~Mansión de la Familia Gryffindor~

[Mael Blackfyre]

El sobre se me fue de las manos como si se tratara de humo en medio de una fuerte brisa. Me miré la mano donde lo había tomado y miré automáticamente a Annick, quien se había movido rápidamente ante aquella actitud. Era una bruja rápida. No respondí a su pregunta aunque ya había pensado en aquella respuesta un montón de veces. Sentí que el labio se desinflamaba y que ya no tenía gusto a sangre en la boca. Me relamí ése lugar, mirando disimuladamente a mi socia. Luego le agradecería el gesto.

 

Pero no respondí inmediatamente. Las brujas presentes eran demasiado puesto a la defensiva. Había ayudado en el funeral de Elvis. Estaba generando ciertos ingresos y ciertas protecciones en la mansión. Había resguardado aquel pergamino. ¿Qué más esperaban? Me estaban colmando la paciencia de a poco. Aquella Sacerdotisa Gryffindor se acercó demasiado y me hice un paso para atrás, levantando una ceja. ¿Qué le pasaba? Olía su desprecio. Y la palabra familia no había sido muy bien recibida para mi mente.

 

Me quedé allí, con la varita en la mano. Mi madre estaba demasiado callada y quieta desde incluso el principio del funeral. Algo se había roto en ella. Ya no era la misma. Y Luna que no dejaba de hablar y de agradecer. Traté de ignorarla porque ya me estaba empezando a doler la cabeza con todas sus palabras. Aquel sobre estaba en las garras de la mujer. Y ya conocía su contenido, porque lo había leído al abrirlo para ver qué papel era. Miré a Annick, luego a Arabella, Luna, Mica y por último Sophie. Ignoré a mi madre.

 

— Estaba en su negocio. Entre muchos papeles inservibles —mis palabras fueron dirigidas hacia la pelirroja Annick, aunque era mentira. Allí no había sido. Pero allí le había dicho a Mica que si—. Y creí que eso debería estar acá —hice una pausa, mirando al resto. Era mi turno de tirar un poco de veneno, quizás. Era mejor eso a lanzar maldiciones a diestra y siniestra, tenía que calmarme—. Aunque pensándolo mejor, hubiera estado mejor resguardado allí. Ahora solamente parecen buitres sobre un cadáver —levanté un hombro y caminé unos pasos, apoyándome en la pared que estaba pegada al lado de la ventana, mirando al exterior. Esperaba que todo eso terminara pronto. Elvis tenía razón en sus palabras, aquello nunca iba a volver a ser como antes.

 

@@Mica Gryffindor @@Sophia Elvira Mackenzie @@Arabella Gryffindor @@natasha evans malfoy @@Annick McKinnon @@Shelle Katerina Gryffindor @@Luna Gryffindor Delacour

[Sophie Elizabeth Granger]

La vampiro se hizo hacia atrás tras el golpe que había encontrado un blanco equivocado. Ella podía ser lo que fuera pero jamás se desquitaba en inocentes y Mael no le había hecho nada, no aun por lo menos. De pronto el joven tras increparlos saco un sobre con el testamento de su primo en el. No tuvo tiempo de reaccionar pues al parecer su intervención había centrado a su prima en lo que realmente importaba, el futuro de la familia, un futuro que tomaría un rumbo u otro dependiendo de lo que dijera el sobre que ahora poseía Annick y que conservaría pues los miembros mas antiguos de la casa cerraban filas a su alrededor evitando así que nadie intentara que aquello fuese diferente.

 

Algunas cosas mas se dijeron pero no participo en el intercambio de palabras, solo se acerco a sus primas en señal de apoyo mientras vigilaba a Mael y Shelle. Un leve movimiento que ella considerara sospechoso o peligroso la harían reaccionar defensivamente. Si bien gran parte de su furia se había descargado en la cara de su sobrino nieto recién conocido no significaba que la Granger estuviese en paz, solo estaba mas controlada. Y aunque le hubiese gustado cumplir el deseo de Luna que luchaba con todo lo que podía por mantener unida a la familia, eso era algo que por lo menos para ella no iba a funcionar, no en el estado en el que se encontraba.

