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• Mansión de la Familia Macnair •


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Cerré los ojos y hundí la nariz en el cabello castaño de Baela. Olía dulce, olía a paz y a tristeza a la vez. Su aroma no se parecía al de Juliette, y sin embargo, debajo de su esencia, casi pude percibir el perfume de mi hermana. En ese momento, cuando ella me reconoció, todo mi cuerpo se estremeció, sentía el corazón en el pecho como una manzana siendo devorada por una rosada lombriz. Luego esa sensación se asentó en mi estómago y creí nuevamente que iba a desmayarme, cuando la adolescente educadamente se escurrió de entre mis brazos para hacerle frente a un jovencito que preguntaba por su mamá, la de ella, mi hermana, mi sangre, la Macnair desaparecida por casi diez años. 

 

—¿Qué pasa, qué tienes?— Aidan corrió hasta a mi sin que nadie lo notara, salvándome.

 

Me hundí entre sus brazos, sollozando en silencio.

 

—Es ella— Fui capaz de conjeturar en su oído. 

 

El vampiro se volvió hacia la entrada para examinar a Baela, todos parecían muy contentos porque la mansión estuviera de pronto colmada de gente, pero yo sentía que estaba a punto de ser engullida por el vacío. 

 

—Estas segura?— Preguntó —Es decir, nunca conseguiste nada concreto sobre Juliette… digo, es muy parecida, pero…

 

—¡Es idéntica!— vociferé, temí que voltearan a verme, así que bajé la voz mientras Aidan me tomaba por los hombros y me alejaba del montón, otra vez hacia las cocinas —Me llamó tía Arya, Aidan, es ella.

 

El corazón se me estaba rompiendo en mil pedazos, y esos pedazos parecían cortar como el cristal. Lo que no sabía en ese momento, era que no se trataba de tristeza o dolor lo que estaba experimentando; mi capacidad para sentir el poder del cónclave latía, dejándome sin aliento, ante el surgimiento de los gemelos, hijos de Artemius. 

 

Me senté, le pedí a Aidan que fuese a ver a los gemelos, y que se los llevase de la mansión, pues algo me estaba dando mala espina. Él se negó primero, intentó persuadirme, pero sabía que no lo lograría, así que solo me besó, me recordó cuánto me amaba y se marchó escaleras arriba. Por mi parte chasqueé los dedos hasta que Tholav decidió aparecer, tan feliz de verme como yo, vistiendo un elegante traje de corte inglés a su medida.

 

—Vaya, vaya, pero qué elegancia la de usted, señor elfo.

 

Sus mejillas amarillentas se ruborizaron. 

 

—¿Le gusta, señora? La Damita me lo obsequió en nuestro último viaje ¿Esta usted bien? No es normal que llame a Tholav

 

Sonreí, el elfo llevaba 7 años acompañando a Ámbar por todo el mundo, profesando los ideales de un sindicato para elfos domésticos. 

 

—Estamos bien, pero la mansión esta colmada de personas, y por lo que veo Castalia dejó ir a todos los elfos ¿Podrías ayudarme?

 

Contento y servicial, Tholav hizo de su magia para armar una especie de desayuno de madrugada en el salón más pequeño que tenía la mansión. Salió a la entrada e invitó a todos los presentes a sentarse, y dejar de ponerse al día en el umbral, cuando allí había comida, bebidas y un fuego acogedor. 

 

—Gracias viejo amigo.

 

—A su servicio, ama Arya. Ahora si me permite, volveré a Hogwarts con la damita. 

 

Nos despedimos, una vez más. Y diablos, yo no supe qué hacer, más que repetir la misma carta que llevaba años enviando sin obtener respuesta alguna. Si mi lechuza hablara, ya me hubiera dicho que le aburría hacer aquel viaje si no traería nada de regreso. Pero allí estaba, dispuesta a que le enrollara el pergamino del tamaño de una nuez en su garra, para abrir la ventana a la fría noche y la dejara partir. 

 

Porque eran las únicas palabras que me salían del alma. 

 

“Te necesito. Lo siento mucho. Por favor, perdóname C.

 

A.” 

@ Baela Macnair  @ Leopold Macnair  @ Sebastian Macnair  @ Sean -Ojo Loco- Linmer  @ Astara Macnair

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Luego de estar como desquiciada detrás de la puerta intentando oír lo que estaba ocurriendo en la Mansión Macnair⸺que estaba muerta hace tan sólo unos minutos, cabe mencionar⸺, se volvió a plantar en el centro de la habitación, sintiendo cómo la vibración en el aire se intensificaba. Se disparaba por todas partes. La revelación de que la energía que la envolvía era, en parte, la presencia de Arya, la dejó desbordada. 

