Castillo de la familia Haughton

[Leah Snegovik]

~Leah Atkins

— Debo admitir que no soy muy coherente —rió e intentó atrapar el vestido por última vez antes de desesperarse y atraparla a ella—. Pero, ¿qué sería la vida sin un poco de locura?

Robó un beso de sus labios al tiempo que se hacía con el vestido y buscó la forma de colocárselo sin sentirse retenida por la tela. Sin embargo, era difícil cuando se le pegaba a la piel y si bien había creado un lazo de confianza con la vampiro, no iba a decirle aquello. No mientras se suponía que debían mantener la recién adquirida calma. Dejó el resto de sus prendas como regalo para los elfos y fue cuando bajó la mirada y se encontró con algo que no había notado desde que habían empezado, algo que hizo que soltara una melodiosa carcajada que se mezcló en el silencio que se había creado.

— Espero que no pretendas subir la escalera así pero si lo haces, avísame para quedarme un poco más.

En los tobillos de la Haughton los pantoles seguían abandonados junto a los zapatos, un par de cosas que no había retirado en su propia desesperación. Negó con la cabeza y viendo que ella no había tomado la iniciativa de salir del armario, cosa graciosa si se relacionaba de la forma adecuada, fue ella la que se acercó a la puerta y quitó el seguro. Por un momento sintió que iba a encontrarse con media familia afuera y dudó un segundo aunque al final la abrió y entrecerró los ojos antes la luminosidad excesiva del recibidor. No había nadie.

Había llegado en perfectas condiciones al castillo hacía... ¿cuánto tiempo había pasado? No tenía idea. El punto era que estaba despeinada, cada mechón de cabello había sido lanzado en una dirección opuesta, el vestido estaba arrugado y llevaba los tacones en mano. En cuanto a su acompañante, no estaba mucho mejor. Si bien no se había presentado con una pinta de gala, era evidente que había tenido una experiencia interesante del armario. La rubia lanzó una mirada cómplice hacia atrás y tomó su copa de vino que seguía flotando en el aire a la espera de su dueña.

— ¿Sabes qué? —vació su copa de un trago—. Empecemos por ver la resistencia de la bañera de mi habitación. Soy fan de la limpieza y hay un par de cosas que tengo que asear.

Su tono era tranquilo y su expresión bastante realista, era evidente que estaba hablando en serio. Estiró su mano hasta ella y ensanchó una sonrisa divertida en su rostro, empezando a guiarla hacia la puerta en cuanto la tuvo de nuevo en sus garras. Había pasado un momento completamente agradable y aún sentía sus extremidades temblar ligeramente, así como la ligera capa de sudor sobre su cuerpo se hizo más fácil de percibir ante la fría ventisca que las esperaba afuera del castillo. Toda la vergüenza que pudo haber sentido se había esfumado pasado los hechizos anti aparición y cortó de nuevo la distancia con Oniria, sabiendo que era posible que las vieran a través de las ventanas, antes de morder con suavidad su mejilla.

— Además, tengo que delinear unos cuantos tatuajes con la lengua —comentó antes de desaparecer en conjunto.

#Onireah

[Juliens]

Bastian sabía, como no saberlo, que Valkyria estaba enojada. Supo que lo mejor era permitirle que hiciera lo que estaba pretendiendo. Mago y bruja habían dormido juntos durante mucho tiempo como para que el primero supiera cuando ella estaba tramando algo. Así que el caer sentado en el sillón no le tomó -en absoluto- por sorpresa. Fingió indignación con un bufido, al menos durante un rato la bruja no se daría cuenta de que siempre supo que caería sentado.

 

—Eso que dices lo aclara todo, Valkyria —dijo el mago.

 

Se puso de pie apoyando su fuerza en el bastón-varita mágica. Antes de continuar hablando le dijo algo al oído a la bruja > de tal forma que solo ella lo escuchó. Le guiñó un ojo para que supiera que las últimas palabras eran una broma. Siempre era buena idea aclarar ese tipo de cosas con las mujeres (?) (xDD)

 

—La expresión de tu rostro, cada uno de tus gestos. No tienes ni la más remota idea de lo que es Zorces. Y debo suponer que tampoco sabes como lograste liberarte de ella...

