Castillo de la familia Haughton

[Lisa Weasley Delacour]

El castillo mantenía el arquetipo. Era imponente y enorme. No obstante, ni a Ley ni a mi nos influyó. No por tener mucha fachada o un buen traje se es mejor. Se deben tener principios y ser buena persona, aunque no tengas los mejores vestidos o las grandes vajillas que seguramente tendrían dentro de tal magnate.

Caminamos por los jardines, observando con detalle cada recoveco. La explanada era enorme, pero no nos llevó mucho tiempo comprobar que, al menos, aquella área estaba libre de oscuridad. La Gryffindor tenía razón Debíamos entrar al lugar y ver con nuestros propios ojos como la grandeza y el lujo se desmontaba al encontrar toda clase de artilugios, pociones y encantamientos para hacer daño al ser humano.

Ingrese al salón por una de las puertas de cristal. Mis ojos se movieron con rapidez hasta el cuadro de la familia, aquella enorme pintura donde estaban todos y cada uno de los miembros vivos del clan de los Haughton. Lo que más me llamo la atención fue la serpiente verde y sibilina que enroscaba con su cuerpo cada una de las letras principales de los mencionados.

La obviedad de los siervos del señor tenebrosa era tanta, que una risa baja se escapó de mis labios - ¿Te suena algún nombre? – Le pregunte a mi ahijada. Juntas desmontaríamos la fachada de quien fuese necesario. La sociedad debía estar libre de plagas y como seria la encargada de fumigar alla donde fuese necesario para terminar con ellas.

[Adam Lockhart]

estaba yo en mi escoba haciendo mis paseo normales como casi siempre me la mantego sobre lo alto del ottery, viendo que habia de hacer de divertido con lo proximidades de las fiesta no habia mucho que hacer mas que esperan que las aventuras llegara solas, y no habia tenido actividad con su bando desde aquella vez que en una libreria fui atacado y gravemente herrido, ya queria un poco mas de accion.

 

asi fue como si el destino me hubiera escuchado , que un haz de luz se veo en una de las colinas mas alejada del lugar, salio un hipogrifo dando la señal a los miembros de la orden que alguien necesitaba de ayuda, a llegar aterrice en los jardines de la familia haughton , nunca habia estado pero siempre hay una primera vez para todo.

 

a tocar suelo, rapido tape mi rostro con una luz, no sabia que situacion se encontraba dentro de sus muros , camine y entre cuando en la sala me encontre con 2 de mis compañeras de bando.

[Zack Ivashkov]

Podía sentirlo. Era algo que se percibía en el ambiente. Sucedía como una ligera punzada interna en su interior, algo lo alertaba cuando estaba en presencia de un fenixiano o cuando alguno de ellos invadía territorio privado. En esa oportunidad el vampiro se encontraba descansando en su habitación del castillo Haughton, pero la presencia de los intrusos eran en las plantas inferiores.

 

- Lo lamentarán - Fue lo unico que dijo dando un salto de su cama. Su torso estaba desnudo, de momento luciría sus pectorales bien marcados en compañía del six pack. Unos jeans cubrían la parte baja de su cuerpo, y estaba descalzo. Se evidenciaba que el hombre estuvo descansando antes de notar a los invasores. Apareció una mascara plateada en su rostro y luego su varita en la diestra.

 

Abrió la puerta de su pieza con cuidado y la cerró a sus espaldas para luego avanzar con cautela. Bajó las escaleras haciendo el menor ruido posible y cuando por fin llegó a la planta baja se dispuso a realizar el llamado tenebroso. Su antebrazo descubierto se enrrojeció al instante dejando ver la culebrilla revolcándose ansiosa. En nada estarían los Mortífagos ahí. De momento, ya él había descubierto a las intrusas en el salón principal.

 

- Se van a arrepentir de esto. Mucho más de no tener a todo el gallinero junto a ustedes - Aseguró esbozando una sonrisa sádica oculta por su máscara. Las dos brujas de inmediato centraron su atención en él. Se encontraban a más de diez metros de distancia, Zack la mantendría en todo momento.

[Leah Snegovik]

—Ay por favor —suspiró con exasperación, como que si el llamado de su primo no fuera lo suficientemente fuerte como para hacer a un mortal llorar por su mami y miró con fastidio a las serpientes moverse en su piel—. A veces me dan ganas de matarte, Zack.

