Mansión "Ojo Loco" Potter Blue

[Sagitas E. Potter Blue]

Si algo me alegraba era sentir a Matt en casa. Mis hijos eran la gran alegría de mi vida, tanto el grande como el pequeño, así que me sentí feliz de golpe, olvidando a Sean, en cuanto sentí su voz en la entrada. Había venido a casa. Era una gran noticia. Así que no hice caso a mi hermana cuando protestaba porque invitaba a Ash a entrar.

 

-- ¡Cómo va a entrar como los gatos! Eres una exagerada. Ash siempre será bienvenida a casa -- atrás quedaban los tiempos en los que me había enfadado con ella pensando que venía a quedarse con el cariño recién encontrado de mi hermana Hayame. Había descubierto que era una chica que necesitaba mucho cariño y amor y nuestra familia tenía mucho de eso para compartir entre sus miembros. -- Deja a Ash en paz o te haré entrar volando, como los murciélagos.

 

Grité un "Pasaaaaa"; eso era más que suficiente con mi hijo; los gritos eran parte de nuestra vida cotidiana. Además, ahora tenía con quien hacerme la malita y que me diera atención, no con Haya o Sean que no me hacían ni caso.

 

-- ¿Chucho? ¡Ay, demonios! Que se lía. Es el lobo más lindo y bien educado del mundo mundial. Mira...

 

Por supuesto, le rasqué las orejas y le di la mano, cortésmente.

 

-- Encantada de saludarte de nuevo, Fenrir. ¿Has vigilado a Matt como te pedí? ¿Ha ido a ver a... túyasabesquién? --Después puse voz melosa y ojitos de gatito que dirigí hacia mi hijo. -- Me caí por las escaleras del sótano, Matt. Me rompí de nuevo la pata y Hayame me curó. Pero creo que no recuerda bien como se usa un Episkey... ¿Me das un beso, hijo?

 

Buen resumen. Ignorando a Sean y centrándome en mis heridas...

[Ashley Peverell]

La preciosa rubia había dejado ver como brillaban sus ojos, como un par de perlas en medio del entusiasmo que sentía porque le daban la bienvenida a su nuevo hogar, estaba completamente emocionada y feliz por la bienvenida que recibía ahora de la famosa hechicera que finamente podía conocer de primera mano y que le hablaba directamente.

Su corazón palpitaba fuertemente contra su pecho, algo de l que al parecer no gozaba una de las presentes porque siempre era fría y malévola así que dudba que pudiera sentir como las emociones genuinas llenas de vida cruzaban por su piel, pero Ashley estaba viva y su hermosa piel de porcelana con ese matíz vivaz lo decían, la sangre si corría por dentro de sus venas y le daba vida a todo en ella, incluso la luz en su pelo.

-Muchas gracias, hermosa Sagitas.

Dijo cuando por fin pudo darle la vuelta a toda la pared de afuera de la mansión y pudo pasar hasta la puerta, deteniéndose en esa zona que daba lugar al salón principal de la mansión para inclinarse agarrando los bordes de su vestido haciendo la venia que a las jovencitas bien educadas siempre se les enseñaba por tradición.

-Es un verdadero honor poder estar en esta casa, al fin.

Sonrió con toda la hermosura y la luz de sus gestos y lo que podían transmitir, como un tono de música que lo purificaba todo y entonces, aplaudió una vez bastante entusiasta.

-¡Qué hermoso lobo!

[Matt Blackner]

Reí al ver como Sagitas rascaba las orejas a Fenrir y le daba la pata. El lobo, encantado de que le prestara atención, sonreía, mientras agitaba la cola. Pero cuando empezó a susurrarle si me había vigilado, el animal cambio su expresión, gruñendo como si en realidad, le contestase.

 

- Si, fui a ver a Helike. Ayer. - contesté para chincharle.

