Castillo de la familia Haughton

[Sophie M.]

- Mamá...

 

Algo muy parecido a la decepción fue la primera impresión que me dejase la cara de Bea cuando abriera la puerta y aquello apagó mi sonrisa. Per entendía, y también debió notarse una sombra en mi rostro. Aquello solo significaba que no había noticias de Kelly. Quizá por el abrazo que yo le devolvía era más fuerte de lo que hubiese sido en primera instancia, pero las dos quizá demasiado tercas, no mencionamos nada del tema y solo continuamos con naturalidad.

 

Bea mi cielo, ya sabes que no debes preocuparte por mi - y a pesar de que era algo que yo misma había escuchado de otras personas nunca era tarea sencilla de cumplir.

 

- Claro que le conozco - digo volteando la vista hacia Emilia y dedicándole una sonrisa cordial - lo que me sorprende es que se conozcan ustedes - intenté mantener en todo momento un tono despreocupado mientras echaba miradas a a Emilia que me desvelaran quizá si Bea ya sabía tan delicada noticia; pero nada, no lograba saber nada.

 

- Cielo, sabes que mis salidas son impredecibles - y le dedico una mirada cómplice, ya tendría tiempo de contarle con detalle como me había perdido aquella vez, pero nos veríamos interrumpidas por Ruiix que aparecería y como nunca antes visto en un secretismo inesperado hablaría a mi oído.

 

- Ama debe - y pude notar su urgencia - acompañarme de inmediato a la sala - no sabía si las otras habían podido escuchar el mensaje del elfo, aunque seriamente lo dudaba, apenas había logrado entender yo misma.

 

- Parece que debo ocuparme de algo en el salón principal chicas - apenas si había dado unos pasos en dirección a una cómoda silla cuando me veo en la obligación de girarme y salir por la puerta - espero que lo pasen bien, Bea cielo debo hablarte de muchas cosas, por favor no te vayas a tomar nada con ligereza - y tras tan enigmático comentario y despidiéndome de Emilia salgo de la habitación de la gemela con Ruiix pegado a mis talones.

 

- Ama no sé por donde comenzar - se remueve extrañamente nervioso, pero se nota feliz, no podían ser verdaderas malas noticias - es.. señora será mejor que lo vea usted misma.

 

Acelero entonces mis pasos, mi corazón casi desbocado a la altura de la garganta, bajo los escalones de prisa y pronto me encuentro en la puerta del salón, cuando giro el pomo de la puerta no puedo creer que no se me hubiese ocurrido de que se trataba todo aquello.

 

- Evian ... - digo sin aliento y pálida abriendo la puerta y encontrándolo, allí en medio de la estancia Haughton, como si el tiempo no hubiese pasado, excepto que lo ha hecho y mis ojos recorren cada detalle de su rostro incapaz de decir algo en aquellos instantes.

[Evian Haughton Mørk]

-Evian...- Interrumpió como un rayo en todo mi ser. Aquella voz impecable con la misma intensidad y amor que me sucumbieron hasta mi infancia. Me desnude ante su mirada, no podía ser el mismo frio y seco que escapo a resbalones de la puerta, la extrañaba y poco a poco un nudo en la garganta se empezaba a levantar...

Me puse de pie, evitando hacer mucho contacto visual con mi madre y Ruiix que se escondía detrás de su falda, no quería que notase que estaba apunto de derrocharme a sus pies como un niño, en cierta parte, pedirle perdón por los años ausentes.

-Sabes...- dije mientras no quitaba la mirada de una vieja y oxidada recordadora que se mantenía adornando la pequeña mesita, -esperaba sinceramente que no me reconocieras... esperaba que estas puertas no se abriesen, peor aun, esperaba no encontrarte aquí...- continué esta vez dirigiéndome a sus bellos ojos.

Camine despacio hacia ella que me miraba atónita y sus ojos se volvían cristalinos, aquel pelo que no podía compararse con ningún otro que el mío, aquella mirada tan profunda, ¿como no rendirme ante ella?, ¿como no querer hundirme en sus brazos luego de una década que no escuchaba cerca sus constantes ordenes, su amor incondicional, de esperarla en la ventana madrugadas largas a que viniese sumergida en sombras hasta la puerta del castillo, con sangre en sus manos y un ligero temblor que me pedía sostener su poderosa varita... ¿como no amar a mi madre?

-Lo siento...- tome valor mientras la tomaba de sus brazos, -lo siento tanto mami... me tomo toda mía vida darme cuenta que no debía dejarte...-confesé tontamente, -sabes que odio estos momentos pero...- justo cuando las lagrimas quebraron mi voz me abalance sobre ella y la abrasé con fuerzas, lloraba como un niño, temía su silencio. Ruiix pegaba brinquitos abrazado a mi pierna. Era feliz.

