→~*Mansión Delacour*~←

[Lukyan A. Volkov]

La noche se había vuelto casi palpable, una densa niebla se arrastraba a ras del suelo, envolviendo el jardín de la mansión Delacour en un manto de misterio. Lukyan, se movía con cautela a través de la bruma, que pareció cobrar vida propia a su alrededor. La visibilidad era escasa; las sombras se alargaban y distorsionaban, haciendo que los árboles y las estatuas parecieran surgir de la nada. La niebla, espesa y fría, se deslizaba por sus pies, envolviendo sus botas con un susurro inquietante. Cada paso que daba resonaba como un eco en la penumbra, amplificando el silencio que reinaba en el aire.

Lukyan cruzó la entrada, el chirrido de las puertas de hierro resonando a sus espaldas. La fuente central, apenas visible, se erguía como un fantasma en medio de la bruma. La luz de la luna apenas lograba filtrarse a través del espeso velo, creando reflejos inquietantes en el agua. Lukyan se acercó, su reflejo distorsionado en la superficie como una sombra amenazante, y dejó escapar una risa más fuerte, disfrutando de la soledad y del poder que le daba el disfraz, saco su varita para crear una protección que en caso de que fueran atacados mientras hacían sus destrozos

— Corpus Patronus —de su varita salieron filamentos platedos que fueron dando forma a una criatura con cabeza humana y cuerpo de león reconocido por los egipcios como esfinge que lo cuidaría a él y a sus compañeros. Como si no fuera suficiente pensó en Invocar Katana misma que se materializo en su mano derecha, puesto que, en aquel tipo de cosas, su mano zurda era donde sostenía la varita.

Lukyan empezó a mover su varita para cambiar el agua, pero su compañera Kamra ya se había adelantado a cambiar el color, por lo que Volkov le cambio la densidad al agua haciéndola espesa y de esa manera simulara sangre. A su Izquierda vio aparecer un dragón, y por su conocimiento en criaturas, se percató que era un gales verde común que empezó a exhalar fuego de sus fauces.

[Jeremy Triviani]

El vampiro observó la mansión con una mezcla de curiosidad y desprecio. A pesar de su apariencia elegante, con un jardín lleno de plantas exóticas y piedras decorativas, carecía de toda protección real. No había rejas ni barreras que impidieran a los intrusos entrar. Era un símbolo de arrogancia, como si sus dueños creyeran que nada podía tocarlos.

Jeremy alzó su varita con calma y, con un movimiento fluido, invocó hilos de sangre que surgieron de la nada. La sangre oscura se extendió como una serpiente, empapando las hermosas paredes exteriores de la mansión mientras avanzaba hacia la puerta principal, dejando una marca visceral a su paso. Cuando las puertas finalmente fueron derribadas con un golpe ensordecedor, Jeremy no perdió tiempo. Levantó su varita hacia el cielo y conjuró con voz firme:
Fuego Negro.

En lo alto, el aire comenzó a girar violentamente mientras una bola de fuego negro tomaba forma en el cielo nocturno. A medida que pasaban los segundos, la esfera de fuego oscuro crecía en poder, alimentándose del ambiente, su energía malévola irradiaba hacia la mansión, una amenaza latente que aguardaba el momento de desatarse.

-Morphos -Gritó con una sonrisa de satisfacción, Jeremy apuntando su varita a un elegante sillón.

El mueble se retorció y deformó grotescamente, transformándose en un imponente oso Grizzly, de garras afiladas y dientes que semejaban los de un tiburón. El monstruo rugió, su figura grotesca e imponente lista para defender a su amo de cualquier amenaza. Jeremy avanzó con confianza, acompañado de su creación monstruosa, mientras la mansión caía en el caos. Su misión apenas comenzaba. Había mucho por redecorar. 

