Sangiovese & Merlot (MM)

[Idylla Macnair T.]

Se envolvieron en un beso apasionante que los dejo sin aire y los dejo queriendo cada vez más el uno del otro, sus labios, sus manos, su cuerpo estaban unidos el uno con el otro. Después de un momento que pareció toda la vida se separaron y escucho las palabras más tiernas que había escuchado en toda su vida.

 

Lo único que hizo fue sonreír y mirarlo a los ojos -nadie me había dicho nunca nada así de bonito- comento la chica con una mirada soñadora, sabía que se estaba comportando como una auténtica adolescente, pero hacia mucho no sentía todo aquello.

 

La música sonaba a lo lejos y los dos comenzaron a bailar, y a disfrutar de ella mientras sonreían -¿pensaste que una cita a ciegas iba a salir de esta manera?- dijo la chica mientras se acababa la música y se sentaban sobre una barda en la calle por la que caminaban, ella no reconocía nada del lugar, pero todo lo que veía, los negocios, las calles, la música. Todo se veía magnífico -me alegra conocer este lugar con alguien tan especial como tú- sonrió una vez más mientras miraba la noche a su alrededor.

@ Fokker

[Fokker]

Cygnus se quedó mirando a Idylla con una sonrisa. Parecía que hubieran sido hechos el uno para el otro. Todo fluía tan bien hasta ahora que le daba temor que el encuentro fuera a terminar. Pero aún así, la noche era joven, y como alguna vez dijo, este no era el final, solo el comienzo de algo más grande y emocionante entre ellos.

—Yo también estoy feliz de compartir esta noche contigo, Idylla...—respondió, sus ojos reflejando el brillo de la noche.

Pero no iba a dejar que esto terminara aún. Ante el último comentario de ella, se paró y le extendió la mano para que lo siguiera, al mismo tiempo que decía:

—La noche es joven, así que aún tenemos mucho por conocer, siempre que no nos perdamos antes—esto último acompañado de una carcajada.

Comenzaron a caminar por la calle iluminada, sin importarles a dónde los llevaría, concentrados en el momento y dispuestos a descubrir la ciudad juntos. Puede que el fin del día marcara el final de la cita, pero Cygnus sabía que esta era solo una de muchas aventuras que les esperaban juntos.

[Shena Cindy de Ryvak M.]

La castaña llegó hasta el local dando traspiés, muy temprano para comenzar con aquella idea, era una afortunada ocasión de que ya estuviera abierto para recibir a los clientes.

Ella no estaba totalmente bien, medio dormida y con cansancio, pero el deseo de "sentir se viva" la llevo aquel tipo de local.

Las últimas semanas no ha podido dormir, conciliar el sueño se ha vuelto un problema por eso, lo que ella intenta es no actuar como un zombie.

Ideas nefastas sobre su pareja la atormentan día y noche, ella no es una chica sentimental, solo está enamorada profundamente y todo apunta a que su amado ya no volverá...

Desde que ella tiene memoria, ha salido de las dificultades, bastando se de su ingenio y valor. Pero ahora no recuerda como es "plantar cara a la adversidad"

Una caída, ella lo intuye, pero sigue adelante. Con torpeza va a la barra y toma una de las copas suspendidas en el aire, al azar elige servirse de un barril y bebé el vino como si fuera agua... Vuelve a llenar la copa un par de veces más en un deseo de olvidarse de su tristeza...

Su estómago vacío se encoge, el efecto del vino surge y cae sobre la barra perdida en la inconsciencia...

[Cillian Haughton]

Adquiriendo el Conocimiento en Maldiciones
Acompañdo por Idylla Macnair T.

A pocos pasos de la Tienda de Varitas Ollivanders se encontraba Sagiovese & Merlot, lugar en el que Cillian se había citado con Idylla Macnair. ¿Sería acaso que aquella bruja tendría la respuesta sobre aquel extraño reloj de bolsillo? Lo había comprado en un decrepito negocio del callejón Knockturn, el dependiente le había asegurado que estaba maldito y que cualquiera que girara sus manecillas tres veces en el sentido de las horas encontraría la muerte segura. 