 

La pena, la rabia, el odio, todos esos sentimientos luchaban por salir a la superficie, haciendo de Sophia un ser inestable, mas aun cuando sus dos candados estaban uno muerto y el otro escondido, presa de un dolor tan profundo, que aun sabiendo que ella era una asesina peligrosa la había dejado al frente, controlando el cuerpo y cada acción sin hacer el mínimo intento por frenarla. Zahil estaba hecha pedazos, y podía sentirla, pequeña, llorando, temblando y sin ser capaz de salir de ese estado de dolor que se unía al propio , ambas entidades habían amado profundamente a Elvis pero Sophia era mas fuerte y por ello la otra vampira se había escondido en el fondo dejando que ella las sostuviese a ambas.

 

Pero eso mismo la convertía en un peligro no solo para ella sino para toda su familia, ya había quedado claro con el golpe que le había propinado a Mael, cuando en su sano juicio y en control total de si misma, jamás se habría ido a los golpes contra un Gryffindor, hiciese lo que hiciese. Y por eso mismo tenía que alejarse, pero no sin antes asegurarse de que todo estaría bien en su ausencia.

 

- te falta mucho por conocer de esta familia, niño, si queremos saber que dice Elvis en ese papel pero no por las razones que tu piensas, mi primo fue tan amado por este hogar que lo que sea que el haya deseado y puesto en ese sobre, es importante para nosotros. Al menos para mi, será como escucharlo una ultima vez - le contesto al mago mirándolo fijamente a los ojos y sosteniéndole la mirada por un largo momento o así lo sintió.

[Annick McKinnon]

Annick se olvidó momentáneamente de sus dudas acerca de la lealtad de Shelle y su posible participación en la muerte de Elvis. Por una parte la distrajo el hecho de que Mael hubiese tenido en sus manos el testamento a pesar de que la familia apenas lo conocía; y, por otra, no había esperado la respuesta que recibió de parte de Mica, Arabella y Luna.

La pelirroja se conmovió ante las palabras de esas mujeres a las que ella consideraba las únicas con el derecho de tomar el testamento, y poco a poco sus ojos comenzaron a humedecerse. Ella creía que había perdido cierto derecho sobre la familia luego de la muerte de Elvis, pero sobre todo luego de su fallido ataque a Shelle con una maldición imperdonable. Sin embargo ellas le demostraban, al igual que el Auror lo había hecho en vida, que los Gryffindor eran la única familia a la que en verdad pertenecía.

En su garganta comenzó a formarse un nudo que solo le permitió expresar un débil «gracias» hacia las tres.

Cuando Mael les recriminó el hecho de parecer buitres, Annick aprovechó que le prestaban atención a él y se limpió los ojos antes de que las lágrimas brotaran por completo. Miró al mago, pero no dijo nada porque su prima Sophia y Luna habían expresado las palabras exactas: Elvis había sido tan amado que ese papel, más que representar intereses económicos, representaba la ilusión de volver a escucharlo a él.

―Bien ―dijo mirando el sobre y pasando el dedo pulgar sobre el nombre de su difunto esposo―, creo que este es un buen momento para leerlo, ya que están todos aquí ―miró en particular a Mica, a Arabella y a Sophia, porque no sabía si alargarían su estancia en la mansión o si tenían otros planes.

Tomó asiento en el sillón más cercano y abrió el sobre con manos temblorosas. Tuvo que tomar una gran bocanada de aire luego de ver la letra de Elvis en aquel pergamino. Durante un momento levantó la mirada hacia los presentes y luego se aclaró la garganta y comenzó a leer en voz alta para que todos escucharan:

La oscuridad siempre está ahí, escondida y agazapada para atacarte. Y cuando lo hace, lo importante es saber cómo nos defendemos y cómo contraatacamos. Porque si no, es permitirle el paso a cualquier cosa que puede manejarte completamente en la vida. A veces tiene forma de persona y otras de objeto. En otras circunstancias suele representarlo una situación específica, como una celda alta en una torre abandonada.

