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Castillo Ivashkov (MM B: 106154)


Leah Dayne
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—Y a éstos que les pasa— musitó viendo desde la escalera al grupo de magos que estaban sentados abajo.

Como Zack le había indicado habia subido las escaleras para esperarlo arriba, pero al escuchar un poco de la conversación que el mago tenía con los visitantes, había decidido quedarse junto a la baranda en la parte superior de la escalera. La cosa no tenia buena pinta y aunque no conocía a la dichosa trabajadora del ministerio, si que reconoció a Elvis de la Universidad. ¿Por qué siempre les gustaba hacer alboroto de todo?
Empezó a descender las escaleras ya que la cosa se ponía buena; Elaena habia aparecido junto con Leah, asi que esto era algo similar a una reunión familiar, salvo por los extraños instrusos en el Castillo. Llegó nuevamente al mismo nivel que sus compañeros y avanzo hacia donde ellos se encontraban, ignorando olímpicamente la presencia de los aurores, ya que se habian entrometido en medio de una conversación con Zack.
—Vaya, ya quisiera que a mi me busquen así cuando desaparezco. Han sido dos veces y a todos les valió tres hectareas de mandragoras mi paradero —se mantuvo cerca de los magos y observo a cada una de las mujeres—. Elaena, un placer volver a verte; Leah, tu ya sabes que te quiero —y con un guiño del ojo izquierdo dirigido a su hija término. Sabía y era bastante obvio a qué venian los visitantes. Habian encontrado una excusa (o los más probable es que la hayan falsificado) para poder entrar al Castillo y hacer una revisión. Él mismo estaba en condición de visitante, pero sabía como funcionaba este tipo de situaciones; no en vano había pertenecido a la Marca Tenebrosa 3 años.
—¿Y en lugar de investigar por qué esta el apellido Ivashkov en tal carta, no se preocupan en saber el remitente de la misma? Al parecer esa persona conoce más del paradero de Jank que la familia; ¿no es lógico? —sus palabras salieron directamente a la muchacha que ahora acusaba indirectamente a Elaena. Odiaba cuando una persona usaba un tono de voz sospechoso. Sin pruebas no hay nada, y este par sólo se valía de una carta al parecer anónima para venir a allanar una propiedad.
Se mantuvo de pie junto a la familia, él mismo pertenecia a la Ivashkov por historia, y le parecía una falta de respeto hacia el apellido las acusaciones o intentos de ella. Aunque no llevaba tanto tiempo en Ottery sabía que las personas van y vienen, y Jank no era la excepción; ni que fuera el ministro para que lo busquen tanto...


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Lunatica Gryffindor Delacour- Cuartel General de Aurores.

 

Tras un remolino de humo violeta aparecí algo mareada y con un fuerte dolor de cabeza, gruñí por lo bajo puesto que aquellos viajes nunca jamás me habían gustado y aparecerme mucho menos pero ya lo había decido de esa manera, mi dolor de cabeza se transformo en enfado al ver que no había nada en el lugar por el cual había decido ir, pero antes de que pudiera darme por vencida pensé: "Castillo Ivashok" y sin darme cuenta el mismo se materializo delante mío así que con una sonrisa y muy confiada abrí la verja pasando y llegando al fin a la puerta la cual abrí adentrándome luego en el interior de aquel tétrico y extraño lugar.

 

Apenas puse un pie allí escuche la voz de Ley, mi hermana, fruncí el ceño algo enfadada ¿hacia falta tanta hostilidad? comprendía que les caíamos por sorpresa pero diablos, ese era nuestro trabajo y poder deducir si había o no cosas oscuras allí era algo que nos correspondía a nosotros además en la carta ponía que debíamos de hacer ese extraño trabajo y yo estaba nerviosa y ansiosa a partes iguales, puesto que era mi segundo trabajo en mi amado trabajo y al parecer el más hostil que me había tocado hasta la fecha.

