~Mansión de la Familia Gryffindor~

[Helen Evans]

- Tienes toda la razón en eso, aprovechemos ahora y dejemos la Mansión como corresponde

 

Esperé que los elfos desaparecieran para mirar a mi alrededor, bien, ellos se encargarían de las habitaciones pero capaz que nosotros podríamos encargarnos de la sala y en general de la planta baja. Me dejé calentar brevemente por las llamas de la chimenea que acababa de ser encedida, tomé una nueva taza (Esta vez con un poco de te) y al fin me quité la capa de viaje que aún llevaba sobre los hombros, la dejé sobre uno de los muebles y se levantó una ligera nube de polvo, lo cuál confirmaba la idea de que necesitabamos trabajar sobre nuestro hogar.

 

- ¿Les parece si trabajamos en la sala? Podremos dejarla limpia y habitable en muy poco tiempo si unimos fuerzas.

 

Estaba segura que pronto dejaríamos la mansión como solía ser en sus mejores épocas, era solamente cuestión de tiempo y paciencia a que esto se lograra. Pensar en que pronto la mansión sería un refugio cálido para los magos que lo necesitaran me levantaba mucho el ánimo. Saqué mi varita mirando a ambos

- ¿Y bien? ¿Nos ponemos a trabajar?

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[Hilary J. Gryffindor.]

Mis manos temblaban bajo la capa azul real. Había pasado años desde la ultima vez que había pisado ese lugar y no podia evitar llenarme de temor al pensar que encontraría ese lugar vacío. Sentí mi mejilla mojada y enseguida quité la lagrima que caía de mis ojos verdes aqua. Los recuerdos invadían mi mente, pero no podia dejar que me detuvieran. Di un gran suspiro antes de abrir la puerta entrando al edificio. Por un momento quedé impactada, no parecía el mismo lugar que dejé años atrás. Era extraño descifrar lo que era diferente pues la Mansion parecía estar vacía. En los mejores años los pasillos estaban llenos, los niños corriendo, la familia en el patio disfrutando del té o el sol.

 

Mi corazón se detuvo por unos segundos haciéndome respirar profundo mientras intentaba calmar mis nervios. Desabroché mi capa mostrando un vestido corto del mismo color y detalles en dorado en el cuello. Colocando mi capa en el brazo comencé a caminar. Todo parecía nuevo para mi, los recuerdos dentro de esas paredes parecían sueños. El chocar de mis botas marrones contra el suelo hacían un sutil eco por cada paso dificultándome el escuchar las voces que habían en la sala. Al pasar por la puerta mi corazón se aceleró al escuchar la voz de mi hija.

 

¿Que debo de hacer? ¿Estará molesta conmigo? No debí de desaparecer como lo hice antes. Ahora mi mente no dejaba de analizar la situación. Todos los lados de lo que puede suceder. -¿Creen que puedan aceptar un par de manos adicionales?- Mi boca había hablado antes de que mi mente tomara la decisión de que era lo mas prudente para decir, pero ya no había vuelta atrás.

 

@@@Helen Evans

[Helen Evans]

¿Estaba escuchando mal? Seguramente. Mi madre se había ido hace tanto tiempo que en realidad, no creía que pudiera reconocer su voz si la volvía a escuchar. Sin embargo, estaba segura de que esa voz que acababa de hablar era la de ella.

Giré y la vi en la entrada de la sala, dubitativa de entrar, parpadeé un par de veces solamente para asegurarme que mis ojos no me engañaban, miré a mi abuelo por un instante. El parecía complacido, entonces recordé lo que siempre decía "Donde aparece un Gryffindor, aparecen varios más". Parecía sumamente complacido de verla después de tanto tiempo.

 

Se me venían a la cabeza miles de preguntas, reclamos, noticias, todo mezclado, mientras un sentimiento se sobreponía sobre el otro y se mezclaban dejándome en una extraña confusión. Pero eso fueron apenas unos segundos, al final, una enorme sonrisa apareció en mi rostro y antes de que pudiera evitarlo, corrí hacía dónde estaba y la abracé con mucha fuerza. Hacía tanto tiempo que no abrazaba así a nadie.

