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Castillo de la familia Haughton


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Sabía perfectamente que sería el Haughton el primero en reaccionar, eso provocó un cosquilleo de satisfacción que tuvo que obligarse a reprimir, no podía explicar muy bien que era lo que sentía al crisparle los nervios a su ex marido, pero lo que había ido a buscar ese día se encontraba allí, en esa particular habitación matrimonial: una última pelea marital o, en sus términos, un recuerdo dramático para la historia. Iba a responderle, claro que sí, quería decirle que estaba allí precisamente para hacerlo rabiar y llorar un poco, sin embargo, fue el momento de Adrián para reaccionar y ahí sí que no lo pudo evitar.

Carcajeó, la risa brotó desde lo más profundo de su interior.

—-Créeme, querido, dudo mucho que tus acompañantes quieran palomitas…-—lo señaló de arriba hacia abajo—-, más bien quieren que seas su plato principal. Y tú no estás muy en contra de eso, al parecer.

Se encogió de hombros, quería decir un par de cosas más, burlarse de la situación de ese trio amoroso… ¿o calenturiento? Ni tenía idea de cómo decirle, estaba segura que su mejor amigo no estaría para nada de acuerdo en que estuviera allí, estorbando. Porque sí, la pelirroja tenía algo parecido a una conciencia, aun así, era más lo que ignoraba esa molesta vocecilla que lo que hacía caso a la misma. Y entonces, Ludwig se acercó.

—-Corrección, mi amor, esposo de Cillian y Juliene, un placer.-—Se volteó a ver al blondo en cuestión—- ¿Acaso no le dijiste que tu venias en combo? Muy mal, mi amor, muy mal. -—Casi tuvo que contenerse para no saltar sobre el Malfoy al estrechar su mano—-. Siempre quise un marido millonario, ¿y qué mejor que un Malfoy?

Adrián estaba bastante equivocado, aun cuando su perfume hubiese sido otro, estaba destinado a estar en ese lugar y exactamente ese día en aquella extraña situación, ahora bien, lo que resultaba totalmente impredecible era el curso que hubiesen tomado las cosas de no ser por la aparición de la alocada Black Lestrange que, como digna descendiente de Bellatrix, drenaba locura al mismo tiempo que belleza. 

—-Yo no apruebo los tríos, ni las orgías… -—contextualizó de repente—-, a mí sí me invitan que sea por separado, os agradezco.

Asintió a las palabras de Ludwig cual niña pequeña y se colgó del brazo del Wild, mientras le daba un fugaz beso a la mejilla a quien una vez juro amor eterno… ¿o era odio eterno?

—- ¡Vamos! ¡Papi Ludwig nos necesita! -—exclamó.

Probablemente corriera sangre esa noche, aun así, ¿no decían que la vida era una tómbola?

—-     De luz y de color….

 

@ Cillian Haughton @ Ludwig Malfoy Haughton  @ Adrian Wild y todos (?)

Editado por Juliene Black Lestrange

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- Es una ventaja que los eventos tengan lugar en tu casa, o más bien, en tus casas – sonrió cerrando los ojos cuando Ludwig, su hermano, le besó la mejilla. Lo observó en silencio mientras hablaba con sus otros dos compañeros, Illidan y Thanatos. Estaba realmente guapo, radiante podría decir, y Mónica se alegraba enormemente de verlo tan bien. Era indudable que la felicidad se le escapaba por cada poro de su cuerpo.

- ¿Cubias? Hace meses que no sé nada de él – miró al par de hermanos esperando a que ellos supieran algo, pues quizás el ministerio de Italia lo tenía ocupado. Justo cuando pensaba en ello escuchó una voz femenina que la sacó de su propia cabeza y la hizo dar un respingo al sentir un nuevo beso en la cara que se duplicó también al otro lado de la misma. Se trataba de Ada. 

- De nada, querida – sonrió amablemente-, todo es poco si se trata de mis hermanos.

De un momento a otro la corte de saludos había sido innumerable. No sabía cuando tiempo llevaban allí pero sin darse cuenta, los pies habían empezado a dolerle a causa de los zapatos nuevos que llevaba. Se mordió el labio echando un rápido vistazo a su alrededor, quizás, para ver si podía escabullirse a su habitación para cambiarse el calzado pero antes de poder hacerlo una nueva figura hizo presencia. 