 

- Hola buenos días, soy Lunita Gryffindor, del cuartel general de aurores, lamento entrar así sin avisarles nada pero creo que si no tienen nada que ocultar podríamos hacer esa revisión en paz, solo queremos cerciorarnos de que todo esté en orden, además si lo estuviera tanto como ustedes nos quieren hacer creer, no tendrían problema en que entráramos a revisar ¿o me equivoco? solo escuche un fragmento pero es solo nuestro trabajo y apreciaría que no interfirieran con él, revisamos, vemos que todo esté en orden y nos vamos ¿les parece? es así de sencillo y no quisiera que nos fuéramos sin lograr nuestro cometido - Dije con voz enérgica y cantarina a partes iguales, mirándolos fijamente con mis ojos azules claros y esperando no haber sonado tan brusca como pretendía -

 

 

No podía creer la falta de cortesía de los dueños de aquel castillo, como si fueran de la realeza y nosotros solo intrusos, vale, que si lo eramos pero era nuestro trabajo y algo dentro mío me decía que tenían algo que ocultar o ¿estaba precipitándome como siempre? sabía que solía sacar juicios de valor sobre las personas demasiado precipitados y eso me había traído en el pasado varios y graves problemas pero es que ¿hacia falta tanta hostilidad? solo eramos empleados cumpliendo con nuestro trabajo, nada más es más si pudiera estar tirada en mi mansión la Gryffindor, tranquila leyendo un libro y tomando un capuccino lo haría pero tenía que trabajar para ganarme el pan y porque no para descubrir nuevas cosas que no sabía aun.

 

- Solo sera un momento... además ya estamos dentro, me parece que sería una descortesía no aprovechar para revisarlo todo, lamento mucho si sueno algo firme pero hemos venido por una razón y no nos iremos antes de cumplirla, les guste o no, lo haré por las buenas o por las malas, ustedes eligen, solo queremos revisarlo todo, por favor, ¿nos dejarían? solo sera un momento y nos iremos cuanto antes de aquí ¿verdad? - Les suplique a los dueños del lugar, mientras miraba a mi hermana Ley para que me siguiera el juego -

                 

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Dejó los ojos en blanco con evidente fastidio, mostrando abiertamente la frustración contenida que significaba tener que seguir el juego de Elaena sólo para que Zack no hiciera una escena. Ninguna de las dos primas parecía dispuesta a seguir hablando entre ellas, lo cual sería un milagro para los Aurores, pero tanto una como la otra estaban silenciosamente de acuerdo en que nada de lo que estaban haciendo ese par tenía sentido. ¿Qué tanto podrían saber ellos de Jank como para detener sus actividades diarias? Ni que fuera tan importante.

Elvis se dirigió a su primo y ella se dedicó a asentir, sin muchos ánimos tampoco, hacia el asunto del cateo. Habían remodelado el castillo hacía un año y todo estaba perfectamente en orden desde entonces; además de una extensa cantidad de fornitura elegante y excesivamente cara, no había nada digno de mención dentro de las paredes Ivashkov como para que ninguno de los tres actuara con preocupación. Ella y Zack habían tomado esa medida para ocasiones como aquella y con un pequeño movimiento de sus dedos sobre el brazo cruzado en su pecho, como cualquier otro tamborileo despreocupado, las máscaras de los dos mortífagos desaparecieron en sus respectivas habitaciones.

-Sabemos que no van a tardar mucho -esbozó la misma sonrisa altanera para Ley, una que flaqueó ligeramente con la llegada de Derek y el sonido del timbre.

En la Ivashkov no había elfos domésticos, así que para momentos como aquellos solían usar a sus elfos personales. De los labios de la rubia salió un "Fraise" perfecto en francés y de inmediato, una elfina apareció a su lado. El rostro de la criatura era difícil de leer, una mezcla de terror y respeto hacia los invitados, además de una clara aversión hacia su nueva posición llamativa. No obstante, dedicó una reverencia exagerada hacia su ama y se arregló la túnica manchada con quién sabe qué, esperando órdenes. Para ese entonces, la Atkins seguía haciendo como que su padre no estaba ahí.

-Ve a... -Fraise se sobresaltó, al igual que todos, con algo a sus espaldas.

Las alarmas del castillo empezaron a sonar con un estruendo y el cuerpo de todos los Ivashkov, incluyendo a Derek, se tensaron en el acto. Los ojos verdes de la conciliadora se enfriaron a un punto peligroso y observó cómo una chica, que sabía que no era Romina, pues había tenido la amabilidad de presentarse en medio de su propio alboroto, se alzaba hacia ellos con un poder que no le correspondía. Lentamente, ladeó el cuello hasta conseguir que éste crujiera y con la misma lentitud amenazante, se acercó hasta ella. Como un predador, lista para cortarle el cuello si se descuidaba. Como Alto Rango, aquello era un desliz que le provocaba urticaria incluso cuando estaba fuera de las horas de "trabajo".

