Castillo de la familia Haughton

[Stephen Malfoy]

Aquella noticia me golpeo como si me lanzaran un balde de agua fría, después de meses de relación y próximo a una boda...¿recién me sale con esto?, con el ceño fruncido miro a cada una de las presentes tratando de entender esa revelación. Me aparto de Juv para servirme una bebida...tranquilo, sintiendo como la tranquilidad se esfuma a cada segundo.

 

-Una hija...-repito despacio mientras me termino la bebida al mismo tiempo que vuelvo a enfocar la vista en...Valky-. Así que...¿esperaste varios meses para decirme que tengo una hija? -Comienzo a decir dirigiéndome a mi futura esposa-. Esta clase de cosas no se ocultan así como así...todo esto debiste decírmelo en el primer momento.

 

Mi corazón empieza acelerarse mas de lo normal por la molestia proveniente de mi interior...aquello debería ser una broma, no puedo creer que después de tanto tiempo me salga con esto justo ahora. Y resulta que esta niña se va a casar con alguien a quien ni siquiera conozco, ¿cómo puede ser posible todo esto?

 

Suspiro.

 

-¿Quien es él? -le pregunto a mi...hija, con cara de pocos amigos-. ¿Con quién te casarás? ¿cuándo? ¿dónde? -miro a Juv-. Espero que lo hayas invitado a esta "reunión" porque no voy a dejar que cualquier tipo se lleve a esta niña.

[Emmet Haughton Gaunt]

Emmet con Agatha

Miraba cada uno de los movimientos que hacia la mortífago dentro del agua. Estaba tentado a hacerle una de las bromas que solía realizar cuando pasaba tiempo con alguien dentro del lago.

 

- Lo mío todo en orden ... volviendo de Irlanda, mi tierra natal, de solucionar algunos problemillas con los desagradables peludos - en su cara se hizo presente una expresión de desagrado cuando pronunció aquél adjetivo, haciendo referencia a los licántropos - A pesar de todo ello, he estado bien, conserándome - sonrió ante aquella expresión haciendo alusión a su estado joven que conservaba por toda la eternidad gracias a su raza.

 

Dió unas vueltas dentro del agua cerca a la fémina. La noche ya caía acompañada con una pequeña brisa que hacía que las copas de los árboles cercanos se mecieran en una coreografía sin fin, de un lado hacia el otro.

 

- Tendríamos que hacer una fiesta en el Castillo - tomó aire y propuso como si nada - tengo ganas de festejar y, además, de juntar a toda la familia o los que estamos siempre - concluyó esperando la respuesta de la Gryffindor.

 

@

[Valky]

Mientras esperaba a que su madre respondiera la castaña empezó a servirse una bebida, había tenido un día algo cansado y sentía que la necesitaba. Apenas había tomado una botella y destapado cuando sin previo aviso un hombre alto, de cabello castaño, el mismo que en un principio no se percató de su presencia en la estancia. La Haughton enarcó una ceja al ver la forma en que saludaba a su madre y sonrió incrédula ante su pregunta de quién era ella.

Terminó de servirse su trago y se dispuso a llenar de preguntas a la Malfoy cuando ella se adelantó y tras entrelazar la mano con el recién llegado la presentaba como su hija. Aquello era inaudito, como era posible que le soltara aquella noticia así como si nada, la miró confundida pues jamás en su vida le había mencionado a aquel hombre. Bebió de un solo bocado el trago que tenía en su mano y se sirvió uno más, al escucharle hablar sobre su boda, conocía a su madre y sabía que trataría de lanzar las preguntas en su dirección.

— A ver un momento… — dijo la vampiresa saliendo del shock sufrido en primera instancia — Madre… — Dijo mirando a la ojiazul — ¿Qué significa esto? ¿Acaso es una broma? ¿Cómo que este señor es mi padre? ¿Por que has esperado tanto para decírmelo?— Preguntó intentando mantenerse calmada.

