►—Castillo Crowley—◄

[Joa Macnair Crowley]

Dudaba ser una experta en duelo, a su parecer, apenas y lograba mantenerse con vida, pero algo de lo que estaba segura que si tenía de Crowley, era orgullo, por lo que no admitiría sus faltas de habilidades a su tío. Bien podría dejarlo creer que era tan práctica en duelo como él o más y no le molestaría para nada.

 

Decir que le extrañaba el comportamiento de Fokker, era poco, mucho más al escucharlo bromear y reír, sin embargo, antes de poder decir algo, un elfo se acercó con su desayuno. Fue a sentarse a la mesa y observó la comida, pan tostado y jugo de naranja. Algo sencillo y que posiblemente cualquier persona podría cocinar, pero aunque le doliera reconocerlo, algo en lo que no poseía ningún tipo de habilidad y había perdido todas las esperanzas, era en las artes culinarias.

 

—Gracias, pequeñín —dijo al elfo, cambiando de humor instantáneamente. Probó un bocado, y después de tragar se dirigió a su tío, quien se mostraba muy serio—. ¿Qué tienes que decirme? Si ya lo mencionaste, entonces es el momento y el lugar.

[Fokker]

Fokker Cygnus

 

La miro examinando su expresión y pudo notar la duda en su rostro, cuando el se refirió a los duelos. Bien era algo que se podía solucionar con un buen duelo contra él, hace mucho que no tenia uno. Pero este no era el momento para hacer eso además no tenia ganas mas de descansar por la noche ajetreada que había tenido.

 

—Pues no es el momento, pero tienes razón, ya que lo dije—

 

Se puso a pensar en la manera de decirle, había diversas maneras, muchas graciosas, otras serias, varias sin sentido, la ultima era desaparecer de ahí. Ahora que lo pensaba en verdad no era el momento y se arrepentía de haber abierto la boca. Tomo otro sorbo de buen café.

 

—<Hacia mucho tiempo, cuando mi padre se entretuvo en algún lugar y conoció a alguien y pues ya ves. El solo, ella sola, la soledad>— y esa era la manera numero uno que había ideado para decirle. Claro todo eso solo fue un pensamiento muy realista, que tuvo mientras tomaba el sorbo de buen café. No pudo evitar sonreír, pero era el momento de decirlo con seriedad.

 

—Bien, no estoy seguro si yo deba decirte esto, pero creo que es momento desde que decidiste volver aquí. La verdad es que tu no eres mi sobrina, y que si tienes un padre aquí— Se paro y se separo un poco de ella.

 

—La verdad es que tu eres mi hermana, hace tiempo lo supe, aunque no se los motivos por los que te lo ocultaron hasta ahora.

 

No espero ninguna reacción de parte de ella. Solo se limitaba a observarla, esperando a ver como se tomaba ella la noticia. Se acerco a la mesa y cogió la taza de café y se lo termino de un golpe. Sin dejar de observarla.

[Marabella Rambaldi G.]

Lechuza Familia Lestrage Lupin "Jade"

 

La lechuza aterriza delicadamente en una de las ventanas del castillo y busca a algún miembro de la familia , al ver que no hay nadie , se acerca deja la carta en una mesa y se va.

 

Invitación:

 

Estimada familia Crowley, junto con saludarlos y esperando se encuentren todos bien de salud, tengo el agrado de invitar a todos los miembros de vuestra familia ,para festejar el cumpleaños de uno de los miembros de nuestra familia, esperando su asistencia y cordial presencia los esperamos en el Castillo Lestrage Lupin a las 22:30 hrs.

 

Atte a ustedes Familia Lestrage Lupin .

 

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Editado 18 de Agosto del 2013 por KyttaBlackPerduts

[Roxanne Rambaldi]

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Aun sonreía por la pregunta del aprendiz. Una simple respuesta para aquel joven: "Solo Roxanne", le respondí con una sonrisa, esperando que no se sintiera avergonzado. No era que me molestase el diminutivo, solo que pocos lo usaban conmigo, solo algunos pocos amigos y mis familiares.

 

Nos aparecimos a las afueras del Castillo Crowley, hogar de mi hermano Fokker y mi amiga Claudia, quien ademas era la matriarca de la familia. Diferente a la Mansión Rambaldi, pero con la misma elegancia que los demás hogares de Ottery, reconocidos por la riqueza y antigüedad de las familias que los habitaban. Apure al Ryddleturn con un suave movimiento de mano y así, ambos cruzamos la reja.

 

-Solo son un par de servicios, es muy fácil; a Sophie le gusta el trabajo de campo, supongo que por la misma razón que a mi me agrada, que es salir del Ministerio de Magia a respirar aire puro.-comente al mismo tiempo que disfrutaba del suave roce de la brisa sobre mi rostro.