[Sophie M.]

Sabía a fe ciega que al que veía era a un Evian adulto, formado y más maduro de lo podría imaginar. No, no lo había escuchando aún y, de hecho, escapaba de mi mirada que de todas formas seguía congelada en el punto en el que le había localizado cuando había ingresado a la estancia. Pero a pesar de lo que veía, en mi cabeza le veía hecho un infante corriendo a mis brazos cuando llegaba de la calle, sonriendo y preguntando si le había traído algún obsequio o que por lo menos le contara que había estado haciendo afuera.

 

Pero aquella voz no era la esperada y me hizo buscar sus ojos con los míos grises, pero él se concentra en el objeto sobre la repisa, aquello me descongeló. Era la voz de un hombre y no de un niño. Respiré profundo, porque aunque comprendía la intención de las palabras no dejaba de estar preocupada de la reacción. Bloqueando de mi mente, por el momento, la última vez que lo había visto. Termina de hablar y por fin se fija en mi. No tengo aún fuerzas para sonreirle, si algo... tengo miedo, un sentimiento que escasos me conocían ninguno de ellos enemigo, pero mis hijos eran capaz de arrancar de mi toda sensación pura y torrencial. Me resistía, casi en vano, a llorar.

 

Sigue hablando mientras yo intento tragar, pero tengo seca lo boca.

 

Se disculpa pienso mientras sus manos son más cálidas que las mías que se han puesto frías, me siento desfallecer pero me mantengo firme como roble hasta que me abraza. Cierro los ojos y las lágrimas ruedan libres por mis mejillas y en mi boca las palabras se atropellan por salir.

 

- Evian yo... - realmente balbuceo, parece una mentira que pueda sentir su abrazo luego de lo se me antoja un siglo. Quisiera tener la fuerza para alzarlo, pero he ahí la prueba inequívoca de que el tiempo ha pasado, pero me parece la primera vez que puedo respirar a profundidad - nunca debí dejarte ir- y aquello suena más claro mientras conforto su espalda.

 

Recuerdo, recuerdo la resolución que había tomado aquel día con un dolor indescriptible... solo había una forma de encontrar un norte en la vida, buscando, experimentando y eso se hacía solo. Había decidido dejarlo partir para que aprendiera en su vida todo lo que tenía que aprender, para que se convirtiera en lo que quisiese ser, sin juicios o culpas, solo guiado por una sed de conocimiento.

 

- También detesto estos momentos - limpió las lágrimas de pronto y le separo de mi cuerpo unos centímetros y por fin sonrío, genuinamente - dime que estás bien y no tendrás nada que lamentar Evian - le miro fijamente y me corrijo - no tendremos nada que lamentar.

 

 

 

 

 

 

[Mica Gryffindor]

Con @@Emmet Haughton Gaunt

Se movió en el agua hasta llegar a poca distancia del misterioso caballero. El caballero no pareció intimidarse al notar su desnudez, lo cual la hizo sentir de inmediato más cómoda. Escuchó sus palabras sonriendo levemente, ella también lograba ya recordarlo, aunque no solo de las “reuniones” que hasta el momento él había mencionado.

-Hemos convivido antes, aunque no en una residencia convencional -dijo divertida- puede que no lo recuerdes… y pues sí, también están las reuniones- sonrió apenas asomando un momento la blanca piel de su antebrazo en el que se notaba evidentemente la marca de su bando, antes de continuar el movimiento para permanecer en flote.

Pensó unos momentos antes de responder su pregunta ¿estaba todo en orden? Creía que sí, aunque era cierto que algunas cosas estaban haciéndole un “ruido extraño”. No sentía su vida por completo en equilibrio, aunque aún no sabía reconocer cuáles cuestiones estaban generándole incomodidad.

-Creo que sí, creo que todo está en orden…- respondió finalmente, mirando un punto fijo en el agua, aún un poco pensativa, reaccionando y salpicándolo también- ¿cómo estás tú? ¿Qué te trajo por aquí?

[Evian Haughton Mørk]

Con @

 

- dime que estás bien y...- Cerró sus ojos y con una frágil sonrisa agrego: -no tendremos nada que lamentar.

A pesar de todo solo le importaba si estaba bien..., ¿Si estaba bien?, me insultaba la pregunta entrecortada de mi madre, no podía estar mejor luego de: 5 días para salir de la Reserva indígena (Una reserva de magos tribales en la zona atlántica de Costa Rica), otros 2 días de viaje hasta el traslador mas cercano en Bahía ballena, luego las costas francesas para el ultimo traslador, para terminar en la estación de Londres, buscando el ultimo vagón a Ottery y todo para sumergirme en aquel momento.