Diez años, diez años llenos de secretos y dolor.

Entonces, saliendo de entre las sombras, Dróvik hacía su icónica aparición tomando forma humana luego de varias semanas disfrutando de su libertad en un cuerpo animal. Lentamente se fue acercando a ella con su mirada rojiza intensa reflejando comprensión y al mismo tiempo, un ligero desafío.

⸺ “No tienes que temer… es Arya, tu hermana, sabes que no puedes evitarlo, Jul. ⸺dijo con firmeza, y entonces volvió a hablar soltando un suspiro.⸺ Es hora de enfrentar lo que has estado evitando tanto tiempo, ella te ha buscado, y tú me has hecho desviar cada pista que con astucia ha encontrado.”

La bruja se quedó inmóvil.

⸺ “He fallado como sombra del Averno ante las órdenes de la verdadera Ishtar, podría perder no sólo mi posición, sino también mi existencia por osar a desafiarla. ⸺la bruja se dejó caer en la orilla de la cama, y entonces su sombra se arrodilló ante ella.⸺ Pero juré protegerte, te tengo… ¿cómo dirían ustedes? Cierto cariño, y es precisamente por ese cariño que siento hacia ti, que quiero que regreses con ella.”

Juliette sintió un nudo en la garganta.

⸺ No puedo, Dróvik…. no puedo enfrentar a Arya, he estado guardando este dolor demasiado tiempo, han pasado tantas cosas desde la última vez que pude abrazarla y oler el perfume de su rizos... ⸺llevó una mano a su pecho.⸺ La idea de ver a Arya me destroza, pasé tanto tiempo buscándola, pero…

Cerró los ojos.

⸺ Todo lo que le oculté… tantos secretos…

Dróvik se cruzó de brazos.

⸺ “No se trata solo de lo que sientes, sino también, de lo que ellos sienten, Juliette. ⸺dijo con seriedad.⸺ Arya ha estado buscando respuestas, te ha buscado por diez años, y tú te escondes como una niña pequeña… incluso eres incapaz de decirle a Baela que regresaste a Inglaterra.”

Entonces un nuevo golpe de dolor recorrió su pecho. De alguna forma también Baela estaba en una encrucijada sin salida, desconociendo su origen porque simplemente Juliette era incapaz de hilar en su mente lo que ocurrió⸺recordó cómo había tenido que despedirse de su bebé, tan pequeño, tan indefenso, inerte y frío entre sus manos. El hermano gemelo de Baela, el vacío que dejó en su vida, que incluso en la actualidad le seguía desgarrando el alma. 

⸺No puedo enfrentar todo eso ahora mismo. ⸺replicó con un tono de voz más tembloroso, y entonces sacudió la cabeza.⸺Quiero decir, ¿qué les diría? Que he estado huyendo de Inglaterra pero que regresé porque mi esposo podría estar en el Ministerio, y que tuve un hijo, no, espera, también dos hijos, digo, perdí… ⸺tragó en seco, se estaba poniendo nerviosa. ⸺ ¿Qué quieres que diga?

Dróvik se inclinó hacia ella.

⸺ “Sólo digo que no tienes que cargar con esto sola… sólo tú tienes el poder de dar el primer paso, Juliette. La verdad puede liberar, pero solo si te atreves a compartirla.”

La lucha interna crecía, y ella sintió cómo las lágrimas amenazaban con brotar. 

⸺¿Y si no puedo? ⸺preguntó en un susurro. ⸺¿Y si todo lo que siento es demasiado para ellos? ¿Y si me odian?

⸺ “No lo sabrás a menos que lo intentes.⸺respondió Dróvik con firmeza. ⸺ El amor de tu familia es más fuerte que cualquier secreto… Arya no te odia, ella también sufre, y te necesita.”

Con un último suspiro, la bruja Rosier decidió actuar, y con delicadeza se levantó de la cama con una determinación implacable en su esmeraldina mirada. 

⸺ Está bien, voy a enfrentar esto… pero necesito que estés ahí.

Dróvik sonrió, volviendo a asumir la forma de su sombra. 

