~ House of Books ~ (MM B: 103943)

[Romina Black Lestrange]

Romina Targaryen E.

 

Era un día normal en el que solía pasear por las calles del callejón diagón. Desde su llegada al mundo mágico una de sus metas había sido poder visitar todos los locales que abundaban en el inmenso callejón, solo que por una u otra razón nunca llegaba a recorrer más de uno o dos lugares por día, y aunque tenía la costumbre de pasearse la mayoría de los días, siempre visitaba los mismos lugares.

 

Metió una de sus manos en el bolsillo derecho de su pantalón y siguió caminando observando cada lugar. No sabía ni se decía a donde quería entrar, pero esperaba decidirse lo más pronto posible, ya que de otra forma se pasaría todo el día en el callejón y no lograría entrar a ningún lugar por el simple hecho de ser una indecisa.

 

Uno de los negocios logró captar su atención, era una edificación de unos tres metros de alto, estaba casi segura de no haberle prestado nunca la atención suficiente como para pararse en frente de la puerta y decidir si entrar o no. Pero ese día era diferente, al parecer era una especie de biblioteca, por lo que no le vendría nada mal leer algún libro, de hecho hace bastante tiempo que no leía uno, por lo que, sin pensarlo dos veces abrió la puerta con ambas manos y se adentró al lugar.

[Samantha Sokal]

Samantha miró al muchacho agradecida. Al menos alguien se le había acercado a ofrecerle ayuda, que si fuera por los elfos.... se ve que estaban acostumbrados a los vampiros, no envejecían en la espera.... y hablando de vampiros, otra vez la percepción... el chico era un vampiro, aunque no parecía el tipo de vampiro quinceañero que ella había visto por todos lados, indudablemente tenía mas de 15 años, era un hombre.... y Samantha necesitaba amigos....

 

-Hola- dijo sin poder disimular su acento extranjero - gracias por la sugerencia, pero no me interesa lo mas nuevo. Prefiero lo mas... antiguo.... dijo mirando el libro que el chico tenía en la mano. -¿Un libro Druida?- pensó- Alta magia. Ella tenía libros de ese tipo heredados de su padre, pero no eran druidicos, sino de magia seidr.

 

- Me llamo Samantha y acabo de instalarme en Londres-. siempre la vieja excusa..... Y haciendo uso de su mejor sonrisa preguntó.... ¿puedo ver ese libro que tenés en la mano? No pensaba quítárselo si lo quería comprar pero quería saber de lo que se estaba perdiendo y si tal vez, algún día, valdría la pena pedírselo prestado.

 

@@Lestat Rambaldi

[izabnat]

Estaba recorriendo el callejón, viendo sus hermosas y rusticas construcciones cuando me tope con el local era inmenso pero lo que mas me sorprendió fue la cantidad de libros, era como un gran sueño y a la vez una gran fantasía hecha realidad, como me emocionan estos lugares llenos de historia y asombrosos relatos.

Me gustan los libros antiguos de magia, magia tan antigua que es recordada por brujos y hechiceros de la primera era, recorrer el lugar y admirar cada uno de los rincones del establecimiento. Podría vivir entre libros si pudiera pero desgraciadamente mis bolsillos no están para ello, aun así me gustaría uno que otro libro y conseguir un empleo para seguir admirando estos tesoros.

Me encantaría conocer cuales son las novedades de la literatura mágica, sentarme un rato y perderme es sus mundos, y comprar uno que otro libro.

[Leonardo Myrddin E.]

Leonardo Louis Myrddin

 

El chico seguía mirando hacia la ventana cuando, de repente, Ary tomó su mano entre las suyas, y le sonrió. Se veía muy hermosa. "Lo único que debería recordar eran aquellos momentos maravillosos que pasó con aquella pelirroja". Ella tenía razón. El castaño se quedó mirándola por un momento, luego dijo.

 

-Ariadna...yo...- Dijo, pero no pudo completar su frase. Un extraño impulso hizo que el Myrddin se levante y, sorpresivamente, juntó sus labios con los de ella.

 

Los ojos verdes de aquél joven se encontraban cerrados, mientras besaba a Ary. Una extraña corriente recorrió su cuerpo, pero él no se movía, ni siquiera podía pensar con claridad. En ese momento, todo desapareció, el castaño se sentía como en una especie de vacío en el que se encontraban sólo ella y él. Estuvieron así por 5 minutos, hasta que el castaño oyó la puerta de aquél local abrirse, y vio entrar por aquella puerta a la última persona en la tierra que él quería ver en ese momento.

 

Se trataba de su padre, Lestat Myrddin. Leonardo puso una cara de sorpresa, y dejó de besar a la peliazul. Con algo de vergüenza por la aparición de su padre en aquella tienda, el castaño se sentó. Sabía que nadie, ni siquiera su padre, se daría cuenta de su presencia, a menos que él mismo decida revelarse.

 

-Lo siento. No sé que es lo que me ocurrió- Dijo, mirando a Ary a los ojos. Esperaba que ella no le dé una bofetada o algo peor que eso.

[Idylla Macnair T.]