-Ya estás adentro porque la única descortés aquí has sido tú. Ella -movió la cabeza hacia Ley, sin apartar los ojos de Lunática, y prosiguió alargando las palabras-, esa chica de ahí, es tu jefa. No eres más que una empleada subordinada a sus decisiones, que debe seguir órdenes debido al nivel que deben tener como Aurores. Y si hubieras entrado como la gente normal, sabrías que ya hemos aceptado que hagan el cateo.

La elfina había entendido de algún modo que había alguien en la puerta y mientras la Nigromante soltaba la retahíla sobre la pequeña intrusa, apareció con Romina detrás. La distracción de la criatura al entrar con la chica fue utilizada por la matriarca para acercarse un poco más a Lunática. Su expresión era una clara muestra de disgusto.

-Que sea la última vez que decides amenazarnos "Por las buenas o por las malas" bajo nuestro propio techo, niña -sus palabras no bajaron el tono y cuando le dio la espalda, altiva, miró con un desprecio que no había tenido antes a la directora del departamento y a Elvis-. Será mejor que entrenen mejor a sus empleados, no pienso tolerar semejante intromisión a mi casa una vez más. Pueden hacer su cateo en paz, estaremos aquí y esperaremos el veredicto, antes de tocar el punto que ha expuesto mi padre.

Se alejó de los tres y con un chasquido las alarmas cesaron. Acto seguido, sirvió tres tragos y entregó un vaso de Whisky de Fuego a Elaena y otro a Derek. El tercero lo llevó a sus labios y posó la mirada en Zack. Iba a matar a alguien sino se relajaba, pero al menos había tenido la sensatez de no tocar la varita en ningún momento.

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Ley Gryffindor Rosier

Cuartel General de Aurores-Directora

 

Me sentí tranquila y complacida cuando vi que los patriarcas de la familia accedían a que realizáramos el cateo. A pesar de sus gestos, los cuales claramente eran de desprecio, habían sido lo suficientemente amables y todo iba a pedir de boca. Otro miembro más de la familia había aparecido haciendo comentarios tontos y groseros, pero no le presté atención a sus comentarios pues después de todo no era con él con quien tenía que tratar nada, si no con Zack y Leah. Simplemente hice una leve reverencia al verlo a modo de saludo y "respeto" pues así me habían criado mis padres, a siempre ser cortés dentro de lo permitido. Elvis se había quedado serio.

 

Mientras ésto sucedía, Leah llamó a uno de sus elfos. Para mi sorpresa apareció una Elfina con gesto algo temeroso que al apenas tocar el suelo hizo una gran reverencia hacia sus amos. Me pregunté vagamente si se le trataba bien, pero aparté el pensamiento pues el tema de criaturas mágicas no era mi asunto, si no lo que pasaba con Jank, mi alto rango del bando. Cuando apenas iban a abrir la puerta las alarmas del castillo comenzaron a sonar. Me puse de pie mientras metía la mano en el bolsillo que llevaba la varita, por si algo pasaba pues todos se pusieron alertas. Mis ojos casi se salen de sus órbitas cuando me di cuenta de que se trataba de mi hermana Luna.

 

Abrí la boca para decir algo, claramente sorprendida, pero la cerré enseguida... ¿Porqué no había tocado el timbre? No éramos como ellos, no llegabamos metiéndonos contra la voluntad de los miembros de las casas como lo hacían los mortífagos, a menos que fueramos de cateo en el bando, pero eso ya era otro cantar. De reojo volteé a ver a mi padre. Sentí miedo por lo que le pudieran hacer a Luna. Observé a Leah y noté que casi salía fuego por su mirada. Levanté una mano para detenerla, pero la bajé rápidamente cuando noté que no le hacía nada y solo le dirigía unas palabras severas.