 

@@Hilary J. Gryffindor. @Elvis F. Gryffindor

Editado 28 de Abril del 2020 por Helen Evans

[Mael Blackfyre]

Asentí ante las palabras de mi nieta Helen. Me agradaba saber que a jovencita mantenía su espíritu entusiasta. Y todo eso era la único que necesitaba. De alguna manera, el peso que sentía en el pecho se amortiguaba lentamente. ¿Me estaba volviendo más insensible? El detalle allí era que había sufrido aquello una vez en mi pasado, o sea, reconstruir una familia luego de perderla. Por lo que los más expertos decían que las malas experiencias nos sirven siempre para continuar adelante. Por eso era que utilizaba cada una de ellas para mejorar (y a los demás)

 

Estaba a punto de contestarle a mi nieta que si, cuando me acerqué lentamente a la puerta al ver que esta se abría. Una vez más, los Gryffindor eran llamados de alguna manera, indirecta o inconscientemente, porque aparecía otra miembro de la familia. Pero ésta vez, mi pecho se descomprimió un poco más aún, porque no solo era un miembro más, sino que se trataba tan solo de Hilary.

 

— ¡Hija!

 

Exclamé con una sonrisa. No podía creerlo y tenía que admitir que había aparecido en el momento justo. Ante la preposición de Helen y la llegada de Hilary, aquel ambiente se estaba volviendo un poco más cálido. Mi nieta paso por mi lado para recibir a su madre y no dudé ni un segundo en imitarla. Me apoyé con una mano en mi nieta sobre su hombro y con el otro brazo rodeé a Hilary para abrazarla y darle un beso en la frente. Luego me alejé unos pasos atrás para darle el lugar que ambas, al parecer, estaban necesitando.

 

— Llegaste en el momento justo, hija. Que bueno verte. Y saber que te sumas.

 

Miré a mi hija. Luego a mi nieta. Y por último a mi prima. Todas las generaciones, de alguna manera, se estaban volviendo presente. Y eso era una buena señal. Me alejé unos pasos más para acercarme en la entrada. ¿Tendría que empezar con los terrenos externos?

 

— ¿Con qué les parece empezar? Yo creo que iré afuera a dar unas vueltas y corroborar que todo funcione, y porqué no, reforzar algunas cosas

 

@@Hilary J. Gryffindor. @@Helen Evans

[Sophie Elizabeth Granger]

La rubia se había quedado en silencio pensando, no quería dejar la Granger pero era claro que estaba inhabitable y mientras conseguían otro lugar, habían tenido que vivir en casas de campaña, que aunque cómodas no eran lo ideal, más si los chicos venían de visita. Su padre se había encargado de ellos por el momento porque sus poderes estaban descontrolados y además con lo que había pasado con la casa no quería exponerlos al peligro. Ya le habían avisado que irían de visita en algún momento de los próximos meses y ella esperaba ya tener un hogar decente para ese tiempo.

 

Saludo a la nieta de su primo con un apretón de manos, la recordaba vagamente pero si era una Gryffindor para ella bastaba, no importaba si la conocía o no, era familia. Finalmente tras su largo silencio y el de su prima, y con solo un gesto de esta, se decidió, se quedarían con los Gryffindor pero no dejarían de buscar el nuevo hogar de los Granger, que desde luego estaría conectado a la casa de sus primos, así si estaban en problemas podían refugiarse en la nueva casa.

 

- Bien, está decidido primo, nos quedamos de manera provisional, así que nada, manos a la obra, dejemos esta casa habitable dijo levantándose del sillón y mirando que podía comenzar a reparar sin romper, tenía demasiada fuerza y debía ser cuidadosa.

 

 

De pronto alguien más apareció en la puerta, otra Gryffindor, desde luego. Era cuestión de tiempo en que más de ellos llegaran y ahora que ellas habían declarado quedarse ahí, seguro aparecían hasta algunos Granger.

 

- El encanto Gryffindor de atracción está funcionando primo, los nuestros vuelven a casa dijo sonriendo

[Luna Gryffindor Delacour]

Me había perdido en mis pensamientos como tantas veces hacía, pero pude escuchar cuando dijo que acondicionaría mi habitación, así que le sonreí a papá, sin saber que decirle y lo único que me saco de mi supor fue aquel grito de papá, que hizo que sonriera al ver a Hilary allí también pensando que aquello que decían que cuando un Gryffindor aparecía, siempre iban a aparecer más y es que la tradiccion se cumplía siempre, sin importar quien fuera que apareciera o cuando o donde, parecía ser algo que pasaba sin más y varias veces me pregunté porque era así, dejándolo solo en simple coincidencias o porque no sera que teníamos un imán y aparecíamos todos de alguna u otra manera.