 

[Hades Ragnarok]

El vampiro llego a la fiesta sin ser invitado. Era de noche, había luna llena y la niebla que rodeaba la mansión era densa. Había utilizado la metamorfomagia para cambiar completamente su aspecto, todo su cuerpo era diferente, además, iba disfrazado del Conde Von Orlok por lo que absolutamente nadie iba a reconocerlo. La cita era la mansión Delacour donde ya sus compañeros lo estaban esperando. Observo la mansión con una sonrisa entre macabra y nostálgica, tras aquellas paredes, debería haber estado su amiga Mei, solo que por razones del destino, ella había desaparecido de Londres. Quizás, en algún momento se volverían a encontrar, pero por ahora solamente deseaba que fuera feliz, ademas, iba a dejarle un lindo recuerdo si es que aparecía de sorpresa.

 

El hijo de la noche simplemente espero el momento indicado, al igual que su varita y su disfraz estaba sediento de sangre y su instrumento mágico deseaba un sacrificio por lo que pasara lo que pasara iba a hacer lo posible por satisfacerla, así tuviera que sacrificarse por sus compañeros, algo de lo que estaba completamente seguro que no harían los pseudos defensores de la luz, la paz, amante de los muggles y sangre sucias y todas estas idioteces que le hacían creer al mundo mágico. Muchas veces lo había hecho, no veía en realidad cual era la diferencia en aquel caso. Ladeo la cabeza observando los diferentes disfraces

 

-Era un regalo de los ángeles, para un pobre niño, su ingenuidad solamente le oculto, mi oscuro destino, nuestras mentes eran una sola, nuestras almas unidas, luego creció y se fue, dañar es divertido? - Comenzó a canturrear el cainita bajito - dolor, llanto es mi diversión, aprendí la inocencia, niños pueden venir a jugar, el festín comienza – siguió cantando - era un payaso muy alegre, que amaba a los niños, pero el me olvidó, inicia el castigo

 

Sin perder mas tiempo entro a la mansión Delacour.

[Kamra Ashryver D.]

Giró en un círculo, medio bailando al son de la canción que uno de los mortifagos estaba cantando - ¡Siguele! - dijo mientras avanzaban dando saltos y tirando de la puerta de la Mansión. Aplaudió dos veces lista para comenzar la decoración final. Con un firulete de la varita, solocó sangre falsa por todo el piso, junto con un espantapájaros al final de las escaleras y velas rojas y negras comenzaron a levitar desde arriba, alumbrando el lugar y añadiendo un aura de terror reflejada en la sangre del piso. 

- Anabbelle quiere su alma - dijo con una voz de mil voces, como en la película. Kamra siguió yendo directo a la habitación de Lisa, subiendo todo el camino hacia arriba en las escaleras. Dejó un rastro de sangre y manos a su paso, y le dejó un regalo sobre la cama una vez estuvo dentro se la gran habitación. El paquete era una caja musical con un feo payaso dentro, la música sonaba y sonaba, llegando a su apogeo y con la última y chillona nota, explotó dejando la habitación cubierta por guirnaldas y partes de cuerpo falsas. 

- Bonito - dijo añadiendo una nota que decía "XOXO". Kamra se giró con una sonrisa en el rostro, bajando hasta llegar una vez más al hall centrar para salir a la fría noche - Están haciendo un trabajo espléndido- les dijo aplaudiendo repetidamente. 

Hades Ragnarok- Conde Vomolock base nivel 48

[Ada Camille Dumbledore]

Los sentimientos que me provocaba la oscuridad dentro de mí me pedía que toda la maldad que evocaba

La oscuridad se cernía sobre la casa antigua con nuestra presencia, sus ventanas como ojos vacíos que parecían observar a Samara mientras se acercaba. La bruja joven, con su cabello negro y humedo cayendo sobre sus hombros, sonreía con malicia. El zafiro de mi varita brillaba en la luz de la luna, lista para desatar la destrucción.

 

 

Samara se detuvo frente a la puerta principal, su mirada fija en la madera noble. Podía sentir la energía de la casa, la calidez y la seguridad que había albergado durante años. Pero eso era exactamente lo que ella había venido a destruir.

 

 

Con un movimiento fluido, Samara levantó su varita y trazó un símbolo en el aire.

- Reducto

La madera de la puerta comenzó a astillarse, los tablones se resquebrajaron y la puerta se abrió de par en par con un crujido. Ingrese al lugar bu lancé otra floritura con mi varita y una llamarada oscura salió de su varita.