 

El lobo se puso en pie, ya que la chica a la que no conocía parecía haberle dicho algo, y el lobo se acercaba para olisquearla y saludar. Mientras, Sagitas me contaba como había llegado hasta alli abajo. Se había caido, y en el proceso, había acabado por romperse la pierna. Me acerqué y me incliné para saludarla como ella quería.

- Demonios, otra vez? Tienes que tener más cuidado...o también tengo que hacer de tu niñera? - me burle.

 

Pero me terminé agachando delante de ella, haciendo un gesto con las manos para que me dejara echarle un vistazo al pie herido.

[Sagitas E. Potter Blue]

¡Hey! Mi hermana nueva, Ash, me acababa de llamar hermosa. Eso se merecía una sonrisa porque no estaba acostumbrada a que me dieran piropos. Hayame y yo solíamos pelearnos y con Heliké me mataba, así que el apelativo de Ash me hizo sonrojarme, algo raro en mí.

 

-- No seas tan cortés, mujer. No es un honor. Es tu casa, entra en todas partes y rebusca en todos los huecos, puedes coger todo lo que encuentres porque lo de la casa es para el uso de toda la familia. Eso me recuerda que tenemos animales y objetos y que ya estaría bien que los vigiláramos, por si acaso...

 

Objetos y Mascotas Ojo Loco:

Poción Creadora de falsos recuerdos, comprado en Subasta Navidad 2013 1 Ghoul ~ (Criatura XX), comprado el 18/10/2013 1 Gnomo~ (Criatura XX), comprado el 18/10/2013 la Kneazzle la bamba-conejo de Tamarindo

En serio que hacía tiempo que no me había preocupado por ellos y seguro que habían hecho de las suyas. Todos en la familia lo hacemos, así que las mascotas no iban a ser menos... Pero la preocupación desapareció de repente en cuanto mi hijo mencionó a Heliké. Me crucé de brazos y bufé, mirándole bien feo para que supiera, para que tuviera más clara, mi opinión sobre su novieta.

 

-- Es un lobo propiedad de Matt, aunque yo lo quiero mucho más que a ciertos familiares -- repliqué, algo más fuerte de lo que hubiera sido preciso, mirando a mi hijo para que entendiera que eso iba por su novia. -- No necesito una niñera, ¿sabes?

 

Todos mis deseos de mimos y cuidado por parte de Matt habían desaparecido ante la máscara de enfado porque seguía insistiendo en tener a Heliké como futura esposa, sabiendo que eso me desagradaba.

 

-- Necesito a familiares responsables que se hagan cargo de su condición de patriarca en vez de estar visitando casas ajenas. ¿Es qué te quieres quedar allá como patriarca?

 

No sé si sonó a amenaza pero seguro que iba a tener una gran bronca con él como insinuara tan siquiera que se iba a ir a vivir a la Rambaldi, dejándome sola. Ser madre y suegra es bien agrio, la verdad... Nunca quisieras que tu hijo te dejara. Sobre eso de que no pierdes un hijo, que ganas una hija..., no sé quien lo diría. La frase correcta es "la nuera gana una enemiga de por vida".

[Hayame Snape Potter Black]

-Uy!

Hayame abrió mucho los ojos y se colocó los dedos de una mano cerca de los labios sin soltar la cuchara de madera que ahora goteaba un poco de poción a medio-cocer sobre la alfombra pero la pelirroja no estaba prestando atención a eso; en cambio solo veía como la situación se ponía levemente tensa entre madre e hijo, algo que no gustaba de presenciar en realidad porque ya bastantes líos iba a tener cuando ella misma fuera a la Vladimir a pedir por su hijo

Aunque en realidad, pensaba el pedirle el favor a Sagitas, pero eso ya sería luego

Sacudió la cabeza un par de veces y entonces, ignorando al enorme bulto con forma de flor alzó un poco la voz

-Ehm... Sagitas necesita descanso y un poco más de cuidados- anunció volviendo al caldero y de alguna forma extraña, sacar de este líquidos de colores distintos que vertió en tres viales más- ya no tiene fractura pero aún así el dolor y la inflamación van a seguir un ratito más a pesar de los cura-todo