⸺ “Siempre estaré a tu lado… ahora ve, y recuerda: el amor puede sanar incluso las heridas más profundas.”

La bruja le sonrió con confianza, y cuando le dio la espalda su expresión volvió a adquirir una tonalidad lúgubre⸺lentamente se dirigió hacia la puerta, pero justo cuando sus dedos tocaron el pomo, giró la muñeca y, en un instante, se sumergió en las sombras de su propia habitación. Era un movimiento instintivo, casi una respuesta automática para escapar de la realidad que la aguardaba al otro lado.

Las sombras la envolvieron, y en un parpadeo, desapareció de la vista, dejando atrás la habitación que había sido su refugio y prisión al mismo tiempo. No estaba lista para enfrentar lo que había dejado atrás.

Not today.

Mientras se desvanecía, Dróvik suspiró con frustración, y al poco tiempo después se desvaneció también entre las sombras, pero no detrás de su princesa, sino directamente hacia @ Arya Macnair . ¿Ella quería escapar? Él rompería su propio juramento. Bajaría y le diría que la bruja estaba viva, y como una cobarde, oculta en los rosales de la Mansión Rosier.

@ Leopold Macnair  :rolleyes:

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Mientras todos pasaban al salón donde Tholav había brindado su magia para armar unos cuantos bocadillos y bebidas calientes para agazajarlos, sentí como la bilis se agolpaba en mi garganta y quemaba todo a su paso. Aquellas reacciones me debilitaban, había rehuido durante tantos meses a mis deberes para con el reino de Inferna, que no terminaba de acostumbrarme a lo que los distintos rangos de centinelas me generaban. Y aunque no vomité ahí mismo delante de mis sobrinos, tuve que excusarme y salir hacia los pasillos de la mansión, donde la luz luchaba por iluminar el final de la estructura que Pik y Cissy tan arduamente habían trabajado por levantar. Allí me aguardaba una sombra, distinta a las demás, casi corpórea, sus ojos rojos me daban escalofríos, pero a ellos sí me había acostumbrado. Drovik era una sombra del everno, un centinela del más alto rango, protector de los herederos al trono. 

Las líneas de Inferna eran difíciles de entender para un simple mortal. Como hija de dos demonios puros: Reshi y Lúthien, era la heredera en línea directa al maldito trono. Juliette, como mi hermana menor, corriendo con la misma suerte, siendo hija de dos demonios puros: Reshi y Hathor. Entre ambas había una pequeña diferencia, que protegía la vida de Jullie, y era que Hathor no había ocupado ningún puesto en el cónclave, por ende, si yo moría, ella podía aceptar o no, asumir la responsabilidad como Isthar. La fortuna de nuestros hijos eran mucho más diferente y difícil. Los varones siempre estarían a salvo, pues la herencia del trono solo era de hijas a madres. Ámbar, mi dulce Ámbar, quizás podría haberse salvado de parte de la maldición, gracias a la raza licántropa de su padre. Pero Baela, Dioses, si yo estaba en lo cierto, Baela corría con mi misma suerte; hija de Artemius. La sangre se me helaba del solo pensarlo. Quizás él buscase protegerla, pero los demás, sus opositores, buscarían borrarla del mapa. 

—Drovik— Saludé cruzándome de brazos —Tiempo sin verte, debo admitir que eres muy bueno en lo que haces... 

Alcé una ceja, dándole a entender que en pocos lugares, la información errática de Juliette había dejado rastros de un centinela. No podía tocarlo, pero quería ahorcarlo ahí mismo. Recordé que podría revocarle sus privilegios, degradarlo al mismísimo infierno como un simple carcelero, desligarlo de mi hermana para que sufriera la separación, algo que luego de ser la sombra de alguien, podría consumirte. Más el mayor daño se lo llevaría la joven Macnair, por lo que desistí de aquellas ideas casi de inmediato. Aunque sí le permití ver gran parte de mi forma demoníaca: Los ojos oscuros, las uñas crecidas hasta adoptar la apariencia de garras, y la piel surcada por tenues franjas negras. 

—Quiero saber dónde está— tras un parpadeo volvía a ser yo —Por favor, Drovik.

La voz se me quebró, apoyé una mano sobre la pared empapelada y tragué varias veces la angustia que se anudaba en mi garganta. Desvié la mirada un segundo, y al volver a verle, fracasando en el intento por ocultar mi pena, las lágrimas caían por el perfil de mi rostro.

—Ya no puedo sin ella, dime dónde está. 