— Bastian no es cualquier tipo… — Dijo tras una pausa y esta vez dirigiéndose al Malfoy — Además no tengo que dar explicaciones a alguien de quien apenas me acabo de enterar que existe. No tiene ningún derecho a cuestionar mis decisiones — Dijo fulminando al mago con la mirada. — Y no soy una niña… — Añadió molesta.

 

La tensión en la habitación hubiese podido cortarse con un tijera, estaba claro que su madre se había tardado mucho en presentarlos o al menos mencionarlos.

[Kyle Blackthorn]

-Si una hija...-relajando sus músculos se levanto de la silla-No te lo dije porque no se presentó la oportunidad, jamás existió el momento indicado o ideal. Tu y yo nos hemos concentrado en vivir nuestro amor plenamente dejando de lado los detalles y lo sabes...-respirando de forma acelerada no pudo evitar traer un amargo recuerdo a su memoria-No veo necesidad de que lo tomes de ese modo, no hay lugar para el melodrama o rasgarnos las vestiduras...-pasando su mirada del rostro de Valky al de Stephen se sintió orgullosa de su hija.

 

-Ya no es una niña es toda un mujer y ha sabido como encaminar su vida, no necesita que le cuidemos las espaldas... -sentenció recordando que Valky no era la clase de mujer que iba dando cuenta de sus actos-Igual tu y yo le debemos un par de explicaciones, ella no sabe de lo nuestro, no esta al tanto de que nos casaremos en menos de dos meses...-soltando aquello sin pensar en el impacto que eso causaría en su hija endureció sus níveas facciones.

 

-Los tres tenemos mucho que decir, mucho que revelar y muy poco que echarnos en cara...-chasqueando sus dedos apareció una copa de bourbon en su diestra-Stephen agradece que tenemos una hija y tu Valky deberías estar feliz por tener dos padres que te amamos y cuidaremos como a nada en este mundo. Me extraña que se ataquen de este modo, jamás me imagine que las dos personas más importantes de mi vida se sacaran el cuero ante mis ojos...-bebiéndose todo el licor de golpe lanzó la copa vacía a la chimenea.

 

-Somos una familia les guste o no, yo me casaré con tu padre y tu con Bastian. Ese punto no esta a discusión y espero que luego de esta reunión las cosas queden claras y nos veamos como lo que somos tres personas unidas por un lazo inquebrantable...-dejándose caer en la silla intentaba normalizar su respiración, no deseaba que todo aquel desaguisado echara por la borda todo lo que ella había conseguido al lado del Malfoy, no permitiría que nada y mucho menos nadie le impidiera unir su vida para siempre al amor de su vida.

[Bea Haughton G.]

Beatrice Haughton Grindelwald

 

Se despertó en su habitación del castillo Haughton, recordaba vagamente como había llegado allí. Era media tarde, según la luz que entraba Esbeth, su última adquisición, dormía apaciblemente sobre su tripa. La apartó de si, y la gatita, ronroneó chocando su cabeza contra el brazo de la chica, a modo de saludo, y saltó de la cama, para desaparecer debajo de unos armarios para seguir su interrumpida siesta.

 

- Vaga - le soltó en tono divertido. Llevaba poco con ella, pero era la única compañía que tenía esos días.

 

A este paso, pronto dejaría de saber hablar con las personas, y eso que nunca había sido uno de sus fuertes. Se levantó de la cama, la habitación hecha un asco, como de costumbre, llamó a Root para que solucionara el problema del orden. Como de costumbre, el elfo se mostró encantado de cumplir sus deseos.

 

Se metió en la ducha, pensando en diferentes planes para hacer. No tenía hambre, había salido a alimentarse la noche anterior, recordaba el cuello oscuro de su víctima, como sus ojos habían dejado de brillar mientras ella lo sostenía y acababa con él. Solo era un muggle, ¿qué importaba?

 

Volvió a su dormitorio, Root seguía canturreando mientras quitaba el polvo. ¿Nunca perdía la energía? Y la gata pensaba igual, sonrío pensándolo, mirando como el gato observaba los movimientos de la otra criatura con desconfianza. ¿En qué momento se había convertido su habitación en un circo?