- Incendio

Ordenó y llamas oscuras brotaron de las paredes, consumiendo todo a su alrededor.

La casa gemía y crujía, como si estuviera viva y sufriera agonía. Samara se rió, su risa como un cuchillo que cortaba el aire. Esta era su verdadera naturaleza, la destrucción y el caos.

Los pensamientos le rodeaban un una chispa de culpa le asalto "Pero no," se corrigió, su sonrisa retorno, No hay por qué. Solo soy yo, siendo yo misma."

 

 

 

[Jeremy Triviani]

Jeremy caminaba con calma por los pasillos en ruinas de la mansión, su rostro iluminado por la luz de las llamas negras que todavía ardían en lo alto del cielo. Los ecos del silenció y el caos de los destrozos, resonaban a su alrededor, pero para él, el trabajo ya estaba hecho. La mansión Delacour había caído, sin sus dueños para defenderla, no había ningún obstáculo.

Atravesó el vestíbulo destrozando todo a su paso, dejando marcas de sus propios conjuros aún visibles en las paredes manchadas de sangre. Su varita descansaba con naturalidad en su mano, lista para cualquier ataque sorpresivo, aunque sabía que ya nadie se atrevería aparecer. Mientras avanzaba hacia la salida, el oso Grizzly que había conjurado permanecía vigilante a su lado, sus garras rompían objetos a su paso. Sediento de sangre igual que su amo.

Al llegar al jardín, Jeremy inhaló el aire fresco de la noche. La luna llena brillaba intensamente opacado por la niebla, dándole una serenidad inquietante al escenario de destrucción. Sabía que los límites de la propiedad estaban cerca, y una vez allí, podría desaparecerse sin dejar rastro. La satisfacción de su obra lo envolvía, pero no era momento de celebraciones, no todavía. Aun no se había ido. 

Cuando finalmente llegó al límite de la propiedad, Jeremy se detuvo un momento. Miró por encima de su hombro, observando la mansión en ruinas una última vez, las sombras danzando en el fuego negro que aún bailaba en el cielo tomando fuerza brutal. Con una sonrisa satisfecha en sus labios, guardó su varita en el interior de su abrigo.

-Otro trabajo bien hecho, compañero. Cuida a los demás -Ordenó a su Morphos enviándolo a seguir jugando. 

A paso firme, cruzó el límite con la mansión y, con un movimiento fluido de su mano, se desvaneció en el aire, desapareciendo en la oscuridad de la noche, dejando solo la destrucción y el caos a sus espaldas junto a sus compañeros de fiesta.

[Hades Ragnarok]

El vampiro simplemente preparo la varita, dibujo una sonrisa, se sentía grande para ir a pedir dulces, pero aquella era una ocasión muy especial, por lo que al menos iba a disfrutar llevando o mas bien acompañando a los niños en la cacería. Se movió ágilmente colocándose cerca de la puerta y recorriendo el sitio con la mirada en un radio de 360 grados para saber que había por allí y si había que utilizar alguna de las antiguas cosas que estaban colocadas en un orden casi enfermizo.

 

-Deberías cuidarte de mi, nunca estarás a salvo, pronto a tu vida le pondré fin, dañar es de humanos? - siguió cantando la tétrica canción - hombres, mujeres hablan de mi, soy solo fantasía?, no saben que soy maldad?, el juego inicia, era un payaso muy alegre, que amaba a los niños, pero el muy pronto me olvidó, el fin ya comienza, dolor, llanto es mi diversión, aprendí la inocencia, niños pueden venir a jugar, el festín comienza!

 

El Conde Von Orlok simplemente estaba observando como la niña del aro utilizaba el reducto en la puerta y el incendio para quemar las paredes. La chica tenia estilo, definitivamente. ladeo la cabeza adentrandose un poco mas en a

[Ada Camille Dumbledore]

 

 

La Sala era amplia y decorada, pero no quería verla, con un movimiento fluido, Samara levantó su varita y trazó un símbolo en el aire dirigido al sillon

 

- Morphos,

 

Susurró, el mueble y comenzó a cambiar se estiró y se transformó en un gran lobo negro con ojos rojos brillantes. Su pelaje era tan negro como la noche y su fuerza era irresistible. El sillón, ahora en forma de lobo, se lanzó hacia la paredes y trato de derribarla con un solo empujón. La madera se astilló y los tablones se resquebrajaron, pero no logró hacerla caer.