Dirigió una mirada significativa a su sobrino en plan de "ya se que con un hechizo estaría lista en un minuto o con una pócima mía pero quiero que aprenda a descansar adecuadamente un par de días ¬¬"

Y después de ello, fué en dirección de Matt y le tendió las tres pociones en frascos

-La púrpura, tres gotas cada doce horas, la azul es un sorbo una vez al día y la amarilla cada vez que se levante al baño porque el movimiento como quiera le va a afectar y es para que vayan desapareciendo las microlesiones- explicó al chico con un gesto serio- te lo puedo apuntar en un pergamino, si gustas...

[Matt Blackner]

Sagitas comenzó a protestar y refunfuñar. Ya no quería que me acercara a ella y la cuidara, como había dicho momentos antes. Mientras Fenrir se acercaba a saludar a la joven rubia, que seguía sin conocer, yo me volví hacia la tía Hayame, que me tendía varias pociones. Por su mirada, entendí que no había sanado totalmente el tobillo de mi madre para darle una pequeña lección, y obligarla a guardar algo de reposo.

 

Entendía los motivos de la vampiro, aunqeu era gracioso, porque seguramente de Sagitas había sacado yo ciertas manías.

 

LO malo, es qeu a veces no sabía callarse. Supongo qeu yo tampoco, pero me molestó que me dijera que no hacía caso a mis obligaciones como patriarca, o peor, qeu me reprochara querer marcharme de la mansión familiar. Gruñí, girándome para mirarla. Fenrir agachó ligeramente las orejas como reacción a mi gesto.

 

- Cuando he dejado mis obligaciones como patriarca? - le pregunté, mirándola fijamente. Siempre estaba ahí, siempre estaba pendiente, en casa y en los negocios. Por eso, no entendía sus reproches. - Quién te ha dicho que piense dejar a la familia? Demonios! Que quiera estar con alguien no significa que vaya a marcharme de casa

 

Ahora era yo quien estaba de mal humor. Yo no había protestado cuando se casó con Jack, a pesar de que no me llevara demasiado bien con él, acabé por entenderla...ni siquiera discutía tanto ya con el. Y ella sin embargo, seguía empeñada en que no me casara con nadie.

Editado 22 de Abril del 2018 por Matt Blackner

[Sagitas E. Potter Blue]

Me arrepentí al instante de lo que le había dicho a Matt. No podía meterme en su vida. Yo había crecido libre y nadie me impidió hacer lo que yo quisiera, acertando o equivocándome en mis decisiones. Pero le impedía hacer lo mismo a Matt y, seguramente, a Ithilion cuando creciera. Me retorcí las manos, intentando mantenerme serena. Hayame intervino para asegurarme que necesitaba descansar y dio la orden de tomar unas pociones.

 

Las tomaría sin dudar si con eso se zanjaba aquí la cuestión. Por un momento pensé que Matt accedería y que se encargaría de cuidarme en la medicación, olvidándose todo. Pero olvidaba que los Potter Black somos muy tercos. Muchísimo.

 

Él gruñó y se pareció tanto al mío que me entraron ganas de reír. Después me entraron ganas de llorar. Volví a estrujarme las manos con fuerza mientras le escuchaba. ¡Dioses, qué razón llevaba! De repente, la tensión pudo más que yo y se me escaparon unas lágrimas. Agaché la cabeza y murmuré muy bajo.

 

-- Tienes razón, Matt. Yo... Yo... sólo quiero...

 

Ahora confesé, mucho más bajo.

 

-- ... Protegerte.

 

No me atrevía a levantar la mirada, no me atrevía a pedir ayuda a Hayame, ni a la pobre Ash quien estaría alucinando sobre lo que pasaba en aquella Sala de la Chimenea. Quería irme, huir, salir corriendo, desaparecer... Pero ya estaba harta de ser una payasa peregrina y quería asentarme, perder el miedo. Pensé que lo había conseguido y...