-Valió la pena volver...- fue mi respuesta hundiendo mi rostro en su cuello como un bebe, escuchando sus latidos.

Cuando por fin nos separamos nos sentamos en la sala sin ninguna prisa, no quería corretear el tiempo, ni hacer que pasase mas de lo que ya lo había echo. Como un recién nacido estudié a mi madre con detenimiento, la miraba fijamente cada detalle con una sonrisa de idi***, no podía creerlo, era ella, estaba ahí. Su pelo caía elegantemente, era increíble su finesa, aun podía mover sus manos silenciosamente, casi cortando el aire.Ruiixse había adelantado a traernos unos bocadillos de la cocina, dejando un desmenuzado humo tras de si.

-He cambiado mucho, quiero compensar las cosas... llegando recién a Ottery ya había escuchado murmullos de que eres líder de nuestra familia...- me detuve y saque de mi bolsillo, una carta, una flor y mi varita: - esto por supuesto no me tomo por sorpresa, de primera impresión pensé en ti como la bruja fuerte que recordaba, pero matriarca son palabras mayores... así que...-tome la flor y me dispuse a colocarla frente a sus ojos: - Esta flor madre mía, esta flor únicamente baila con el viento, aunque no haya viento, con el soplar de tu alma... ¿Poético no?, la descubrí en Costa Rica mientras corría de un Bogart salvaje, podrás maravillarte con tu propia magia...-Mi madre miro la flor y con delicadeza soplo con alegría. La flor acudiendo al llamado, comenzó a moverse ligeramente, como si estuviese plantada en un valle ondeando al viento, dejando estelas de pequeñas luces con cada movimiento...

A pesar de que nos maravillamos, debía aclarar todo lo importante en mi llegada, así que continué: -mami, espero que sepas que estoy muy orgulloso de ti y mientras esta flor ondee con alegría, no dudes que estaré contigo, que te apoyare a ti, a nuestra familia y nuestros objetivos, entrare en la academia y me convertiré en el hechicero mas poderoso en Ottery, claro... después de ti -concluí sonrojado.

Tome la carta, la abrí y la coloque en sus regazos:

Estimado Evian Haughton M.

Por este medio nos complace informarle que recibimos su lechuza, o mas bien su cuervo. Su solicitud se encuentra tramitada y pronto será convocado a clases, su profesor se comunicara con alguna lechuza o bien vociferador y podrá concluir de manera pertinente la Academia.

Se despide el consejo mágico para estudiantes desertores y desaparecidos.

 

-En resumen... estoy bien y he vuelto- le di un beso en su mejilla.

[Sophie M.]

No era así, y de hecho nada más lejando de la realidad, pero por un instante, un corto y efímero, me sentía tan joven. Le escucho decir que había valido la pena volver y era más que suficiente para sentirme calmada. Aunque eso no aliviaba la sed de saber de él, el porqué había regresado, parte de que había hecho todos estos años.

 

Sin dejar que me dominara la ansiedad nos sentamos en la sala, y no podía dejar de lado la posibilidad de que Bea entrara por la misma puerta, quizá por eso es que daba vistazos rápidos hacia la puerta inconsciente pero nerviosa aún así.

 

- He cambiado mucho - y asiento casi imperceptiblemente, no dudaba que lo había hecho, solo me restaba esperar que haya sido para lo mejor. Aunque no había dudado de sus capacidades y menos aún de la tenacidad con la que emprendía sus actividades. Aquella terquedad suya que lo llevaba por su camino.

 

Levanto las cejas sorprendida, cruzo la pierna para girarme un poco más en su dirección. Había descubierto eso en tan corto tiempo, suspicacia y discreción juntas. Pero su siguiente movimiento me desarmaría. Una flor, más inefablemente bella y escucho su historia embelesada hasta que al final no puedo más que soplar, como una niña, para saber que pasaría. Y se mueve, elegante y fluida como si fuese una brisa que la mueve, como sino estuviese ahí sino en una ladera occidental donde el ocaso le alumbra.

 

- Es hermosa - y se la quito de las manos, porque quiero saber como se siente y especialmente su perfume. Mientras lo dejo continuar sin interrumpirlo.

 

Hacía una declaración, que sonaba como un juramente. Estoy severamente conmovida, pero no del tipo de conmoción por el que se quiera llorar es del tipo cálido que impregna más bien felicidad y una paz infinita.

