Floristería Las Tres Hermanas (MM B: 78830)

[Jessie Black Lestrange]

Hablar con Matt sobre flores era la cosa mas extraña de todas. Podía hablar con el de demonios o de las travesuras que hacía Itilion pero de flores...

 

-Bueno... cuando te decidas por una en especifico... ¿escuchaste eso?

 

Voltee a ver a todos lados al escuchar la voz de Xell, no sabía de donde venía. Comencé a buscar de donde venía la voz de mi prima. Estaba preocupada, se escuchaba en problemas pero no sabía donde estaba. Saqué la varita solo por si acaso, no veía en que lío se había metido o si alguien la había atacado.

 

-Matt... Xell ¿esta aquí?

 

Voltee a ver a una planta extraña con tubos y lianas de la floristería y fue cuando vi una burbuja...¿rubia?

 

-Xell ¿eres tu?

 

Harpo.

 

Había mucho barullo en la floristería, los amos estaban ahí y a señorita Amya decía cosas extrañas como siempre, cada quien perdido en sus cosas que no se daban cuenta de que un empleado del ministerio llegaba en ese momento a la floristería, pedía que la llevara a la chimenea y así lo hice.

 

-Por aquí... no esta muy lejos.

 

La guíe hasta la chimenea al fondo del local esperando a que la chica que venía del ministerio hiciera su trabajo.

[Sagitas E. Potter Blue]

Regresé a la tienda y ya desde que di vuelta al recodo del callejón Diagon supe que algo iba mal. El aire dejaba volar por todas partes una serie de bombolletas de jabón que durante unos instantes me hizo recordar a las jabonosas y sus travesuras. Eso duró poco, la ensoñación quiero decir, porque me di cuenta que era sospechoso que se fueran concentrando más y más cada vez que me acercaba a la floristería.

 

-- ¿Qué demonios habrán hecho mis hermanas?

 

El miedo apareció en mi rostro, preparada para cualquier cosa. Aunque no tal vez para vez a mi dulce cuchi-cuchi (quien no lo recuerde, el cactus móvil y chiquitín que gusta de moverse por el mostrador) atrapado dentro de una burbuja e intentando romperla con sus pinchos. Lo consiguió y corrí hacia él para atraparlo antes de que se cayera al suelo.

 

-- ¡Demonios! ¡Pinchas! -- protesté, aunque no lo solté, porque era una plantita frágil. Lo sujeté con un trozo de camisa que elevé para ni pincharme y grité: -- ¡Amyaaaaaa! ¡Hayameeeeee! ¿Qué ha pasado en la floristería?

 

Había tantas burbujas que ayudé a sacarlas del interior, procurando que no se escapara ninguna flor con ellas. Después tuve que quitarme varias púas de la mano y me apliqué un Episkey. Fue cuando me di cuenta que había clientes.

 

-- ¡A Merlín gracias porque sois de la familia. Hola, Matt, hola Hanimi. ¿Quién de los dos va primero? Anda, Jessie, tú también, perfecto. La familia reunida. ¿Habéis pensado en comprarme algo para mí? -- dije, sabiendo que eso era improbable.

 

Por fin apareció Amya, la señalé con el dedo e iba a decirle cuatro cosas sobre las burbujas cuando sentí una voz conocida. Me giré saludando a Xell con un gran abrazo, pues hacia tiempo que no la veía, cuando me di cuenta que no era ella, sino una extraña.

 

-- Oh, perdón, por un momento juraría que su voz era la de mi sobrina Xell -- me disculpé ante @ porque la había confundido con mi sobrina. -- ¿Red Flu? ¿Amya?

 

Miré hacia atrás por encima de mi hombro.

 

-- ¡¡Amyaaaa!! ¿Has renovado la red flu a tu casa? Eres una vaga, no estaría de más que caminaras un poquito, se te ha inflado un poco el pompis.

 

Después de reírme un poco de mi hermano, saludé a la chica que había entrado y cuya voz había confundido con la de Xell. Era raro, pues ahora que la oía, no se parecía en nada.

 

-- Soy Sagitas, una de las dueñas. Mientras mi hermana atiende a los clientes -- le lancé una mirada de "trabaja un poco, mujer, no dejes que lo haga yo todo" -- yo le acompaño a la chimenea. Está en la trastienda. Sígame, por favor.

 

Llegamos hasta la chimenea y me sorprendió ver que Harpo venía conmigo.

 

-- ¡Ah, Harpo, no te había oído! No te preocupes, mira a ver qué dice Jessie de burbujas, si queda alguna la tiras fuera. Ya me encargo yo de la señorita funcionaria.

 

Y le agradecí que se hubiera ofrecido con una caricia en la cabeza calva.

[Amya An]

Ay chi... lis?

 

... pero es que ni en la floristería puede dormir una la siesta???

 

La bruja pegó un brincote dormitando en el mostrador. Desorientada (?), limpiabase (¿?) las babas con la manga.

 

- Eh? qué? - balbuceó confusa, - >.< pero es que no se pueden estar quietecitos (¡?) mientras una se echa la siestita de la tarde?!?

 

Gritoneó como si se tratara de su casa y no de un negocio (xDDD), y volvió (o pretendió hacerlo) a hundir su cara entre sus brazos cruzados, apoyados sobre la mesada por delante de ella.