 

- ¿Qué va a hacer hoy la señora? - preguntó el elfo cuando la Haughton se agachaba para ponerse unas zapatillas para andar por la casa. - Tiene un invitado, ¿no? ¿O no es para usted?

 

- Que esto esté limpio para cuando vuelva.

 

Y se marchó de la habitación, ignorando la pregunta del elfo, aunque le había dado una buena idea. No tenía nada que hacer, pero podía espiar a los invitados de la familia. Pensó en tomarse la poción incorpórea, pero no estaba segura de que la hiciera invisible, así que podía simplemente interrumpir la reunión de quien fuera.

 

Buscó en todos los salones principales donde podían estar y no encontró a nadie, parecía desierto todo. Su pelo, mojado por la ducha, había ido dejando pequeñas gotitas por toda la casa, a modo de miguitas, como para recordar el camino. Volvió sobre sus pasos, y estaba en el pasillo de la segunda planta, cuando vio una sombra cruzando el pasillo en dirección contraria.

 

- ¡Ey! - llamó, con alegría interior de haberse encontrado a alguien. Pero el desconocido no estaba tan feliz de verla a ella, salió corriendo, y desapareció por la esquina más cercana. Sorprendida en un primer momento, tardó unos segundos en reaccionar y empezar a correr. Dobló hacia el pasillo por donde lo había visto marcharse, pero estaba vacío.

 

Empezó a recorrerlo, despacio y con cuidado de no hacer ruido. No podía haber ido a ningún sitio. Sacó la varita de su manga, y la agarró, sintiéndose más fuerte con ese gesto. No podían herirla mientras tuviera eso.

 

- ¿Hay alguien ahí? - volvió a preguntar, esperanzada de que quien fuera que estaba allí saldría a huyendo al ver que estaba cerca, pero nada, ni un movimiento, ni una señal de que hubiera nada allí.

 

@@Zoey A. Quinn

[Stephen Malfoy]

¿Nunca existió el momento indicado? Eso no me lo creo del todo...aunque puede que tenga razón de que no nos hemos fijado en los detalles, pero aun así debió decírmelo o siquiera intentar haber buscado la oportunidad de contarme su secreto, a fin de cuentas merecía saber aquello.

 

Miro a Juv con cara de pocos amigos cuando comienza a decir que ella es toda una mujer, si claro…se engaña a sí misma, si tan solo ver a esa señorita me puedo dar cuenta de que es una niña.

 

-No es cierto...no le debo ninguna explicación, por más hija que sea según tu criterio -me cruzo de brazos molesto, tal vez habría reaccionado diferente si me lo hubiera dicho con anticipación...-. Además si ella no quiere dar sus propias explicaciones de su "boda"-menciono la última palabra con sarcasmo.- No debemos hacerlo nosotros.

 

Miro a Valky con incredulidad en el momento que comienza defender a su prometido...era lo único que me faltaba, me acerco un poco más a ella sin desviar la mirada. Sonrío de lado cuando me enfrenta...la niña tiene agallas.

 

-Es verdad no tienes que darle explicaciones a una persona que recién llegas a conocer, pero mira el lado positivo....ya sabes quién soy. Y como tu padre tengo todo el derecho del mundo para cuestionar tus decisiones, así que lo mejor que puedes hacer es acostumbrarte a eso.

 

 

Después de todo ahora resulta que debo agradecer por tenerla como hija...suspiro y veo como mi futura esposa toma asiento, temiendo quizás que nuestra hija y yo no nos llevemos tan bien como me imagino que habrá pensando desde un inicio.

 

@ @Valky

[Kyle Blackthorn]

Las cartas estaban sobre la mesa, no podía negar que el impacto de la noticia había calado profundo en ambos magos. Delante de ella estaba el hombre que estaba a poco de convertirse en su esposo, frente a este su hija la pequeña que había llenado su vida de momentos gratos y que estaba a poco de convertirse en toda una mujer al contraer nupcias con Bastian. No daba crédito a todos los sucesos que estaban aconteciendo dentro de su vida, no daba cabida a tanta felicidad y que esta estaba pendiendo de un hilo sin esperárselo siquiera.