 

Cerró los ojos buscando la tranquilidad en su interior. El olor a "tabaco" no había desaparecido del todo (aunque él no lo olía) al parecer los seres... con sentidos desarrollados si que podían percibirlo.

 

—Zorces era un ¿demonio? que te atormentó por mucho tiempo. Vivía en tu interior, y cada cierto tiempo tomaba control de tu cuerpo. Pasaba cuando estabas débil, y cada vez era más frecuente. Casi muero el día que la sellé, el día que te confié la llame de tus demonios ¿Y para qué? Tuvimos varias oportunidades de destruirla. En Italia cuando nos encontramos con los asesinos la protegiste. Cuando reforcé el selló con sangre mágica no me dejaste guardarla en el medallón, volviste a protegerla.

 

Dejó de hablar. El bastón-varita temblaba y en cada roce con el suelo soltaba unas pequeñas chispas. Estaba molesto, seguramente en esos momentos sus ojos estarían de un color amarillo mucho más oscuro y mucho menos expresivos.

 

—Tenías que reforzar el sello con gotas de sangre, todos los meses. No lo hiciste, dejaste que ese ser tomara posesión de tu cuerpo nuevamente. Dejaste que te encerrara en tu tigre...

 

Golpeó el bastón sobre el suelo. Varias líneas negruzcas formaron un pentagrama que brilló por un segundo. Apareció en el lugar Harimau y Kaplan, dos grandes tigres blancos que se mostraron sorprendidos; no esperaban ser llamados en ese momento ya que se encontraban siguiendo una pista sobre el envenenamiento de Bastian.

 

—... y el est****o de tu elfo te llevó a la reserva animal del Castillo Rowle. ¿Es que tus sirvientes no saben cuando las cosas están mal? Cuando te llamé, Zorces apareció y te secuestró. Supe entonces que toda la magia que usé en ti fue un desperdicio. ¿Me ves ahora? Seguramente fue Zorces quien reveló mi nombre, por eso me encontraron y casi muero.

 

Dejó de hablar. En otros tiempos, en aquellos en que no estaba tan débil, Bastian se hubiera convertido e tigre y se hubiera perdido en el bosque. Pero estaba débil, y su enojo solamente producía que unas peligrosas chispas salieran de la punta inferior del bastón.

[Brardolla Black]

El sonido del taconear de las botas de caña alta de Brardolla al recorrer las calles de Ottery St. Catchpole era el único sonido que se escuchaba en el silencio de aquella noche invernal. Con su andar tranquilo y casi imperceptible, la bruja había llegado hasta la entrada del Castillo Haughton, lugar que conocía casi a la perfección pues había sido el hogar de su esposo durante los años en que habían comenzado su noviazgo. Tenía muchos recuerdos de aquel tiempo y los conservaba muy frescos en su memoria, sobre todo, los encuentros en el jardín delantero de la edificación. Una sonrisa de lado apareció en el rostro de la matriarca Croft y, aunque no estaba allí para rememorar momentos, se tomó un minuto para disfrutar de la intimidad de sus propias memorias.

Había quedado en encontrarse allí con algunos compañeros mortífagos y con un aspirante al bando tenebroso, que no era ni más ni menos que su hijo menor, Dimitri. Como en otras ocasiones, tenían un asunto de suma importancia que tratar y sus servicios como Guardianes habían sido requeridos nuevamente, esta vez en el hogar de la mencionada familia.

Con su atuendo completamente negro y cubierta de pies a cabeza por su capa de viaje del mismo tono, como habitualmente utilizaba en sus misiones para el bando, Brardolla se camuflaba en la oscuridad de la noche aguardando por sus acompañantes. Se apoyó contra la verja del castillo y, dejando divagar sus pensamientos, aguardó pacientemente por quienes estaban a cargo de aquella operación junto a ella. «Espero que no me hagan esperar demasiado» pensó, frunciendo el ceño, mientras clavaba su mirada gris a lo lejos, en donde comenzaba a vislumbrarse el camino que llevaba hasta la entrada principal del lugar.

