Mansión "Ojo Loco" Potter Blue

[Matt Blackner]

En esos momentos era en los que más pensaba en Sagitas, ni mucho menos por @ Ada Camille Dumbledore , sino por mi. Era el menos indicado para ese tipo de situaciones porque nunca sabía como comportarme ni qué hacer, y tenía la sensación de que Ada necesitaba ayuda, una que yo no estaba seguro de saber darle. Estaba entrenado para muchas cosas, pero las sociales no eran una de ellas.

 

Asentí, levantándome mientras tomaba la varita del bolsillo trasero del pantalón y me acercaba a la chimenea. Apilé un par de troncos, y el fuego no tardó en crepitar alegremente en la salita. Volví a mi silla, frente a Ada, que temblaba como si estuviera empapada. Parecía muy vulnerable, lo cual me preocupaba. De no ser por mis sentidos agudizados, apenas habría escuchado las palabras que la prima suspiró, dejándome sentir todo su miedo de golpe. Tardé un segundo en entender, en reaccionar a lo que me dijo, antes de alzar la vista hacia ella, sorprendido por la noticia.

 

Abrí la boca, sin saber qué decirle.

- Eh...tranquilízate. - logré decirle, acercándome. Me agaché a su lado, mirando alrededor, intentando encontrar las...palabras adecuadas. - Y...sabes quién es el padre? - pregunté.

Sobre todo, porque si quien fuese era culpable de su situación, tendría una visita por mi parte.

- Harás lo que sientas que es correcto - le dije, esbozando media sonrisa para tratar de animarla, mirándola a los ojos. - No estás sola.

[Ada Camille Dumbledore]

El calor lleno la habitación en el momento en que la chimenea fue encendida pero aun así temblaba acababa de confesarle a mi primo mi preocupación, ya hacia menos de dos horas qué me había enterado y había salido a caminar por Ottery sin rumbo por ese tiempo hasta recordar que en la familia Ojoloco siempre había encontrado el cariño y el apoyo que en pocos lugares había encontrado.

Tras escuchar mis casi inaudibles palabras vi su expresión de sorpresa, todos el mundo mágico sabía que siempre había divulgado no matrimonio no hijos y mi eterna pelea cm la corona monegasca para no dar herederos a la corona y dedicarme a gobernar sola sin ni una alteración ni consorte. Para mi la noticia había sido un baldado de agua fría y a mi primo al parecer le había caído igual y no era para menos llevaba a mi espalda la responsabilidad de muchas cosas que me hacía incompatible con ciertas cosas que serian normales para muchos.

Sentí que se acerco y al sentir su calor puse mi mano sobre la suya buscando ese cariño que siempre le había tenido, sus palabras me hicieron reír un poco, en mi vida solo había tenido tres hombres en mi vida y sabía exactamente quien era el padre de mi hijo, básicamente ese era uno de mis predicamentos.

- Si se quien es, estamos en una especie de relación

Suspire profundo, habían sido los mejores momentos de mi vida a su lado y eso me hizo sonreír.

- El es maravilloso, es un vampiro y creo que estoy enamorada de él, mi mayor duda es si el siente lo mismo y si quiere este bebé, además de todo lo que conlleva para mí con el principado y el ministerio de magia.

Me perdí en mis pensamientos uno minutos y pensé en tener mi hijo en brazos mientras caminaba por la playa de la villa en Francia. Pero el escandalo sería monumental ni siquiera había una relación confirmada con el y sería la comidilla de todos los diarios sensacionalistas del principado eso bajo mi emoción.

-Gracias @ Matt Blackner , estoy asustada de todo lo que significa esto y no se como decirle a el ni siquiera vive aquí y todo ha sido demasiado rápido.

Pare un momento para volver a respirar porque sentía que me hacía falta el aliento, y lo mire a los ojos.

-No se si decirle, si no hacerlo si renunciar al ministerio… la corona no es una opción soy la única que tomo la responsabilidad y mis hermanas aun son muy pequeñas para tomar la responsabilidad del principado… ay no se que hacer…

Me lleve la mano al rostro, de lo ubico qué estaba segura es que quería a mi hijo conmigo, no entendía bien ese sentimiento que me llenaba y que solo quería abrazarlo junto a mí.

 

 

[Matt Blackner]

Al verla asi, tan nerviosa, tan aturullada de repente me hizo reir. Me resultó gracioso. Aquello era lo que Sagitas había sentido (y probablemente aun sentiría) conmigo?

- Vale, para un momento. - le dije, cogiendo sus manos, ahora si, sonriéndole. - Lo que se es que vas a quedártelo. - afirmé.