Cuando uno lucha las diferentes batallas y gana, siendo propias o ajenas, se va fortaleciendo de a poco, volviéndose cada vez más fuerte y envolviéndose de cada uno de los vínculos que eso significa. Pero la oscuridad, una vez instalada dentro de uno, te consume de a poco minimizando todas tus acciones, encerrando tus pensamientos en medio de terribles tormentas entre un océano profundo. Te aleja de todo lo que puede llegar a amarte o protegerte. Todo lo positivo y lo bueno se desvanece. Cada segundo que transcurre, en un paso seguro hacia el final sin poder mirar atrás.

Por eso escribo esto con la intención de que la familia siga fuerte. Que la familia se una todavía más. Porque vienen tiempos difíciles, tiempos en donde cada uno se va a sentir ajeno entre nuestras paredes de la casa. Todos van a sentir que hay enemigos cerca. Y es entendible, pero por lo menos no va a suceder en la Gryffindor. Es nuestro refugio, nuestra base, nuestro hogar. El amor es la magia más fuerte de todas y eso va a evitar que puedan lastimarse, no tengan dudas.

Por eso es que es tiempo, hijas Shelle y Luna, necesito que sean las matriarcas de la familia. Aunque sean como el agua y el aceite, aunque sean como el sol y la luna, sé que llevarán la mansión adelante. Deberán jurar que se van a cuidar. La familia es lo primero, siempre. Cada persona que necesite la Gryffindor, ustedes la dispondrán a cualquiera, siempre funcionamos así.

Elros, mi hijo. Lamento repetirte mi propia historia. Es un error que a veces cometemos los adultos, sin darnos cuenta. Pero sé que serás un gran hombre, lo he visto con mis propios ojos. Tal vez tardes unos años en darte cuenta pero ya lo verás. Yo soy tú y tú eres yo, recuerda eso. Mi vida por ti, toma lo que desees. Sé que lo encontrarás. Principalmente que nunca se opaque tu luz.

Amor de mi vida, mi hermosa esposa. No espero que entiendas lo que va a pasar. Solo te pido perdón y que sepas que es mi deber. No hay nadie más para ello y no me permitiría ver que algo les sucediera a ustedes. Se fuerte, ésa Annick de la que me enamoré cada día de mi vida. Elros te necesita. La familia te necesita, por eso debes quedarte con las Llaves de la Gryffindor. Eres su Protectora. Nos volveremos a encontrar pronto. Te amo.

Mi prima Arabella. Mi melliza Mica. Mi prima Zahil. Son mi faro en esta oscuridad. Y sé que en el fondo, muy en el fondo, pueden llegar a entenderme. Crecimos juntos a pesar de estar solos. Creamos familias y muchos amigos. No esperaría mucho menos de ustedes tampoco. Deben mantenerse como los pilares que me representan, tal vez, para otros también lleguen a serlo. Aunque la luz a la que pertenecemos no sea la misma que antes, debemos mantenernos allí, porque es lo correcto.

Espero que ~ mi local le sirva a ~ cualquiera ~ de los Gryffindor que lo necesite, ~ como lo fue ése refugio para mí~. \\ Lo más importante es Fuerza, Unión y Lealtad, recuerden el lema familiar, porque es la guía de todos los Gryffindor. Estaré en todos y en cada uno de ustedes cuando lo necesiten y cuando menos lo esperen.

 

Elvis.~

 

Le resultó particularmente difícil leer la parte alusiva a Elros y a ella, y en varias ocasiones la voz se le quebró un poco y tuvo que hacer algunas pausas; sin embargo, eso no impidió que notara que en el último párrafo algunas palabras parecían no tener conexión. ¿Los demás también lo habrían notado o sólo sería su imaginación? Incluso le pareció que la letra, aunque era parecida a la del resto del pergamino, tenía algunos trazos diferentes en esa zona. ¿Debía compartir su inquietud con los demás?

 

¿Y qué significaba eso de que el amor evitaría que pudieran lastimarse? La pelirroja no pudo evitar pensar en las palabras de Sophia durante su pelea con Shelle, y se preguntó si su prima había acertado sobre la posibilidad de que Elvis hubiese hecho algo para evitar que se lastimaran entre ellos.