 

No pasó mucho tiempo hasta que visualizó unas siluetas que se recortaban contra la luz e iban acercándose poco a poco hacia su posición. Pese a hallarse a casi doscientos metros de distancias, oyó la conversación que tenían entre ellos y reconoció las voces de Juv y Dimitri, quienes parecían muy entretenidos para percibir su presencia aún. Aquello le hizo gracia, pero no mencionó nada al respecto cuando ambos magos se unieron a ella, pues no quería incomodarlos y que supieran que había estado escuchándolos.

 

—Buenas noches, compañeros —dijo, en un tono más formal del que seguramente se esperaba—. ¿Están listos para la acción? Creo que ésto va a ser interesante... ¿Tienen alguna novedad al respecto? —inquirió, introduciendo el tema que los había conducido hasta allí.

[Kyle Blackthorn]

Despertaba esa mañana abrazada por una calidez que la hizo suspirar de forma irremediable, no había una mejor forma de recibir el día que abrir los ojos sobre el pecho del hombre que amaba con todo su ser. El aún permanecía plácidamente dormido con una expresión de felicidad que se dejaba sentir en toda la habitación, no había un solo rincón que no se sintiera tocado por el sentimiento que ambos jóvenes se profesaban. La demonio no deseaba levantarse de la cama y tampoco apartarse del que consideraba su hogar, aquel sitio que la hacía sentir cosas que jamás había experimentado con nadie jamás.

 

-Te amo…-susurró sobre los labios del Croft-Pero es hora de comenzar con el trabajo…-dejando un tierno beso en su boca saltó de la cama-Hoy comenzamos una nueva guardia en compañía de tu madre y Liam…-comentó notando que su amor abría los ojos lentamente-Buenos días, cariño…-le saludó con una enorme sonrisa que alcanzó sus orbes lapislázulis-Podemos desayunar algo ligero, tal vez después tomar un baño y alistarnos para ir al Castillo Haughton…-le propuso aquel plan rápido cubriendo su cuerpo con una bata de seda transparente-Gracias por la deliciosa cena de anoche…-asintió llamando a uno de los elfos-Aunque lo mejor ha sido en postre…-saboreando los recuerdos de la noche anterior, prefirió guardarse eso para otro momento.

 

-Tengo antojo de fruta o tal vez un poco de cereal. Ya sabéis que no deseo perder mi hermosa figura, además de que deseo que siempre me veas hermosa…-bromeó tras sentir la presencia el elfo dentro del cuarto de los Croft-Darkness prepáranos un buen desayuno, sorpréndenos con una de tus delicias culinarias. Antes de irte a cumplir con mi orden, pídele por favor a Navia que aliste el baño para que tomemos una ducha caliente…-carraspeó con suavidad-Luego de eso que coloque la ropa de Dimitri y la mía sobre la cama, él sabrá cómo queremos vestir hoy…-terciando una media sonrisa en sus labios concluyó sus ordenes para con los sirvientes.

 

Confiaba en la capacidad de sus empleados, ya que nunca le quedaba mal y eso era algo que le fascinaba a la demonio-Será nuestra primera guardia juntos y estoy segura que no será la última…-afirmó volviendo a la cama-Hemos pasado muchos momentos juntos, viviendo cada uno de ellos intensamente, dejándonos seducir por este sentimiento que nos unirá por siempre…-tomando la mano del demonio la entrelazó con la suya-Este es el comienzo de algo hermoso y duradero…-mirándolo a los ojos le transmitió todo lo que sentía por el-Deseo verte feliz siempre…-aseguró saltando nuevamente de la cama-Hagamos un poco de ejercicio…-le invito a salir al jardín-Es un día hermoso…-extendiendo su mano espero que el rubio la tomará-Anda vamos, vamos…-dando pequeños saltos como una niña pequeña intentó animarlo-Cariño…-mirándolo con seriedad fingió estar molesta, ya que por mucho que lo deseará no podría enojarse con él jamás.