 

-No espero que me mires con amor o benevolencia…-respondió ante el gesto que el obsequiará Stephen-Yo me concentre en amarte en cuerpo y alma, no veo nada de malo en haber dejado para este momento el revelarte eso que llamas “secreto”…-terciando una media sonrisa en sus sensuales labios le miro fijamente-Si deseas castigarme con gestos poco amistosos, adelante no soy nadie para impedírtelo…-agregò levantándose de la silla-Solo recuerda una cosa, tu y yo siempre….-encaminándose hacia donde estaban las botellas de vino se sirvió un trago-Es una mujer, ¿Crees que permitiría que uniera en matrimonio a Bastian, sino tuviera la edad debida?...-sintiendo un dejo de cólera en su interior prefirió pasarlo por alto.

 

-No me conoces demasiado bien, no si crees que podría permitir tal atrocidad…-estaba defendiendo a su hija, protegiéndola de un encontronazo con su padre. No iba a permitir que la discordia reinara entre ellos, no cuando ya había conseguido unir dentro de una misma habitación al amor de su vida y a su hija. Esperaba que las cosas se suavizaran o entonces, si que iba a tener que tomar medidas en el asunto y posiblemente las mismas no serian del agrado de nadie.

[Zoey A. Quinn]

No fue hasta una vez dentro del castillo que se pregunto por que se encontraba allí ¿Estaría inconscientemente buscando algo que había perdido años atrás o simplemente había llegado a el castillo Haughton de pura casualidad? Aunque odiaría admitirlo en voz alta se encontraba más que perdida en el espacioso y hermoso lugar, pasando inconscientemente sus brillantes ojoz azul cielo por todo su alrededor, preguntándose que haría si algún familiar la encontrara allí y la tomara como una intrusa.

 

Mientras más avanzaba más fuera de lugar se sentía la peligris.

 

Entonces escucho pasos apurados cerca de ella, llevo las mano instintivamente a su varita la cual reposaba en su bolsillo izquierdo mientras intentaba seguir los pasos y no ser atrapada al mismo tiempo. No paso mucho hasta que encontró a la responsable de aquel ruido en un castillo que a esas altas horas parecía desolado; Cabello Rubio, tez pálida y grandes calculadores y fríos ojos marrones se encontraban frente a ella. El primer instinto de la Macnair fue esconderse con la mano en el bolsillo esperando que los ojos marrones de la chica sin nombre no hubieran ido a parar en ella, para su suerte la rubia Haughton parecía mucho más entretenida con otra cosa por lo que siguió caminando sin tomarla en cuenta.

 

Le hecho una rápida mirada al camino de regreso a las grandes puertas y sopeso la idea de irse de allí sin más, pero, uno de los peores defectos de la bruja, siempre había sido la curiosidad: lo que siempre la llevaba a situaciones comprometedoras como aquella incluso de pequeña.

 

Después de pensarlo por unos segundos continuo siguiendo los pasos de la Haughton.

 

 

@

 

Editado 23 de Septiembre del 2015 por Zoey A. Quinn

[Bea Haughton G.]

- ¿Hay alguien ahí? - sus últimas palabras resonaron en el silencio que reinaba. Estaba empezando a alterarse, más bien enfado que miedo o nervios, pero eso no era nuevo. Tomó varias bocanadas de aire para tranquilizarse antes de continuar. No quería perder los estribos.

 

Llegó al final del pasillo y volvió la vista hacia atrás, pero nada. ¿Podía haber sido un patriarca? No estaba segura de que se pudieran desaparecer en cualquier lugar del castillo, pero si alguien podía, eran ellos. ¿Estaría siguiendo a algún familiar suyo sin darse cuenta? ¿Pero entonces, porque huían de ella?