 

El jardín, tan bien cuidado, debía ser obra de elfos domésticos pues sinceramente no lograba imaginar a Claudia ensuciándose las manos con tierra. En pocos segundos llegamos al castillo, entre tanta belleza no había notado la caminata. Con Cillian a mis espaldas, toque dos veces la puerta. Esperaba que la matriarca estuviera preparada para nuestra visita ministerial, sino se volvería un tanto más complejo.

 

-¿Preparado?.-pregunte con un toque de emoción en la voz.

[Marissa A. Black Crowley]

La Crowley estaba jugando con los nervios de Franko, casi sin intención alguna, pero realmente lo que más la había enfadado fue su propia actitud. ¿Realmente esperaba algo más que un "Guau"? Es decir, algo tan simple cómo un tatuaje ¿valía más que eso? Tal vez si habría explicado el por qué hubiera sido lo que esperaba, pero no lo había hecho y a estás alturas tampoco pensaba en ello.

 

No tenía ninguna duda de que su acompañante se encontraba nervioso, de sólo ver su rostro, tan colorado y con temperaturas elevadas, y los movimientos involuntarios que lo dominaban podía notarlo. Aunque no comprendía cómo se estaba causando todo aquello, ¿qué era lo que hacía actuar de esa manera? Ni de lejos llegó a imaginar que podría ser ella, no tenía la idea de que causaba esa clase de sensaciones en las personas. Para Marissa, Franko estaba emocionado por volverla a ver y se había olvidado las reglas de comportamiento.

 

La rubia quedó muy sorprendida cuando el Lovegood chocó torpemente sus labios con los suyos, dándole un pequeño beso; y la idea de que el chico la había besado no cayó cuenta hasta que pudo escucharlo pedir perdón, diciendo que no había sido su intención. «Que lástima» fue lo primero que cruzó por su mente, mientras terminaba de acomodarse el vestido, con el cierre arriba y donde correspondía.

 

- Me imagino que si - comenzó la rubia, rodando sus ojos grises - en fin, no sé de dónde has sacado la costumbre de tener actitudes tan inesperadas, ni de cómo has osado a darme un beso, pero quiero que sepas que no deberías disculparte luego. - se levantó del sofá y quedó frente Franko, y continuó - Debo ir a desayunar, si no te importa, o si prefieres acompañarme.

[Cillian Haughton]

Cillian Ryddleturn

Aprendiz de la Dirección de la Red Flú y Trasladores

 

El Ryddleturn no tenía ni un solo problema con no poder utilizar un diminutivo para llamar a su nueva jefa. Con el paso del tiempo, poco a poco se iría ganando la confianza de aquella chica para algún día poder hacerlo. Esperaba que su paso por aquel departamento fuera lo suficientemente largo para comenzar una amistad tanto con Roxanne como con Sophie.

 

Apareció, con ayuda de su jefa, justo a las afueras del Castillo Crowley; lugar al que se dirigían a realizar un trabajo de campo. Sin lugar a dudas, aquel castillo era interesante, pero podría decirse lo mismo de todos y cada uno de los hogares de Ottery, cada uno tenía algo que lo hacia verdaderamente unico y excepcional.

 

— Espero hacerlo lo mejor posible —comentó— Podré todo de mi parte, estoy listo. —Soltó justo en el momento que su jefa tocaba a la puerta.

[Franck Lovegood R.]

El Lovegood se encontraba en una situación un tanto incomoda en ese momento. No sabía por qué actuaba de esa forma, ni tampoco por qué estaba tan nervioso, nunca antes le había pasado. Tal vez por el hecho de que la Black había sido su primer gran amor, era difícil de olvidar aquello; y a pesar de todo el tiempo que estuvieron sin verse, y todo lo que han vivido mientras tanto, el Myrddin todavía tenía ciertos sentimientos hacia ella.

 

Cuando se trata de mujeres el Ravenclaw tiene cierta debilidad, si es que le se puede llamar así. El ve en la mujer belleza, majestuosidad, inteligencia, entre otras cualidades importantes. No es como otros hombres que tratan a la mujer como un objeto, él es todo lo contrario a eso. Pero a veces todo aquello lo ve en más de una mujer. Le pasó primero con Marissa, fue amor a primera vista, lamentablemente no tuvieron mucho tiempo para conocerse pero ahora que regresó aquello que alguna vez había sentido por ella volvió a surgir. Después le había pasado lo mismo con Eliah y con Roxanne, su actual pareja. Lamentablemente ni siquiera el mismo Lovegood está seguro de sus sentimientos.

 

-Si no te molesta, con gusto te acompañaré- dijo luego de haberse calmado un poco.

 

El rubio necesitaba tranquilizarse y tomarse todo con calma. Debía encontrar el momento justo para confesarle todo a la Crowley, pero no iba a ser fácil remontar aquella situación. Los dos se pusieron de pie y se dirigieron hacia la cocina. Dejó que la Black fuera delante, ya que era la primera vez que visitaba aquel castillo, y por lo tanto no sabía cómo es el lugar. Una vez allí el Myrddin se preparó un simple café, él ya había desayunado pero no venía mal tomarse otra taza de café.