 

-Habrá que dejar el rato de ocio para luego…-sacándose el baby doll que lucía recibió con agrado el desayuno que dispusieran sus elfos personales-Esto nos dará energía para la guardia…-bromeó metiéndose al cuarto de baño colándose hacia la bañera para disfrutar del agua tibia que se disponía a relajar su cuerpo-Amor si no salís de la cama ahora mismo…-le advirtió con un tono divertido en la voz-Prometo no darte besos por una semana…-dejando escapar una risita maliciosa sintió el agua caer por su impoluto cuerpo. Aquella era una sensación revitalizante y deliciosa para la demonio, dando un pequeño respingo salió de la bañera alargando la mano para tomar su varita seco su cuerpo en el acto, para luego de eso ataviarlo con un corsé negro acompañado por un vaquero azul claro y una cazadora de piel.

 

Parecía que Dimitri se negaba a salir de la cama y ponerse en piel, saliendo del cuarto le dedicó una mirada cargada de reproche. Tirando de las mantas de la cama lo dejo sin protección alguna para seguir disfrutando de un edén de comodidad y cero preocupaciones-Tu madre y Liam ya deben estar impacientes…-rodeando los ojos se encaminó hacia el tocador tomando un cepillo comenzó a peinar su dorado cabello acomodándolo sobre su hombro izquierdo-Amor…-dando un latigazo con su varita le hizo saltar de la cama-Listo…-le guiño un ojo para que se alistara. Ella ya estaba más que preparada para iniciar a nueva guardia, no se perderían por nada del mundo la cara de Dolla al ver llegar juntos al par de magos.

 

Bajando por las escaleras del castillo Croft, decidió esperar a su amor en la sala de estar. Tal vez leer un libro le despejaría la mente y la ayudaría a sacarse ese asuntito que sin lugar a duda le tenia de un humor de los mil demonios. Ni tardo, ni perezoso Dimitri apareció momentos después ataviado de una forma muy elegante y gallarda luego de que la noche los sorprendiera dentro de su hogar-Te amo…-susurró saltando del sillón abrazando por el cuello a su novio-Nos vamos…-tomándole de la mano ambos salieron del castillo que habitaban, tras tocar el suelo fuera de esos terrenos y recorrer los jardines hacia la verja ambos magos fueron envueltos por una estela rojiza.

 

Aquella no tardó en llevarlos hacia las calles de Ottery, varios magos iban y venían de un lado y otro de la acera en medio de la noche. Parecían contrariados porque iban tarde a sus citas o tal vez sus locales necesitaban de su presencia. Una enigmática sonrisa apareció en los labios del la Croft tras notar la mirada de la madre del amor de su vida sobre ellos, dedicándole una ligera reverencia saludo a la hechicera-Buenas Dolla…-lanzó aquel saludó con un tono ameno-Estamos más que listos y si, no dudo que sea una faena cargada de cosas interesantes…-desviando su vista hacia el rubio intentó mostrarse decorosa en todo momento ante la progenitora del Croft, ya que esa noche pintaba para ser muy ajetreada.

 

@@Dimitri Croft, @@Brardolla Black, @Liam Hawthorne

[Mefistófeles Evil.]

En la humanidad nada acaba del todo; cada cosa se detiene para volver a empezar. Todos los elementos, cuando están fuera de su sitio natural, desean volver a él, principalmente el fuego, el agua y la tierra.

 

Me desplazaba entre la sombras, aquel método de viajar era fascinante, el ver como las figuras negras se deforman a través de la luz, aquel equilibrio perfecto ya que a mayor luz, es mayor la sombra que habrá, siempre la oscuridad debe estar presente, siempre debe existir un lado oscuro en las cosa y entre ella, me muevo yo, metafórica y literalmente.

 

Detrás de la sombra que proyectaba una grande palmera del muy refinado jardín del Castillo de la familia Haughton, como quien emerge de las aguas oscuras de algún lago, aparecí, vestido siempre de negro, mi chaqueta siempre impecable, zapatos relucientes que destellaban a cada paso, el nudo de mi corbata grana tenía la delicada forma de un corazón, gratos y no tan gratos recuerdos llegaron a mi negro interior, había una sola razón que me ataba a ese lugar, siempre dije que la sangre era más espesa que el agua.

