►—Castillo Crowley—◄

[Juliene Black Lestrange]

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« ¿Qué haces aquí, May?» Otra vez ella. No podía ser, era imposible… ¿Después de tanto tiempo? ¿Es que acaso tenía que ver en algo con la Crowley? Bufó, se volvía paranoica a través de los años «¿Qué? ¿Sintiéndote vieja tan joven?» Bufó. Tan burlona y feliz como siempre, endemoniada Dinla y malditos los momentos en que se le ocurría aparecerse.

 

― Si, vamos―acotó siguiendo de cerca a la Lestrange.

 

El rostro de Sol era bastante comunicativo, verdaderamente le afectaba saber que la sangre le pertenecía a León, lo que la hacía preguntarse… ¿qué clase de relación tenía la Rambaldi con el patriarca Crowley? Negó, nada de pensar en nimiedades, perseguían a un asesino que podría estar esperándolas para eliminar cualquier pista de su identidad.

 

«Sabes qué estás en el lugar incorrecto, Maylis» De nuevo ese tono burlón y esa voz molesta en su cabeza.

 

―Cállate―siseó la Black Lestrange.

 

Esperaba que hubiese bajado la voz lo suficiente como para que su acompañante no percibiera sus palabras o qué, por el contrario, Sol estuviese lo suficientemente entretenida con el rastro que seguían, lo que menos necesitaba en esos momentos es que la tomaran por loca. Eso llevaba a un solo camino: deshacerse de esa endemoniada voz, pero habían prioridades, ya después podría encargarse de su pequeño problema.

 

Y de pronto la Lestrange detuvo su andar ante un peculiar ave ubicada sobre las ramas baja de un árbol, parpadeó un par de veces, intentando reconocer al animal por medio del lumos invocado por la fenixiana, pero nada, no recordaba haberlo visto nunca, muy por el contrario de la mujer que hasta su nombre sabía.

 

― ¿De quién es?― inquirió, curiosa.

Editado 11 de Noviembre del 2013 por May Juliene Malfoy Feltom

[Sol Lestrange Black]

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Tras unos instantes May me siguió descubriendo a nuestro nuevo integrante el cual hizo un característico sonido de su especie como si le diera la bienvenida. Acaricié de nuevo sus alas antes de responder.

 

- Hirnock, es la mascota de León - respondí en un acto reflejo, mientras sentía arder mis mejillas, recordando las circunstancias en que lo había conocido, sacudí la cabeza y alejé aquellas imágenes de mi cabeza, algo aturdida. <<¿Como puedes pensar en eso en estas circunstancias?>> me reproché a mi misma. – es extraño que siga aquí…- dije mientras un instinto me hizo acercarme a May y tomarla por el brazo.

 

De pronto todo se volvió negro, un grito de asombro se ahogó en mi garganta mientras una serie de imágenes se formaban frente a nuestros ojos, como si lo viéramos tras un cristal. El interior del castillo Crowley se materializo. En el, León completamente sano, tal como lo recordaba de días atrás, caminaba de un lado a otro con visible ansiedad, una trozo de pergamino en una mano, en la otra una copa de lo que por antecedentes sospechaba era vodka.

 

La imagen de las letras sobre el pergamino se acercó. En ella, con elegante caligrafía un anónimo citaba a León en el bosque, dándole a entender que Aura, su hermana, estaba en peligro y no podía faltar a la cita. Aquella imagen se desvaneció dando paso a una nueva. El bosque se formo de nuevo, el cuerpo de un hombre alto, cubierto por una gruesa capa de viaje negra, estaba oculto tras un alto árbol. Sentí el fuerte impulso de atacarlo, pero me contuve dándome cuenta que nada tenía sentido, que solo éramos espectadoras.

 

El hombre giró la cabeza como si pudiera sentir nuestra presencia, en medio de aquella oscuridad sus ojos brillaron con malicia, oscuros y profundos. Me estremecí al ver el parecido que guardaba con el propio León. ¿Quién era aquel hombre? Definitivamente tenía algún lazo con los Crowley el parecido era evidente. El nuevo crujido de ramas y pisadas hizo que se pusiera alerta, de la nada la figura del otro hombre se materializo. Amagué un suave grito de sorpresa. León estaba ahí, sus cabellos oscuros revoloteaban por la brisa que mecía las copas de los arboles. Estiré la mano intentando advertirle, detenerlo, pero aquello era imposible, haciéndome sentir absurda e impotente.

 

Parpadeé y la escena cambio. León y el extraño luchaban. Hechizos iban y venían irrumpiendo en la oscuridad del bosque. Risas y carcajadas burlonas sobresalían. Ambos magos dando muestra de fuerza y poder. La batalla parecía bastante nivelada, hasta que la voz de aquel hombre desestabilizo la lucha.