 

- Ir afuera me parece buena idea, ver que todo este bien, que nada falte en los terrenos y por si fuera poco cerciorarnos de que nadie ajeno a la familia pueda entrar, sigo pensando que podríamos empezar por ahí si es que quieren, otro lugar que quiero inspeccionar es la biblioteca y tu estudio pa, son lugares que siempre me gustaron y me pregunto que tal estuvieron en nuestra ausencia, por lo demás creo que podríamos empezar por los terrenos - Dije entusiasmada y feliz, mirando hacía afuera y preguntándome si es que podría ayudar de alguna manera y como -

 

La sensación de calidez que solo estar con mi familia me producía hizo que sonreirá feliz, para los que me conocían bien sabían que solía sonreír y estar feliz seguido,pero esta vez era una felicidad especial porque estábamos todos los Gryffindor unidos y juntos de nuevo, como si los hubiéramos llamado y aquello me suponía una alegría especial, una que no tenía desde la ultima vez que estuve aquí y de eso ya me parecían siglos o años más o menos, porque mis constantes viajes a Italia me mantenían alejada de mi lindo hogar y me prometí no irme tanto y dejar que el resto solucione todo los problemas que había en Italia.

 

 

- Sigo sintiendo como si se me escapara algo, no sé el que como si hubiera algo que aún no sabemos ¿puede ser eso posible? en fin quizás sean ideas mías, decía que podemos empezar por el jardín e inspeccionar todo por ahí, tu idea me parece genial pa, es un buen inicio para rastrear y cerciorarnos de que el sitio sea seguro, que si se que lo es pero uno nunca sabe ¿no? - Le comenté a Papá, Hilary y Helen, preguntándome si es que podríamos lograrlo entre todos volver a ser ese hogar cálido y lindo que alguna vez habíamos creado tiempo atrás -

No podía precisar el momento en que la familia Gryffindor paso a ser mi familia al completo, quizás sea la primera vez que una temerosa niña, se aproximo a las inmediaciones encontrándose con Elvis y Annick, los cuales la recibieron en su hermoso hogar y le dieron una familia hermosa y llena de hermanos y hermanas, primos, primas, sobrinos y sobrinas y hasta bisnietos, tampoco sabe decir cuando paso a ser parte de la Gryffindor y se empezó a presentar como "Lunita Gryffindor" pero si hay algo que sabe, ella recuerda el día que les empezó a decir papá y mamá y también recuerda con precisión el momento en que se sintió de la familia, en uno de sus tantos viajes Elvis la escucho hablar de los Vulturí por casi una hora al completo y se sintió reconfortada después de contarle todo cuanto había vivido, ahora muchos años después de aquello, se sigue sintiendo como aquella vez, reconfortada y feliz de estar de nuevo en familia y apretando su varita mágica en su mano derecha, se promete protegerlos de cualquier cosa que quiera lastimarlos y ella sabe que esta vez no exagera, porque los tiempos que corren están muy lejos de ser los tiempos de paz en los que ella recuerda haber crecido, si es que en algún momento hubo realmente esa paz o quizás solo sus padres hacían que ella no se preocupará tanto por lo que pasará afuera, al fin y al cabo, era una niña para esos momentos, ahora ya sintiéndose mucho más grande y con más experiencia en batallas, esta feliz de saber que hacer y orgullosa de que sus padres estuvieran en todo ese recorrido largo y es por eso que se promete defenderos a todos a capa y espada, porque pase lo que pase lo primero para ella siempre sería la familia.

 

@ @@hilary J. Gryffindor @@Helen Evans

[Mael Blackfyre]

Realmente no pude evitar sonreír ante las palabras de respuestas que en ése momento me estaba dedicando Zahil. Me acerqué unos pasos a ella y le apreté un poco el hombro. Sabía que rechazaba las muestras de demasiado cariño pero no podía hacer mucho menos que ella. Le dejaría de momento tener su espacio, ya que demasiado es que se encontraba allí conmigo.