Editado 19 de Marzo del 2021 por Annick McKinnon

[Mael Blackfyre]

TESTAMENTO DE ELVIS F. GRYFFINDOR

Mi respiración iba lentamente a la par que la Leona Viuda leía los últimos deseos del viejo Patriarca. El silencio era el protagonista en aquel lugar y la voz de Annick solamente se escuchaba como un susurro que deambulaba como un fantasma por la sala. Ya había leído aquellas palabras y eran mucho más profundas de las que hubiera esperado. La desgracia había caído en la familia Gryffindor ¿Tenía alguna relación conmigo? Ésa duda me había surgido cuando me encontré con Shelle en aquel bar. Un día de encuentro con mi madre y al otro, me anunciaba la pérdida de su padre.

 

Me dio escalofríos. Nadie jamás podía enterarse y era una promesa que me estaba haciendo en silencio.

 

Annick terminó de leer el testamento. Sus ojos verde esmeralda eran súper hipnóticos y no podía dejar de verlos. Estaba seguro que en otros tiempos eran muchos más felices, pero ahora mostraban una tristeza justificada. Tuve un fugaz pensamiento. ¿Cuán manipulable era la Gryffindor? ¿No buscaría venganza? Había que encontrar a un culpable y tal vez en esas explosiones de guerra, podría obtener alguna especie de recompensa. Sonreí internamente.

 

— Lamento oir ésas palabras. Solo puedo decir que agradezco a Elvis por dejarme un hueco aquí en la Gryffindor —no lo había podido conocer en persona. ¿Sabría de mi existencia? Su carta decía cualquiera. Y hasta ése entonces había sido un cualquiera—. Les vuelvo a prometer mi lealtad y varita a disposición, se lo debo a él y a la mansión. Podremos vengarlo. ¿O se quedarán de brazos cruzados? —siempre todas las ideas tenían que plantearse desde la semillita más pequeña y regarlas con paciencia.

 

 

@Mica Gryffindor @Sophia Elvira Mackenzie @Arabella Gryffindor @natasha evans malfoy @Annick McKinnon @Shelle Katerina Gryffindor @Luna Gryffindor Delacour

Editado 2 de Mayo del 2021 por Mael Blackfyre

[Mica Gryffindor]

Se sentó, si debía escuchar las palabras que su hermano había dejado como último mensaje para ella debía hacerlo sentada. No estaba lista para oírlas, ni nunca lo estaría en realidad. Pero así como ella estaba poco preparada, lo estaban todos los allí presentes. A fin de cuentas, todos estaban transitando una gran pérdida. ¿Cómo la vida continuaría con una ausencia tan grande? No lo sabía, no sabía cuáles podrían ser sus próximos pasos. 

La voz de su cuñada intentaba mantenerse constante, pero sin dudas era muy difícil para ella leer en voz alta aquello que concretaría el adiós a su esposo. Cuando terminó la lectura supo que no era todo... supo que algo más se estaría escapando, pero no dijo nada. No dudaba de su cuñada pues ella no les ocultaría información, pero sí de las manos en que el testamento había estado antes. Conocía muy bien a su mellizo y sabía que dejaría "todo en orden" para cuando él partiera, y no simples palabras bonitas para compartir en una reunión familiar. 

Decidió no decir nada, sin embargo, puesto que ya la familia estaba pasando por demasiadas cosas. No era justo meterlos en un nuevo conflicto, ya ella podría encargarse de eso, lo haría...

Se puso de pie, conmovida y aturdida, y tomó el pensadero que se hallaba en la mesa. No pensaba permanecer allí mucho tiempo más y quería llevarse con ella los tan valiosos recuerdos. Miró a cada uno de los presentes y los saludó con un movimiento de cabeza, su voz no saldría si intentaba usarla, estaba ahogada por la angustia. Sin más, se dirigió a la chimenea, utilizando los polvos Flu para marcharse hacia el local que oficiaba de hogar para ella en aquellos días. 

