Castillo de la familia Haughton

[Sira Loveless Haughton]

Sus hijos seguían tras de ella mientras aquel hombre se presentaba como Gabriel, no lo conocía y la castaña solía conocer a los habitantes de Ottery aunque solo fuera de vista. Pero aquel joven no le era para nada familiar. Sus hijos apretaban las piernas de la mortífaga, pero con la otra agarraban su varita dispuestos a atacarle aunque de aquella pieza de madera no saliera nada, pero ya apuntaban maneras:

 

- Buenas noches- Al entrar en el pasillo el joven beso la mano de la demonio que sonrió a aquel simple gesto pero que demostraba la magnífica educación y caballerosidad de los hombres que lo hacían y él, era uno de ellos:- si la verdad, te ha pillado bien la lluvia- Los gemelos no apartaban la vista de aquel extraño que comenzaba a poner el suelo de su hogar mojado:

 

 

- ¿Mami?- Preguntó Chuck seguido de un apretón en su pierna y de Jan que no dejaba de mirar a aquel hombre con el ceño fruncido:- No pasa nada niños- Acaricio sus pequeñas cabezas, Jan aun albergaba la esperanza de ver a sus padres juntos, pero también sabía que eso era imposible:

 

- Sira Loveless Haughton- Se presento la sanadora sintiendo la ira de Jan al escuchar las palabras de aquel hombre que su madre no dejaba de mirar. Miraba como la ropa se le pegaba a su cuerpo describiendo su cuerpo esculpido:- ¿Próxima conquista? ¿Quién dijo que me iba a dejar conquistar?- Preguntó girándose sobre sí misma con sus hijos a su lado y avanzando por el pasillo. Desde luego si eso era lo que pensaba, iba a costarle penetrar en el vacio interior de la mortífaga:

 

 

- Claro, que podría ayudarte, la chimenea está encendida- Informó al recién llegado indicándole que le siguiera, no iba a dejarlo que se resfriara:- Vamos niños, ayudemos a este joven a calentarse- Chuck asintió y comenzó a correr hacia la sala, mientras Jan seguía mirando a Gabriel:- Se educado Jan- Susurró la madre de los pequeños al ojiazul que ahora se agarraba a la madre de la castaña con fuerza:

 

- ¿Qué le trae por aquí Gabriel?- Preguntó al llegar a la sala señalando la chimenea sin dejar de mirar como la ropa aun se pegaba a él.

[Nats Rambaldi Crowley]

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Su mirada se desvió por unos momentos al par de pequeños que se escondían entre las piernas de la mujer. - Lindos pequeños. - Su barba semi-descuidada enmarcaba su pícara y seductora sonrisa. Sus orbes azules volvieron a clavarse en la mujer de cabellos castaños. - Permítame decirle, que tiene un buen cuerpo para ser madre. - ¿Cómo sabía que era madre? Pues conocía todo tipo de mujeres y sus comportamientos, las féminas eran su mayor pasatiempos.

 

- No hace falta que se deje conquistar, bella Sira, eso es algo que no se puede evitar. Lo que sí puedes decidir es si me correspondes o no. - Comentó guiñándole un ojo a la mortífaga.

 

Mantenía sus manos en los bolsillos de su pantalón y su mirada fija en la mujer. - No hablaba de ese tipo de ayuda pero por ahora me conformaré. - Dio un suspiró de resignación, ¿entendían los pequeños a lo que él se refería?

 

Avanzó por donde la Loveless le indicaba dejando rastros de agua en el suelo por donde pasaba. - Busco estabilidad y Ottery me ha parecido un buen lugar para vivir. - Hizo una pausa mientras se acercaba a la chimenea para sentir el calor que ésta emanaba. - Así que estaba dando un paseo para conocer el lugar donde viviré y como vez la lluvia me hizo venir en busca de un refugio. - Su vista de desvió, ahora miraba el fuego mientras se quitaba la camisa. Era consciente de su buen físico. Extendió sus brazos sosteniendo en sus manos la prenda de vestir que se acababa de quitar y acercándola al fuego para que intentar secarla.