 

— Gracias, prima. No sabes lo mucho que me tranquiliza saber eso —asentí un poco con la cabeza. Estaba seguro que si ella permanecía un tiempo allí, tal vez otros Granger podrían aparecer también—. Aunque te aseguro que voy a ayudarte a reencontrar el sitio para los Granger, está prometido.

 

¿Hacía falta que le recordara que la puerta de los Gryffindor estaba abierta para cualquiera de los Granger? Claro que no, ni siquiera hacía falta en que me pidieran permiso, teníamos habitaciones de más. Ahora ésta vez, era la oportunidad de Lunita en hablarme y asentí a sus palabras. Las cosas iban encajando de a poco.

 

— Me parece muy bien, hija. Tú me acompañas a mí, mientras que Hilary, Helen y Zahil se acomodan en sus habitaciones del tercer piso. ¿Les parece? —miré primero a mi hija, y luego a las otras tres muchachas—. Luego pueden hacer lo que crean necesario —con eso me refería a brindarnos algunos encantamientos protectores o ir a comer, era decisión suya—. Empecemos por la verja, estatua y límites, luego los terrenos y por último el interior de la mansión. ¿Si?

 

Le pregunté a mi hija Lunática aunque sabía que su respuesta iba a ser positiva. Saqué mi varita mientras le dirigía una reverencia a las recién llegadas. No tardaríamos demasiado. Avancé hacia la entrada esperando que mi hija siguiera mis pasos. Cuando ambos salimos, en aquellas escalinatas le volví a hablar:

 

— ¿Por donde empiezas? Yo iré primero a la verja, a revisar que todo esté bien. ¿Crees que las estatuas estén intactas? —era sabido que aquellas estatuas, lo único que hacían era avisarnos que intrusos habían entrado a la mansión, especialmente cuando los mortífagos entraban para hacer estragos. Aquel lobo y aquel león eran solamente una barrera mágica, porque aunque hasta ahora si estaban de pie, no significaba que fueran irrompibles. Tal vez los desastres que habían provocado la guerra contra Bulgaria habían provocado algo en ellas—. Ya nos vemos

 

Le dije a Lunatica separándome de ella por algunos instantes. Tal vez quería acompañarme o tal vez quería ir para otro lado, pero de todas maneras, llegué a la verja y le di algunas sacudidas de varitas. Algunos encantamientos se renovaron y otros parecían que ni siquiera habían sido utilizado. Aproveché a colocarles otros encantamientos más (más que nada antiaparición y antimuggles) y volví a las estatuas.

 

 

@ @ @@Helen Evans @@Hilary J. Gryffindor.

[Marabella Rambaldi G.]

¿Cuanto tiempo había pasado? ¿meses?¿ años? desde la ultima vez que la pelirroja había pisado la Mansión, por una parte su sentido de sobrevivencia y sobre todo el mantener su identidad oculta la habían obligado alejarse de los Gryffindor , sabia que el padre adoptivo de Kyttara podría leer su mente y fácilmente sabría que ella no era su hija, pero eso en estos momento no le importaba, le interesaba mas encontrar la manera de despertar la conciencia de Kytta y el único que podría ayudarla seria aquel hombre que ella amaba como un padre.

 

Antes de enfrentar a la familia, necesitaba pensar bien en como les explicaría que ella era un ante pasado de la Rambaldi y que sus almas estaba conectada por la eternidad, así que decidió ir la habitación que era de Kyttara en el pasado, solo Naika sabia que estaba en la mansión, seguramente en algún momento le diría al patriarca que una de sus hijas estaba en casa, esperaba que se demorara un poco, enfrentar directamente al Gryffindor sin ninguna explicación coherente en ese momento solo traería problemas.La habitación estaba completamente limpia, no había rastro de abandono,como era de esperarse las elfas de Kytta la mantenían lista por si en algún momento ella regresaba, para la demonio ver aquellas fotos en la mesa de noche y ver lo feliz que se veía en ese entonces Kytta le trajo un sentimiento de vació ¿ Acaso ella extrañaba esa vida? por mas que pensaba que ella no podía tener sentimientos de apego, la realidad la golpeaba, desde que se apodero del cuerpo de Kyttara aquellos nulos sentimiento había regresado, la vida de esa joven y su familia revivieron ese corazón de piedra que había tenido por años y ahora solo anhelaba recuperar la conciencia de su compañera.