 

Me alegraba oir que al menos sabía quién era el padre. Que de alguna forma estaba en una relación y no era fruto de una noche de descontrol con alguien totalmente desconocido o algo peor...Por que eso complicaría las cosas.

- No...no soy quién para decirte que debes hacer. Nadie puede hacerlo. Pero te ofrezco mi ayuda. - le dije. - Si él te quiere, será feliz contigo y con el bebé. Y si no, nos tienes a nosotros. Tienes a la familia para acompañarte. Y en cuanto a la corona y el ministerio, al infierno con ellos.

 

De la cocina llegó el ladrido del cachorro, seguido de las risas de Elentari y un gruñido grave de Fenrir, como si las regañara. Ladeé la cabeza hacia el pasillo, prestando atención, pero no pasó a mayores. De nuevo, me volví hacia @ Ada Camille Dumbledore .

- Helike...mi....mi ex mujer y la madre de Elentari - dije, dejando escapar una ligera mueca. Había cosas que aun me costaban... - Es la líder de una de las familias vampíricas más importantes de Italia. Básicamente mi hija es la heredera de un gran imperio. Ella no renunció, a pesar de que el consejo se oponía a nosotros...más bien a mi - puntualicé, riendo. En nuestra relación siempre hubieron demasiados problemas... - Justo después de que la niña naciera se marchó, asi que... - suspiré, cambiando el gesto para no desanimarla - No pueden obligarte a renunciar a nada, aunque probablemente tengas que enfrentarte a algunos detractores, no te puedo mentir. 

 

Suspiré, alzando la ceja.

- Iré contigo. Si quieres, te acompañaré para decírselo. Y en cuanto al ministerio y a la corona, tendrán que tragar. No eres la primera que se queda embarazada, ni serás la última. - afirmé - Pero se que quieres ese bebé. Lo siento cada vez qeu lo piensas. Asi que no te preocupes. Tienes a la familia. - terminé. Yo no era el mejor ejemplo de nada, aun sentía pánico la mayor parte del tiempo, solo había aprendido a disimularlo delante de casi todos...porque  parecía que me resultaba imposible mentirle a Sagitas.

[Ada Camille Dumbledore]

La verdad no estaba segura de si estaba tan emocional por la noticia, por sincerarme con mi primo, tenía ganas de llorar de reír y me sentí al borde de un ataque de nervios eran demasiadas emociones juntas, sensaciones qué jamás había sentido así de fuertes y posibilidades en el futuro qué me llenaban de ansiedad.

El toque de las manos de @ Matt Blackner me hizo voltearlo a ver siempre había visto al lobo como alguien distante, pero por circunstancias qué aun no entendía como se habían dado ahora no solo consideraba un primo sino un amigo entrañable, quien conocía nada más que mis momentos más vulnerables. Sus palabras me hicieron sonreir.

-Si, quiero este bebé conmigo.

Esas palabras salieron de mi boca casi sin pensarlo, me sorprendió lo fácil que había sido eso, apreté las manos de mi primo de forma cariñosa. El. Me había dado el apoyo para enfrentar mi situación y tenía razón en todo, cualquier cosa podría enfrentar ahora que había tomado la decisión de tener a mi bebé junto a mi, ahora debía comunicárselo a su padre debía escoger un buen lugar para hacerlo y tras eso comunicarlo tanto al ministerio como a la corona para saber manejar la noticia de manera adecuada.

Escuche su historia no sabía que ellos habían tenido una relación con tantos obstáculos que superar para estar juntos, pero era hermoso ver que es pequeña tenía el amor de su padre y el de una familia que la amaba.

- Siento mucho lo que te paso con ella, pero debió ser difícil para ella, tu y la niña deben ser muy importantes para ella.

Lo mire a los ojos regalando le una gran sonrisa, sentía esa tristeza con la que sus palabras habían salido, esas eran cosas que jamás imaginas hasta que ha las con alguien de corazón.

- Cuando te vi con la niña en la puerta sentí algo que no te puedo explicar, por un momento desee poder vivir eso de tener a mi bebé entre mis brazos, aunque por ahora no es posible… si mis cálculos no fallan nacerá en diciembre y después de eso podré abrazar a mi pequeño o puede ser una pequeña así de hermosa como tu hija.

Era la primera vez que pensaba si seria un niño o una niña, además de saber que serían muchos los preparativos de su llegada.