 

[Luna Gryffindor Delacour]

Suspire intentando que no se notará lo que las palabras de mamá me estaban haciendo, tuve que contenerme para que nadie viera que quería derrumbarme ahí mismo, pero las palabras de papá estaban llenas de fe y amor para todos, nos pedía que fuéramos fuertes y decía que la familia era lo primero, pegue un salto cuando menciono mi nombre y mire a mi hermana Shelle disimuladamente cuando menciono el suyo, asentí a su idea de que disponemos la casa para quien la quiera, siempre habíamos hecho eso y siempre lo haríamos pasará lo que pasara.

 

Sonreí cuando menciono a mamá y a Elros y mi sonrisa se pronunció más todavía cuando menciono a mis tías Mica, Bella y Zahil, estaba feliz de que nos incluyera a todos y me pregunté si de alguna manera él lo hubiera intuido desde hacia tiempo, pero esa sería una pregunta que jamás podría volverle a hacer. 

 

La realidad me golpeó en la nuca y volví en mi cuando hablo Mael, suspiré intentando pensar que decirle, no sabía si quería vengar a papá, de hecho había un juicio en donde habían metido preso a quien sabía que era su asesino, así que no teníamos que hacer nada excepto ver cómo podríamos seguir adelante y la idea de mi sobrino no me gustaba para nada, vengarlo no sería algo que papá querría o al menos, eso era lo que me imaginaba que podría haber dicho si hubiera estado vivo y con nosotros claro está. 

 

- No creo que vengarlo sea lo adecuado, papá no lo hubiera querido, quiero paz y tranquilidad, no más guerra y muertes, él asesino de papá tuvo un juicio y será llevado a prisión en breve, así que no quiero que nadie de la familia se manche las manos por un asesino, por favor no lo hagan - Les pedí con mi voz más rota de la cuenta y mirando disimuladamente a todos - 

- Tenemos que mantenernos unidos y sin lastimar a nadie, la venganza es la respuesta que están esperando y no quiero hacer eso, ahora si alguien quiere hacerlo es bienvenido a seguir ese camino, sólo les pido lo mismo que papá nos pidió en su testamento, fuerza, unión y lealtad, mantengámonos todos juntos y podremos sobrellevar todo esto, tenemos que ser fuertes y no me gustaría que nadie de la familia se manche las manos por alguien que no sirve para nada, lo repito por si no lo escucharon bien, solo quiero paz y unión familiar - Les pedí repitiendo mis palabras anteriores mirando mis manos indecisa de que más decir acontinuacion - 

 

Me quedé callada al fin, viendo a mi tía Mica irse y asentí con la cabeza a modo de saludo, no me atreví a decirle nada y tampoco tenía más palabras, la coraza que me había puesto encima para no sufrir se estaba rompiendo de a poquito y no sabía cuánto más aguantaría sin demostrar lo mal que estaba, jamás había intentando hacerme la fuerte tanto como en esos momentos, solo no quería preocupar a mi mamá, así que me trague mi dolor como mejor podía y mire a Annick como si buscara algún tipo de consuelo, mismo que no sabía ni porque buscaba en realidad, tenía que ser fuerte y sobrellevar todo eso y lo haría como mejor pudiera por supuesto. 

 

- Creo que podemos.... Quiero decir si quieren podemos vengarlo, se que acabo de decir que no quiero eso, pero pensaba que quizás algunos querrían hacerlo y si lo hicieran contarán conmigo por más que no esté de acuerdo, los apoyare y ayudaré no dejándolos solos nunca - pronuncié con mi voz quebrada, intentando sonar más segura de lo que en realidad me sentía en esos momentos - 

 

Sabía que me estaba contradiciendo sola, también era consciente que no quería luchar ni nada de eso, pero nunca dejaría a mi familia sola y si la mayoría elegía la idea de mi sobrino, no me quedaría de otra que apoyarlos por más en desacuerdo que esté con la idea, porque como había dicho jamás los dejaría solos o indefensos y éramos un equipo y una familia, rota pero familia al fin y al cabo, esperaba que unida en algún momento, daría todo de mi para que eso pasará y haría que papá se sintiera orgulloso de nosotros, no sabía bien como lo haría pero lo intentaría así se me fuera la vida en ello. 