 

Con un salto poderoso, se adentró en la habitación comedor y comenzó a destruir todo a su alrededor. Derribó muebles con sus zarpas afiladas, destrozó lámparas y jarrones con sus dentadas feroces.

 

Un sofá de terciopelo fue desgarrado por sus garras, los cojines esparcidos por el suelo. Una mesa de café de madera maciza fue volcada, y los objetos que había sobre ella se estrellaron contra el suelo. Se movía con una velocidad y fuerza sobrenaturales, dejando un rastro de destrucción a su paso. La casa gemía y crujía, como si estuviera viva y sufriera agonía.

 

De repente, un gran espejo de pared se estrelló contra el suelo, y Samara se detuvo frente a los fragmentos de vidrio. Por un momento, su reflejo se miró a sí mismo, y por un instante, algo pareció titilar en sus ojos, pero la mirada se desvaneció, y Samara continuó su varita aún brillando en su mano. Sonrió, satisfecha con el caos que había creado.

 

-Espero que esto sea suficiente

 

se dijo a sí misma.

 

[Eliah Selwyn R.]

 

Otra persona más apareció en el lugar con el resto de asesinos, era la niña del hoyo, bien conocida como Samara y estaba bastante animado aquel sitio con la sangre saliendo de la fuente y sus demás amigos destrozando el resto de la mansión. Algún que otro reducto estalló la puerta que empezó a astillarse, gracias a Voldemort ella había bajado de nuevo los peldaños para ver la obra maestra que había hecho en la parte alta de la fachada de la mansión.

Ordeno al vitae formado por calaveras que empezara a destrozar todo lo que pillara en la mansión y que se quedara en la habitación de algunos de los inquilinos para que se llevase una sorpresa. Y aquel morphos que había creado le ordenó que empezara a agujerear y destrozar los terrenos de los jardines. Además se rumoreaba que a una de las habitantes la decían loba así que si tanto la gustaba los lobos ahí le dejaría una mascotita para que tuviera una buena pelea. Pues su orden era clara cuando todos se marcharan atacaría a cualquiera que viviera allí.

Empezó a andar para salir, pero metió su mano dentro de la sangre de la fuente para luego pasar aquella mano ensangrentada después de manchársela por la mascara de conejo que llevaba. No iba a negar que a la Deimon la gustaba aquello, además no la importaría que cierta vampira la hincara el diente, no lo iba a negar. 

—Bueno mis amigos asesinos, parece que  no quieren jugar con nosotros—dijo con tono triste pero con tono tétrico para apuntar a uno de los arbustos y dejar una bonita decoración. Cuando estuvo fuera de los limites de los terrenos Delacour tras pasear entre la niebla que había dado a su encuentro una forma muy tenebrosa, desapareció en una voluta de humor para seguir jugando.

 

[Cillian Haughton]

Su trabajo por esa  noche estaba terminado, poco a poco los suyos comenzaron a retirarse al ver que nadie se interesaba por defender la Mansión Delacour así que el ya no tenía motivos de seguir más en aquel lugar. No era él quien comandaba el grupo esa noche, eso había quedado sobre los hombros de una de sus lugartenientes. Así que era hora de dejar aquel escenario terrorífico tras de si, habían cumplido con su misión de dejar un mensaje sobre la próxima llegada de Halloween, pero antes de retirarse tomó del brazo a Lukyan que se encontraba a solo un pasos del rubio.

- Es hora de irnos -le ordenó.

Y sin esperar una respuesta lo comenzó a arrastrar hasta fuera de los limites de la mansión donde con ayuda del Haz de la noche invocó un portal por el que envió a su compañero Lukyan a un lugar seguro y acto seguido era su hora de desaparecer, varios del grupo seguían aun haciendo un par de destrozos y decoraciones tenebrosas al lugar así que hecho un último vistazo a la mansión y después desapareció.