Y lo hizo, el maldito lo hizo. Después de diez años de ocultarla, porque aunque no lo supiera con seguridad, lo intuía, me confesaba dónde podía encontrar a mi hermanita. 

Un segundo después, desaparecía de la mansión Macnair, para aparecer a varias cuadras de la Rosier. 

@ Juliette Macnair

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Habilidad: Metamorfomagia
Alumna: Alyssa B. Triviani
Mentora: @ Astara Macnair - PJ secundario: Ava Onyx

 

Ava sonrió con afabilidad, tomando la mano que Alyssa le ofrecía.

-¿Prueba? ¿Les tomaban examen para saber si podían controlar su magia o no?- eso la descolocó.

Los metamorfomagos nacían con su condición, era absurdo que alguien les tomara prueba para "adquirir" algo que ya era innatamente de ellos. Entendía el hecho de que hubiera clases especiales o cosas así, porque, si bien uno podía estudiar solo ese tipo de magia y aprender a controlarla, siempre era mejor contar con alguna especie de guía.

-En realidad soy tutora privada de niños magos. Muchos, antes de ir a escuelas mágicas, suelen ser educados en sus casas. Y, en mi larga vida, he podido educar a algunos niños excepcionales con algunas cualidades increíbles para ciertas magias- comentó, complacida.

La joven bruja cambió el largo y color de su cabello, y luego sonrió mostrando dientes puntiagudos. Vaya, eso era interesante, significaba que la chica ya había avanzado bastante sobre su control sobre la metamorfomagia.

Mientras hablaban, una elfina regresó.

-Señorita Onyx, el ama Astara dijo que vendría, ¿desean pasar a la sala de estar para charlar mejor? Es que, afuera está refrescando, podría prepararles algo para comer- comentó la elfina.

-Debes ser Jill- Ava miró a la elfina y frunció ligeramente los labios. Sabía que los magos ingleses abusaban de más de esas criaturas, pero no pensó su ex alumna necesitara esos servicios-. Sólo preciso llevar mi equipaje a mi habitación. Me gustaría poder conversar con la señorita Triviani- agregó.

La elfina, servicial, chasqueó los dedos y el equipaje de Ava desapareció. Luego, hizo un ademán con las manos para invitar a las dos mujeres a pasar dentro de la mansión Macnair. Al contrario que el día anterior, ahora el lugar estaba más silencioso. Apenas se encontraban al comienzo de la tarde, así que Ava supuso que los habitantes habituales de la casa estarían estudiando o trabajando.

-Señorita Triviani, cuénteme, ¿desde cuándo sabe que puede alterar su cuerpo? ¿Cómo lo descubrió?- preguntó la mentora, mientras seguían a la elfina hasta la hermosa sala de estar de los Macnair.

 

@ Alyssa Black Triviani

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Sintió un intenso escalofrío recorrer el largo de su espalda mientras observaba a Leopold de pie frente a ella—había algo en su mirada que la intrigaba y la inquietaba al mismo tiempo. No lo conocía, y aún así, había una sensación de familiaridad que no podía ignorar. Quizás era la manera en que se presentó, con esa actitud peculiar entre la vulnerabilidad y la fortaleza, como un pequeño venado, irónicamente, su animal favorito en todo el mundo.

⸺ No estoy segura de que nos hayamos encontrado antes… ⸺no presencialmente, quiso decir, porque esos mechones claros y esa mirada profundamente azulina sí que la había visto, pero aún no sabía dónde o por qué.⸺ Me llamo Baela…

Presionó sus labios.

⸺ Baela Macnair. ⸺dijo nuevamente con más seguridad a pesar de ese molesto nudo que se le había formado en la garganta, eran demasiadas sensaciones en una sola noche para digerirlas frente a tantos ojos.⸺ Por favor, pasa.

Con delicadeza se hizo a un lado, aprovechando de que Arya se hubo perdido entre la oscuridad sin darle el chance de al menos tener una plática formal—pero la respetaba, quizás en algo se parecía a su madre, más allá de esos ojos verdes tan peculiares. De alguna forma, ambas tenían una fastidiosa habilidad de desaparecer cual sombras.