 

- James Moran …- dijo con voz áspera en un suave siseo, que me provoco un escalofrío, por la frialdad que contenía.- Soy aquel que todos quisieron negar, el hijo de Francine Adler y Viserys Crowley- Continuó sin perder la diabólica sonrisa mostrando una hilera de perfectos y relucientes dientes blancos. Conforme hablaba se acercaba mas al confundido León que parecía no creer lo que decía.- He vuelto para acabar lo que mi madre comenzó… y esta vez no pienso fallar, uno a uno caerán…empezando por ti. - Un destello en su mano anticipo lo que pasaría después, la fina hoja de aquel puñal se perdió en el pecho de León. La fuerza del agarré contra el arma provoco que la mano del agresor se tiñera de sangre escarlata que comenzó a gotear. Mientras se apartaba de su víctima que asombrado cayó de rodillas en la fina capa de nieve que cubría el suelo. Un suave destello y León desapareció.logrando así escapar...

 

Me quede sin aliento intentando apartar la vista, mientras sentía rodar tibias lágrimas por mis mejillas. Aquel hombre de finas y elegantes facciones y porte imponente era el asesino, y no solo quería a León iría por todos, teníamos que hacer algo y pronto…

Editado 11 de Noviembre del 2013 por Sol Lestrange Black R

[Juliene Black Lestrange]

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- Supongo que algo tendrá que decirnos- acotó.

De pronto la Lestrange tomó su brazo, mientras todo se volvía negro y una serie de imagenes aparecían frente a las dos. Debido al asombro de su acompañante supuso que el protagonista principal era el patriarca Crowley, suspiró, por lo menos sabrían lo que le había sucedido y ya luego avisarían a sus familias «Después de eso deberías dejar el castillo, querida» esa voz, de nuevo. Bufó, concentrándose en las imágenes.

Entre las reacciones de Sol y las imágenes comprendía poco lo que significaba todo, hasta que la ultima escena llamó su atención «Con que ese es el atacante» pensó mirando con detenimiento a James, percatándose de su parecido con el matriarca Crowley e incluso con Claudia. No podía moverse gracias al fuerte agarre de Sol que se acrecentaba al correr de la escena, vaya que la única fuera de lugar con los Crowley era ella misma, porque la Rambaldi parecía tener una razón mas fuerte que velar por el bienestar de su hijo.

- Creo que es hora de volver...- comentó cuando las imágenes desaparecieron-. Debemos avisarle a todos, están en peligro.- acotó.

Miró su brazo sostenido por la Lestrange y a ella, la primera aparición había sido obra suya, era el turno de la mujer brindarle un agradable viaje para comunicarle todo lo que habían visto allí, antes de que el mentado Moran apareciera y quisiera acabar con ellas. Suspiró. Le gustaba aquel bosque, el aura tenebrosa y todo lo que transmitía, le recordaba en algo a ese al que tuvo que enfrentarse en su clase de Bando y Perfil cuando el vampiro acababa con esa pequeña tan frágil, tan... nada. Era su pasado, no podía dejarse llevar por los recuerdos, no le hacían bien.

Editado 19 de Noviembre del 2013 por May Juliene Malfoy Feltom

[Sol Lestrange Black]

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La razón me indicaba que debíamos volver, que de quedarnos ahí correríamos la misma suerte que los Crowley, sin embargo mi sexto sentido me decía que no podíamos irnos aun que justo en aquel sitio estaban las respuestas y que teníamos que permaneces ahí, donde había comenzado aquella pesadilla. La voz de May invitándome a machar era un eco lejano, las imágenes de lo ocurrido en aquel lugar seguían turbando mi razón.

 

Mi preocupación al obtener las respuestas se había acrecentado. No encontraba sosiego, de pronto todo aquel frío que nos rodeaba parecía haberse instalado en mi corazón, el aire no entraba en mis pulmones, estaba siendo presa de un ataque de pánico, mi visión se torno borro, haciéndome tambalear.

 

Me agaché y puse las manos en las rodillas intentando recuperar el hilo de la respiración. Tenia miedo, y no era por mi, de pronto me daba cuenta de lo que sentía y que de la nada podía perderlo todo, aun sin apenas tenerlo. La sensación de vacío parecía carcomerme el interior. ¿A donde iríamos? ¿Que haríamos? Impotencia, miedo, odio, se mezclaban con aquel otro sentimiento que acaba de descubrir de golpe, y no sabía como manejar.