- Oh, vaya, ya empezábamos a pensar que no aparecerías y justo lo haces, parece que nos has leído la mente, Cubias – le dijo, alzando la voz por encima del resto para que todos se percataran de su llegada. No fue hasta entonces cuando notó que Illidan no estaba y que Ludwig se retiraba de la reunión tras un breve saludo. No pudo evitar mirar al chico que había llegado reclamándolo, pues parecía un poco nervioso.

Sin más alargó el brazo y le tomó el brazo a uno de los camareros, al que atrajo hacia el grupo sin demasiado cuidado. Le dedicó una sonrisa y guiñándole el ojo tomó la única copa que le quedaba en la bandeja, cuyo contenido transparente no tardó en abrasar placenteramente su garganta. Tras beber, volvió a sonreirle. 

- Guapo, ponle a mis amigos lo que te pidan – señaló a Cubias y Thanatos-. Voy a ir a buscar a mi acompañante para avisarlo de tu llegada, querido – le indicó al ultimo en llegar mientras al otro le daba un cariñoso apretón en el brazo-. No os perdáis demasiado.

No tardó demasiado en perderse entre el gentío buscando la entrada al castillo pues estaba casi segura de haber escuchado que Illidan iba al baño. Nada más estuvo en el interior del hall se quitó los zapatos con un largo suspiro y su cara de placer fue todo un poema a pesar de sentir como los pies parecían morderla. Descalza y sosteniendo los tacones por sus tiras con la ayuda de dos de sus dedos se detuvo un momento un se preguntó a cual de los muchos baños del castillo habría ido el rubio y, sin tenerlo muy claro, decidió ir al primer piso. “Es más tranquilo”, pensó, sin saber muy bien porqué ¿Quién le decía a ella que a aquel mago le importaba la tranquilidad de un baño?

Cuando llegó a la puerta la golpeó varias veces, sin entrar aún. 

- Illidan ¿Estás ahí? - no escuchó nada al otro lado, pero no le pareció raro teniendo en cuenta que había más ruido del que había habido nunca allí-. ¿Se puede? - insistió y aunque con mucha cautela, se atrevió a girar la manija de la puerta para entrar. 

@ Illidan Burke  @ Thanatos L. Lestrange  @ Lord Cubias

✤        P R O V E H I T O   I N  A L T U M       ✤
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~ M O R T I F A G A  R E T I R A D A ~
E X - Á N G E L  C A I D O

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Frey - halcón de Catherine Moody

El ave ha tenido que soportar uno de sus viajes más largos en mucho tiempo. No porque Catherine no pudiera solicitar un servicio de envíos, si no porque ella quería que el paquete llegase con una seña de ella misma: una postal hecha a mano, de Cillian y su ahora esposo Ludwig. La acuarela es realista y se mueve. El rubio sonríe mientras su brazo descansa sobre los hombros de su amado. Había sido un poco hacer trampas, porque Catherine no había tenido a los modelos delante de ella, si no que había tomado la escena de una de las fotografías que Richard siempre tomaba de la gente de Ottery mientras los espiaba. Ella la había animado acorde a su imaginación. Esperaba no exaltarlos demasiado con el regalo, si no que apreciaran lo artístico del asunto.

El halcón tuvo que recorrer un espacio considerable hasta llegar a la residencia. Estaba seguro de que, más allá de la gran construcción, el castillo tendría alguien que pudiera recibirlo. Después de todo, era lo acostumbrado en ese tipo de familias tradicionales. El regalo, envuelto en papel oscuro de cara factura, estaba amarrado con una sencilla cuerda de cáñamo.

Catherine, en Luss, dormía. Había sido una larga jornada de pintura. Sus ojos oscurecidos por las ojeras, no aumentaban el vacío que sus ojos proyectaban en vela. Dormida, las oscuras bolsas lucían inofensivas y solo algo desgastadas. Como si la nigromante, no fuera más que otra cansada muchacha de treinta y seis años. 

@ Cillian Haughton  @ Ludwig Malfoy Haughton

PD: Mejor tarde que nunca, dicen. Se los quiere chiques, felicidades ♥

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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La bruja Scarlet habia impedido con exito que el joven Dumbledore hiciera un escandalo en la fiesta y lo habia dejado temporalmente sin magia, suspiro mirandola mientras que lo llevaba afuera exijiendo algunas explicaciones. 