Pero el rubio había hecho la prueba, había utilizado a un par de muggles qué merecían morir para probar la veracidad de aquella maldición pero todo parecía indicar que había sido estafado. Si bien hubiera podido regresar y exigir al dependiente un reembolso, optó por darle el beneficio de la duda ya que quizá no había entendido del todo las indicaciones. Era esa la razón por la que había citado a la Macnair en aquel lugar, había escuchado por ahí que tenía un gran conocimiento en maldiciones. 

Mientras esperaba bebió casi una botella de vino completa, había llegado con casi una de anticipación. Durante todo ese tiempo había mantenido el reloj frente a él y le dirigía la mirada cada pocos minutos. ¿De verdad estaría maldito? ¿Conseguiría alguna vez arrebatar aunque fuera una vida con ayuda de aquel objeto? Ya no estaba tan seguro. 

 

 

@ Idylla Macnair T.

Editado hace 2 horas por Cillian Haughton

[Lucrezia Di Medici]

Passepartout, elfo doméstico.

 

El vino caía a un ritmo controlado, lento para permitir que su oscuro color fuese percibido por los visitantes. Su aroma, un perfecto equilibrio entre lo frutal y lo mineral, no tardó en alzarse reinante sobre la zona cercana a la barra. Passepartout vio sus propios ojos, grandes y cansados, reflejados sobre el reluciente cristal de la copa que sostenía con sus delgados dedos, cubiertos en aquella oportunidad por unos guantes de fina tela blanca. Dejó que la rojiza bebida alcanzara el punto exacto que Lucrezia le había indicado como el perfecto para servir a los clientes y dejó que se aireara un poco. La recientemente pulida canilla de oro de donde emanaba el vino se cerró repentinamente gracias al encantamiento que sobre ella recaía, pensado para que ni una gota se desperdiciara en el establecimiento.

El elfo doméstico colocó la copa sobre una bandeja de plata, en cuyos bordes se habían grabado diminutos detalles florales, y la elevó con la yema de sus dedos hasta que esta quedó a la altura de su cabeza. Con los músculos de sus raquíticos brazos aguantando todo el peso y manteniendo el equilibrio con una perfección que solo años de experiencia traían consigo Passepartout emprendió su trayecto. Los pasos del elfo doméstico eran seguidos, casi copiando con exactitud su ritmo, por Hermes, el moonclaf bebé que Lucrezia le había dejado a su cuidado, cuyos saltones iban observando a los clientes con inocente curiosidad. Las voces de los pocos clientes que habían hallado refugio bajo la tenue iluminación del lugar creaban un ambiente distendido en el que la criatura, de naturaleza tímida, había encontrado un mundo totalmente nuevo.

- Buenas noches.- se presentó el elfo doméstico mientras realizaba una elegante reverencia - La señora Lucrezia Di Médici lo ha invitado a un vino de su propia cosecha. Espero que lo disfruten.- finalizó el elfo, que había percibido con suma facilidad que aquella persona estaba esperando la llegada de alguien.

Passepartout tomó con cuidado la copa y la dejó apoyada sobre la mesa, justo frente a @ Cillian Haughton  . En el mismo instante en que la base de cristal tocó la superficie de la mesa un sobre blanco se materializó a su lado: elaborado con un pergamino que simulaba las perfectas imperfecciones del mármol puro, en su centro y acompañado de un beso marcado con labial borgoña se podía leer “De: Lucrezia di Médici”, escrito con elegante caligrafía dorada. El mismo ya se encontraba semiabierto a pesar de que su contenido solo había sido leído por su emisora. Quien acercara lo suficiente su nariz al sobre podría percibir el tímido aroma de los jazmines que florecían cada primavera en los jardines de la mansión Di Médici, algo que sucedía también con la carta que se escondía en su interior.  
 

Cita

 

Este es un vino de la bodega Di Médici, importado de Florencia. Una botella de colección los esperará al retirarse de Sangiovese & Merlot y en el mientras tanto solo deben pedir a nuestros elfos domésticos que les recarguen la copa, todo a mi cuenta. Con ello los invito a disfrutar de la velada pero también a dedicarle un momento a algo que reviste aún más importancia que el ocio: reflexionar sobre el futuro de nuestra comunidad. 