 

Desgraciadamente Leah tenía razón, la manera en la que había llegado no era correcta, así que escuché en silencio lo que le decía la matriarca de la familia -Ella no había venido a ningún asunto de éstos, no tiene experiencia del todo, les pido la comprendan. Hablaré con ella- dije apenas en un susurro. Temía que los demás se lanzaran sobre ella. Detrás de la elfina que volvía caminando venía Romina. Me sentí tan feliz de que pudiera apoyarnos que sonreí y asentí. Luego me acerqué a mi hermana dándole una palmada en el hombro.

 

-Lunita, vamos a comenzar con el cateo ¿si? Ven con nosotros- me tranquilicé de que nos permitieran ya comenzar. Asentí a Romina y a Elvis indicandoles que podíamos repartirnos por todo el castillo y buscar -Ya saben lo que tenemos que hacer... Con su permiso- incliné la cabeza ligeramente a los miembros de la familia Ivashkov y me dirigí a comenzar con el cateo -Cualquier duda, conmigo o Elvis chicas- comenté a Romina y a Lunita.

Editado por BrujaOesed

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Por un largo rato el vampiro se mantuvo en silencio barriendo con la mirada a los presentes y escuchando sus intervenciones evitando interrumpirlos y que se calentaran más las cosas. El ambiente ya estaba tenso, más con el intercambio de palabras entre Elaena y Leah, así que lo mejor sería evitar que todo empeorara. Casi ignoró por completo cuando Elvis se dirigió a él y hasta la presencia de Derek. Pero hubo algo que hizo estallar las alarmas del lugar, el arribo de un Auror más.

 

En cuanto la recién llegada atravesó la puerta principal, el patriarca sintió como si le clavaran una daga en la espalda. Sacó el pecho, apretó la copa en sus manos y clavó la mirada en "Lunita" al tiempo que dibujaba una media sonrisa fingida. Movió el mentón a un costado sin apartar sus orbes de la intrusa, elevó ambas cejas y finalmente abrió la boca dejando escapar una ligera bocanada de aire. Por suerte para la chica, sabía controlarse, al menos hasta cierto punto. De no haber estado el resto de los trabajadores ministeriales, aquella visitante no anunciada tendría una larga tarde de tortura.

 

— Altanera y mal educada, ¿qué más? — Soltó al mismo tiempo que Leah tomaba la palabra. Hasta la llegada de aquella bruja, los Aurores habían hecho un buen trabajo, al menos le estaban buscando la vuelta para que los Mortífagos permitieran la revisión en todo el castillo. Por suerte, su prima sabía cómo traer a la tierra de un tirón a cualquier pretencioso ajeno a la familia. Además, la Directora del cuartel reconoció lo mal que estuvo la llegada de su empleada. Aquello bastó, al menos para el menor de los Ivashkov, para calmarse un poco. Pero supo, por la mirada de la Nigromante, que eso no era suficiente para aliviar su disgusto, así que tuvo que hacer algo al respecto.

 

De la nada, avanzando con tranquilidad, apareció una pantera captando la atención de todos los presentes. El brillo de sus ojos verde le hacían recordar a su dueño el efecto de un Káidan, quizás debería considerar la idea de darle un nombre a su bestia.

 

— No se alarmen, los acompañará por seguridad — Soltó dando un sorbo al whisky en su copa mientras acariciaba a la pantera que se posicionó junto a él. No necesitaba darle órdenes verbales, la criatura sabría cuándo atacar si los Aurores rebuscaban más allá de lo que debían, o simplemente si tomaban alguna posición amenazadora en cualquier momento. Quizás la presencia del gato salvaje los presionara a terminar su trabajo cuanto antes.

 

— Como dijo mi prima, nosotros esperaremos aquí, ella los acompañará — Habló una vez más antes de que alguien se atreviera a cuestionar la aparición de la pantera. Solo era una manera de apurar a los trabajadores, aunque si tenían tanta experiencia debían saber que en otros castillos se cruzaban con dragones protectores.

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Elaena Ivashkov

 

—Es muy perceptiva, señorita Ley —respondió Elaena y bebió un sorbo de su whisky sin apartar su vista de ella—. Tengo algo así como una especie de hermana gemela, Caroline, y ella estuvo en el Concilio junto a Jank. Así que ya sabe, se quejaba constantemente porque su compañero faltaba.