 

Nunca fui un gran padre, es más debo tener mas hijos de los que en verdad recuerdo tener, pero Emma era algo especial, ella seguramente era la indicada para tomar mi lugar el día en que decida que así sea, Mónica seguramente no lo permitirá pero al final será mi pequeño angelito quien decida.

 

-Amo, deberíamos tener cuidado, sabe que la ama Mónica no le va a gustar su visita-...tiraba de mi leva mi querido "elfo" con patitas de cabra llamado Azazel.

 

-Si hubiera querido tu opinión te la habría preguntado, siempre tienes que estarme siguiendo como perro faldero...-le dije apretando los dientes...-tu solo cállate y cuando te pida que hables...-me quede en silencio pensando un momento...-aun así cierra la boca.

 

De la puerta principal salió una elfina, al verme se asustó sobre manera, no se si por mi o si por Azazel, se aproximó temeroso hacia nosotros y sin dejarlo pronunciar una sola palabra, hablé yo.

 

-Dile a Mónica que su ex-esposo se encuentra acá, vengo a ver a mi hija, así que por favor, ve rápido que mi tiempo es valioso...-

 

No se si soné arrogante o prepotente, pero la verdad estaba cansado de haber ido tantas veces y que nuestros diálogos siempre quedaran en nada, creo que era hora de poner algunas cosas en claro con Mónica y yo había decidido que esa hora, era justo esta.

[Dimitri Croft]

Rol Guardianes

 

- Cariño no hacia falta hacer magia para obligarme a despertarme – bromeó el mago rodeando con su brazos a su mujer que se encontraba de espalda leyendo. – Yo también te amo – le correspondió robándole un beso madrugador saboreando aquellos labios que tan loco lo tenían.

 

La nueva etapa que estaba comenzado lo tenía completamente seducido en todos los sentidos, amaba aquella mujer y estaba dispuesto a compartir el resto de su vida junto con ella, la convivencia algo que le preocupó un poco en un principio se transformó en un premio maravilloso del cual disfrutaba cada día más.

 

Se separó un poco de su novia para moverse ágilmente hasta el frutero que había sobre la elegante mesa de una igualmente elegante sala y tomar una fresca pera del montón de fruta. Le propinó un fuerte mordisco al fruto saboreándolo, no había mejor comienzo para la mañana que algo fresco y dulce.

 

- ¿Y ya tenemos fecha para nuestro viaje a Rusia? – le preguntó a la rubia terminándose la pera y acercándose hasta un perchero donde reposaba un chaqueta oscura que colocó sobre su prolija y blanca camisa. El cálido baño le sirvió para borrar todo rastro de somnolencia de su ser y ahora estaba mas despierto que nunca.

 

- Vámonos entonces – dijo tomando la mano de su novia y desapareciendo conjuntamente tras cruzar el umbral de la verja del castillo. Caminaron en silencio por las ajetreadas calles de la madrugada de Ottery rumbo al Castillo de los Haugthon familia a la cual se les asignó para hacer su guardia.

 

Esperándoles frente a la entrada del castillo estaba su madre, la noticia de su convivencia con Juv era reciente y no estaba seguro de que su madre se lo hubiera digerido todo totalmente, pero de una cosa estaba seguro ella siempre querría lo mejor para el y aquello era lo mejor que le podía suceder al Croft. – Madre – le dijo a manera de saludo ante de de propiamente saludarla. Tenían que esperar a Liam el único compañero de aquella guardia que faltaba antes de ingresar a los terrenos de la familia.

 

@Liam Hawthorne @ @@Brardolla Black

[Brardolla Black]

La primera en hablar fue Juv, una de sus compañeras más antiguas del bando tenebroso, quien la saludó y le brindó las primeras novedades sobre su actual misión. Su hijo fue el siguiente, quien trató a la matriarca Croft con una seriedad y una corrección que sorprendieron gratamente a Brardolla. Las enseñanzas que sus padres le habían inculcado toda la vida había hecho mella en el joven Dimitri y eso los llenaba de orgullo. Los saludos fueron devueltos y los tres magos se dispusieron a esperar por el último integrante de aquella guardia, quien aún no había dado señales de estar por allí.