-¿Explicaciones?- dijo el mago mirando a la bruja- La unica explicacion es justo lo que esta pasando, a toda persona que quiero o toda persona con la que profese o intente dar cariño de verdad, termina desapareciendo, muriendo o dejandome quien sabe por que...- dijo el mago mirando la fiesta- Esta fiesta solo es una excusa patetica para conocer gente, y ¿Para que? Si se hacen parejas en dos meses se van a morir, la mayoria de aca en esta fiesta va a morir y va a dejar familiares novios y amigos destrozados.- dijo el mago y luego hizo una sonrisa cinica- Claro, si es que tuvieron una relacion verdadera, o que en verdad si le tuvieran respeto a un familiar. - dijo el mago. - Si no uno muere solo, o tambien piensa en los seres inmortales- dijo Ernest- Condenados a ver como seres queridos se le van y se quedan solos, nos vamos como llegamos, solos.- dijo el chico- Cuatro ejemplos tengo de ese tipo, el primero Caroline Foomer, un accidente que tuvo que ver conmigo resulto en su caida desde las escaleras magicas de Hogwarts, unos dias antes de que le pudiera decir lo que yo sentia, luego Demian y Thot, ¿Porque cuando uno quiere formalizar el otro desaparece? Sere yo, incluso la misma Darla, una de las pocas personas que conozco desde que me gradue de la academia, se va sin explicaciones y Caroline Foomer, ahora ya convertida en fantasma, ¿donde esta? Los fantasmas no desaparecen de la nada ¿O si? El que necesita explicaciones soy yo...Si le dijera a Darla que es la unica persona que conozco de antes de irme y de volver ¿ella volvera? No verdad, el amor o el cariño que uno profesa por alguien mas siempre es falso. Tal como dije en la fiesta, eso que se ve, eso que Darla dijo en la promesa de los novios ¿Cuanto durara? Un mes, un año...- dijo el mago mirando a la chica y suspiro. 

-A la m****a con esto- dijo el chico y saco su varita- hare la subasta y me ire- dijo el mago mirando su varita- Esto tambien era para darle una advertencia a Darla, el irse para ella no es una opcion, hay una  pelicula muggle en donde cuando la reina se va del lugar congela todo el reino. Y sin una pieza de ajedrez se termina...- sin embargo el mago se quedo mudo por un momento- Por favor dime que tomaste la botella de la maldicion oscura, estaba a tus pies cuando te di la pocion...- dijo el mago, mientras se oia un vidrio romperse, ¿El miedo tambien podria romper el hechizo de la vista destrozada, o era la pocion de la maldicion oscura que estaba afectando ya?....

@ Tessa Brower  y @everyone....

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Scarlet Akane, en el cuerpo de Darla Potter Black

La pelirroja miró al mago a los ojos, ¿en verdad creía que todas esas casualidades eran indicación de que algo malo había? Exageraba. ¿Y qué es lo que le hacía pensar a Ernest que las fiestas eran para conocer pareja? Scarlet puso los ojos en blanco, si no fuera que con su mano izquierda había guardado una poción en el bolsillo oculto del vestido de Darla le sacudiría un par de patadas por su flaco trasero, o un par de buenas nalgadas por niño malcriado. Pero debía recordar que todo era efecto de la poción, lo que le recordó que no solo él había bebido una y ella guardaba otra en su bolsillo, sino que estaba empapada. ¿Sería eso o el afecto inentendible que sentía Darla por él lo que le impedía cruciarlo?

—Ernest —murmuró con toda la paciencia del mundo —son casualidades, y no puedes mezclar lo que sentías por Caroline, Demian y Thot con lo que sientes por Darla, ella fue tu jefa y fue la que tuvo que lidiar con la magia que por poco desatas con la máscara mexicana ¿qué esperabas de ella? Toda su vida enfrentó problemas… ajenos… y nunca nadie se preocupó por saber lo que ella sentía y más luego de la muerte de Seba y la desaparición de Sean —Scarlet suspiró, el dragón en su muñeca le provocó una sensación de calor que no entendía, ella no podía manejarlo como lo hacía la Potter Black y él no sabía comunicarse con la Akane como lo hacía con la otra bruja.