[Sira Loveless Haughton]

Sabía que sus hijos despertaban la mirada de todos los que los rodeaban, eran el resultado de la unión de dos hermosos demonios, y eso no lo podía negar por mucho que le doliera, no podía negar quien era su padre:- Gracias, son mi vida- Bien que lo eran, aun tenía que juntarles con Demian, pero para eso aun tenían tiempo:- Las pociones hacen milagros- Rió al joven que tenia delante. No siempre se quedaba el cuerpo que una tenia tras traer al mundo a un niño, y menos si eran dos. De ahí que las pociones tras un parto fueran muy necesarias:

 

- Eres muy decidido y sobre todo estas muy convencido ¿verdad?- Sonreía al invitado que recién había llegado completamente mojado:- ¿Sabes? No es fácil conquistarme…- Comenzó a decir ayudando a sus hijos a subir al sofá mientras el joven pasaba hacia la chimenea para secarse:

 

- Después de tantos desamores, busco un intenso amor que me vuelva a hacer latir el corazón- Respondió la castaña peinando el cabello de Chuck que se había alborotado con la carrera que acababa de realizar hacia la sala, su corazón hacía tiempo que había dejado de latir:- ¿Qué tipo de ayuda querías?- Preguntó inocente sabiendo lo que el joven buscaba y que si ella aceptaba, le costaría mucho conseguir.

 

Se acercaba a la chimenea como ella le había indicado, Jan no dejaba de mirar a aquel hombre que comenzaba a quitarse la camiseta:-¿Ya has pensado dónde vas a quedarte?- Pregunto mirando el torso desnudo del recién llegado, no podía negar lo evidente, el extraño era verdaderamente atractivo:- ¿De qué familia provienes?- Jan se puso sobre las piernas de la castaña, como dando a entender que su madre era solo de ella mientras Chuck se entretenía aun con la varita.

[Nats Rambaldi Crowley]

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El Kummer tomó el atrevimiento de tomar la mano de la joven madre y darle una vuelta para visualizarla mejor. - No creo que las pociones hayan hecho tal hermosura de mujer. - Vociferó con sinceridad en sus palabras.

 

Asintió ante la pregunta de la mujer, estaba en lo cierto, él era un hombre muy decidido y seguro. - Entre más esfuerzo ponga en conquistarte, mayor será la recompensa que obtendré. - Dijo nuevamente con mucha seguridad en sus palabras.

 

- Tu corazón siempre latirá pero pocos hombres lograrán acelerarlo. - Corrigió a la mujer, si su corazón no latiese hace mucho hubiese muerto. Se mantenía junto a la chimenea recibiendo el calor que esta emanaba haciéndolo sentir menos frío, luego de haber recibido un baño de lluvia lo mejor para evitar un refriado era estar lo más cálido posible. - Solo buscaba un poco de ayuda para entrar en calor, mojarse en la lluvia a veces puede dar como resultado un terrible resfriado. -

 

- Por los momentos me quedaré en algún hotel, pero solo será por mientras encuentre un hogar. - Respondió mientras sacudía la camisa mojada y salpicaba un poco de agua en todas direcciones. - Provengo de la familia Kummer, una familia para nada conocida en el mundo mágico. - Incluso él desconocía cosas sobre su familia, solo sabía de sus dos padres con los cuales había viajado por todo el mundo toda la vida.

[Valky]

El semblante de la mortífaga era de total preocupación, quizá se había dado cuenta demasiado tarde y no podría ayudar al mago. Cerró los ojos por un momento intentando apartar aquellos pensamientos > se dijo a si misma sintiendo bajo su mano el débil latido del corazón del Haughton. Luego de un momento que para ella fueron eternos el mago reacciono, haberle dado aquel bezoar sin duda alguna le dio un poco de tiempo, aunque debía actuar rápido. El dolor que sentía el peli-blanco era tal que volvió a perder la conciencia casi de inmediato.

 

—Osiris ayúdame a llevarlo al laboratorio —Ordeno a la pequeña criatura que en silencio observaba a su ama, restregándose una parte de su vestimenta delatando lo nerviosa que aun estaba — ¿Tu sabes algo de lo sucedido? —preguntó de pronto la castaña.