 

—Creo que Liam estaba retrasado por algunos problemitas personales, quizás lo mejor sea comenzar sin él —comentó, haciendo ademán de ingresar por la verja principal, volviéndose a último momento para saber la opinión de sus acompañantes—. ¿O prefieren esperarlo? —inquirió a continuación, al tiempo que pasaba su mirada gris de su hijo a su actual pareja.

 

Aún le resultaba un poco incómodo verlos juntos. No sabía a ciencia cierta cuántos años tenía la Ángel Caído, pero al aparentar una edad joven, no resultaba evidente que tuvieran diferencia de edad. Brardolla siempre había sido una mujer de pocas palabras, bastante fría y calculadora, poco demostrativa y no muy fanática del cariño, pero con sus hijos ese aspecto de su vida cambiaba totalmente. Había sido una madre afectiva y hasta sobre-protectora, por lo que ver al menor de sus hijos formando su propia vida, la hacía sentir un poco desplazada.

 

Sabía que lo importante de aquella relación era que se amaban y se respetaban, lo que la hacía sentir muy segura del destino de su hijo. Además, ¿qué madre no quisiera que alguien cuidara de su pequeño tanto como ella misma lo había hecho? Era innegable que la joven Malfoy lo hacía, pero a veces no podía evitar sentir una pizca de celos haciéndole ruido en el interior de su corazón.

 

Alejando aquellas reflexiones de su mente, Brardolla dedicó una sonrisa a ambos magos y aguardó con ellos por la llegada de su último compañero. A menos que Liam arribara en breve, los tres tendrían tiempo de una pequeña conversación y la bruja haría su mejor esfuerzo para hacer sentir a Dimitri y a Juv cómodos con su presencia.

[Kyle Blackthorn]

-No tengo problema en comenzar la guardia…-le respondió con una sincera sonrisa en los labios a Brardolla-Podemos dar inicio a la misma y que Liam nos alcance dentro del castillo…-propuso notando que los ojos de la Croft se habían posado por un breve instante en los orbes lapislázulis de la Malfoy. Entendía su preocupación sobre la relación que la fémina tenia con el menor de sus hijos, no le extrañaría tener el mismo comportamiento tras enterarse que Ian o Chris tenían pareja dentro del mundo mágico y peor aún habían decidido comenzar una vida con la persona elegida.

 

-Creo que es el momento ideal, ya que deben estarnos esperando los patriarcas o al menos un elfo para darnos la bienvenida…-comentó intentando que el ambiente, no se mantuviera tenso e incomodo para los presentes. Daría lo mejor de ella para hacer de esa guardia un momento grato para todos, ya que ante todo tenía que comportarse como miembro de la marca tenebrosa y por sobre todas las cosas demostrar porque era una guardiana comprometida en todo momento-Vayamos pues…-caminando al lado de sus compañeros pudo notar como el silencio se apoderó de los tres magos de un momento a otro.

 

-Recuerdo haber estado en este lugar antes…-comentó en voz baja-¿Pueden sentir eso?...-alertó en el acto a los jóvenes tomando la mano de su novio- No es una sensación común y corriente…-desviando sus ojos hacia la entrada principal apurando sus pasos sin poder evitarlo llego en un abrir y cerrar de ojos llamando con dos golpes a la puerta-Espero que todo esté bien…-siseó para sus adentros quedándose con esas palabras solo para ella. Sintiéndose protegida por la compañía de ambos magos, pero no se quedaría solo con eso, ya que sus sentidos demoniacos de habían disparado en el acto.

 

Esperaba que pronto un elfo abriera la puerta, percibiendo con más fuerza esa extraña energía que emanaba del interior de castillo. Intentaba reconocerlo como su hogar, aferrándose a la idea de que lo era y el mismo necesitaba ser protegido por los guardianes costará lo que costará.