 

Se levantó de la cama con lentitud, sintiendo cada parte de su cuerpo como un peso extra para lo que solía pesar realmente, se miró ante el espejo que estaba en la pared y notó las grandes ojeras que portaba con lujo ese día. ¿Cuántas horas tenía sin dormir? Trabajo, trabajo y más trabajo. Y cuando por fin se había hallado entre las sábanas, el muy desgraciado la llamaba. Se desnudó con la misma parsimonia y colocó la máscara sobre su rostro como si se tratara de un guante, calzándola con facilidad a pesar de la falta de ganas. Después, desapareció envuelta en una voluta de humo y apareció a veinte metros de la verja principal de los Haughton, sabiendo que ahí era donde se llevaría a cabo la contienda.

[Lisa Weasley Delacour]

A diez metros de mis enemigos y a cinco de todo objeto mutable. Estaba lista. El enemigo tambien estaba en el salon

No dude. Quizás fuese por los duros entrenamientos a los que Mei me sometía, o tal vez, por la velocidad que residía en mi anatomía gracias a mi raza. Levante a Kim, mi arma mágica y compañera de batallas y conjure el primer hechizo de aquella batalla. La llama de la guerra llevaba siglos encendida, yo sería quien la apagase, moviendo la balanza hacia nuestro lado. Una victoria tras otra.

- Ardius – Sentí el poder recorrer mi torrente sanguíneo. El calor del fénix hizo sucumbir mis defensas. Era knight, un rango que era mucho más que una simple palabra – Confundus – El efecto influiría en Zack dejándolo perdido en sus cavilaciones sin sentido por un lapso. Tiempo que tomaría a mi favor

– Sectusempra – El rayo color burdeos salió con rapidez de mi varita, yendo hacia el pecho de Zack. De su tórax caería sangre, producto de las grandes y profundas brechas. Si no lograba detener la hemorragia acabaría siendo un adoro más de los pastos de la mansión.

- Limitate – Zack no podría conjurar ningún tipo de hechizo con puntería, debido a que yo se lo elimine de la mejor opción posible. Su arma vibro. Ahí tuve la certeza de que mi estrategia habia comenzado a fraguarse.

[Mei Black Delacour]

Ese hipogrifo no era la primera vez que llegaba a ella, pero sí era la primera vez desde que su poder había cambiado para ser uno mayor, siendo merecedora de portar el rango de Knight dentro de la Orden. Sí, sabía que en cuanto tuviese ese rango saldría más que nunca a hacer de las suyas, y muy probablemente ya casi sin depender de ella, pero allí estaba, la requería. Negó con la cabeza, aunque sonriendo y, con pocas ganas reales, se levantó de la cama.

 

–Ten cuidado, te necesito entera – oyó que le decían desde el otro lado de la cama.

 

Una sonrisa pícara se escapó de sus labios al lanzarle una mirada de soslayo a su esposo y, haciendo gala de sus encantos, se quitó las sábanas y fue en busca de ropa. Le habría gustado disponer de más tiempo para poder hacer un numerito y que el rumano sufriera un poquito, pero apenas sí tuvo tiempo de vestirse y, para cuando estuvo lista, se dispuso a desaparecer de la mansión, no sin antes dedicar un beso de despedida.

 

Apareció en los límites de los terrenos de la familia Haughton, la cual se hallaba sobre una colina en el mismo Ottery. Soltó un resoplido de aburrimiento y puso los ojos en blanco aunque nadie la viera debido a la luz en su rostro, siempre la misma fanfarronería de las familias mágicas, siempre intentando tener lo más caro y más grande en un intento de aparentar poder. No se detuvo mucho tiempo a centrarse en eso y amortiguando el sonido de sus tacones por la hierba seca de invierno, avanzó, apenas dejando ver su figura debajo de la capa de viaje que portaba por encima de su pequeña anatomía y del vestido corto que llevaba puesto. A unos diez metros se hallaba la entrada, por lo que apresuró el paso para no llegar demasiado tarde.

[Leah Snegovik]

Adentrarse al jardín, transitarlo como Pedro por su casa, recordar los días en los que visitaba a Oniria como si no hubiera un mañana y llegar al salón de los Haughton con la memoria de un elefante no se le hizo difícil. Se colocó a ocho metros de sus contrincantes, mirando a los odefos tras la máscara como si quisiera arrancarles la cabeza con los dientes y se cercioró de que no hubiera nada cerca de ella; a cinco metros todo lo morpheable, al igual que sus compañeros, un radio perfecto de acción y de ataque. Movió la varita en una floritura elegante y comenzó con Lisa.