 

- No podemos irnos...- dije ante la confusión de May al ver como me quebraba.- No podemos volver sin tener algo que ayude a León. Necesitamos buscar a Moran. - admití poco convencida de que aquello fuera una buena idea, pero pocas opciones había para elegir. Hirnock se posó de nuevo en mi hombro. Solté un suave suspiro y acaricié sus alas, era lo único suyo que tenía por ahora, pero estaba dispuesta a todo y mas por salvarlo y mas por tener la oportunidad de verlo de nuevo ...- puedes irte tu, y prevenirlos, yo me quedare...

 

Respiré profundamente intentando recuperar la fuerza, apartando el miedo y aquel sexto sentido que me decía que el peligro era inminente. ¿A caso importaba? De pronto e sentía valiente y dispuesta a todo. Levanté la cabeza y aparte una lagrima que había escapado de mis ojos. No podía dejarme caer, y mucho menos ahora, era momento de luchar por lo que quería.

Editado 19 de Noviembre del 2013 por Sol Lestrange Black R

[Joa Macnair Crowley]

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Aura pareció tranquilizarse un poco al saber que León no estaba muerto, pero así de pronto como había llegado, su calma se desvaneció con la pregunta de la Macnair. La verdad es que Joana ignoraba mucho, por no decir todo, de la historia de los Crowley, mas, al observar la expresión de la Corvinus, era evidente que tenía más espinas que pétalos de rosa.

 

Mientras escuchaba a la mujer sentada frente a ella, la mayor parte de las sangrientas palabras escritas por León comenzaron a cobrar sentido, y al mismo tiempo parecía perderlo, ¿un Crowley queriendo asesinar al resto de la familia? No, espera, aquello iba en los genes de los descendientes de Mathias. Aunque en defensa del clan inglés, ellos se veían forzados a convivir casi diariamente. Si el supuesto hijo de Viserys se hubiese dignado, al menos, a cohabitar un par de semanas en el castillo, quizás Joa lo habría apoyado.

 

—A ver si entendí. Si la sangre de los cuatro está en la misma espada… ¿Qué? ¿Qué pasaría con Francine, moriría? Si me lo preguntas, creo que se merece algo peor que eso —opinó intentando imaginas cómo hubiese sido la familia de no haber pasado por una masacre. ¿Acaso Claudia sería menos amargada? — De cualquier forma, no veo como eso ayudará a León.

 

A decir verdad, no tenía idea de cómo ayudarían al hombre. Esperaba que al ir a Holanda, Aura tuviese alguna revelación importante, algo que el patriarca le hubiese dicho en caso que pasara lo ocurrido. Sin embargo, todo lo que sabía ahora, era la identidad de los culpables. Bueno, casi. Debía haber alguna manera de localizar al hijo de Viserys; seguramente su madre estaría cerca, inculcándole valores familiares.

 

—No creo que quede alguien en Ottery —respondió poniéndose de pie también—. Todos debían salir a buscar información que nos ayudase.

[Sol Lestrange Black]

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Cada minuto que pasaba era tal vez uno menos para su hermano, Aura intentaba ordenar sus ideas y así encontrar respuesta a las preguntas que flotaban en el aire, especialmente ¿como ayudar a su hermano a escapar de una muerte segura?. Cada respuesta venía acompañada de una nueva pregunta que aumentaba la incertidumbre y su propia angustia y preocupación por el futuro de al familia. La joven bruja sabía que estaban todos en peligro y que pocos tenían la información que ella poseía.

 

- Se bien que Francine merece algo mucho peor que la muerte- corroboró ante los argumentos de Joa- de no ser por ella ahora todo seria diferente- indicó casi leyéndole el pensamiento- Definitivamente algo me dice que debemos ir a Rumanía, justo donde todo comenzó- dijo frotándose las manos con nerviosismo mientras se ponía de pie mostrando su impaciencia.- La única forma de acabar con Francine es con la espada...debemos buscarla...Creo saber en donde encontrarla. Eso debería traer de vuelta a mi hermano y terminar con la maldición. - los ojos oscuros de la bruja chisperon con coraje.

 

 

Sin esperar respuesta chasqueo los dedos y su elfina apareció haciendo una pronunciada reverencia.

 

- Mevrouw Aura...- saludó educadamente

 

- Ebba viajaremos a Rumanía trae pronto mi abrigo, de prisa- dijo impaciente mientras la elfina desaparecía y un par de segundos después estaba de vuelta con lo pedido.

 

- Buena suerte Mevrouw...- les deseo antes de que la bruja le regalara una caricia en sus puntiagudas orejas.

 

- La necesitaremos querida...- giró un poco para ver a Joa, con gesto impaciente añadió- Andando jovencita, no tenemos tiempo que perder.