Ariadna no podía estar mas sorprendida si el castaño le hubiera dado un golpe en la cara, sus labios se unieron repentinamente y un millón de emociones explotaron en su interior; no recordaba si alguna vez había sentido aquello, pero era maravilloso. Después de estar muchísimo tiempo en la tristeza, en la oscuridad y en el miedo; la sensación de felicidad era muy ajena a ella.

 

Sus labios se sentían bien, carnosos y tibios, el beso duro un poco mas de lo esperado, y cuando el Myddrin se separo de ella, aun sentía tibieza dentro de su ser, aquel beso la había dejado atontada, hacia muchísimo que nadie la había besado, por lo menos no en aquellos últimos años, y no de aquella forma. Tan tierna, con algo de timidez y completamente sin pensarlo si quiera. Así que cuando el Myddrin le pidió disculpas, tuvo que interpretar su postura, porque ella no escucho ninguna palabra.

 

-No tienes porque pedir perdón- le respondió, esperaba no verse como una principiante en esto, ella sabia que había besado a muchos chicos en toda su vida, pero el saberlo y el acordarse eran cosas muy diferentes -estas muy vulnerable y estas cosas suelen suceder- ¿Que le pasaba? estas cosas no sucedían de un momento a otro, por muy vulnerable que estuvieras no agarrabas y besabas a una desconocida -si quieres podemos hacer como que no sucedió nada, apenas nos conocemos y esto es muy raro para la segunda vez que nos vemos.

[Anthony R. Dracony M.]

Leto, elfo de Darla Potter Black

 

Hizo una profunda inclinación y se dirigió hacia el mostrador donde tomó el libro de registro de ventas y con una pluma color verde esmeralda tomó nota de los libros que el mago Lestat se había llevado. Tras verificar que todo estaba en orden y que el inventario se había actualizado mágicamente, guardó el registro y con un crack se apareció tras el mostrador de la cafetería en el primer piso. Buscó en las despensas ocultas y con la misma magia con que se servían las mesas de Hogwards se hizo con una bandeja de plata donde había una jarra con limonada recién exprimida y el toque de magia que la señorita Darla había aprendido de Reena para que las bebidas estuvieran al gusto de su consumidor. Un vaso alto esmerilado, un sorbete y un par de servilletas completaban el servicio.

El amable mago estaba ubicado en su estupendo lugar , uno en que se podía apreciar la librería por completo y parte del jardín y las plantas que adornaban el lugar. Con cuidado acomodó sobre un posa vaso el esmerilado vaso y sirvió un poco de limonada, dejando la jarra sobre un pequeño mantelito. Un par de rolitos de hielo flotaban en la superficie refrescando la bebida.

--Leto le ha traído su limonada Señor --dijo haciendo una gran inclinación --¿Desea algo más de Leto?--- al levantar su vista, el pequeño elfo vio a una nueva bruja junto al mago Lestat, animado de que fuese una nueva cliente, hizó una inclinación profunda a la bruja y le aseguro con su vocesita impregnada de emoción, la amita Darla estaría muy feliz con él, encargandose de cada cliente que llegaba a la librería, en su ausencia de su amita, no había tenido tantos clientes como este día pero ya conocía él cada rincón y cada acción, así que la amita se alegraría de que todo estuviese bajo control.

 

--- Leto esta para servir a la señorita (@@Samantha Sokal) en esta librería se permite que los clientes puedan leer los libros antes de comprarlos, la amita Darla y el amo Seba, son amantes de los libros y agradan de los magos y brujas lectores, es por eso que pueden disfrutar de ellos aunque no compren de inmediato, eso no es problema, la librería House boocks se siente honrada con su visita y les recibirá siempre que lo deseen, ¿gusta tomar alguna bebida? Pida usted con confianza, Leto le traerá lo que desee.

 

Antoni Tonks

 

Se levanto de su lugar favorito en la sala de lectura, emocionado por hacer lo mismo que en la mansión de Francia, se apareció a un lado del mostrador, requería ver el inventario de libros, aún estaba impresionado por su hallazgo y quería constatar si el libro estaba en aquella lista, quería ver con sus propios ojos para tener la certeza que el libro había ido a él mágicamente, apenas lo hubo hecho, sus ojos miel brillaron de alegría, en la entrada vio a unas lind chicas que llegaban al local, identifico a una de ellas; Romi! las saludo a ambas con una inclinación:

 

--- Hola, bienvenidas! que gusto que estén aquí, pasen, les invito un café, bueno, si prefieren algo más diganmelo, hola, --- tomo su mano para saludarla y sonrió mientras se presentaba --- Antoni, mucho gusto, bienvenida --- se giro hacia Romina y con una chispa alegre le dijo: --- Hola Romi, felices los ojos que pueden verte de nuevo, me alegra que te encontré de nuevo, vamos al primer piso, ahí podremos leer y conversar cómodamente, ¿les parece? además los elfos traerán lo que necesitemos. --- sonriente miraba a una y a otra en espera de que aceptarán su invitación.

 

@@izabnat off rol ¡hola! te doy la bienvenida soy afiliado de esta librería, te atenderé con gusto, gracias por venir.

