el horario había cambiado por una reunión previa que iban a tener algunos miembros del Wizengamot con el Departamento de Cooperación Mágica Internacional, departamento que Ada dejaba como directora, para asumir como nuestra líder política. La cosa era que yo había avisado que no iba a poder estar en la reunión con el Departamento, pero sí tenía que estar presente en la firma de los papeles ministeriales que le cedían el poder del Ministerio a Ada. 

Así que me apresuré a tomar el ascensor.

La gente que se agolpaba frente a las puertas, tan apresuradas como yo a sus labores, me dejaron pasar, encantados con que alguien más tomara su lugar. ¿Qué demonios? Mis manos tocaron el borde métalico para evitar que las puertas mágicas se cerraran y, mis ojos de un profundo color esmeralda, chocaron con los de la bruja italiana que se encontraba ya en el interior del transporte inter departamental. ¿Por qué mi suerte de aquel día era tan mala que tenía que verle la cara a Lucrezia tan temprano? 

Por poco golpee a su elfo al entrar al mal.dito ascensor, ya que la falta de la rubia ocupaba todo el mal.dito espacio que había allí adentro. Estaba por tocar el botón correspondiente para ir a los Tribunales, cuando el elfo de ella se movió, rápido como una ráfaga de aire, y pulsó el del Departamento de Misterios. Elevé una ceja extrañada, pero no dije absolutamente nada. Yo no sería la primera en romper ese tenso silencio entre dos candidatas ministeriales que habían perdido frente a una Dumbledore. 

Cuando el ascensor por fin se detuvo, luego de unos tortuosos minutos, dejé que Di Médici bajara primero. Era más intriga que cortesía y, al llegar a la recepción de los tribunales, me pude sacar la duda de a quién buscaba. Casi solté una carcajada.

-Buenos días, Margarita- la saludé, moviendo la cabeza en un ligero asentimiento. Probablemente ella no recordara que hacía dos semanas atrás se había encontrado conmigo en circunstancias poco agradables. Le había tenido que borrar la memoria por ello. 

-Buenos días, señora Macnair. Los miembros ya están reunidos en la Sala del Tribunal- me indicó, con una sonrisa que no llegó a sus ojos al tener que enfrentarse a los mandatos de Lucrezia.

Dejé que la pobre muggle de la recepción la entretuviera un rato, mientras excusaba a Aaron por encontrarse reunido con el resto del Wizengamot, esperando por Ada para que firmara su ascenso al poder. 

Me coloqué la túnica especial que todos llevábamos y me senté en mi lugar, esperando a que arribaran @ Sagitas E. Potter Blue  y @ Aaron Black Yaxley . La primera llegó unos minutos después que yo, no tarde, pero tampoco con mucho tiempo para entretenerse. En cambio, Aaron, no estaba todavía por allí. Esperaba que Lucrezia no lo entretuviera en la entrada, o tendríamos que disculparnos con @ Ada Camille Dumbledore  por el retraso para su toma del mando. 

A pocos metros de dónde yo estaba, mi hermano Marcus me dedicó una sonrisa divertida y un guiño. ¿Qué demonios hacía él allí? 

[Ada Camille Dumbledore]

 

 

El día de la cita en el Wizengamot había llegado ya tenía todo calculado para llegar a la hora exacta habían llegado al Ministerio muy temprano a mi oficina organizado algunas cosas que tenía pendientes para comenzar las diferentes reuniones con los directores de departamento para ver en que proyectos estaban trabajando en cada oficina y hacer las regulaciones para hacer un empalme conmigo, ya que no estaban el ministro anterior para informarme todo lo que ya llevaba a cabo el Ministerio. Tenía que poner el marcha varias de los edictos que tenía en mente para iniciar mi proyecto global para el Ministerio, además de buscar el foco común para los departamentos y el apoyo internacional de los demás Ministerios del mundo Mágico.

Había elegido un vestido gris enterizo, tacones negros y con el cabello recogido para estar más comoda, mi varita reposaba en mi bolsillo mientras deambulaba por los pasillos para ir en el ascensor al Tribunal del Wizengamot.