 

«Y también se quejaba de tener que trabajar con un odefo», se dijo Ivashkov y se volteó cuando escuchó que alguien llamaba en la entrada. Aparentemente las visitas iban a seguir llegando, visitas para nada agradables. Ella ni siquiera se molestó en ir a abrir, porque para eso estaban los elfos y tampoco mandaría al suyo ya que le había ordenado que se fuera a pasear por el bosque. Además, Derek había decido aparecer y como estaba acostumbrado se puso a hacer un drama digno de Broadway que no se perdería por nada.

 

—El placer es mío, Derek —murmuró—. ¿O debería decir, tío? —bromeó, intentando quitarle importancia al alboroto que estaban armando los aurores.

 

Luego se quedó en silencio, cuando Lucien señaló lo obvio y que ellos anteriormente habían dicho: que debían preocuparse más por quien había mandado la carta para inculparlos. Pero ya no tenía caso refutarlo, sobre todo porque el motivo principal por el que estaban ahí debían ser las sospechas de que Leah y Zack eran Mortífagos. Para Elaena era un caso cerrado y lo mejor era que los aurores revisaran, no encontraran nada y se marcharan, así ellos podrían continuar con su eterna pelea.

 

Cuando ella creía que ya estaba todo acordado, otra bruja más apareció y no tardó en llamar la atención de los presentes. Las alarmas del Castillo se encendieron y Elaena lo sintió en cada parte de su ser. Se quedó quieta, lista para atacar, pero vio que se trataba de otra empleada del Departamento de aurores. Le dedicó una mirada de odio, por no haber tenido la ocurrencia de llamar, aunque por otro lado, podrían haberla matado y haber tenido una excusa que los respaldara.

 

—¿En tu casa no te enseñaron a tocar? —soltó la vampiresa—. Agradece que no te cayó encima uno de los hechizos de protección.

 

Volvió a cruzarse de piernas y se fijó nuevamente en Lunita, justo cuando esta comenzaba a hablar en medio de todo el ruido que seguían haciendo las alarmas. En menos de un minuto dijo una cantidad de palabras que quizá una persona normal no habría podido soltar. Elaena se le quedó mirando estupefacta, recibiendo todo el flujo de información que la muchacha les entregaba. Cuando parecía que al fin se detendría, continuó con su perorata hasta que, quizá por falta de aire o porque no le quedaba nada más para decir, se calló.

 

—Mi prima tiene toda la razón. Nosotros nunca nos negamos a la revisión y en todo momento estuvimos dispuestos a colaborar —señaló Ela con tanto enfado como Leah—. Nos vuelven a pasar a llevar así y tendremos que avisar de esta situación al Ministerio de Magia.

 

«O regalarles un par de maldiciones», pensó en medio de una fugaz sonrisa.

 

La castaña dejó su vaso vacío sobre la mesita de centro y recibió el vaso lleno de whisky que extrañamente su prima le dio. Bebió casi la mitad, como si eso de alguna manera la tranquilizara y se fijó en Zack que luego de unos minutos decidió hablar. También estaba de acuerdo con el cateo y envió a su pantera a que acompañara a los aurores. Por otro lado, la otra joven que había llegado ingresaba en compañía del elfo de Leah y se sumaba a sus compañeros.

 

—¿Están seguros de que no les falta nadie más? Tengo la impresión de que no vino la secretaria del Departamento de Aurores —espetó con cierta ironía—. Por cierto, tengan cuidado con mi ropa interior, la traje de París.

Ivashkov
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—Gran trabajo el tuyo —murmuró para si mismo apenas vio llegar a la muchacha con nombre en diminutivo.

 

¿Quién le ponía a su hija Lunita? Yo que la muchacha enjuiciaba a los padres, pero al parecer era un orgullo para ella. Sin embargo no era su nombre el que más había generado el pequeño alboroto, sino la manera en la que entró al lugar en el que el grupo se encontraba reunido. Le hizo recordar a una serie muggle, en la que para entrar en la habitación en lugar de tocar la puerta como gente normal, rompían toda la pared con un gran tronco o similar para reafirmar su autoridad como progenitor. Era necesario abrir una clase de modales y educación en la Universidad si encontraba más casos como el de la muchacha.

