Pandora's Box Night Club (MM)

[Anthony R. Dracony M.]

Con mi mano diestra afloje un poco la bufanda de seda dorada colocada en mi cuello, me agrada pero siento la necesidad de sentir esa libertad como el volar sobre mi thestral, después de todo, el secreto sobre la magia era un decreto pasado desde que Aaron Black, quien consiguió ser electo a Ministro de Magia, había logrado que cayera en su momento como dirigente y ahora los magos y brujas, eran temidos al ser conocidos abiertamente en este tiempo del mundo en que los muggles confirmaban la existencia de este tipo de habitantes. Miles de reacciones pululan, algunas de odio, otras de sorpresa, ingenua incredulidad, pero la más extendida de las reacciones, era la del miedo, un enorme y justificado miedo, temor, terror que hace que la mayoría se sienta como un ser superior... ¿y porque no disfrutarlo? Es verdad que grupos de muggles se organizan en contra de los seres mágicos, pero sus intentos de hacer daño son tan risibles como patéticos.  

Solo hay que estar atentos, no dudar de usar nuestro poder mágico para defendernos de alguna trama elaborada por organizaciones "antimagos" pero hay lugares donde hay menos riesgo que en otros en el mundo, sitios donde podemos relajarnos y disfrutar "a nuestras anchas". No soy persona que guste de frecuentar lugares como a mis nuevos compañeros, pero entiendo que debo socializar de vez en cuando en sus "pasatiempos"... seguro el aburrimiento los inclinara a orquestar algo divertido...

Me asegure de indicar a mi thestral que regresara a casa y me quede en el sitio que eligieron como punto de encuentro. mire a ambos lados de la calle, por si veía acercarse a @ Ada Camille Dumbledore  @ Juliette Macnair  @ Amit Lockhart  @ Eterno Black Triviani ...

Pero ante la ausencia de los amigos, tuve que entrar solo. Mejor ir a la barra, el lugar parece que recién abrió, hay poca clientela. Un mago rubio en la barra, aguardaba ser atendido, así que saque un par de galeones y alce la voz:

-- Servicio!! ¿Qué tiene uno que hacer para que aceleren "el paso"? un gesto de fastidio ensombrece mi rostro, si al menos tuviese una charla entretenida... -- Miro de pasada al mago que también esta sentado a la barra... @ -_Vegueta_-

[Arya Macnair]

Hacía mucho tiempo no pisaba aquella oficina, y estaba convencida de que Sybilla tampoco lo hacía. Sin embargo, la méndiga estaba tan limpia como un quirófano. Habían pasado ¿Cuánto, siete años? No solo los recuerdos y las vivencias quedaban encajonados allí, sino también las personas que solíamos ser. Cuando los perdía, porque así lo sentía en la piel —un pequeño chispazo que quemaba—, el escalofrío que me recorría entera era helado. Por suerte no dolía tanto como cuando fui Líder, en ese entonces parecía que me estuviesen matando; la conexión constante que podría tener con cada una de esas mentes era interrumpida con tanta violencia. Nunca me acostumbré, ni siquiera en el último tiempo. 

Pero esta interrupción en particular se sintió extraña, pues si hacía siete años que estaba exiliada de Londres por el Ministerio de Magia, podría llevar el doble de tiempo sin saber de él. Y sin embargo mi mente entró en alarma, no podía sentirlo, no podía visualizarlo, no sabía dónde estaba, ni si se encontraba bien ¿Necesitaría de mí? ¿Habría muerto? No podría poner en palabras como la desesperación se disolvió en la sangre que corría por mis venas, haciéndome cosquillas en todo el cuerpo. La ansiedad se apoderó de mí, y oculta por la noche, en el Pandoras, un club nocturno de mala muerte, saqué la varita y por poco me perforo el brazo hincando su punta sobre el tatuaje. 

Con los vestigios de fidelidad que aun nos ataban, deseaba de corazón que él fuese capaz de sentir el llamado. Podría aparecer en el local, Sybilla no había pagado al Departamento de seguridad mágica y los escudos estaban vencidos. 

Así que me senté, cubierta por una túnica azul oscuro, sobre el escritorio de mi tía, y aguardé por él. 

@ Radamantys

 

[Radamantys]

Ahí estaba, esa figura que se había proyectado contra la luz menguante del sol que se escondia en el horizonte,se trataba nada más y nada menos que de Radamantys, bastante tiempo había pasado ya desde que el demonio se alejara del mundo mágico,deseoso de seguir experimentando su vida y con bastante sufrimiento había partido lejos, con una falsa idea de que encontraría mejores tiempos y mejores vivencias en otro lado.

Más no había Sido de ese modo, Radamantys había sufrido,había sido castigado por la vida,llevándolo de cruel manera a replantearse toda su existencia,todo lo que había existido en aquel poderoso mortífago se habia roto,se habia perdido.

-Es hora de volver a casa- susurro entre dientes Radamantys girando su cuerpo hacia la zona iluminada,sus ojos brillaron de una manera extraña, estiró sus brazos observando los tatuajes que los cubrian,pero ahora faltaba uno de ellos ,el que por mucho tiempo había sido el más importante para el,suspiro y bajo las manos.

En ese momento el demonio sintió una fuerte punzada en el pecho,gusto en el corazón, pero ¿podría ser eso posible? , solo había una persona que podía generar eso en el demonio,ese llamado,ese malestar,sin, necesidad de una marca o de un patronus,sin decir nada más Rada supo a dónde debía ir,con un suave giro desapareció.

Al instante reapareció en otro sitio,a juzgar por el aspecto era algún negocio dentro de los muchos que se extendían en la comunidad mágica,estando ahí ,el mago cerró los ojos y se quedó atento a cualquier sonido,pero nada parecía moverse,sin embargo al momento el supo que estaba en el lugar adecuado,pudo sentirla.

La emoción se apodero del demonio,era ella,lejos de bandos o familias , simplemente era ella,con pasos lentos pero seguros Radamantys avanzó hasta la oficina tras la cual sabía que ella estaba,la sentía,la olia,la percibía y con un suave movimiento de la mano abrió la puerta.

En efecto,ahí estaba ella,tan hermosacomo el la recordaba,tan inocente y dulce como en el tiempo que lo había cautivado a él,el gran Radamantys,que se había vuelto pequeño ante la aparición de ella en su vida y pese a ver todo lo que recordaba de ella , también pudo ver el paso del dolor y el sufrimiento en ese rostro que tanto quería y que tanto había extrañado.

-Mariel- dijo únicamente a modo de saludo mientras una gran sonrisa se dibujaba en su rostro, avanzó hasta el escritorio donde se sentaba  la bruja y sin poder evitarlo Radamantys extendió su mano y la paso suavemente por la mejilla se Arya,disfrutando ese pequeño contacto que le trajo un sinfín de recuerdos,bajo la mano y clavo sus negros ojos en los de ella,-¿Cómo estás?- Pregunto Radamantys sin dejar de observar el semblante de la chica.