 

Esperaba que ya estuviesen allí los delegados listos para firmar los documentos que hacían oficial mi nombramiento frente a ellos. Entre ellos habían personas conocidas, mi tía@ Sagitas E. Potter Blue  @ Aaron Black Yaxley que nadie conocía el parentesco cercano que nos unía y algunos otros conocidos. Era bueno saber que tendría está audiencia, quería conocerlos ya desde mi posición, sería bueno tener esa convivencia con ellos. Ingresó al ascensor y los saludos y miradas en el ascensor fueron bastante curiosos, yo era una persona normal pero algunos ver a la ministra junto a ellos, sonreí y salude a todos y me baje en el piso del tribunal despidiéndome con mucha amabilidad para todos. Luego dirigieron mis pasos al Salón, al ingresar salude con una leve inclinación de cabeza.

 

- Buen día tengan todos

 

Dije en general a los asistentes, habían personas agregadas a los integrantes del Wizengamot, así que salude de manera amable pero firme.

@ Cissy Macnair

 

 

[Veronica Prince Rambaldi]

Verónica rumbo a la Sala de Prensa

Caminaba algo inquieta por el callejón, iba directo hacia el ingreso al Ministerio de Magia. Me habían dicho que dado las circunstancias de estas guerras había las oficinas de “El Profeta”, se habían mudado provisoriamente a unos despachos colindantes con la oficina de prensa.

Me sentía como una niña, como la adolescente que hacía doce años atrás había pedido su primer trabajo en aquel periódico. Pero ya no era adolescente y hasta un hijo coronaba mi vida. Suspiré alisando la pollera de mi traje color melocotón, me encantaba el calce de la chaqueta entallada y la suavidad de la falda recta, era una tela que en verdad tenía la tersura de la fruta cuyo color imitaba. Mi atuendo se completaba con  una camisa blanca, botines beige a juego con la cartera que colgaba en mi hombro.

Odiaba ingresar por los retretes, siempre sería algo que me parecía muy fuera de lugar, pero seguíamos evitando a los muggles como antaño. En fin, por ello me había decidido a ingresar al lugar como toda una extraña. Entré en el box del teléfono en cuya puerta colgaba un cartel de “No funciona”. Miré hacia los lados, no tenía ganas de dar explicaciones a algún despistado, y marqué el número mágico.

Segundos después descendía hacia el Atrio del Ministerio de Magia. De allí me tocaría tomar el ascensor hasta la Sala de Prensa, hasta el décimo nivel. Que profundidad más agobiante, pensé mientras llegaba a mi primer destino.

Caminé atravesando aquel lugar sin prestar demasiada atención a los presentes, bueno, algo sí, para qué vamos a mentir, pero mi interés estaba puesto de momento en otro lado. Cuando subí a la caja de acero indiqué a donde iba, como antes en el teléfono había tenido que indicar a qué venía. Era una doble misión de hecho. Reclamar mi derecho a tener un espacio en la sala de prensa y averiguar si había algún puesto libre en mi antiguo trabajo.

Al llegar al nivel en cuestión seguí más allá de la corte del Wizengamot, no voy a negar que tuve unas ganas de espiarles. Debería ser como Rita, pequeñita y zorrita, ahh, no, era un escarabajo, no un zorro la Skeeter. Cuando llegué a la sala de prensa me sorprendí, era tan luminosa y pulcra que hasta me enamoré de que fuera hiciera ese brillante día que allí mismo se replicaba.

Amé la idea de trabajar allí, recordando que muchas veces había soñado con estar tan cerca del poder. Ay, no, esos eran lo sueños de mi madre. Yo lo que deseaba era ver, conocer, escribir, dibujar, fotografiar y por qué no, ganar algún Pulitzer mágico. ¿Existiría alguna vez eso? Me acerqué a un elfo que parecía trabajar allí dispuesta  a averiguar cuál box me tocaba United King Today y a consultar sobre los empleados de El Profeta.