 

—Ayer en la noche ama… el.. el amo Kelian… se escapo de la custodia de Brad… —La voz de Osiris era aun más chillona que de costumbre a causa de unas pequeñas lagrimas que se escapaban de sus hermosos ojos — Brad le dijo a Osiris que estaba raro ama… como si no fuera él — añadió haciendo sonar sus huesudos dedos para hacer levitar a Bastian.

 

— ¿En dónde está ahora? ¿Llevaba algo en sus manos? —le preguntó mientras tocaba con su varita un cuadro que pronto se convirtió en la entrada de un pasadizo que daba a una habitación alterna en la cual había una camilla y todo lo necesario para realizar pociones.

 

—Una jarra de agua ama… —Dijo la elfina quien iba delante de la castaña.

 

—Recuéstalo sobre la camilla — le ordenó mientras movía la varita y encendía un fuego mágico justo debajo de un caldero de plata.

 

Salió de aquella habitación y su regreso llevaba en sus manos la jarra cuya agua ahora lucía de un tono negro con pequeños puntos luminosos. Sin duda alguna se trataba de un veneno muy poderoso, colocó unas cuantas gotas del mismo en varios tubos de ensayo y tras varios minutos y luego de hacer interminables pruebas descifró los componentes, y al hacerlo se dio cuenta que aunque detuviera los efectos quedarían secuelas.

 

Regresó la mirada hacia su novio y dio un pequeño suspiro, > pensó para luego centrar su atención en el antídoto. Tomo un bezoar y lo trituro hasta obtener un fino polvo que luego agregó al caldero al igual que varias especias que fue tomando de las estanterías, pronto la habitación empezó a llenarse del aroma de la pócima que la bruja preparaba, agitando la varita e incorporando ingredientes como dos pedazos de cuerno de unicornio y varias gotas de la sangre plateada, movió el liquido dos veces del lado de las manecillas del reloj y cuatro en contra hasta que tomo un color plomizo.

 

 

Esperó a que la pócima se fuera cocinando y el color se aclarara, pasado el tiempo exacto agregó los últimos ingredientes dos bayas de muérdago y tres colmillos machacados y movió la mezcla hasta que poco a poco se fue haciendo transparente. Había perdido la noción del tiempo más en ningún momento se descuido del mago, esperaba que no hubiese tardado demasiado. Con extremo cuidado vertió la dosis exacta en una pequeña copa y acto seguido se la dio a beber a Bastian quien había estado quejándose de dolores por un largo rato.

[Kraven Von Alexandros]

El castillo Haughton sería su hogar a pesar de que su cuerpo no había estado durmiendo en sus aposentos. Imponente y del cual su madre Mery al al igual que su familia lo habían adoptado como su hogar era majestuoso. Kritzai emano una vaga sonrisa en sus labios mientras caminaba y se acercaba a los limites del castillo. Pronto estuvo en al puerta principal de la edificación sintió un vago cosquilleo, como una alerta, ¿seria su instinto? Tal vez solo que el pelinegro sentía eso en batalla.


Creía que serian cavilaciones de un día cansado, probablemente solo deseaba dormir y el no estar haciéndolo seria la causante. Cuando estaba a segundo de tocar el picaporte de la inmensa puerta esta se abrió sola dando paso a un elfo muy asustado --Le esperan amo Kritzai-- Decía el temeroso elfo dando espacio al Haughton de pasar.

Sin preguntar quien seria se adentro al castillo para ser guiado rápidamente por el elfo. Al llegar a una sala lo esperaba una mujer de aspecto rudo. Con una capucha y le miraba seria al pelinegro. --El treceavo lo espera- Tan solo verlo la mujer había dicho sin que Kritzai se presentara.

Editado 2 de Noviembre del 2014 por Kritzai

[Juliens]

Recobré la conciencia en un lugar que se me hizo totalmente desconocido. De seguro era el laboratorio de Valkyria, ella fue la última persona a la que vi antes de desmayarme. Deseé no haberme despertado, en el momento en que mis ojos se abrieron un dolor casi insoportable se apoderó de cada uno de los huesos de mi cuerpo. Me odié por la simple razón de haber bajado la guardia, luego del ritual me prometí estar alerta y mis sentimientos me habían jugado una mala pasada, tarde o temprano tendría que decirle la verdad...