 

@@Brardolla Black, @@Dimitri Croft

Editado 28 de Enero del 2015 por Juv Malfoy Croft

[Brardolla Black]

Asintió hacia la propuesta de Juv de comenzar con la guardia y comenzó a caminar hacia la entrada del castillo junto a la rubia y a su hijo. Se alegró de ver que la Ángel Caído intentaba entablar conversación, en una especie de esfuerzo por relajarse ante la situación que todos estaban viviendo. Ya hacía un tiempo prudencial que Dimitri y ella estaban juntos, pero a Brardolla le costaba un poco acostumbrarse a verlos de aquel modo, después de que los tres compartieran tiempo juntos como compañeros y amigos durante tanto tiempo.

 

«Mejor con ella que con una cualquiera» pensó, mientras avanzaba en silencio junto a ambos magos, y una sonrisa veloz cruzó sus facciones. Tenía la intención de decir algo o, al menos, quería hacer que su hijo y su amiga se sintieran cómodos en su presencia, pero antes de que pudiera emitir palabra, fue interrumpida por la voz de la joven Malfoy.

 

—Yo también estuve aquí antes, muchas veces de hecho. Aquí nos conocimos tu padre y yo, Dimitri —comentó, pero antes de que pudieran hablar al respecto, la alerta de su compañera mortífaga la devolvió a la realidad—. Es... como una inquietud, sí —dijo en adhesión a lo que había dicho la rubia, pues ella también percibía algo fuera de lugar en el ambiente.

 

Con rapidez, siguió a Juv hasta la puerta principal del Castillo Hauhgton y aguardó a que los atendieran. Observó a su espalda con nerviosismo, fijando su mirada en los oscuros jardines delanteros que habían dejado atrás en busca de algo inusual. Su vista privilegiada, aumentada enormemente a causa de su condición de licántropo, le permitía ver hasta el más mínimo detalle, al igual que podía escuchar cada sonido a su alrededor gracias a su desarrollado sentido del oído. Pese a la sensación que llevaba clavada en su pecho, no pudo ver nada fuera de su sitio en aquel lugar, pero aquel no era motivo para bajar la guardia, así que permanecería atenta en todo momento.

 

—Espero que no sea nada, pero la verdad es que tengo un mal presentimiento...—dijo por último, mientras volvía a centrar su mirada en la gran puerta que tenían frente a sus narices, esperando a ser recibidos.

 

 

 

 

@ @@Dimitri Croft

[Dimitri Croft]

Dimitri se sentía emocionalmente como en el medio de aquel ambiente, un ambiente que no era negativo pero si algo tenso y estaba en el medio físicamente entre ambas brujas, las mujeres más importantes de su vida, su madre la mujer a la que le debía la vida y la que lo había criado junto a su padre y Juv la mujer que amaba y completaba su eternidad, con la que quería compartir todo y forjar un gran futuro.

 

No tuvo necesidad de hablar ya que ambas féminas lo hicieron antes de que el rubio pudiera separar sus labios, asintió con la cabeza ante la propuesta de su novia de comenzar la Guardia, si Liam llegaba los podría alcanzar. Los tres magos se movieron por los prolijos jardines del Castillo, era inevitable pensó el Croft con una sonrisa en el rostro admirando el lugar todas las familias mágicas de Ottery se preocupaban mucho por las apariencias de sus castillos y mansiones hasta el grado de tener un ejercito de elfos para dejarlo todo impecable.

 

Miró con interés a su madre cuando comentó que en aquel castillo se conoció con su padre, iba a ser una broma algo típico cuando el roce de la mano de su novia y su advertencia lo distrajo. Algo extraño sucedía en aquella finca…. Y los tres lo podían sentir… su pureza demoníaca lo databa de una cierta sensibilidad para con esos aspectos.

 

Mecánicamente sustrajo su varita y la sostuvo con fuerza en una mano, mientras sus sentidos se pusieron en alerta deseoso de captar cualquier anomalía del ambiente. Los tres llegaron hasta la entrada principal del castillo mientras el amor de su vida golpeaba la misma, el rubio se giró sobre si mismo atento a los jardines, minutos atrás le parecieron algo de una paz y belleza inconmensurable pero ahora le resultaban sombríos y peligrosos, ¿Qué estaba pasando?

 

@@Brardolla Black @