 

Las alarmas del castillo obviamente se activaron dejando semi sordos a los presentes, pero rebosó de gozo cuando escuchó como Leah ponía en su lugar a la intrusa. No sólo se había dado el derecho de irrumpir, o mejor dicho, allanar el castillo, sino también de amenazarlos a los miembros de la familia como si fueran unos plebeyos en su choza. Caroline también soltó algunas palabras, al igual que Zack, por lo que estaba de más dedicarles más tiempo o añadir algo más; todo ya estaba dicho y era momento de acomodarse y charlar mientras los otros buscaban algo inexistente en el castillo.

 

Se sentó junto a Elaena y recibió gustosamente el vaso de whisky de fuego que Leah le alcanzaba a cada uno de los presentes de la familia, excepto a Zack. Quizás el hombre estaba teniendo problemas con el alcohol y la mujer evitó darle más motivos para embriagarse. Una pantera apareció en el lugar y se mantuvo observando fijamente al grupo que realizaría el cateo; y cuando la observó se le vino a la mente la imagen del animal mordiendo agresivamente la cara de una de las muchachas, haciendo que el castaño no pueda evitar una carcajada.

 

—Bueno, mientras realizan su trabajo... —la última palabra lo dijo con un tono bastante irónico—, me agrada mucho volver a verlos. Estaba conversando con Zack hace unos minutos de su paradero, y no llegué a saber mucho más por esta situación —bebió del contenido de su vaso disfrutando del sabor en su boca, y el fuerte ardor que generaba al pasar por su garganta—. Es una lástima que nos reunamos en esta situación, pero esperemos que se apresuren para poder ir a un lugar más privado... Por cierto Leah, sé que te debo una explicación.

 

La historia familiar era tan enredada que él mismo se lamentó de no haberla escrito en un papel. Atkins. Ivashkov. Dos apellidos y legados que se vieron mezclados en la historia creando un nudo ciego del cual era bastante difícil encontrar una solución, pero el meollo del asunto en ese momento era sólo uno, y era el descubrimiento por parte de los tres Ivashkov que tenía frente a él de su ascendencia y sus lazos familiares.

 

—¿Zack por qué no tomas algo? —musitó, haciendo aparecer a su elfo personal con una copa de vino. Por algo Leah no le había dado del mismo trago, y quizás algo más suave la asentaría bien.


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Parpadee sorprendida por lo que me decían ¿tocar? me pegué en la frente dándome cuenta de mi error, no era que quisiera hacerlo solo no me di cuente, me sentía fatal y sabía que era mi error, nunca había hecho algo semejante pero no tenia experiencia como había dicho mi hermana y además ¿que había hecho de malo? capaz que mi error era importante ¿o no? fruncí el entrecejo confundida y aun sin comprenderlo del todo, entendía que era un error grave pero ¿era para tanto? sentí un escalofrió cuando escuche lo del hechizo de protección y me tranquilice cuando pude estar al resguardo de Ley, estaba segura con mi hermana ahí y tenía que decir algo pero decidí callar al menos hasta que encontrará que decir.

 

- Lo siento, no era mi intención... como dijo Ley, no tengo experiencia alguna, lamento si soné algo altanera, no era mi intención, les pido disculpas y siento lo de las alarmas, soy muy despistada y suele pasarme más veces de las necesarias, al menos, para la próxima vez ya se que hacer y lo siento de nuevo, de verdad que no tengo nada de experiencia - Les comenté apresuradamente y regalandoles una sonrisa alegre y feliz -

 

Ya no estaba enfadada, aunque ciertamente no sabía que más hacer, además mis enojos duraban solo un minuto, eso era todo lo que duraban y nada más, así que no tenían que preocuparse por mí demasiado, mire a Ley y asentí en realidad no sabía muy bien que hacer pero solo seguiría sus instrucciones, seguro que algo encontraríamos y si no encontrábamos nada al menos, era una gran lección que me llevaba y me pregunté si es que me hubieran hechizado de no estar respaldada por mis compañeros y mi inexperiencia al cargo.