 

Levanté la cabeza aunque no había orgullo en mi cara sino miedo.

 

-- Yo... Yo no pertenezco a la Familia Potter Blue. Yo... Yo no soy Sagitas Potter Blue. Me quedé con este nombre hace mucho tiempo. Es una familia pequeña; cuando me la quedé, no había herederos. Yo... suplanté una descendencia y me hice cargo. No somos notables pero... Te casarán con una Rambaldi y eso... Sería una boda sonada, saldrá en todas partes, incluso será universalmente anunciada. Yo... No puedo permitir que me reconozcan y que... acaben con mis hijos.

 

Volví a mirar al suelo, a mi pie herido. Al final, mis antepasados tenían razón y debiera haberme muerto antaño, antes de hacerle este daño a Matt.

 

-- Lo siento -- murmuré, sabiendo que me odiaría para siempre.

[Matt Blackner]

No podía enfadarme con Sagitas.

 

Menos aun, viéndola asi.

 

El enfado qeu sentía, mi mal humor, se desvaneció en el momento en que agachó al cabeza y me di cuenta de que lloraba. Me sentí culpable, pero cuando levantó la mirada y comenzó a hablar, ladeé la cabeza. No entendía nada de lo qeu decía...

 

Que no era su verdadero nombre? Bueno...hasta cierto punto no me extrañaba tanto, no era raro que en aquel lugar, cuando alguien se unía a una familia, acabara por adoptar su apellido.

 

Pero ver su preocupación, ver el miedo que reflejaba, me resultó llamativo y preocupante. Pocas cosas hacen que Sagitas reaccione asi, y parecía algo, además, que había estado ocultando durante mucho tiempo. Me pregunté si Jack lo sabía, pero aun asi...

 

Dejé las pociones que la tía Hayame me había dado, la azul, la amarilla y la púrpura que relucieron un momento, y me arrodillé frente a mi madre para mirarla a los ojos.

- Que tonterías dices? - pregunté. - Como...

 

Pensé un momento como decirle, como preguntar.

- Quién temes que nos haga daño? - acabé diciendo. Porque a pesar de lo qeu dijera, esa reacción no tenía nada que ver con mi relación con Helike (más alla de que no quería que me casara, claro) No, ella temía que otra cosa, algo o alguien, nos alcanzara. Por qué?

[Sagitas E. Potter Blue]

Resistí todo lo que pude, sólo hasta que Matt se acercó a mí, se arrodilló a mis pies y me miró a los ojos. Entonces, me puse a llorar. Supongo que era demasiada emoción acumulada, demasiado tiempo callando. Así que me cubrí la cara con las manos y lloré hasta que pude hablar.

 

-- Os debo... una explicación.

 

Decirlo era fácil. Hacerlo, mucho más difícil. Por fin quité las manos de la cara y, así, podría hablar mejor. Cuando me salieran las palabras. Miré a Hayame, después a Ash y, finalmente, volví a mirar a Matt. Le acaricié la mejilla y perdí la mirada en algún pensamiento remoto.

 

-- He huido toda mi vida, cielo. Toda mi vida. Apenas recuerdo a mis padres biológicos. Tus abuelos fueron asesinados cuando yo tenía dos años, ¿lo sabías? Y ellos ya huían también. A mí me dejaron en un orfanato en España. En muchos en realidad; huí de todos ellos hasta que, con ocho años, tras un ataque horrible de unos huérfanos, decidí que nunca más me pillarían y sería libre. Desde entonces, huía pero con mi propio sentimiento de libertad, haciendo malabares y otros trucos de magia con los que sobreviví hasta que me uní al Circo Pacotilla. Siempre he huido, Matt. Hasta que no encontré este pueblo no dejé de huir. Tu abuela Antara me acogió y me dio una familia legal en la que ampararme. Pero los Potter Black son numerosos y conocidos. Así que, gracias a una desdichada casualidad, tuve la oportunidad de hacerme con el apellido "Ojo Loco" Potter Blue, sin descendientes y sin nadie que pudiera desdecir que yo era una heredera imprevista que recogía su nombre. Me apoderé de esta familia y me hice un nombre. Pero las mentiras son difíciles de mantener para siempre. Hace poco, Babila me ha informado que una mujer de pelo violeta parecido al mío preguntaba por mis raíces en el pueblo.