⸺ ¡Miri! ⸺llamó de forma cantarina a su elfina, quien acudió en un destello platinado a su lado con esa expresión cálida y al mismo tiempo llena de timidez.⸺ Te parece si llevas a la elfina de…

Pestañeó rápidamente al percatarse de que ni su nombre le había preguntado, así que volvió a volcar su atención en el joven mientras lo miraba directamente a los ojos. No podía dejar de verlo. A pesar de que no lo conocía, sentía que existía una conexión entre ambos difícil de explicar y que nunca antes había experimentado.

¿Finalmente su vacío podría llenarse?

Demasiado pronto, pensó, y mientras observaba a Leopold, se dio cuenta de que él también parecía cargado de algo: nostalgia, tal vez, o una historia que lo había marcado profundamente en el alma. Baela intentó descifrarlo con sus peculiares habilidades, pero era como mirar a través de un cristal empañado. 

⸺ ¿Cómo te llamas? ¿Eres de por aquí? ⸺se aventuró a preguntar, tratando de romper el hielo que parecía envolverlos ahora mismo pero no de una forma incómoda. 

Su curiosidad era palpable, quería entender quién era él, qué significaba su llegada, y por qué buscaba con tanto esmero a su madre. Oh Juliette, ¿por qué nos ocultas tantas cosas? Nuevamente sintió el peso del legado familiar tan lleno de secretos oscuros y dolorosos, pero por ahora, solo era una joven tratando de encontrar su lugar en medio de todo el alboroto.

⸺ Sé que buscas a mi madre pero ella no se encuentra… ⸺frunció el ceño con cierta confusión, y entonces comenzó a arrancarse los cueritos de los dedos de forma disimulada al juntar ambas manos frente a ella: estaba nerviosa, insegura. ⸺Bueno, en realidad, puede que sí esté en Inglaterra pero lo más probable es que esté en la Mansión Rosier.

Muy lejos de mí, quiso decir.

⸺ Debes de tener mucha hambre… ⸺dijo con una pequeña sonrisa dulce, y entonces volvió a acercarse un poquito más para no interrumpir tanta reunión grata familiar.⸺ ¿Quieres ir por algún bocadillo?

@ Leopold Macnair   

౨ৎ

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La noche empezaba a extenderse de manera majestuosa sobre el cielo de la comunidad mágica, en algunos lugares se escuchaba el ruido de las familias felices conviviendo, en algunos otros el silencio reinaba.


A media calle se dibujó una figura haciéndose más clara rápidamente, un mago vestido totalmente de negro había parecido tras una nube de humo blanco, unos negros ojos escudriñaron el panorama.


-Actividades ilícitas, objetos tenebrosos- susurro el mago al momento que empezaba a caminar suavemente hacia donde se erguían las edificaciones que ocupaban las familias mágicas, el viento mecía los negros cabellos de Radamantys.


Así pues, se detuvo de frente de una mansión de aspecto lúgubre, -Macnair – dijo en voz alta el mago, sabia de buena fuente que en ese lugar habitaban varios magos tenebrosos y había llegado el momento de erradicarlos.


Avanzo lentamente el mago traspaso la entrada y con paso lento pero seguro llego hasta la entrada de la mansión, la negra varita apareció en la diestra de Radamantys que la agito suavemente al tiempo que susurraba –Expecto Patronum- al momento de la varita salieron un sin fin de hilos de plata que dieron lugar a un enorme oso panda obeso, este miro al mago con desgana, Rada sonrió e hizo un ademan con la mano.


El oso soltó un gruñido y con una velocidad inusual para su tamaño desapareció, con eso sus compañeros debían acudir al llamado, después de aquello Radamantys centro la atención en la puerta y con otra sacudida de varita susurro, -Confrigno-  Al instante, a puerta que tenía enfrente estallo en una lluvia de madera y pintura.


Así pues, el mago avanzo al interior, quedándose de pie en el recibidor, esperando por sus compañeros y poniendo alerta sus sentidos, el objetivo de aquello sería un cateo para ver si encontraban algo que los vinculara con la magia oscura y porque no, matar a algún mortifago o al menos morir en el intento.
Radamantys no era un miembro de la orden del Fénix convencional, la oscuridad y la bondad habitaban en su ser sin saber hacia cual lado se inclinaría, pero al menos estaba seguro de que ahora su camino estaba en la orden del fénix, la varita se quedó en ristre en la mano de Rada, atento y esperando.
 