 

La carta es de la Academia, y hasta entonces pude creerme que no desaparecería al siguiente instante que quitara mi vista de él. Volvía para quedarse. Su beso en la mejilla es lo que logra sacarme de mi ensimismamiento.

 

- Veo que vienes en serio - apunto primero alzando la vista hacia mi hijo - no dudo que les darás más de un dolor de cabeza a tus profesores - intento bromear, no quiero ser pesada, ni lúgubre, por el contrario quiero sentirme como si nada hubiese pasado - y lo lograrás, llegarás lejos Evian - acaricio su mejilla - solo recuerda mantener el horizonte claro y... las prioridades correctas - remuevo instintivamente el antebrazo izquierdo sobre mi regazo, y juegueteo con la flor al mismo tiempo.

 

Me estiro para tomas las copas de vino sobre la bandeja de plata y extenderle una a él.

 

- Por el éxito y el poder - sugiero brindando con él - sabes que es esta tu casa - afirmé solemne porque esperaba que se quedara ahí cerca de mi - pero también es la casa de tus hermanas. Justo vengo de la habitacion de Bea - hablo seriamente con él y aquello es lo que más extrañaba. Él era mi hijo pero tan inteligente que también era mi cómplice y a veces era difícil saber quien aconsejaba a quién.

 

 

 

 

 

 

[Kyle Blackthorn]

Juv Malfoy

Era tiempo de poner su vida en orden, no le agradaba dejar cabos sueltos con lo que concernía a sus relaciones personales o familiares. Desde hacia tiempo se había negado a darle la importancia debida a dicha reunión, pero ahora con lo próxima que estaba su boda, ya no era necesario mantener todo al margen y postergar que su hija Valky conociera finalmente a su padre Stephen. El asunto se tornaba delicado por momentos, no podía imaginarse como lo tomaría su hija y el accionar del Malfoy tras toparse con la joven que tendría que entregar dentro de unas semanas en el altar.

 

-No es algo sencillo de digerir…-se decía sentándose sobre la cama-Claro que no lo es…-lanzó aquellas palabras al viento como una afilada daga. No sentía temor con respecto al encuentro de ambos magos, deseando que aquella sombra de incertidumbre no siguiera calando hondo en ella-Han pasado casi 6 meses y ella no le conoce. ¿Cómo demonios se supone que los enfrente?...-saltando de la cama camino hacia la ventana admirando la noche despejada-Buen drama que se armara…-rodeando sus ojos, ya veía venir el berrinche de Valky-Pues que sea lo que tenga que ser…-desviando su vista hacia su katana sintió la conexión que las unía desde hace varios años.

 

-Al mal paso…-sentenció altiva-Mejor darle prisa…-apareciendo un trozo de pergamino y vuela pluma redacto dos misivas con el mismo objetivo. Los tres se reunirían en el castillo Haughton, no habría poder humano o mágico que lo impidiera, asegurándose de que el mensaje fuera certero y directo lo firmo con su perfecta caligrafía-Listo…-terciando una media sonrisa en sus labios se cubrió los hombros con una capa de viaje azul oscuro resguardando debajo de la misma su sensual atuendo, el cual estaba compuesto por unos jeans negros a la cadera empatados a la perfección por un corsé verde esmeralda y unas botas de piel de dragón.

 

Abandonando la comodidad de su habitación, descendió por las escaleras hacia la biblioteca ahí esperaría a sus dos visitas con ansias.

[Valky]

Aun no había terminado con todos los pendientes y varias carpetas reposaban sobre el escritorio reclamando su atención, más ella simplemente les dedicó una mirada que era una mezcla entre desdén y fastidio. Aquel trabajo no era para ella, estar todo el día rodeada de documentos por firmar, permisos que dar > pensó agobiada, cuanto extrañaba San Mungo, aquel silencio que siempre precedía a la tormenta. Y sin embargo ahí se encontraba en una oficina que ni siquiera era suya.

 

—Un mes más... — se dijo Valkyria justo en el instante en que un nuevo pergamino se hacia presente. Por un momento pensó en ignorarlo como al resto, hasta que reconoció la pulcra caligrafía de su madre. La abrió y leyó rápidamente —¿Una reunión? que raro... — murmuró mientras se ponía sobre sus hombros su capa color perla.

 

Tomó las carpetas, pues las llevaría para terminar el trabajo en casa, sacó su varita de la cartera y acto seguido desapareció de la oficina del Director de Cooperación Mágica Internacional. El ser miembro de los Warlocks le otorgaba ciertos privilegios dentro del Ministerio, uno de los cuales era libertad para aparecerse y desaparecerse de donde ella quisiera.