—Si no hablas con la verdad dudo que alguna vez ella decida quedarse por nada ni  nadie, su corazón está demasiado roto y si ahora se volvió a ir es porque además debe proteger algo que es más importante que su vida —aún se preguntaba por qué le decía todo aquello, puso los ojos en blanco antes de verle de nuevo —Ernest… cálmate… a ella no le gusta le den órdenes ni le pongan entre la espada y la pared… siempre hará lo que Alejandro Magno, cortará por lo sano y… —escuchó el sonido el vidrio roto y negó con la cabeza —te equivocas, jamás pusimos en el suelo la poción, la llevo a resguardo conmigo, aunque yo no sepa dominarla, no iba a dejar la maldición oscura en el piso, con semejante nombre no podía permitirlo —comentó recordando cuando había movido sutilmente su zurda para dejarla a resguardo entre sus ropas, miró al mago antes de mover la varita susurrando un hechizo

—Tergeo  —los restos de poción sobre su vestido desaparecieron —yo también quiero vivir Ernest y si eso le cuesta la vida a Darla es algo que no puedo manejar, pero ten por seguro, nadie maneja a Darla cuando ella ama u odia, lo hace con todo su ser y cuando ya no cree en alguien, lo hace para siempre, no sabe dar segundas oportunidades, jamás, lo intenta, pero le cuesta porque ya no puede más, así que elige, o la dejas ir o le das un motivo mayor que tu capricho de no estar solo —sabía bien que él no podría decirle nada que hiciera que la Potter Black regresara y que a su vez esa sería por fin la oportunidad de ella de vivir para siempre, aunque con tantos años acostumbrada ya a discutir en su mente con la bruja, sería difícil vivir con su mente en soledad. "Siempre espera lo inesperado" le habían enseñado en el pasado y es lo que ambas brujas siempre habían aplicado. 

 

@ Ernest Dumbledore Prior

Editado por Tessa Brower
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Recordando una breve reseña que había escrito en una hoja ante de llegar ala reunión, la cuál la guardó en uno de sus bolsillos del traje que llevaba puesto, el cuál decía más o menos así:
"Viviendo cada día como una aventura sin saber que te traerá el destino, ya que el otro viene tras el que se había ido, ya que ir eso tú nunca lo sabrás.
Mientras algunos días te llenas de alegrías y sientes con ganas de querer volar, pero existen otros días que solo traen tristezas y aunque no quieras, acabas por llorar.
Así es el día a día que a uno llega lleno de sorpresas que no puedes evitar, porque cada amanecer lleva y trae incertidumbre por no saber lo que pueda pasar.
Cada nuevo día es un reto enfrentarlo, el cuál tienes que enfrentar y saber ganar a aquel gran coloso del destino porque casi siempre lo tienes que retar.
Y aún así con las barreras que aparecen siguiendo luchando para sobrevivir, porque no hay nadie más bello en este mundo, tener la dicha de poder vivir".

Después de las presentaciones y la amena conversación mientras acompañaba a su pareja en esta ocasión, se sentía muy agusto con la sería su familia, la amabilidad de Datura le había parecido muy oportuna la cuál le pareció de muy agradable compañía, por algo venía de una buena familia y más de mi pareja, ahora que ya se conocían tendría con quién más charlar y le resultó entretenido su interés. 

Le dió la mano a su chica dejándole un beso en su mejilla, mientras escucho sonidos de alguien que daría un breve escándalo, le pareció reconocerle pero no dijo comentario alguno y espero la reacción de su amada, mientras su cuñada se retiraba a un lado con su pareja, ya que tenía unos asuntos que aclarar.

@ Datura

@ Malum Luxure

@ Ada Camille Dumbledore

@everyone

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Tarde, demasiado tarde. Alyssa comprimió sus labios en una clara expresión de disgusto, detestaba la impuntualidad. A pesar de que sabía no podría haber llegado antes sin perjudicar el proyecto en cual llevaba meses trabajando, pero aun así eso no le ayudaba a sentirse menos culpable. Dejó escapar un suspiro resignado antes de enderezarse y cuadrar los hombros, su mirada cargaba un manto de determinación mientras que su postura emanaba autoridad. Con paso firme ingresó a la residencia de los Haughton, ignorando a los elfos que velaban la entrada se dirigió sin pausa hasta el salón donde imaginaba se estaría celebrando la boda.