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Estaba cómodamente en la oficina de Aurores viendo unos documentos cuando un patronus de un oso panda apareció de la nada en frente mio, fruncí el ceño confundida ¿de quien era ese panda? pero en cuanto hablo supe que se trataba de un amigo, que me pedía ayuda para hacer una especie de cateo en una mansión y me decidí a ir a su llamado, primero porque los papeles para Darla podían esperar para después y segundo porque estaba segura que sería divertido desempolvar mi varita por un rato y ver que tan oxidada estaba en el asunto de las batallas. 

 

Aun así y con todo, deje una nota rápida para Darllis, algo simple y escueto, "Estoy trabajando en un caso, si se algo más luego te aviso, besos, Luna, Quiero café frio" nadie podría entender la ultima frase a menos que fueran Darla claro, esa frase significaba que había ido a algo relacionado con nuestro bando, pero solo ella y yo lo sabíamos, porque el chiste de tener un código era que nadie más entendiera ese extraño mensaje, luego de eso, me levante de la silla y camine rauda y veloz hacia el ascensor que me llevaría arriba al Atrio y luego si a la mansión que pensaba visitar.  

 

Una bruja alta, de cabellos pelirrojos y ojos azules claros apareció en una colina, cerca de un bosque, mire maravillada todo a mi alrededor y recordé a tiempo el cubrirme el rostro con una luz blanca para que nadie pudiera reconocerme, luego de estar bien cubierto mi rostro pálido con la luz blanca para que nadie pudiera reconocerme me encamine hacia el lugar donde estaba esperándome mi amigo Kraven, mire la puerta destrozada asombrada pero entré al lugar, hasta llegar al recibidor y ver a mi compañero a quien le sonreí feliz de poder ayudarlo, estaba entusiasmada de poder empezar aquella empresa y me dije que lo haría lo mejor posible, al fin y al cabo, nunca había querido defraudar a mi familia.   

 

- Que empiece la fiesta...Solo algunas cosas básicas, si necesitan ayuda con algo solo díganme que los ayudo, no se detengan por nada, no miren atrás y cuiden sus espaldas por cualquier cosa ¿va? y que Dios este con todos nosotros, ya saben que hacer ¿cierto? - Les dije feliz de poder empezar esa pelea con todos ellos al lado - 

Podría pensarse que eramos muy pocos para aquel día, pero en realidad unidos seguro que teníamos la fuerza de veinte mil millones de personas, así que con ese pensamiento me adentré a la puerta de la casa, que mi amigo había volado momentos antes, no le dije que me parecía algo drástico ni muchos menos, seguía siendo pacifista por supuesto, eso no había cambiado para nada, pero cuando de pelear o luchar por los que quería se tratara si que iba para delante y no me detenía ante nadie, así que sonreí esperanzada de poder ayudar con mis conocimientos a mis familiares y amigos.   

 

Me pregunté si es que la brisa del día no estaba demasiado alta, ¿eran imaginaciones mías? quizás solo era la adrenalina por empezar la acción, sentía lo mismo que cuando cazaba alces en el bosque, esa energía y esa emoción que solo podía darte la batalla, me dije que lo haría lo mejor posible para que mis amigos estuvieran orgullosos de mí, buenos ellos y mi papá, Elvis, bese la foto que tenia en el bolsillo del saco violeta, antes de volver a esconderla en él, era un ritual que tenia antes de ir a la batalla y pensé que quería que tanto él como mis amigos, supieran que era competente en el grupo, ningún premio podía compararse con la emoción que me producía ir a la batalla o al menos, intentarlo lo mejor que pudiera y salir ilesa de esta contienda que estábamos por tener en nuestro haber en solo unos instantes más. 

 

 

 

                 

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No había error, el reporte decía que aquella ubicación era de suma importancia para la investigación sobre asuntos de magia oscura. Kraven leyó dos veces más antes de serciorarse que aquello era verdad. Desde su llegada a Londres había contactado a miembros de la orden del Fenix por secreto, casi sin revelarse ante nadie, por ello solo le conocían un puñado de los miembros, incluido la líder del bando. 

 

Ahora mismo el cuartel general de la orden del fenix era un misterio, pero había ubicaciones secretas donde se podían conectar unos con otros. Por magia llegaban los reportes aquellas ubicaciones selladas por magia poderosa qie solo los miembros podían abrir. Kraven se sobresalto un poco cuando de pronto en aquella ubicacion secreta apareció de la nada un patronus en forma de oso panda. Al principio tal vez imaginaba que el patronus buscaba a alguien perteneciente a la orden. Kraven aún no se sentía un miembro total pero no pasaría por alto aquella señal de ayuda. Por ello el castaño con su varita lista decía tocar el patronus. Un aura recorrió su cuerpo y supo a donde debía aparecer. Con un movimiento de su varita desapareció y apareció en los terrenos de lo que se veía era una mansión. 