-Ya hablaré con la corona para que se maneje el asunto en cuanto al ministerio es más fácil realmente. Y tienes razón no seré la primera ni la última. Y en cuanto a el lo contactare en estos días, creo que en un lugar neutral para ambos estaría bien.

Sonreí más calmada, siempre era bueno tener a alguien que te haga ver el sol en medio de la tormenta.

- Sabes que en mi siempre tienes una amiga además de ser una prima, no me preguntes porque siempre resultó en el lugar indicado y justo donde tu estas cuando estoy en problemas.

Me reí un poco, ya estaba viendo todo de una mejor manera, como sea tenía el cariño de mi familia y esa fuerza me ayudaría a enfrentar todo.

 

[Matt Blackner]

Mirando a @ Ada Camille Dumbledore  concienciarse de su decisión y alegrarse al fin por ello mientras afirmaba en voz alta que quería aquel bebé sentí alegría por ella, y también un poco de envidia...de nostalgia tal vez. Pero sonreí, asintiendo ligeramente para animarla.

- Creo que es normal que te preocupes. Y...que te de vértigo. y un poco de miedo también - le dije. Asi me había sentido yo, sin saber qué hacer la mayor parte del embarazo de Helike.

 

Sonreí de medio lado, notando que me sonrojaba un poco. Había muchas cosas pendientes, y mucho a medio acabar entre la vampiro y yo, algo que, sospechaba, era difícil que se cerrase.

- Ya, si te soy sincero, nunca me había imaginado teniendo un niño en brazos. Y menos una que fuese mía - admití. En realidad, siempre había dudado si llegaría a viejo. - La primera vez que tuve que cogerla no paró de llorar. Estaba tan tenso por el miedo a que se me cayese que Sagitas tuvo que quitármela de los brazos. - aquel recuerdo me hizo reír.  - diciembre...bueno, supongo que este verano la celebración por la revolución francesa será sin alcohol. Ideal para mi. - bromeé.

 

En su mente ya hacía planes, no me costó darme cuenta. Sonreí, notando que me sonrojaba.

- Eh, vamos, no es para tanto...ya sabes que estoy aquí para lo que haga falta. Ahora quien va a necesitar ayuda eres tú. Con lo que sea, solo t...

 

Otro golpe en la cocina, acompañado por la risa de Elentari y el sonido de agua corriendo por algún grifo. Esta vez giré la cabeza al instante, gruñendo. Ya estaba haciendo trastadas, ni siquiera necesitaba estar allí para darme cuenta. Freyja apareció corriendo por el pasillo, derrapando torpemente, mientras notaba la cabeza empapada. El grifo, cual fuese, dejó de correr mientras mi hija correteaba...hasta que Fenrir la atrapó. El lobo llegó hasta el salón, seguido por Freyja y sosteniendo a mi hija delicadamente por el cuello de la camiseta, como si fuera un cachorro. La dejó a mi lado, gruñendo, regañándole antes de alejarse para sacudirse el pelo mojado.

- Elentari, no puedes hacer eso. Los grifos no son para jugar. Ni para bañar a los lobos. - le dije. Pero no dejaba de ser una niña. Miré a Ada y suspiró, poniendo los ojos en blanco. 

 

Me llevé la mano a la frente, como si hubiera olvidado algo, provocando que de nuevo la niña riera.

- Papiii 

- Menuda cabeza, donde estarán mis modales? - dije, con un tono diferente al que solía utilizar. - Elentari, esta es la prima Ada. - dije, haciendo las presentaciones entre las dos. Al contrario que la última vez, en esta ocasión la niña sonrió mientras saludaba a Ada. Su humor había cambiado, y ella lo notaba. Despeiné los rizos violetas, haciéndola reir. - Quieres que invitemos a Ada a galletas de esas que prepara Harpo? - la niña sonrió, asintiendo entusiasmada. Probablemente el estropicio de la cocina había sido a causa de un robo de galletas fallido. - Piensa qeu ahora, como se dice, tienes que comer por dos - dije a Ada, sonriendo mientras me ponía de pie.

[Ada Camille Dumbledore]

Mientras hablábamos con mi primo siempre pensaba en que podría suceder, no esperaba quedarme siempre en la política y tenía aun mil cosas que hacer lo que le daría a mi bebé la posibilidad de estar bien. Recordé que mi hermana hacia no mucho tiempo había tenido trillizos ¿y si no era solo uno?, creo que volví a marearme de solo pensarlo y me llene de pánico, un golpe en la cocina me hizo sobresaltar luego alguno más y por supuesto mi primo Matt fue directo a la cocina donde estaba la pequeña niña.