 

Estaba volviendo por donde había venido, frustrada por no encontrar nada. Igual se lo había inventado, por las ganas de hacer algo. Pero Root también había visto a alguien, no podían tener la misma alucinación. ¿O sí? No creía que el vínculo entre un elfo y su dueño llegara a tales extremos.

 

Volvió a centrar la vista en el presente, en el pasillo en el que se encontraba, cuando vio una puerta medio abierta que hubiera jurado que antes no estaba. Si de algo servía la memoria fotográfica de la Haughton, era en ocasiones como esta. Volviendo a la teoría de que se trataba de alguien externo a la familia, porque sino, no habría tenido razones para empezar a correr, avanzó sigilosamente y apoyó la espalda en la pared, permitiéndose ver por la rendija.

 

La habitación estaba a oscuras y no percibía movimiento. Sentía la pared caliente, contra su helada espalda y había dejado de respirar, para no delatarse a sí misma. Al fin y al cabo, tomar aire solo era un capricho para sentirse más normal.

 

Contó hasta tres mentalmente, y cuando se sintió preparada, dio un paso adelante, después otro. Y abrió la puerta de golpe. Pero nada. Era una habitación en la que nunca había estado, con una mesa y una silla. A primera vista, veía que estaba abandonada, encendió la luz y tenía papeles cubriendo el suelo. Eran papeles de libros, arrancados y rotos. Sin embargo, ni rastro de ningún intruso que hubiera podido hacer eso.

 

Salió de la habitación, para ver si había alguien en el pasillo, y para su sorpresa, si. Una chica, le sacaba unos centímetros, pelo gris y unos ojos de un verde precioso... Que parecía inofensiva. Se cruzó de brazos - Dime que no has tenido nada que ver con esto - alzó una ceja. Su tono era seco, como una profesora que estuviera amonestando a un alumno. No creía que hubiera sido ella, pero si se equivocaba... Iban a tener un problema.

 

@@Zoey A. Quinn

[Emmet Haughton Gaunt]

- No se me vayan a escapar como la vez anterior -

 

Abrió la puerta que daba a los jardines traseros y sus hurones, Lambda y Sigma, salieron corriendo como si fuese el fin del mundo escabuyéndose por ahí. El vampiro sonrió al verlos como se movían entre las pequeñas plantas y flores que había sembrado; era lo único que lo hacía despejarse y desconectarse de los problemas que había tenido en sus tierras. Caminó mientras seguía a sus mascotas con su vista y se sentó apoyando su espalda en uno de los robles que se encontraban allí.

 

El primero en acercarse fue Lambda, se posó dentro de la camisa del vampiro y sacó su pequeña cabeza por el cuello de la misma:

 

- ¿Que pasó pequeño? ¿Tu hermana te lastimó nuevamente? -

 

Miró con atención el pequeño y peludo cuerpo del hurón macho porque, semanas atrás, habían tenido una riña dónde el más pequeño había salido lastimado. Pudo notar como la cicatriz de la herida anterior había cerrado perfectamente luego de la aplicación de las pociones y uguentos que le habían recomendado. Lo sacó de adentro y lo tomó entre sus manos acariciando con sus pulgares la pequeña cabeza del animal.

 

Sigma era más libertina y le gustaba correr y esconderse por allí, buscando cosas y trayéndolas a donde estaba el Haughton. Dejó Lambda en su regazo y miró, con sus ojos azules, los pasos que daba la hembra mientras luchaba con un pedazo de rama que le había rozado la cola. Al ver aquella escena el original rió por lo bajo y cerró sus ojos por un momento para escuchar detenidamente los sonidos de la noche.

 

Una tormenta se aproximaba. Podía oler la lluvia en el aire y ese aroma lo animaba. Un pequeño refusilo iluminó el cielo gris provocando que abriera de nuevo los ojos y mirara a su alrededor. Ante aquella luz, Sigma se escabuyó hacia donde estaba su hermano y ambos se quedaron en e regazo del mortífago.

 

- Mañosos -

 

Los miró y los acurrucó a los dos.

 

@@Eliot Akil