Los penetrantes zafiros de la bruja se pasearon por los rostros de aquellos a su alrededor reconociendo algunos, pero no a quienes buscaba. Sus compañeros de la Trifuerza estarían aquí sin duda, la Triviani los encontraría tarde o temprano. Alyssa vestía un elegante vestido de seda verde esmeralda, se adhería a su cuerpo marcando la sinuosa figura de la bruja con mangas que se abrían a la altura de los codos y caían en largos pliegues. Estos se agitaban ligeramente al ritmo de su andar, al igual que la falda ondulándose en torno a sus piernas.

- Ahá – pensó al notar la figura de un mago, alto y apuesto con una elegante túnica que ayudaba a realzar su imagen. El Ministro de Magia Italiano había llegado antes que ella al parecer, una rareza que no solía ocurrir muy seguido. Se acercó por detrás deslizando su mano por el brazo derecho del mago hasta tomar la copa que sostenía, se la llevó a los labios esbozando una pícara sonrisa antes de saborear el champagne que ésta contenía. 

- Ministro – saludó la Black en un ronroneo - ¿Has visto por casualidad a los novios? No tuve ocasión para felicitarlos aún. 

@ Lord Cubias  @ Illidan Burke  @ Ludwig Malfoy Haughton  @ Cillian Haughton  @ Mica Gryffindor  @ Monica Malfoy Haughton  @ Thanatos L. Lestrange

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  • 2 semanas más tarde...

La irrupción de la Black Lestrange cambió por completo la energía de aquella habitación. Casi me sentí aliviado por no tener que contestar de inmediato a la pareja, preso de aquella trampa inesperada de la que Juliene parecía haberme liberado. Casi. Algo dentro de mí deseaba que la mujer jamás hubiera aparecido y sabía que la duda de qué hubiera pasado a continuación me rondaría durante días.

No sabía por qué, pero me divertía aquella mujer y su actitud siempre sarcástica. Claro, manejaba mi idioma, quizá era por eso. De haber tenido sangre fluyendo por mis venas hubiera conseguido que me sonrojara al contestarme a lo de las palomitas, volviendo a remarcar mi incapacidad para parar toda aquella situación y confirmándome que también se había percibido desde fuera que no estaba completamente en contra de lo que Ludwig y Cillian habían empezado a entretejer. Sin embargo, mis crecientes ganas de salir avergonzado de allí se vieron aplacadas cuando la mujer siguió repartiendo leña; leña no dirigida a mis brasas. Contemplé la interacción entre exesposa y reciente esposo casi conteniendo la respiración.

Después, el Malfoy impuso de nuevo la cordura en el reino. Aludió a los invitados de fuera y toda la tensión pareció desinflarse. Yo me sentí est****o: se me había olvidado que había una boda fuera celebrándose. Su boda, de hecho. Volví a agradecer que Juliene me sacara de allí a rastras, enganchada a mi brazo, porque dudaba de poder moverme por voluntad propia del sitio donde me había quedado clavado. Seguimos a Ludwig de nuevo hasta la carpa. Ni siquiera comprobé si Cillian nos seguía.

Una vez nos reunimos de nuevo con los invitados, evité mirar a los rostros, probablemente sorprendidos de vernos salir a los cuatro de dentro de la mansión. Pero en lugar de eso, el ambiente estaba enrarecido y otro asunto parecía ocupar la atención de todos. Busqué con la mirada a Darla y Ernest, sin éxito.

Algo parecía no andar bien...

 

@ Cillian Haughton @ Ludwig Malfoy Haughton @ Juliene Black Lestrange quería darle un poco de cierre :3

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✤ Viajero de la noche ✤

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Fundido a Negro. 