 

La demonio estaba tan absorbida en sus pensamientos que no se di cuenta como había llegado a la cama y mucho menos de que un elfo la observaba desde la puerta curioso y cauteloso , escucho un leve carraspeado y enseguida una voz chillona.

 

— La ama Kyttara a regresado— dijo la pequeña criatura , sacando a la demonio de sus pensamientos con un sobresalto.

 

— Eh... Si... Podrías decirme si ¿Elvis esta en casa?— ¿Elvis? en que estaba pensado , se supone que era su padre, intento corregirlo al instante — quiero decir mi padre ¿ el esta en casa?— claramente la demonio no estaba pensando con cautela y si no se centraba inmediatamente daría sospechas innecesarias.

[Annick McKinnon]

La grava dispersada en el suelo crujió bajo los pies de Annick. Un par de ramas secas se habían atorado en su capa cuando pasó junto a un pequeño matorral cerca del portón de la mansión Gryffindor; y, sin darse cuenta, quebró varias ramitas más al pasar. El viento alborotó ligeramente su rizada melena que ahora lucía más corta y le llegaba a los hombros.

 

Se detuvo frente a la verja de entrada y contempló la fachada. De repente sintió que el aire comenzaba a faltarle. En el exterior, la mansión lucía intacta; aunque era evidente que la maleza había comenzado a apoderarse de ciertas zonas. Una parte de ella tomó aquello como una señal de que su familia se encontraba bien, pero casi de inmediato la culpa le oprimió el corazón: se había ausentado durante mucho tiempo y no había tenido contacto ni con su esposo ni con ninguno de sus hijos.

 

La búsqueda de Salazar, su hermano, había absorbido todo su tiempo y pensamientos. En sus pronunciadas ojeras podía apreciarse el cansancio y las noches de desvelo; eso sin contar el enojo y la frustración que aún sentía a causa de los últimos acontecimientos surgidos dentro de la Orden del Fénix hacía más de un año…

 

Se preguntó qué haría y qué diría al ingresar y reencontrarse con la familia, y entonces los ojos se le anegaron de lágrimas. Aunque no pudo evitar que rodaran por sus mejillas, de inmediato se enjugó con las palmas de las manos. Respiró profundo y tomó el valor suficiente para ingresar a los terrenos de la mansión; sin embargo, avanzó con lentitud y con menos determinación de la que hubiera deseado.

 

La pelirroja aún se preguntaba qué diría a su familia; por eso su corazón se aceleró más cuando vio que varios de los Gryffindor salían hacia los jardines. No había esperado toparse con ellos tan rápido, y nuevamente el peso de la culpa le oprimió los sentidos; sobre todo al reconocer a su querida prima Zahil, a sus amadas Lunita y Hilary, a Helen y a…

 

―¿Elvis? –susurró casi sin aliento, y en sus facciones se reflejó la extrañeza que sentía. Sabía que se trataba de su esposo, pero lucía muy diferente a como lo recordaba.

 

[Sophie Elizabeth Granger]

Subió corriendo las escaleras y dejo las cosas que Polo, su elfo le había llevado de la Granger. Acomodo todo en la habitación y se puso ropa cómoda, tenia intención de trabajar sobre los jardines de los Gryffindor con magia, si pero también de manera manual. Había cosas que era mejor hacer sin intervención de una varita. Se puso un short corto de mezclilla, una camisa de tirantes y se recogió el cabello en un chongo alto y así salio a los jardines dispuesta a trabajar sobre el costado derecho de la casa. Con un movimiento de su varita retiro la enredadera que se había adueñado de las paredes teniendo mucho cuidado en no dañar las flores del jardín.

 

Mientras se agachaba para arrancar algunas malas yerbas vio por el rabillo del ojo que otra Gryffindor llegaba pero no se había detenido a saludar a nadie de los que estaban afuera así que no la detuvo, seguro quería hablar con su primo primero así que respeto sus deseos. Se enderezo un poco mientras pensaba que se parecía mucho a Kytta. Se acomodo la ropa y estaba a punto de volverse a agachar cuando una voz familiar llamo su atención

 

- Prima? -