 

—Gracias por salvarme. En mi alcoba, Castillo Black, hay un armario que se abre con una gota de mi sangre. Hay una hierba que no tiene ningún poder mágico, si la mezclo con hojas de mandrágora calmará el dolor. Los sintamos que tengo... se que veneno es. Lo usé en el pasado para tortura, la mezcla que te digo la ofrecía a mi prisionero a cambio de información, es lo único que sirve.

 

Cerré los ojos nuevamente buscando calmar el dolor aunque sabía que era perder tiempo. Me concentré aunque eso hizo que el dolor aumentara, la varita se hizo sólida en la mano derecha. Se la di a Valkyria.

 

—La habitación solo te dejará entrar si te aparecer estando en contacto con mi varita, esta varita que nunca uso en combate por lo que nadie podría quitármela.

 

Cerré los ojos y apreté los dientes, la experiencia torturando a aquel auror me había enseñado que las palabras causaban más dolor. Pero necesitaba hablar, ella debía saber a lo que nos estábamos enfrentando, y debía saberlo cuanto antes.

 

—El veneno no tiene un antídoto que lo destruya, solamente evita que cause más daño. Es el cuerpo el que tiene que eliminar los restos de veneno. En los diez sujetos de prueba, el que más tardó en eliminar el veneno lo hizo en un año. Misteriosamente los muggles los eliminan antes al no poseer magia, el veneno se siente atraído por la magia El problema en esto es que la receta de este veneno está en dos lugares: mi cabeza y el tipo que logró escapar...

 

Y el tipo era demasiado peligroso como para tomarlo a la ligera. Fue capaz de encontrarme pese a que lo torturé y casi asesiné con otra apariencia, con una identidad totalmente falsa y alegando que servía a la división hostil de la orden del fénix.

 

—Mi identidad falsa como uno de los mercenarios de la Orden solamente la conoces tú y —me quedé callado por unos segundos —... Zorces.

[Kraven Von Alexandros]

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La duda creció como un heiser en su mente, tanto que le miraba Kritzai con seriedad mientras la chica seguia de pei frente a él, ni siqueira habia tomado asiento. Kritzai se adentró mas a la sala con la chica frente a él, solo se podia ver parte de su rostro tras esa capucha he incluso su voz era seria como si no estuviera de visita placentera.— No se quién eres primero dime tu nombre— Le dijo indagando sobre ella, quien podria ser. No recordaba a nadie de la marca con ese tono de voz, no era nadie dle ministerio pues era el ego empleado alli que nadie esconderia su rostro. Si fuesen miembros de la Orden dle fenix ya estarian lanzandose hechizos a diestra y siniestra.

 

—Andromeda— Dijo tan normal la chica aun ocultando su rostro— Pero mi nombre no es importante ni quien soy, solo tiene que venir conmigo— Aun permanecia su tono de voz serio. Pero Kritzai le intrigaba demasiado, ademas venir a pedir que se fuera con ella para ver al treceavo eso era mucho.

 

—¿Treceavo? — Cruzo de brazos mirandole— ¿Quien es o que es eso?—La chica se movio unos centrimetor de su rostro cono si dudara, era uno de los primeros movimientos que hacia desde su llegada.

 

—Esto se complica un poco pero de todos modos aun asi debes venir conmigo Kritzai.—Dio un par de paosso hacia él a lo que el Haughton se alteró, conocia admas su nombre y el que se acercara le puso tenso, ella se detuvo a un par de pasos de él, se quedo unos segundos asi y lentamente extendió su mano mostrandole su puño cerrado, giró su mano para dejarle ver su palma hacia arriba y despacio abrio su mano revelando que en ella traia un objeto, algo metalico parecido a una moneda.—Tomalo—

 

 

No supo que hacer y quedo frente a ella mientras le dejaba ver la moneda, era mas grande que un galeon metalico antiguo pues parecia muy dañado y viejo con un simbolo muy extraño en su cara vista—¿Porque conoces mi nombre? ¿y que es esto?— Decia mirando con extrañeza a la chica aun precavido ante todo.