La pequeña se las había arreglado para hacer salir el gua de los grifos de la cocina y mojar todo hasta a los lobos que la acompañaban, ahogue una risa para evitar q el regalo de Matt no fuera toando en cuenta, pero me costo ponerme sería y disimular lo gracioso de la escena, lo ojos en blanco de Matt no me ayudaba a evitar la risa. Un pensamiento vino a mi, lo que me esperaba, mi bebé sería parte demonio, parte veela y a demás mago, lo que me esperaba no era cualquier cosa.

Tras el suceso mi primo tuvo la delicadeza de presentarnos a ambas, me puse nerviosa por su rechazo inicial y mi corazón se aceleró pero sonreí ampliamente.

-Es un gusto conocerte Elentari, me gusta mucho tu nombre, soy tu prima Ada. Y por supuesto no rechazaría una buena invitación con ustedes.

Les sonreí, era verdad esta vez debía ver por mi y por mi pequeña sin importar nadie más

 

 

[Sagitas E. Potter Blue]

Miré levemente aquel letrero que medio colgaba de la entrada de la mansión. Arrugué el ceño. ¿Después de cinco años de ausencia, aún estaba aquello allá? Curiosamente, había más letreros en el suelo, aquellos que no habían resistido ni el tiempo ni la guerra por la que habíamos atravesado la comunidad mágica y la comunidad muggle. En resumen, todos.

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Supongo que es normal que, al volver después de tanto tiempo de haber abandonado la ciudad de Ottery, era normal sentir algo de desasosiego. Mi primera visita había sido en la Potter Black, pero ahora que ya había dado órdenes de asearla y que Matt se había quedado en ella, había dirigido mis pies hacia la mansión más entrañable, porque fue la primera mía de mí, sin ser heredada. Cuando la vi, la impresión no fue tan mala. Por supuesto, se notaba el paso del tiempo y la caída de parte de la cal azulada que le daba aquel color tan característico.

También los jardines habían sufrido lo suyo, aunque la automatización mágica del invernadero había permitido que se siguieran desarrollando nuestras magníficas flores rosas azules, aunque tal vez un poco más salvajemente de lo que acostumbraban.

Todo necesitaba una mano, así que no podía perderme en recuerdos. Ya los iría teniendo mientras valoraba los daños. Abrí la puerta y entré. Había mucho que hacer y pocas manos. La mitad de los elfos habían desaparecido durante la guerra y otros habían decidido viajar a lugares más favorables. Ya volverían. Sabían que en la "Ojo Loco" Potter Blue tenían los brazos abiertos.

Suspiré y cerré la puerta tras de mí. Aún quedaba mucho por hacer.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Abrí la verja y camine seguro hacia la puerta. La Mansión se veía algo deslucida, y era entendible, con el asunto de la guerra pues media Ottery había quedado vacia, y la Ojo Loco no había sido la excepción. De hecho la había visitado con frecuencia tratando de ver a dónde @ Sagitas E. Potter Blue había llevado a SJ. Que lo hubiese alejado de mi no tenía perdón y que decir de Memi. La había visto en el Ministerio y no parecía muy contenta conmigo. Y esta vez no me había perdido yo.

Por lo tanto como ya sabía que la pelivioleta estaba en Ottery ya iba yo a darle la turra y enterarme de dónde estaba mi hijo. 

La suerte hizo que no tuviera que caminar mucho por los jardines mal cuidados.

-Eh tu bicho pelivioleta. Donde escondiste a SJ.

[Hecate Engosvezhof]

Necesitaba un refugio, no podía quedarme en Hogsmeade aunque fuese una de las zonas más cercanas a Hogwarts, me urgía tener algo más familiar o acabaría con todo el pueblo a causa de la rabia... Me miraba al espejo y el reflejo me devolvía a una bruja llena de ira y muchoso otros sentimientos más desvastadores. Como siempre  mostraba una imagen de blusa negra, pantalones bombachos y botas, además de una capa negra sujeta con argollas de plata en forma de marca tenebrosa.

Había recogido todo y puesto todo en una gran maleta llevaba toda una vida, vagando por ahí y por allá e incluso en la guerra me había acompañado. Al final, todos habían muerto, la corona destruída y el linaje vampírico italiano desaparecido, ya se habían encargado otros grupos de acabar con lo poco que quedaba, muchos se habían asentado en los puestos de poder, se lo tendría que comunicar a Matt, la niña por parte de su madre ya no le quedaba nada que heredar y por suerte eso era un alivio, una corona sólo traía problemas, problemas y más problemas. No era el sentarse en un trono incómodo, si no lo que traía consigo. 