[Annick McKinnon]

Annick aún estaba observando el último párrafo que le había resultado extraño (o al menos diferente al resto del testamento). Sin embargo Mael lanzó una pregunta provocadora, y la palabra «venganza» hizo eco en la cabeza de la pelirroja avivando un mar de pensamientos y emociones opuestos que comenzaron a luchar en su interior. Siempre había pensado que la venganza era una acción inútil, porque en el proceso el vengador (más que ganar) perdía todo, incluso a sí mismo; pero ahora que se enfrentaba a la pérdida de Elvis, lo único que deseaba era liberar el dolor y la furia.

Se preguntó qué hubiera hecho el exauror en su lugar. Él siempre había sido muy sensato, y la justicia y rectitud habían sido parte de sus ideales; pero ¿habría pensado lo mismo si los mortífagos la hubiesen asesinado a ella o a alguno de sus hijos? Annick sabía, por su más reciente experiencia, que la pérdida de un ser amado era capaz de mermar hasta la más estable sensatez. Había sido precisamente eso lo que la había impulsado a emplear una maldición imperdonable que nunca había imaginado usar. La pregunta ahora era si ese mismo dolor la llevaría a buscar venganza por la muerte de su amado esposo.

Mientras la ojiverde intentaba poner en orden sus ideas y emociones, Mica se puso en pie, tomó el pensadero y se despidió con un simple movimiento de cabeza, sin decir nada. La pelirroja observó cómo su cuñada desaparecía en la chimenea, y una parte de ella deseó hacer lo mismo para alejarse de todo lo que le recordaba la pérdida del amor de su vida.

Luna fue la primera en responder a lo dicho por Mael. La pelirroja no la interrumpió y tampoco juzgó su cambio de opinión, porque de alguna manera era la lucha que ella misma estaba experimentando en silencio. Y fue así que logró comprender algo importante:

―La venganza no es un buen motivo de unión familiar ―expresó sin mirar a nadie en particular―. En esta familia habrá quienes quieran vengarse y habrá quienes consideren que con eso se pierde más de lo que se gana; pero el hecho de ser familia e intentar estar unidos no debería orillarnos a apoyar una o la otra cosa, sobre todo si es algo en lo que no creemos. Así que si alguien decide vengarse y otro decide no hacerlo, nadie tendría que juzgarlos, porque cada quien maneja su propio dolor e ideales de manera diferente… Así que no te sientas obligada a hacer algo que no quieres, Luna. La unión familiar no se trata de hacer lo mismo que el resto, sino de seguir amando y no juzgar a quien decide algo diferente a nosotros.

¿Por qué rayos estaba diciendo eso? De pronto le pareció que sus palabras eran absurdas y carentes de sentido, pero al decirlas había pensado en Luna y en Arabella, a quienes no podía imaginar con deseos de buscar venganza, y en Sophia, cuyo carácter encajaba más con la propuesta de Mael. La duda era cuál de las dos posturas elegiría la pelirroja… Mientras se preguntaba qué hacer, se puso en pie y se acercó a Mael.

―¿Estás realmente seguro de ofrecer tu varita para buscar venganza? ―posó la mirada en los oscuros ojos del mago. Jamás había visto unos ojos así, como un par de pozos sin fin―. Hay cosas en ese recuerdo que no me quedan claras… Las acciones de tu madre, por ejemplo ―hizo una breve pausa para observar la reacción del joven―. ¿No te preocupa que pueda descubrir algo turbio?

Editado 16 de Mayo del 2021 por Annick McKinnon

[Mael Blackfyre]

Levanté una ceja al ver que Mica Gryffindor se levantaba y se iba de la sala de los Gryffindor. Aunque tenía que admitir que la anterior Mica era totalmente inútil (porque la había encontrado haciendo nada sin querer ni siquiera vivir) ésta se encontraba reformulando demasiados sentimientos en su interior. Era entendible que ella y que muchos otros Leones se sintieran rotos.

 

Era algo que me llamaba la atención. Estaba tan claro como el agua que era injusto desde la posición de donde lo veía, porque era el círculo más privado del que se había rodeado el Gran Patriarca. Pero afuera, en la calle, también había escuchado el dolor al enterarse la perdida del Auror. Incluso dentro de las filas de la marca tenebrosa. Había sido como una gran victoria para Caelum. Pero no lo veía regodearse ante ello. Hasta había sido una pérdida para él.