 

— Debo saberlo y eso es un Stallizo— Dijo Andromeda aun con la mano estirada hacia Kritzai, ofreciendole la moneda. Kritzai de a pcoo estirpo su mano y tomo el objeto. No paso nada como antes habia estado imaginando, alguna reacción mágica o dañina pero nada paso. La chica paso a su lado hacia la salida—Aun no me has dicho quien es el treceavo—

[Emmet Haughton Gaunt]

El cuerpo del Haughton había aparecido en la habitación del mismo, luego de un largo día necesitaba descansar y poner sus pensamientos en orden ya que habían pasado muchas cosas como parar pasarlas por alto sin prestarles la mayor de las atenciones posible. La espesa niebla negra que lo había llevado hasta su recinto desapareció tras los primeros pasos que el vampiro dio en dirección a su vestidor propio:

 

- De nuevo Haughton ... de nuevo -

 

En su cabeza se repetía una y otra y otra vez lo mismo luego de aquella última charla que había tenido con el demonio con el cual estaba saliendo pero que no habían llegado a nada de nada por las discusiones que había tenido; parece que el destino de Emmet era quedarse solo y continuar siendo la criatura desalmada que había sido antes importándole solamente matar y beber sangre humana ... sin sentir algún tipo de culpa o remordimiento por la vida que extraía en cada gota de aquél líquido placentero.

 

Estaba volviendo a barajar, entre sus posibilidades, irse de Londres y volver a Irlanda con sus hermanos para ocuparse de los temas que lo ataban a su puesto pero no podía abandonar todo lo que había logrado dentro del bando y para su progreso personal:

 

- Tiempo es lo que necesito -

 

Volvió a decirse así mismo mientras se cambiaba de ropa, colocándose algo de algodón y seda mucho más cómodo. Se tiró a la cama de un salto pegando sus orbes azules en el techo de su habitación << Todos fallamos >> se dijo así mismo mientras acomodaba la veintena de almohadas que rodeaban su cuerpo.

 

Nunca había sentido lo que ahora estaba acosándolo en su corazón. Se le hacía rara aquella situación pero, al ser vampiro, era muy fácil poder apagar sus emociones y dejar de sentir amor, culpa u otro sentimiento similar ya sea para consigo mismo o sus pares ... no quería pensar en ello pero al mismo tiempo era una de las posibilidades que más fuertes se estaba presentando.

[Glenin Black]

La noche se apoderaba lentamente sobre Ottery, degrando los colores del cielo en varios tonos de naranaja y rojo tras la caida del sol. El viento soplaba levemente y traia consigo un aroma a roble y hierba fresca, aunque mas alla habia el aroma de una presencia, imponente, un hombre con un poder magico indescriptible.

 

La figura se fue dibujando poco a poco, formado por unos hilos de niebla oscura y dejando uma estela a su paso. Alto, como de unos 2mts de altura, con un cuerpo de boxeador de peso completo y un caminar sigiloso, como si el viento lo llevara consigo, algo bastante raro en un sujeto de aquella contextura.

 

Su piel era morena, un tono bastante oscuro. El rostro estaba cubierto por una poblada barba arreglada, con unos ojos grises tipicos de una familia sangre pura del pueblo, poseia una mirada penetrante y que hacia pensar en tuneles vacios, esbozando de vez en cuando una inmaculada sonrisa, inhumana en cierto punto.

 

Sus ropajes ondearon con el viento, negros de estilo coloneal con una corbata verde y plateada. El patriarca de los black se acerco a la puerta y procedio a tocarla, manteniendo lo que parecia un paquete en la otra mano. La puerta fue abierta por un pequeño elfo domestico.

 

-La señorita Monica por favor... -comento con su voz produnda.

 

El sirviente hizo una reverencia e invito a pasar a Glenin, quien esperaria tranquilamente en el star por su compañera.