@@romina Targaryen off rol ¡hola! bienvenida este lugar es mi favorito, espero que perdones por tardar en contestar pero me alegra que visites la librería.

[Leonardo Myrddin E.]

Leonardo Louis Myrddin

 

"Al menos no me abofeteó" Pensó el castaño, luego de que Ariadna le dijo que no debería disculparse. Qué rayos le estaba pasando, él no era de sentir esos impulsos, sobre todo en la primera vez que se encontraba con alguien.

 

-Está bien, hay que empezar desde cero... primero dime tu nombre y tu edad- Bromeó Louis, para olvidar aquél momento.

 

Pero le era imposible. No se sintió como otras veces, aquello fue algo sublime, había sentido algo que no había sentido desde...

 

Luego lo recordó. Cuando la besó, sintió como una conexión entre ellos dos. Torturas. Un lugar oscuro. Una risa perturbadora. Un viejo demente. Sufrimiento. Su cabello se iba tornando de otro color, antes era rojo. Una vez más, recuerdos confusos. Pero no eran de él, aquellos recuerdos provenían de la mente de la peliazul que tenía en frente.

 

-Ya veo...- Comentó distraídamente el Myrddin. Ahora podía entender de dónde provenía esa tristeza que había sentido en aquella joven. Simplemente había pasado por cosas horribles, aún más horribles que las que él había pasado. No le mencionaría nada para no hacerla sentir mal. Simplemente se lo callaría

 

-Oh cierto, antes de que me olvide. Ten- Le dijo el castaño, entregándole un papel. -Es la dirección del castillo de mi familia. Estás cordialmente invitada.-

 

-Bueno, creo que ambos ya hemos terminado con el café. Así que... ¿A dónde quieres ir?- Preguntó Leo, con una sonrisa

[Idylla Macnair T.]

La Macnair estaba un poco impactada la verdad, no esperaba besar a alguien ese día, solo quería despejarse y pasar un día agusto, el chico quiso bromear un poco y alivianar el momento, pero aun así, la chica noto el cambio que algo producía en el, y no era solamente lo que el le había contado. Había algo mas de lo que el se había enterado, o se estaba imaginando.

 

Rió un poco la Macnair tratando de ocultar su nerviosismo -mi edad, tengo 19 años, o bueno es lo que aparento, no se que edad tengo la verdad- sonrió un poco, intentando que el comentario, se torne mas como una broma, que como en realidad es.

 

El Myrddin le dio su dirección, ella estaba tan distraída que no se dio cuenta al tomar el trozo de papel, no era común que la gente le diera cosas, apenas conociéndose -muchas gracias, me pasare en algún momento- distraidamente pago lo de su bebida y le sonrió un poco al chico.

 

-Creo que deberíamos marcharnos, se esta haciendo tarde y me están esperando en la mansión- comento Ariadna, distraidamente, estaba un poco nerviosa y necesitaba pensar las cosas que habían sucedido en aquel momento, muy detenidamente, ¿ella quería salir con alguien tan pronto?

 

Se levanto lentamente de la mesa tomando sus cosas -nos veremos después- sonrió y mientras daba media vuelta, le dirigió una mirada tímida, saliendo por la puerta del local, dando pequeños saltitos. Cuando llego al callejón, desapareció rumbo a la Mansión Macnair, no sabia lo que le esperaba, al llegar; con su familia, nunca lo sabia.

[Anthony R. Dracony M.]

@romina12345

 

Sonreí al reconocer a mi amiga, ¿pense en un día encontrarnos?...no, hacia mucho que no hablaba con ella, al menos era lo que sentía, que era bastante desde la ultima vez que nos hablamos.

 

Me alegraba verla ahí, el lugar era mi favorito y quería mostrarselo por entero, sobre todo el sitio donde se podía disfrutar de leer los libros a entero gusto, también tenía intención de platicar con ella, ahora no estaba seguro si aceptaría, pero de cualquier modo les saludo, ellas podrían aceptar y ya deseaba escuchar su respuesta, así que miro a las chicas en espera de su decisión.

 

Igual si ella había ido a adquirir algún libro, estaba el pequeño elfo para atenderles.

[Romina Black Lestrange]

Al entrar al lugar estaba un poco triste, no sabía porque, pero así se sentía. Pero ese sentimiento cambió cuando una voz conocida se acercó hasta ella, era Antoni, su amigo al que no veía hace ya mucho tiempo. De hecho pensaba que nunca se lo volvería a encontrar, puesto que sus vidas eran completamente distintas. Sonrió ampliamente, el chico le caía muy bien, por lo que no dudo ni por un segundo en aceptar su oferta.

 

—¡Hola! No sabes la felicidad que me da encontrarte de nuevo— y al pronunciar aquellas palabras sus ojos marrones adquirieron un brillo especial y sus mejillas se ruborizaron hasta obtener un tono rosado, no sabía si era porque tenía calor o por vergüenza, pero esperaba que fuera lo primero. —Me parece bien, subamos…— le dijo con una sonrisa.

 

Después de eso siguió a su amigo rumbo a las escaleras, hasta que llegaron al primer piso en donde seguramente charlarían por un largo rato.

 

@ Disculpa la demora