Un plano panorámico nos pone en escena. La oscuridad acapara la mayor parte de la avidez en donde a duras penas se nos permite distinguir el entorno, lo que parecen ser árboles naciendo del agua exageran la sombra de una noche fría que desde el primer momento nos invita a adentrarnos en la plenitud del lugar. Sólo la Luna ilumina una pequeña parte de aquél todo, y el silbido del viento parece tararear una canción introductoria a una historia que quiere ser contada. Poco a poco, parece ser menos difusa la imagen a medida que la vista se va acercando más a un punto específico, dejando ahora en segundo plano el entorno y centrándose en lo que a la distancia pareciera ser un cuerpo. Los búhos hablan en su idioma, entre ellos. También se escuchan variedad de animales nocturnos acechando en su escondite esperando el momento exacto para dar con su presa y tomarla desprevenida. 

Al margen de lo natural, se percibe un ambiente mágico en el aire, a lo lejos pareciera sonar unas campanillas que se mezclan con el eterno piano característico de una película de suspenso, y así, un coro de elfos le da el toque final a la música imaginaria que sólo podría escucharse estando en aquél lugar, en ese preciso instante, más no en cualquier otro momento.  

Para ésta altura, el plano ya nos devela lo que aquél pantano custodia con recelo. Se puede ver claramente a Dovakhin postrado en la última porción de tierra, a orillas del agua, acostado en el lodo con su característica vestimenta. Una túnica, zapatos y traje, todo del mismo color renegrido. Su ropa contrastaba casi a la perfección con la palidez de su rostro, y allí yacía el mago, en un aparente descanso eterno, con su varita en la diestra como si ni aún muerto dejase de dar pelea. 

De repente, la calma, la tranquilidad del lugar se vería interrumpida. Una sorpresiva y profunda inhalación de aire, una bocanada de oxígeno invadió sus pulmones y a continuación sus ojos, por primera vez en mucho tiempo, volvieron a abrirse. 

Spoiler

 

Contempló unos momentos el mar de oscuridad que le regalaba el cielo, prontamente una estrella comenzaría a brillar una tenue y tímida luz que al cabo de algunos segundos se transformaría en un brillo intenso y radiante, a su lado aparecería otra, y luego otra, y así hasta llenar el firmamento. Aún en el suelo, notó que sostenía su varita y levanto su diestra para ponerla frente a su rostro y contemplar a su compañera. La observaba con extrañeza, en sus recuerdos no hallaba la respuesta que buscaba, ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Había sido derrotado finalmente por alguien? no concebía la idea de eso último, pero era la única explicación lógica que se le ocurría en esos momentos tras despertar de lo que aparentaba haber sido un largo sueño. 

Justo cuando estaba inmerso en sus pensamientos, el aleteo inconfundible de una lechuza lo sacó del lapsus, miró automáticamente hacia arriba de nuevo para ver el momento justo en el que una de esas aves volaba sobre él y dejaba caer una carta que lentamente, danzando en el aire iba aterrizando sobre él. Al tocar su pecho la tomó con su zurda se dispuso a leer su contenido. Tras abrirla, entendería rápidamente el mensaje, era conciso, no tenía demasiada información más que una simple frase. "Es hora de volver" Entonces se incorporó y por primera vez después de muchos años pudo ver su reflejo en el agua de aquél pantano.  Había cambiado, tenía la barba muy crecida, las arrugas comenzaban a mostrarse en su rostro que ya había recuperado su color original. Inhaló profundamente por última vez y se embriagó del aroma a tierra mojada y verde que le regalaba la naturaleza, y sin decir una sola palabra, emprendió el viaje de vuelta. 

 

 

• • •

 

Un lugar al que regresar

Tenía mucho en lo que pensar, algo dentro de él se sentía diferente y desconocía el por qué, tal vez su coqueteo con la muerte le habría cambiado las perspectivas o tal vez simplemente fuera la vida misma quien se encargase de ello, era confuso, pero por otra parte revelador. Sin darse cuenta había comenzado a entender la existencia como un equilibrio entre el vivir y morir a cada instante, lentamente, después de todo era lo único que tenían en común todos los seres sin importar ningún tipo de distinción, después de todo aquello de morir siempre lo había visto como algo muggle y al final de cuentas parecía comenzar a sentirse identificado con ellos. Ya no era imbatible, ya no era un ser movido únicamente por la sed de sangre y combate, y aún más importante, ya no sentía odio a pesar de querer sentirlo. Algo se había apagado. 