 

Llegar a aquel pueblo me había abierto demasiadas oportunidades y había tomado cada una de ellas. Ya había sido juzgado (y lo seguía haciendo) porque muchas personas lo considerarían inmoral. Pero Elvis Gryffindor me había abierto las puertas en el momento antes de su partida a la confederación y ahora la mansión era mi hogar. Tal vez había llegado en el momento menos oportuno, porque quien había sido la conexión para llegar allí, Shelle, ahora estaba completamente ausente.

 

Cuando quise darme cuenta, los ojos verde esmeraldas de Annick, la viuda Leona, se acercaron demasiado. Mantuve la respiración y mi mirada. Sus palabras habían sido sabias, sin tomar ningún partido por los puntos que planteábamos. ¿Y ella? No iban a creer nunca en la promesa que le había hecho al Patriarca en su despedida. Nadie iba a entender jamás lo que ahora significaba la mansión y la familia para mi. Pero tampoco me importaba demasiado lo que pensaran. Ya había cerrado alguna que otra boca ante tal atrevimiento de decirlo en voz alta.

 

— Ya te lo dije. Y te lo vuelvo a decir. Estoy seguro —aquel cabello pelirrojo era único. Realmente hermoso. En ése momento, solamente en ése preciso momento, pude ver la llama que caracterizaba a ésa familia. Tal vez no había conocido a Elvis, pero si de algo sabía es que ése mismo mago había muerto buscando venganza. Miré a Luna—. De lo que no estoy seguro es de lo que tú dices, Luna. Eres incrédula y crees que todo el mundo debe vivir en un manto rosa de amor y paz. Estas equivocada, muchacha. Estamos en guerra. ¿O no ves a tu alrededor? Muggles atacando magos, el Inquisidor destruyendo lugares mágicos. El estatuto caído. Muchos países en guerra y vienen cosas peores —en aquel momento que terminara la oración, volví a mirar a Annick.

 

La estaba desafiando. Si. No iba a traicionarlos. Ni a Elvis, ni a la mansión, ni a ésa familia. Por lo menos entraba tanto en ése circul0 como Mica, Arabella, Sophie, Annick e incluso Luna. Pero además estaba Shelle.

 

— No me preocupa eso, Annick. Eso creo que es un problema familiar que deben solucionar ustedes. Pero si soy parte de la Gryffindor, quiero informarles que estamos en guerra y somos parte, aunque no quieran verlo. Pataleen, lloren o griten, pero el Ministerio de Magia nos debe una respuesta ¿O van a quedarse sin hacer nada? Caelum es nuestro enemigo y todo aquel que lo apañe. ¿O creen que ésa Ministra Sagitas es una santa? Diablos… —bufé y sonreí. Tal vez estaba largando demasiada información—. Es lamentable verlo asi, pero Elvis solamente fue una gran pieza caída de éste ajedrez. Hay más cosas en juego y viene tiempos peores. Van a necesitar mi varita…

 

Levanté una ceja nuevamente. Eran ciegas, quizás el dolor no los dejaba ver más allá. Tenía demasiadas cuestiones que resolver y ellas no estaban ayudando. Pero con las palabras adecuadas podría posicionar mejor a la familia. Al menos, ser parte de la marca tenebrosa tenía sus ventajas. Y ya había estampado contra la pared a aquellos dos mortífagos cuando los había escuchado decir que podrían visitar la mansión. Era un lindo recuerdo la amenaza de que les había dicho si los veía por éstos lados. Por lo menos el bando no se metería a atacarnos.

 

@ Mica Gryffindor  @ Sophia Elvira Mackenzie  @ Arabella Gryffindor  @ natasha evans malfoy  @ Annick McKinnon  @ Dana Gryffindor  @ Luna Gryffindor Delacour

 

[Luna Gryffindor Delacour]

Le sonreí a mamá agradecida, realmente no quería vengar a papá y no era por cobardía o por ser débil, simplemente era porque no estaba en mi naturaleza pelear con nadie y aunque ese alguien me hubiera sacado al ser que más quería en el mundo, jamás me hubiera gustado verlo muerto o lastimado, sólo quería que estuviera preso y nos dejará a todos en paz. 