Mis enemigos seguramente alzaron las copas en cuánto supieron de mi asesinato pero lo que menos se imaginarían es que un vampiro pudiese resucitar con magia antigua y poderosa, muy poderosa. Saqué una pequeña bolsa de oro y me encaminé con el equipaje hasta el mostrador de la recepción...

- ¿Se va ya? Aún le quedan semanas para acabar el mes y...

Asentí con la cabeza:

- Lo sé, pero necesito estar en un lugar familiar - sonreí a la dependienta, me miraba un poco inquieta y no se lo reprochaba... los vampiros no teníamos muy buena fama y con razón, además que a pesar de la cordialidad la notaba incómoda y seguramente mi marcha aliviaría su pesar - aquí tiene el resto del mes, cuéntelo y lo que le deba se lo hago llegar por lechuza - la chica miró dentro y dijo- Sí, creo que con eso será suficiente, ¿la veré por Hogsmeade? - La miré y sonreí con sinceridad asintiendo

- Nos veremos por aquí a causa del trabajo -apreté su mano en señal de despedida 

***

Cuando me aparecí en las calles de Ottery arrastraba la maleta conmigo gracias a la magia. Aún era temprano, pero a pesar de la leve oscuridad aún se percibían los estragos de la guerra... Algunas de las mansiones directamente no tenían techo, otras tenían agujeros en medio del salón y en otras rastros de sangre. Se escuchaba a lo lejos el ululato de una lechuza y me acordé de mis animales ¿dónde estarían? Quizás todos muertos. Noté algo en la boca del estómago y aguanté las lágrimas de emoción que pugnaban por salir, estaba sola en la calle pero... no lo aguanté más y lloré a lágrima viva pero en silencio. La guerra fue un desastre para todos. Terminé de secarme la cara con un pañuelo, suspiré, saqué un cigarro y lo encendí con la varita.

Me orienté con los carteles que aún quedaban en pie, saqué una nimbus 2001 y até la maleta a la escoba, di una patada en el suelo y me elevé unos metros. El cacharro que tenía pesaba demasiado, con otro movimiento de mi varita hice que se metiese dentro del morral de moke que gracias a su encantamiento extensor, sabía que podría entrar perfectamente y el peso apenas se notaría. Hice desaparecer el cigarrillo y me encaminé hasta buscar la mansión OjoLoco... lo que menos se pensaran mis enemigos es encontrarme en ese lugar no, no con el nombre de uno de los aurores más famosos de todos los tiempos.

Hice frenar al escoba, me pareció ver que había alguien pero a la distancia a la que estaba no podía saber quién era o qué era. Bajé con cuidado, estaba a medio quilómetro de distancia y los vampiros por muy habilidosos que fuesemos y con sentidos agudizados, no teníamos tanta potencia como parecía. Saqué mi arma y ésta pareció brillar a la luz de la luna gracias a su madera blanca y a lo lejos el amanecer se veía más próximo. Me puse la capucha y fui entre los arbustos intentando pasar desapercibida... ¿Quién sería ese diablo? Faltaban pocos metros pero su aroma me llegó a mis fosas nasales aún permanecía en el ambietne. No sabía si alegrarme o enfadarme al darme cuenta quién era.

La rabia vino a mí al escuchar lo que le había dicho

- ¡Calla tú, bicho asqueroso inmundo - le bufé yo- que no te vuelva a escuchar esas palabras dirigidas a Sagitas! - dije en voz alta, la punta de mi varita flameaba con una luz blanca para tener al menos, algo de claridad... por esa zona apenas se podía ver algo.

 

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Esperaba una respuesta contundente de @ Sagitas E. Potter Blue , si, un insulto altisonante, amplificado por sus estuendosas cuerdas vocales, una amenaza velada con mención a la ballesta. Pero no. La respuesta vino por mi lado. Detrás de unos arbustos una voz que ya conocía me insultó. O sea podría ser bicho hacia mucho años cuando fui un poltergeis, pero ahora no. No me hizo gracia que Heli fuera la que saliera al rescate de la pelivioleta, iluminando la noche mientras se acercaba a nosotros.

--En serio Heli. Ahora son amigis? Yo que contaba contigo para sacarla de las casillas. Ahora estoy solo enfrentando a la muy señora de la casa.

La verdad me daba mucho gusto verlas a las dos. Lo de Sagitas, pues que decir, era nuestro saludos habitual. Y con Heli, que decir hacía años que no coincidíamos.

@ Hecate Engosvezhof