 

-Y dime, ¿Cómo te ha ido en tu viaje?- preguntó el Lovegood tratando de sacar algún tema de conversación.

[Claudia Crowley]

Bran. Elfo familiar.

 

Con cada sacudida que el elfo le profería a las antiguas y costosas pinturas de la familia Crowley, sus largas y puntiagudas orejas se movían. Parecían ser parte del material limpieza que este utilizaba, rozando algunas veces los objetos y llevándose consigo pequeños tumultos de polvo. En cierta forma, prefería aquellas labores a estar en la cocina, sentía que de esa forma los patriarca lo apreciarían más. Pues mantenía todo su hogar totalmente limpio, digno de ellos y del resto de habitantes de él.

 

Bran llevaba más de dos horas organizando el comedor, demasiado ensimismado con el cuadro de una hermosa mujer y un niño en brazos. No tenia la menor idea de su identidad, pero observándolo más de cerca pudo notar un parecido con el joven Greyback, al cual tenia demasiado tiempo sin ver por el Castillo.

 

— Quizá sea su madre— pronunció en voz alta. Ninguno de los sirvientes sabia del pasado de ninguno de los fundadores. Entre ellos se comentaban cosas que era mejor no mencionar por su propio bien.

 

El sonido de alguien tocando la puerta llego hasta sus oídos, Bran inmediatamente detuvo sus quehaceres y con paso rápido se dirigió al hall de entrada <<¿Quien será a estas horas de la mañana?>> usualmente nadie visitaba a la familia, ya que la mayor parte del tiempo ninguno de sus miembros se encontraba ahí. El elfo se colocó de puntillas y suavemente jaló el pomo de la puerta, dejando entrar una leve brisa.

 

— Buenos días ¿los puedo ayudar en algo?— Bran miró a ambos magos de arriba a abajo, jamás los había visto y dudaba en si eran de la misma clase que sus amos. Lucían como niños perdidos en busca de ayuda.

 

[Rory Despard]

Me quedé en silencio tras las palabras de Joa. Era increíble como algo tan simple como la comida (o la falta de ella en este caso) cambiaba a las personas; por fortuna no tuvimos que esperar mucho y pronto el clima dejó de tener ese aire enrarecido.

 

O eso creí estú.pidamente

 

Concentrada en mi comida dejé que Fokker y Joa siguieran con sus puyas habituales, hasta que de pronto el joven adoptó una expresión seria. Tragué mi tostada con nervios ¿sería algo bueno o malo? no quería más broncas fuertes, así que rogué porque fuera una buena noticia.

 

Fokker habló por fin y su confesión me dejó pasmada. ¿Hermanos ambos? ¿aun siendo como el agua y el aceite? Sin ser la directamente involucrada, mis pensamientos empezaron a volar sobre el tema y la forma como Joa tomaría aquella gran noticia. Fue entonces que vi entrar a Marissa acompañada de un joven desconocido para mí. Los saludé con un ademán de mano, y volví a lo mío, mis tostadas y mi café. Éramos tantos ya en la cocina, que me pareció conveniente avanzar hacia otro lugar una vez terminara mi comida.

 

Aun me quedaban tantos espacios por recorrer, en el fondo hubiera amado dar con un guía, pero sabía que no lo encontraría, no allí ni entre los familiares, cada uno más fregado que el otro.

[Roxanne Rambaldi]

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Un empleado deseoso de aprender era lo mejor que podia tener aquel mes, con tanto trabajo acumulado me seria más fácil organizar la oficina. Me recordaba a mis primeras semanas en la oficina, aprendí de la directora, y sus conocimientos luego los enseñe a Sophie, ahora hacia lo mismo con Cillian, la nueva promesa del Departamento de Transportes Mágicos. Toque una vez más la puerta, parecía que nadie estuviera en casa.

 

-Por Merlin...-murmure molesta. Me volví al Ryddleturn, sabiendo que en vez de enfadarme, debía dar el ejemplo al aprendiz y buscar una solución.- En estos casos, solo hay que entrar, dejar un mensaje diciendo que se ha instalado y es todo. Siempre pasa, así que en parte es bueno que haya ocurrido, así estarás preparado por si te pasa sin compañía.

 

En aquel instante un elfo abrió la puerta, nos miro curioso, él sabia que no eramos parte de la familia.

 

-Venimos del Ministerio de Magia. Soy Roxanne Rambaldi, jefa de la Dirección de Red Flu, Trasladores y Control de Calidad; él es Cillian, aprendiz de la misma oficina.-nos presente mostrando mi credencial, tendría que conseguir una para el Ryddleturn cuando volviera al departamento.- También soy amiga de Claudia, dijo que me estaría esperando. ¿Podrías comunicarle que estamos aquí?