 

—Macnair—

 

Entonces escucho una explosión o un ruido muy estruendoso y rápidamente se dirigió al lugar. Llegó al recibidor con la varita apuntando a donde fuera si algo era sospechoso. 

 

Tu fuiste quien solicito ayuda verdad— Dijo Kraven mirando al hombre con seriedad y cautela. 

 

Estamos en el mismo lado compañero—

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-          Solía ser un ser de luz bastante calmado pero los días de guerra y las perdidas habían oscurecido su carácter…- No definitivamente si ponía eso en sus memorias la gente pensaría que estaba escribiendo una novela cómica. Dejo la pluma fuente en el escritorio de su pequeña oficina personal en su casa de campaña. Vivía en ella mientras terminaban su nueva casa en una locación secreta. Mientras, acampaba en el patio de la antigua mansión Granger.

Dejo todo como estaba y salió a tomar aire, cuando decidió escribir un libro sobre su corta vida de apenas 100 años, pensó que sería mas fácil, pero apenas llevaba 15 capitulos y aun no salía de la parte donde había estado en la orden por primera vez. Suspiro con frustración, mirando hacia la pequeña fuente frente a ella cuando un grande y perezoso panda apareció. Ese patronus lo conocía bien, era de su ex esposo y hermano. La llamaba para asistir a una mansión en busca de objetos tenebrosos.

 

-          Así que la Macnair…- dijo tras oír el mensaje. Se coloco una mascara dorada en la cara y desapareció para reaparecer frente a la mansión de los Macnair, en la acera. Abrió la entrada del jardín y camino hacia donde la esperaba su compañero de la orden.

- Corpus patronus - invoco un hipogrifo que se coloco frente a ella y a lado de sus compañeros

 

OFF:

COMANDANTE:
Radamantys

 

PARTICIPANTES:

Radamantys. (Nivel 7 – Initie)
Luna Gryffindor Delacour (Nivel 12 – Rango Templario)
Kraven Von Alexandros (Nivel 13 – Rango Legionario)
Sophie Elizabeth Granger (nivel 39 - Rango Lider) 
 

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No tardó mucho en que los miembros de la Orden se hicieran presentes, una sonrisa se marcó en los labios del Mago ante la pronta aparición de sus compañeros, la primera en llegar fue una jovencita que el sabia se llamaba Luna, Rada le sonrió a modo de saludo.


Después de esto un joven mago se personalizo también en el lugar dirigiéndose al mago, -Es correcto, yo los llame, soy Radamantys y tengo motivos serios para pensar que en este lugar existen magos tenebrosos, busquemos pistas, objetos o indicios de magia tenebrosa- respondió Rada avanzado hacia el salón donde parecía haber gente.


La puerta de este se encontraba abierta y Radamantys ingreso sin ver a nadie en específico, la varita de este se movió apuntando a una cómoda grande a su derecha y susurro: 


-Morphos-


De inmediato esta se convirtió en un oso panda de casi dos metros que se posiciono unos 4 metros delante del demonio observando todo con atención, de nueva cuenta el mago movió la varita y susurro de nueva cuenta:


-Morphos-


Esta vez apunto a un sillón grande de tres plazas a su izquierda y este se transformó al instante en un enorme lobo que gruño con fiereza y se adelantó poniéndose también a unos 5 metros de Radamantys, en actitud amenazante.


Así pues, el Rada avanzo entre los muebles hurgando entre todo, desordenando todo sin ningún miramiento, en busca de algo, algún indicio de culpabilidad, las cosas volaban en diferentes direcciones, pero nada aparecía.


Rada se detuvo por un momento y rascándose la barbulla pregunto a sus compañeros, - ¿Ha habido suerte? -  mientras sus ojos negros se desviaban un poco más allá donde se parecía encontrar la gente, talvez era hora de acercarse y preguntar de amble manera, la sonrisa se ensancho en los labios del demonio mientras sus ojos brillaban con desdén.
 

En ese preciso momento sintió la cercanía de aquella bruja que había Sido tan importante en su vida,hermana y ex esposa Sophie,-Vaya pensé que no te juntabas con los mortales - le dijo Rada bromeando con ella.

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