Editado 21 de Noviembre del 2013 por Sol Lestrange Black R

[Juliene Black Lestrange]

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Si algo era cierto en esa situación macabra y extraña es que la Black Lestrange no se veía tan afectada como su acompañante, sus orbes esmeraldas miraban con curiosidad el quiebre de la Rambaldi, sintiéndose momentáneamente inútil, decirle que compartía su dolor era un estupidez y sería mentir de la más cruel manera, era buena para eso, cierto, pero no lo haría, le tenía aprecio a la mujer, sería como burlarse de su dolor.

 

Pero ver a la alegre persona que conocía desde hace poco en ese momento le hizo tragar grueso y revivir un par de recuerdos que deseaba mantener en las profundidades de su mente, así que mientras Sol tenía su lucha interna, ella misma tenía la suya, retener las imágenes que poco a poco se formaron en su mente fue imposible y pese a que mantenía una posición indiferente, imperturbable, una lagrima traicionera escapó de su orbe izquierdo, agradeció a Merlín que la mujer frente a si no se percatara de la misma, pues eliminó su rastro de inmediato.

 

Un suave carraspeo logró minimizar el nudo en su garganta, pero agradeció las palabras de Sol que la sacaron por fin de ese mundo de imágenes propias en el que se había visto envuelta, su mirada se fijó en su acompañante, revitalizada, casi se le antojó sonreír al ver como se había recuperado con tanta facilidad. En un principio le turbó ver a la Lestrange Lupin en aquel estado, pero era un proceso que debía pasar y, al parecer, superar.

 

― No me iré―sentenció― Como bien has dicho tenemos a cierto personaje que buscar y sólo Merlín sabe cuál será su destino―finalizó.

 

El animal ubicado cómodamente en el hombro de Sol le intrigaba, casi tanto como alguna vez lo hizo Primavera, no evitó la sonrisa, el recuerdo de la ninfa siempre se la sacaba, había aprendido muchísimas cosas ese día tan acontecido en el ministerio. Si en algo tenía razón su voz interior es que no tendría que estar allí, era algo familiar y por mucho que conociera a Claudia no encajaba, pero si se había visto inmiscuida en todo ese embrollo de alguna utilidad debía ser para los Crowleys.

 

― ¿Entonces…? ¿Seguimos el recorrido?―inquirió a la Rambaldi.

[Lestat Rambaldi]

Ziro elfo de Lestat.

"Llevando invitación para la cena de compromiso del patriarca."

El elfo ziro apareció en los jardines de aquella familia, aunque era la primera vez que pasaba por ahí sabia que en aquel recinto muchos de los amigos de su amo, pasaban.

El viento pasaba frió,pues por la fecha el clima había cambiado y aunque se acercaban las fiestas decembrinas muchas de las familias comenzaban a pasarsela en familia

el elfo domestico, con aquel trapo de cuerina un poco descolorida caminó hasta la puerta de entrada y justo en el primer escalón dejó la invitación de aquel acontecimiento.

El saber que su amo y la señorita Laimi tomarían las riendas de su vida era un gran momento donde todos sus amigos y familiares tenia que estar presente.con su mano huesuda dejó la invitación y luego en un crack desapareció a unos metros fuera de los limites de aquel lugar.

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[Andy Greyback]

Un fuerte dolor se apoderaba de su cabeza, nublando su vista a tal grado que no lograba distinguir mucho el lugar, el mareo se encargaba de hacerle tambalearse, quizá lo que había hecho la noche anterior, era la razón de aquella situación desagradable, pero lamentablemente no recordaba nada de lo que había ocurrido. Tomó su cabeza entre sus manos y cerró los ojos con fuerza, tratando de soportar el dolor que cada vez se hacía mas agudo, sin soportar mas se colocó de píe y su vista comenzó a aclararse, hasta notar que estaba de regreso en el castillo Crowley.

 

- Pero, ¿Que hago aquí? - Dijo desconcertado, pues hacía mucho tiempo ya había partido hacia lugares muy lejanos, quizá porque sus decisiones no habían sido las mejores y deseaba darse un respiro, alejar a su familia de las consecuencias de sus actos. Sin mas simplemente chasqueó los dedos y como era de esperarse Belsebú apareció frente a él, sorprendido pues hacía mucho no escuchaba los dedos de su amo, nisiquiera el pequeño y viejo elfo sabía donde había ido el licantropo.