 

Tan solo unos segundos más tarde y rodeada por una ligera capa de humo gris la matriarca de los Haughton se materializo de la nada en el recibidor del castillo. Observó a su alrededor pero como de costumbre el lugar parecía desierto, por lo que sin mas preámbulos se dirigió a la biblioteca, lugar en donde su madre seguramente ya estaba esperándola.

 

—Buenas tardes mamá —saludó la bruja tras dar unos suaves toques en la puerta e ingresar a la enorme estancia — he venido lo más rápido que me fue posible... —comentó al mismo tiempo que colocaba sobre una mesa las carpetas y se acercaba para saludar a la bruja con un beso en la mejilla —¿Cómo estas madre? ¿deseas algo de beber? —preguntó para luego despojarse de la capa dejando ver el atuendo que llevaba puesto aquel día — tu dirás para que soy buena — añadió mientras se encaminaba al mini bar para servirse una copa de whisky .

[Stephen Malfoy]

Recostado sobre mi cama me percato de un pergamino en la mesa de noche, me estiro para alcanzarlo y así conocer el contenido de la información que poseía...pero al ver aquella caligrafía levanto una ceja como un acto reflejo por la curiosidad, comienzo a desenvolver dicho pergamino percatándome de que hay una reunión en la mansión Haughton.

 

-Reunión...-repito esa palabra con la intriga de saber sobre que se trataría, suspiro...solo espero que no sea algo exagerado. Me levanto de la cama para después arreglarme y colocarme un atuendo que sea apropiado para la ocasión.

 

Al estar a las fueras de la mansión Haughton empiezo a mirar el lugar por si encontraba a alguien, pero nadie a la vista...¿qué clase de reunión sería? si esto mas bien parece estar medio desolado. Emprendo la caminata por los jardines para así llegar a la entrada principal y ver lo que ha preparado mi novia.

 

Biblioteca...¿donde estaría? creo que debió darme un mapa sabiendo que sería la primera vez que estoy en este sitio. Camino por aquí y allá hasta que escucho una voces, me dejo guiar por ellas así que decidido entro en la habitación donde provenían esas voces, y al traspasar la puerta la veo allí...tan hermosa como siempre.

 

-Aquí estás...-le digo a la vez que me acerco a ella para besar sus labios-. ¿Acaso llegué antes? Si es así me regreso y vuelvo después.

 

Le sonrío burlón mientras me percato de la presencia de una joven.

 

-¿Y tu eres...?

[Kyle Blackthorn]

Las dos personas que estaba esperando habían llegado puntuales a la cita, esbozando una amplia sonrisa en sus labios le devolvió el beso a su novio-Hija no deseo tomar nada de momento...-agradeció el ofrecimiento de Valky-Ella es nuestra hija, Stephen...-soltó entrelazando su mano con la del Malfoy-Su nombre es Valky y es nuestra hija...-no esperaba que lo tomara a con calma y no preguntara nada con respecto a la joven. Había pasado demasiado tiempo ocultándole aquello a su futuro esposo-Creo que es el momento ideal para que se conozcan. Ya que dentro de poco tu y yo estaremos casados y ella igual esta a poco de contraer nupcias con su novio de hace tiempo...- soltando una nueva bomba la tensión se disparó dentro de la biblioteca.

 

Estaba en medio de dos frentes, no podía salirse por la tangente y dejar el tema a la deriva-Valky el es Stephen Malfoy...-carraspeo con suavidad-Tu padre...-conservando su semblante impasible, no se sintió presionada por ningún motivo-Ya era hora de que se conocieran como es debido, no podían seguir sin saber el uno de la existencia del otro...-sonrío invitándolos a ponerse a cómodos-Estoy lista para responder todas sus preguntas, no pienso omitir nada de nada... sentándose detrás del escritorio les miro a ambos¿Y bien?...-de un momento a otro el par de magos se habían quedado mudos, no se los reprochaba ya que la noticia recibida no era para menos.

 

Ella estaba tranquila, impasible y ante todo complacida por la decisión tomada. Estaba reuniendo a las dos personas más importantes en su vida, además podría aprovechar para pedirle a su hija ser su madrina de bodas y concretar algunos detalles que tenia pendientes en el tintero. Meciéndose en la silla mantuvo aquel porte elegante que solía caracterizarla desde siempre. Sus pensamientos estaban fijos en rearmar la historia de los tres, anhelando que las vivencias que pudieran compartir de ahora en adelante fueran algo que los uniera como una familia fuerte que no seria separada por nada y mucho menos por nadie.