 

- Si Ley, iré con ustedes, pero tengo una duda ¿tan grave es lo que hice? se que esta mal pero juro que no me di cuenta, no lo hice apropósito, lo siento, la próxima vez tocaré lo juro, no se que me paso siempre me acuerdo y justo ahora no lo hice, aunque creo que no fue para tanto ¿o sí? se que fue porque no tengo experiencia, lo siento de nuevo, pero aquí entre nosotras creo que exageraban algo ¿o no? solo me olvide un timbre, no era el fin del mundo entero - Le comenté a Ley en un susurro algo confundida y avergonzada a partes iguales -

 

Al menos, comenzaríamos a rastrear todo lo que veamos extraño o raro, mire a Romina esperando que pudiéramos ir juntas, ese sitio daba algo de miedo, es más si hubiera podido irme de allí, lo haría pero me arme del valor Gryffindor que me caracterizaba y suspire segura de seguir adelante, tenía que hacerlo y además era mi segunda misión en mi amado trabajo y por nada de esté mundo deseaba defraudar a mi hermana, me sentí mucho mejor y más segura de mi misma que antes, olvidándome del todo de aquel descuido y esperando que mi despiste, no nos acarreara ningún disgusto más, para la próxima al menos, sería mucho más cuidadosa y máxime si es que eso traía problemas para mí.

 

La pantera hizo que me quedará muda y sonreí alegre, si lo admitía adoraba las panteras y no me daba nada de miedo, ¿que pretendía asustarnos? no lo había conseguido en lo absoluto y era mi animal favorito de todos, es más estaba muy emocionada y entusiasmada para saber que quizás pudiera ser peligrosa, pero no parecía que nos fuera a hacer algún daño, por alguna extraña razón, la visión de la pantera me hizo sentir tranquila y sus ojos verdes como los míos más, me pregunté si pudiera acariciarla pero me dije que mejor no lo haría y que no tentará a mi suerte, eso sería del todo fatal y para nada bueno, así que mejor me ceñía a mis quehaceres y listo, me mentalice esto dentro mío y asentí deseosa de empezar con lo que habíamos venido a hacer, esperando aprender mucho más de lo que ya sabía y rezando para no meter la pata de nuevo.

                 

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Yo en su lugar, no hurgaría demasiado en esa gaveta —comentó, refiriéndose a la lencería de Elaena—. Hace un año no lava.

 

En otro momento, se habría reído. No obstante, era evidente que su mal humor seguía latente tras cada palabra que pronunciaba. Zack buscó de intimidarlos con su pantera y ella no hizo más que ignorar a la bestia, como el resto de sus familiares pero para alguien que no estuviera familiarizado era imposible hacer la vista gorda. Era un animal enorme y poderoso, muy capaz de arrancarle la cabeza a alguien de un solo golpe de garras. Y aunque estaba en paz, todos sabían que más que un acompañante era una protección extra de los Ivashkov.

 

Por otro lado, la rubia tenía más de una razón para querer asesinar a todos los presentes en la sala. En primer lugar, estaba el hecho de que estaba dolorida por la reciente reanimación que había tenido en el Laboratorio de Análisis e Investigaciones Clandestinas, podía sentir aún los curados cardenales bajo el vestido. Luego estaba la presencia de dos de las personas que más la sacaban de quicio. Y por último, la intromisión de una muchacha que aún no terminaba de irse con sus iguales. No esperaba que Derek rompiera el silencio como lo hizo y acabó por apretar el cristal ente sus dedos.

 

¿Una explicación? Me debes más que una explicación. Como por qué tuve que enterarme por la adorada copia de Caroline sobre tu aventura de verano en donde salí yo como resultado final, por ejemplo —enardecida, aún sin saber exactamente por qué, si por los Aurores o por su padre, soltó el aire contenido en un bufido carente de paciencia alguna—. Asumo que habrías recurrido a Zack antes de hablarme, sueles hacer eso cuando desapareces.

 

Fue entonces cuando reparó que, para ese entonces, aún no se habían marchado de la salita ninguno de los magos. Alzó una ceja con parsimonia.

 

No sé si seguir con la amena conversación familiar o llevarlos yo misma a recorrer el castillo. Siendo franca, los veo más interesados en escuchar las polémicas historias Ivashkov que con el paradero de Evans. ¿Alguno trabaja de encubierto para "El Profeta" o sólo tienen cualidades secretas para la comunicación social?

 

Posó la mirada, fría, en Ley.

 

Usted decide, señorita Gryffindor. Aunque le aseguro que la pantera de mi primo será mejor compañía que yo.