 

- Mamá tiene razón, no quiero pelear y se que nadie me obliga pero quiero que sepan que si habrá pelea estaré allí para apoyar a la familia, puedo no estar de acuerdo con los métodos que tienes Mael, pero si necesitas ml ayuda la tendrás, se que hay una guerra y para bien o para mal somos partes de eso, pero no quiero luchar y no es por cobardía, simplemente quiero paz y unión de ser posible - Les dije a Annick y a Mael dejándoles en claro que lo primero para mí era la familia - 

 

Medite en silencio las palabras de mamá y Mael, ambos tenían razón si no quería luchar no tendría porque hacerlo, el problema era que está era una batalla que si o si me tendría en su frente, así que no me quedaría de otra de que luchar aunque no quiera hacerlo en lo más mínimo, la cobardía no era algo que me caracterizaba para nada, así que si habría una pelea allí querría estar en primera fila defendiendo a mi familia al completo. 

 

- Es casi como si tuviera que hacerlo, estaré implicada de una u otra forma así que cuentan conmigo, pero dejó claro que ni estoy de acuerdo con el método que eligen, para mí vengarnos no sé si sea la solución adecuada quiero seguir adelante y tener paz y tranquilidad, no más guerra y lamento ser repetitiva, pero también quiero que estemos todos unidos y tirando para el mismo lado - susurré preguntándome si decir lo que realmente pensaba no me metería en problemas - 

 

Ser pacífica tenía su contrapunto, sobretodo si había que ir a luchar o algo así, no quería venganza solo quería paz pero si debería de hacerlo lo haría, apoyaría a la familia y estaría siempre para ellos sea cual sea la decisión que elijan, sólo esperaba tener la tan ansiada unión familiar que tanto quería desde la horrible muerte de papá. 

[Annick McKinnon]

Annick no sabía qué pensar de Mael. Apenas lo conocía y no entendía muy bien bajo qué circunstancias había llegado a la mansión, pero decidió tomarle la palabra a pesar de que tenía la impresión de que su prima Sophia no confiaba en él. Incluso sabía que ella misma tendría algunas reservas, sobre todo porque aún dudaba de Shelle, y la pelirroja consideraba que el lazo entre madre e hijo era inquebrantable.

―Bien… Entonces no hay que perder más tiempo ―murmuró aún con la mirada fija en el mago, y con esas palabras reveló la postura que había decidido tomar―, pero debes saber que en este momento lo que menos me importa es lo que hagan la Ministra o el Inquisidor. Mi prioridad es averiguar qué sucedió con mi esposo. Si tú quieres involucrarte en otras cosas, no hay problema; pero yo me centraré en lo único que me interesa.

¿Qué iba a hacer después? Eso no lo sabía. Una parte de ella deseaba hacer pagar a quienes le habían arrebatado a una de las personas más importantes de su vida, o incluso concluir el trabajo que Elvis había comenzado (si es que lograba comprender cuál era); pero otra parte le indicaba que debía cuidar su proceder para evitar que Elros quedara completamente huérfano.

La pelirroja escuchó a Luna sin intervenir. Podía comprender que la fenixiana insistiera en mostrar su apoyo a la familia, pero no podía entender que eso la orillara a hacer algo en lo que no estaba de acuerdo. A ella, los Poulain la habían educado para ser fiel a sus convicciones, sin importar si iban o no en contra de la familia o de los amigos, por eso no podía comprender a su hija.

―Es tu decisión, Luna. Haz lo que creas correcto ―agregó esbozando una media sonrisa. Después volvió a dirigirse al mago―. Mael, ¿en dónde propones comenzar? Yo estaba pensado en ir al Ministerio de Magia…

Le dolía tener que admitir que desconocía en qué había estado metido Elvis y cómo había terminado en aquella situación que lo condujo a la muerte, así que lo único que se le ocurría era comenzar a buscar información en el Ministerio, ya que al parecer su esposo había muerto cumpliendo funciones ministeriales (o al menos esa impresión le habían dado los recuerdos de Luna y Sophia).