 

Ahora que había empezado, me costaba dejar de hablar por miedo a que, si paraba, me paralizaría con aquel miedo adquirido y que se había enraizado de tal manera en mi forma de ser que ya me acompañaba siempre.

 

-- Me asusta la familia de mi madre. Hasta ahora, he conseguido esconderme bien y tampoco me han buscado mucho porque no he tenido hijas. Las mujeres de mi familia heredamos el pelo violeta y los privilegios del clan al que pertenecen. Son las que trasmiten los poderes familiares a sus hijas. Parecen que son ricos y muchos más influyentes de lo que debieran. Y creen en la Sangre Pura. Mientras no he tenido hijas que pudieran heredar, he sido un peligro lejano y casi imperceptible. Pero en cuanto hay una boda, aparecen. Una boda haría que, si tuvieras hijas, ellas heredarían el Poder de aquel clan al que pertenecen, además de los objetos mágicos que los trasmiten. Está demasiado en juego, para ellos. No permitirán la boda ni la descendencia legal. No pueden saber que existo y que tengo hijos.

 

Guardé silencio, con miedo a la reacción de mis hermanas y de mi hijo.

[Matt Blackner]

Ver qeu se echaba a llorar me alarmó. Miré un momento a la tía Hayame, asustado...no tenía ni idea de que hacer cuando alguien se echaba a llorar de aquella manera.

 

Pero al final habló, y volví a mirarla. Supongo qeu en aquellos momentos nadie sería capaz de quitarle la vista de encima. Nos contó lo qeu ocultaba, como había tenido que huir desde que se acordaba, porque sus padres, los abuelos, ya lo hacían. La familia de su madre los había obligado a esa situación, y aunqeu les hubieran matado, por el hecho de estar en un orfanato no pudieron dar con Sagitas.

 

La vida errante acabó el día que encontró la Potter Black, pero aun asi, por miedo, buscó una familia desconocida, y acabó haciéndose con ella, no como algo malo, simplemente, como una forma de tener tu propio hogar sin que nadie te buscara.

 

Pero esa familia no la dejaba en paz. Decía que, por el hecho de celebrarse una boda, aparecían de nuevo para buscar, ya que el poder familiar, al igual que el característico pelo, se heredaba solo en las mujeres, y una boda traía como consecuencia una posible descendencia. Y no lo permitirían.

 

Agaché la cabeza, frunciendo el ceño. Apreté los puños, enrabietado. Quien les daba derecho a decidir sobre la vida de las personas? Daba igual su poder, o su herencia, no podían elegir quien vivía o moría en base a eso. No podían condenar a nadie a una vida de huir o esconderse por su capricho.

 

- Y si yo ya tuviera hijos? - dije de pronto. Bufé. - Demonios, no es requisito estar casado para eso.

 

Fenrir gimoteó y se acercó a Sagitas, apoyando la cabeza sobre su regazo.

- No tienen derecho a obligarte a esconderte, a no dejarte vivir. ME da igual con quien me case, no pensaba una gran boda anunciada en los medios... - pero eso no era lo importante...a pesar de qeu la boda podría significar que la encontrasen...que dieran con ella. - Da igual si Potter Blue era o no tu verdadero nombre, eres quien ha hecho grande esta familia. Eres una verdadera Ojo Loco. - le dije. - Y si intentan acercarse a ti, no vamos a huir. Esta vez no vas a estar tu sola. Encontraremos la forma de matarlos si es necesario