 

—Celerus…

 

Confundus.

 

El efecto fue inmediato sobre la Knight, intercalado a su segunda acción para impedir que el Sectusempra saliera y afectara a su primo Zack.

 

—¡Fuego Maldito!

 

Dos águilas se alzaron en el cielo del salón y cayeron en picada, una sobre la cabeza de Lisa y otra en el pecho de Adam.

 

—Absorvere -finalizó, haciendo que las manos donde Lisa y Adam tenían las varitas se rompieran de golpe.

[Zack Ivashkov]

Zack sabía que a penas llegara lo iban a atacar. Fue por ello que inmediatamente tras escuchar un ardius por parte de Lisa se dispuso a responder:

 

-Celerus Necromantia Lingua- Su hechizo de velocidad se canceló de inmediato y por consiguiente el siguiente conjuro que iba acompañado (el confundus) toda su acción se vio minada por el poder de la magia negra. Al no tener su ardius activo, la bruja no lograría realizar terceros movimientos (acciones). Al ver que un nuevo rayo se dirigía a él, respondió:

 

-Detritus- Murmuró invocando una niebla protectora al rededor de su cuerpo, el de Leah y el de Juv. De esa manera los tres magos quedaron protegidos y justo a tiempo para que el sectusempra recién lanzado por lisa impactara en dicha protección. - Fuego Negro- Dijo invocando una esfera oscura a un metro sobre su cabeza.

[Romina Black Lestrange]

La única orden que había dado el patronus de Lisa, un hipogrifo, había sido que tenía que estar lo antes posible en el Castillo de la Familia Haughton. Al parecer nunca decían los motivos, pero al menos el llamado funcionaba para que se alistara lo antes posible, haría cualquier cosa para poder ayudar a su bando, de hecho en ese momento estaba bastante ocupada, pero no le importó dejar lo que estaba haciendo.

 

Apareció a las afueras del lugar, a unos cien metros del Castillo Haughton. Llevaba puesto una capa negra y un par de zapatillas. Mientras caminaba hacia el interior logró escuchar la voz de sus compañeras en uno de los salones de la planta baja, por lo que, t sin dudarlo, se dirigió hasta el sitio previamente mencionado, donde al parecer ya se estaba llevando la batalla.

 

Solo le restaba esperar algunas indicaciones o algo por el estilo, solo esperaba que las cosas no se salieran de control.

[Mei Black Delacour]

Caminó hasta llegar a los terrenos y atravesarlos hasta llegar a los jardines delanteros del castillo Haughton, donde siguió caminando e ingresó a la mansión, a la primera planta. Allí se encontraban ni más ni menos que Lisa y Ley, y a su vez, dos mortífagos que habían llegado con las intensiones de matar a las dos muchachas, pero que a su vez, delataban una vez más aquella familia como seguidora de las artes oscuras, y fuertemente vinculada con la Marca Tenebrosa.

 

Avanzó hasta llegar a unos siete metros de donde Zack y Leah se hallaban y, sin más, se preparó para atacar.

 

–Ardius… – susurró, sintiendo la adrenalina invadir su anatomía, volviéndola más rápida – Corpus Patronus – finalizó el hechizo, invocando a un pequeño pero no por eso menos majestuoso y poderoso viperthoot peruano que entraba justo en la planta, pues a fin de cuentas apenas tenía una altura de tres metros y medio y el techo era mucho más alto que eso. La primera orden fue dada y de inmediato, lanzó su primera llamarada directamente a Leah, aprovechando que la muchacha acababa de enviar un confundus de primera y luego un fuego maldito. Luego, lanzó su segunda llamarada a Zack

 

–Strellatus – bramó por último, haciendo que una luz cegadora impactara directamente en los ojos de Leah y Zack, causándoles heridas que deberían de curar inmediatamente, además de una mala puntería si no se aplicaban las curaciones necesarias y que hasta podría permanecer por el resto del combate, y todo ello justo antes del absorvere de Leah.

 

–Tripio sectumsempra – dijo por último, haciendo que tres rayos salieran dirigidos hacia el resto de las muchachas. El primero justo al pecho de Alyssa, el segundo, a Leah, y el tercero nuevamente a Alyssa, los cuales impactarían y les causarían graves heridas sangrantes que requerirían curaciones inmediatas.