 

 

@BrujaOesed

Editado por Leah A. Ivashkov

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Aquella situación no parecía querer mejorar. Pero ninguno de los factores parecía ayudar a que eso suceda. Me mantuve quieto, con los brazos cruzados por mi espalda mientras todo pasaba. Primero aquella bruja Elaena no dejaba de hablar. Ni siquiera quería pensar porque le permitían que siguiera comentando nimiedades, ni siquiera la callaban. Al parecer les agradaba todo el tiempo lanzarse indirectas. Estaba seguro que realizar el cateo a su lado, sería como tener un mosquito constante.Otro de los miembros de la familia Ivashkov apareció. Casi ni recordaba su nombre pero sabía que se trataba de algo relacionado a la Universidad.

El perfil de los familiares era el mismo, reirse por sus propios comentarios irónicos que no hacían más que levantar una autoestima baja. Me dediqué a dirigirle una reverencia con la cabeza a modo de saludo, por un simple gesto de respeto. Y allí sucedió que llegaron dos personas más y hubo un revuelo por como se presentó Lunita. No pude evitar sonreir, aquella pequeña jamás cambiaba. Pero había pasado las pruebas como Auror, asi que claramente para la comunidad era mucho mejor que catalogar productos dentro de un negocio. Mirñe a Ley y a Romina, guiándoles un ojo.

No te preocupes, Luna. Ven conmigo, acompáñame. Luego hablarás tranquila con Ley —me di vuelta mientras le apoyaba la mano en el hombro y le sonreía, para que supiera que estuviera bien. Tenía demasiada experiencia, solamente había que hacerle acordar cuando tenía que ponerse en modo serio, como aquel. Estaba seguro que se comportaría de ahora en más como una Auror. Leah se había descargado por completo. Y Ley ordenó que empezáramos. Gracias a Merlin los patriarcas habían dado luz verde a aquello—. Es su casa, señorita Ivashkov. Puede acompañarnos, preguntarnos qué hacemos y hasta bloquearnos si quiere la entrada a una puerta. Porque no necesitamos movernos mucho de aquí. Sus gavetas estarán tranquilas.

En aquello saqué mi varita. Le hice un gesto a mi hija Luna para que me imitara. Ésta ya había realizado algunos cateos conmigo. Ya sabía que solamente debía lanzar unos cuántos encantamientos para ver si había rastros de magia, que eso involucraba objetos malditos, puertas ocultas, paredes que se corrían y si había algo más. Por eso mismo no duraba más que unos segundos. Me alejé un poco con Luna mientras empezaba a hacer algunas florituras. De la punta de mi varita salían despedidas unas pequeñas esferas trasparentes, con la consistencia entre líquida y una niebla. Éstas atravesaban todo, y si tocaban algo que estaba fuera de lugar, lo sabría. Me giré hacia Zack, esperando que dejaran de hablar de una reunión, de tomar algo y de aquella reunión familiar que se estaba formando.

Disculpa Zack. ¿Te puedo llamar así, no? Nos salteamos un pequeño detalle, que espero que no interfiera en éste cateo —miré primero a Leah con una ceja levantada. Se mostraba bastante dura pero allí mismo estaba realizando una escena de celos, mostrando un lado bastante sensible. Derek le ofrecía algo de tomar a Zack y Elaena se había quedado ensimismada en sus pensamientos—. ¿Poseen objetos que sean del Magic Mall, aquí en el Castillo? Verá... encontrarnos con una Mano de Gloria o algún objeto que se considere tenebroso, no va a ayudar que termine declarando en el Ministerio de Magia. Si tan solo nos presente una prueba de que un objeto así encontrado pertenece a ése negocio, estaremos siendo claros

Le dirigí una sonrisa de costado. Las chicas estaban empezando a realizar diferentes encantamientos para ver si encontraban algo más. Desde aquella sala podrían saber hasta lo que había debajo de la teja más alta del castillo. Ése tipo de magia lo habíamos aprendido porque era más fácil, más eficaz y más rápida que buscar a simple vista. Esperé a que el joven patriarca me respondiera. No le pedía que me diera todos los registros, sino una especie de comprobante por si encontrábamos algo. O si nos quería adelantar el sitio donde podría a llegar a tener objetos. Claramente que nuestras alarmas saltarían ante un detalle cualquiera. De reojo pude ver que una de ésas esferas transparentes se estiraba tan grande como una puerta y entraba a recorrer ésa habitación. En unos minutos ya habrían recorrido todo.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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