 

- "¿Que desea amo?" - La aguda voz de la criatura rompió el silencio un poco asustada, quizá había algo en él que aun no notaba pero poco le preocupaba, solo quería que el dolor se pasara y pensó que bebiendo un poco sería suficiente para que su cuerpo se acostumbrara nuevamente al lugar, pensaba que el Vodka tenía poderes curativos, al menos eso se hacía creer para no dejar de beber aquel delicioso néctar. No hubo necesidad de articular muchas palabras, la garganta del Greyback estaba seca, necesitaba sentir el Vodka humedecerla o comenzaría a ser agresivo.

 

- Vodka - dijo firme mientras miraba al elfo, quien desapareció de inmediato en busca del pedido de su amo. Mientras esto ocurría el ojinegro se despojaba de sus ropas, las cuales parecían no estar del todo completas, aunque esto ya no le extrañaba, de seguro había tenido una transformación y así acabaron sus prendas. Solo las tomó y sin ejercer mucha fuerza las vio caer en el suelo, quedando solo en ropa interior mientras buscaba una toalla, pues pensaba darse una ducha; sintió de repente un tirón en su espalda que le causaba un dolor insoportable, al parecer lo de anoche fue mas que una transformación.

 

- ¿Que demonios pasó? - Decía en voz baja mientras tomaba la toalla y se dirigía hacia el cuarto de baño antes de ser interrumpido por Belsebú con su pedido, una botella de vodka acompañada de una copa con hielo. Dejó la copa de lado y bebió directamente de la botella, bebiendo un cuarto de esta en el primer trago para luego expulsar un largo suspiro. Los ojos del pequeño elfo aun estaban un poco aterrados por la presencia del Greyback, lo cual molestó un poco a Andrés.

 

- ¿Que es lo que tanto miras? - Dijo levantando un poco la voz, quizá sacando su tono de la habitación, pero eso poco le importaba, la cabeza de Belsebú se agachó y simplemente señaló el espejo, así que el moreno fue hasta el espejo que cubría por completo su cuerpo y pudo ver lo que tanto aterraba al pequeño; su cuerpo tenía muchas cortadas, unas mas profundas que otras, algunas ya sanas y otras aun sangrantes, la sorpresa acompañaba el rostro del mortifago quien aun no entendía que había pasado. Unos minutos quedó en shock, pero luego recobró la consciencia, sacudió su cabeza y sin decir nada entró a la ducha, a limpiarse la sangre y sanar sus heridas.

[León Christopher]

Observó de arriba abajo a la joven, tratando de encontrar algún parecido físico con Claudia, pero con desanimo volteó la mirada y recogió su maleta como sí de un simple paño se tratará. Al escuchar su respuesta algo le pareció claro, el carácter era hereditario, y aunque se podía decir que no eran iguales no carecían de similitudes.

 

- ¿Morirás de hipotermia? – arrastró cada una de las palabras con desdén, más que nada, para evitar soltar una carcajada. ¿De verdad pensaba que con estar completamente mojada por culpa de un chubasco le haría mal? No comentó más que eso y comenzó a subir las escaleras sin más, esperaba que la niña sea lo bastante pilla como para comprender que debía seguirlo.

 

El rubio estaba seguro de que se trataba de una hija perdida de la Crowley, por lo que consideró propicio llevarla a un lugar en donde podría sentirse más cómoda mientras esperaba a Claudia. Además, al ser su hija significaba que también era una Crowley y no tenía seguro que grado de peligrosidad podía estar acechándola.

 

– Bueno, niña casi-muerta-de-hipotermia, te tengo buenas y malas noticias. La primera es que tu madre se encuentra ocupada en estos momentos y dudo que pueda recibirte, sin embargo, tampoco estás en condiciones como para verla. Será un recuentro, ¿verdad? Deberías cambiarte, y bañarte así no te enfermas. – abrió la puerta de una de las habitaciones del pasillo, nada muy especial, sólo el suficiente espació necesario para poder estar allí con algunas comodidades.

 

Cama con doseles, dos armarios y un gran estante que podría ser utilizado para diferentes cosas, adornaban la habitación de color naranja. Dejó el equipaje sobre la cama y le permitió a Billie una escena donde pudo ver todo el amueblado.

 

-- Por allá – señaló una pared de la derecha -- se encuentra el baño, debes golpear dos veces para ver la puerta. Me encantaría decirte que debe ser muy agradable, pero jamás lo he usado, sólo pasé por aquí para saber que no hay nadie ocupando el cuarto.

En fin, bienvenida pequeña. Bienvenida al castillo Crowley. Avísame cuando termines, que buscaremos a Claudia. Quizás su humor ya mejora para entonces y acepte recibirte. – terminó con una sonrisa, algo torcida, sólo por un intento ser amable, mientras salía de la habitación.