Visto desde ese lado las cosas podían entenderse de cierta manera, sin embargo, había otra visión en juego y era la que aún no terminaba de aceptar debido a su orgullo y también por el motivo de que la otra, era la única forma de ser que conocía desde siempre. Pero no podía negar que ahora estaba en el medio de dos versiones de sí mismo y aún no sabía cual de las dos le gustaba más, pues aquella positividad que se había adueñado de sus pensamientos, se sentía cálida, como si le hiciera bien de alguna extraña manera. 

Finalmente había llegado. No había usado su escoba, no viajó en tren, no se transportó de ninguna manera ni hizo escalas ni paradas en ningún momento. Todo el trayecto lo hizo caminando y se veía exactamente igual que cuando despertó en el pantano. Su ropa, llena de barro, su barba de años, y su rostro... su rostro sonriente, por primera vez en la vida sonreía de alegría y no de malicia. Claramente su familia no lo conocía así, pero era su familia, y era su hogar o al menos eso pensaba él. ¿Lo eran aún?.

Parado frente a las puertas del castillo Haughton lo contempló un momento, todos sus recuerdos lo invadieron de repente, sabía quién había sido, estaba seguro de que no lo reconocerían pues ni siquiera él se reconocía a sí mismo, pero de todas maneras tenía que presentarse y ver qué pasaba después. Abrió las puertas del exterior y avanzó a paso firme hacia la entrada principal. No golpeó, de repente las puertas se abrieron de par en par y dio unos cuantos pasos hasta quedar justo en medio del hall de entrada. Miró a su alrededor y esperó encontrar a alguien aunque si el hogar contaba con algún sistema de reconocimiento posiblemente lo encontrarían a él antes que él a alguien más, por lo que prefirió ahorrarse un poco de tiempo y habló al aire. 

—Regresé. Soy Dovakhin— 

Esperó a ser recibido. Tenía la esperanza de que su madre estuviese presente, pero realmente cualquiera que lo recibiera estaría bien ya que quería un baño caliente y su habitación, pero después de tanto tiempo, entrar sin avisar podría ser algo perjudicial, y además, ni siquiera sabía si su familia lo creía muerto, o si de hecho aún lo quería allí. 

 

@Monica Malfoy Haughton 

@Cualquiera que me atienda. 

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Selim Van Ewen

Se había convertido en algo parecido a un centinela, el guardián de un castillo casi desierto que en otro tiempo había estado habitado por numerosos rostros más que conocidos y que ahora solo eran fantasmas del pasado. La acaparadora oscuridad lo envolvía todo e invitaba a que envueltas en el silencio de la noche fueran las sombras las únicas conquistas del enorme castillo, sumido en un abandono estático en el tiempo. A él le gustaba la soledad, la plenitud que le otorgaba aquella tranquilidad era todo lo que necesitaba, pero sabía que a Mónica le entristecía ¿Habría alguna forma de devolverle la vida a aquel sitio?

El choque de las suelas de sus zapatos contra el suelo era lo único que lo acompañaba. A veces algún siseo escapaba de los cuadros, pero los habitantes de estos intentaban parecer inertes cuando Selim estaba cerca. La melena castaña, que estaba algo más larga y desprolija de lo habitual, contrastaba con una barba de varios días que tampoco había cuidado demasiado. Se le veía realmente relajado.

Una voz no muy distante llamó su atención y aunque había creído reconocer al propietario, había pasado demasiado tiempo desde la última vez que lo había visto como para creer que realmente se trataba del hijo primogénito de su ahijada. No fue hasta que escuchó el nombre de este que supo que no habían sido imaginaciones de una mente ya algo aburrida de la vida solitaria y con un salto se precipitó rápidamente a través de la barandilla de la negra escalinata cayendo ágilmente en el hall de la entrada.

- Bienvenido a casa - le dijo con una sutil reverencia. Juntó las manos en su España y observó a Dovakhin de pies a cabeza-. Tu aspecto es lamentable pero tu madre se alegrará de verte – aseguró con una poco agradable sonrisa en el rostro; la relación de ambos había sido siempre un tanto extraña, aunque los había unido un punto en común: el poco agrado por las parejas sentimentales de Mónica-. ¿Quieres que la haga llamar o prefieres acomodarte y darte un baño antes?

@ Dovakhin Haughton

 

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