Se acercan las elecciones del Ministerio de la Magia y nuevamente se activará la rueda que beneficia a unos pocos, una casta que solo busca perpetuarse en el poder mediante el eterno conflicto entre La Marca Tenebrosa y La Orden del Fénix, destruyendo vidas en el proceso. Sus líderes y sus anónimos delegados en el Ministerio de la Magia no han hecho más que acumular poder y riqueza a costa de los magos y brujas de Gran Bretaña. 

Los invito a adueñarse de su propio destino y a terminar con la corrupción de nuestra sociedad. Ya sabrán como. 

Suya siempre.

Lucrezia Di Médici.

 

[Idylla Macnair T.]

Había recibido la carta de Cillian mientras estaba en la mansión Macnair, no había dicho gran cosa por escrito; solo que necesitaba de sus habilidades. Por lo que agarro su gabardina y salió de la mansión para desaparecer y aparecer frente al restaurante "Sanguiovese & Merlot" establecimiento que era de una de sus mejores amigas y compañera. 

Suspiro, recordando algunas tardes que había pasado en aquel lugar; habían sido increíbles pero ahora eran solo recuerdos de aquel momento. Se guardo la varita dentro de la gabardina negra que llevaba puesta, debajo de ella traía un corsé azulado con negro y una minifalda con medias de red, y sus botas militares negras por encima de ellas. 

Entro en el establecimiento e inspeccionó el lugar mientras se adentraba más al fondo de este, Cillian se encontraba en la parte más alejada de la entrada por lo que la bruja tuvo que caminar más para llegar a su encuentro. Se hizo evidente que el mago llevaba tiempo en el lugar, ya que había una botella frente a el caso vacia y una copa en su mano.

-Disculpa si te hice esperar- comento la bruja, mientras llegaba a la silla que estaba disponible y se sentaba frente a el - Ahora sí, en la carta no especificaste para que querías mi ayuda ¿Entonces para que soy buena?- alzo una ceja esperando su respuesta. 

@Cillian

[Cillian Haughton]

Adquiriendo el Conocimiento en Maldiciones
Acompañdo por Idylla Macnair T.

Cillian aceptó la copa que el elfo le ofrecía, ¿quién podía negarse a una copa más de vino? Aparte, era una recomendación de una de las dueñas del lugar así que estaba completamente de que era un buen buen vino. Cuando el elfo desaprecio, Cillian no pudo evitar echar un vistazo a la nota que había dejado tras de si en la cual pudo leer sobre la opinión de Lucrezia de Medici sobre próximas elecciones así como de la situación del mundo mágico en general. 

No pudo evitar sonreír al observar la mención de La Marca Tenebrosa. ¿Que pensaría de que el mismísimo líder de los Mortífagos estaba bebiendo una copa de vino dentro de su negocio? Mientras reflexionaba sobre las palabras de Lucrezia, Idyllia se hizo presente. 

— ¿Tu sabes quién es Lucrezia? —Inqurio sin más, quizá estaba siendo grosero en darle la bienvenida con esa pregunta pero no podía sacarse el contenido de aquel pergamino de la cabeza—. Oh, no... Disculpa, Idylla, estaba con otro tema en la cabeza. ¿Por que no te sientas? Ordenare al elfo qué te traiga una copa de vino, ¿quieres? 

Mientras esperaba la respuesta de la Macnair, hizo a un lado el pergamino con las palabras de Lucrezia y volvió a centrarse en el tema que los había llevado a reunirse en aquel lugar, el reloj de bolsillo que descansaba aun sobre la mesa. Cillian creía que había sido estafado ya que le habian prometido que todo aquel que girara sus manecillas tres veces en sentido horario moriría pero los dos muggles a los que había obligado a intentarlo ni habían encontrado la muerte gracias a dicha maldición. 

— ¿Crees que este reloj tenga alguna maldición sobre él? —Inqurio mientras lo señalaba—. He escuchado por ahí que tienes un buen conocimiento sobre maldiciones y yo sinceramente no soy el más bueno en el tema. 

Lo que para ese momento Cillian no sabía era que el reloj de bolsillo si estaba maldito pero no exactamente de la forma que le habían informado y no se había dado cuenta de ello ya que había terminado con la vida de los muggles mucho antes de que esta surgiera efecto. 

 

@ Idylla Macnair T.

 

Editado hace 2 horas por Cillian Haughton