 

U.U No se enfaden con la adleriana ... OwO ya está viejecita ¬w¬ y necesita dormir sus minutitos por la tarde TwT para poder ¿o.O sobrevivir el resto del día?

 

*Ja Ja Ja*

 

Por supuesto que la muy vagosa ... ¬¬ no le hizo caso a NADIE ; OwO su neurona se le desconectaba automáticamente para que no se le recocinara ¿el cerebro?

 

... xDDD.

[Hecate Engosvezhof]

Anabelle

(Hermana melliza de Heliké)

 

Después de estar en el parque durante un tiempo, renovando las energías había decidido ir de paseo por el callejón Diagón. Había muchos negocios interesantes, pero el que más me llamó la atención fue una floristería... Se hacía llamar "Las Tres Hermanas" y gracias a la descripción de su hermana, sabía que pertenecia a la Hermana Sagitas. Anabelle pensó que sería buena idea conocer el puesto y así comprar algunas simientes además de plantas para pociones, con preguntar no se perdía nada. Comprobó su monedero de piel de moke y se dio cuenta de que al menos tenía bastantes galeones.

 

Iba por el suelo empedrado, con la capa en los hombros y teniendo cuidado de no chocar con nadie. No había cambiado de vestimenta, ya que se sentía bastante cómoda aunque, los tacones que llevaba no eran muy apropiados porque se le metían en los agujeros y era bastante molesto. Revisó los bolsillos y comprobó que tenía la varita en ellos y menos mal, no le apetecía tener que usarla.

 

Abrió la puerta con cuidado y entró adentro. Se dio cuenta de que Sagitas estaba dentro y con una gran sonrisa exclamó:

 

-¡Sagitas! Vaya, nos encontramos en todas partes -comentó alegre- necesito algunas plantas, y no sé si podrías servirme -dijo dudosa, ya que se dio cuenta de que había muchas especies, sus ojos verdes otearon el lugar intentando ver las que necesita para pociones, no es que fuese muy buena pero su hermana era la especialista y esperaba que la ayudase en eso.

 

Se fijó que había una chica y por lo visto era del Ministerio, así que esperó un momento, antes de continuar:

 

-Veo que está ocupada, cuando termine con la joven avíseme, que no tengo prisa -le sonrió guiñándole un ojo.

[Xell Vladimir Potter Black]

Estaba preocupada por Perenela. Una funcionaria entró en el local preguntando por la chimenea por algo que había pedido la tía Amya. La aludida dormítaba en el mostrador, así que Harpo le acompañaba. Aproximé la nariz más a la burbuja. No tenía uñas, siempre las llevaba redondas y bien manicuradas. Hoy era un problema, pues arañaba la superfície de mi cárcel y no podía romperlas.

 

- ¡Hacerme caso!

 

Por fin, Jesse miró entre las lianas de la planta y pareció verme.

 

- ¡Claro que soy yo! Las plantas no tienen una melena rubia - le contesté, algo airada; en realidad temía que no hubiera oxígeno suficiente allá dentro.

 

Entraba más gente y cada vez tenía más claustrofobia.

 

- ¡¡Sacarme de aquí, por favor!!

[Alba Ryddleturn]

http://i.imgur.com/ew5dQE9.png

 

-No se preocupe- le dije a la bruja, que me decía que me había confundido. Había de ser por la voz, porque entremedio de tanto estante de flores, no se podía ver mucho a las personas.

 

-Mucho gusto señorita Sagitas, soy Alba Ryddleturn- hice una pequeña reverencia ante la bruja, que amablemente se ofreció para guiarme a donde debía de hacer mi trabajo. Asentí con la cabeza, al decirme que la siguiera, y fue lo que hice.

Caminamos por entre los estantes, hasta llegar a la trastienda, donde se encontraba aquella chimenea. Era lo único que se veía en buen estado, porque la pieza se encontraba un poco ocupada con algunos de experimentos. Me dispuse solo hacer mi trabajo y no hacer ningún comentario de nada.

 

-Bien señorita, procederé hacer mi trabajo- dije sacando mi varita de mi bolso. Donde me fui directamente delante de la chimenea, y levanté mi brazo derecho, el cual moví unas cuantas veces, para así dejar la chimenea conectada con la mansión BlattGold Klee a través de la red flú.

 

Saque un saquito de mi bolso, un poco de polvos flú, los cuales eche a la chimenea, y de esta salió una gran luz verde, lo cual significaba que ya estaba realizada la conexión correctamente.

 

-Bien señorita, mi trabajo aquí ha terminado. Espero tenga una buena tarde, hasta pronto- le estreché mi mano, y salí dirigiéndome a la entrada de la tienda, y salir de ella.

[Sagitas E. Potter Blue]

Acompañé a la funcionaria de Transportes hasta donde estaba la chimenea. Para que pudiera utilizarla tuvo que mover la varita y trasladar varios sacos de abono de dragón chino, el mejor fertilizante del mundo, hacia una esquina.

 

-- Disculpe, es mi hermana Amya, coloca el estiércol en cualquier lugar. Haga lo que tenga que hacer, yo le dejo aquí y voy a atender a clientes.

 

Salí al mostrador y di un zape a mi hermana, quien quería seguir dormitando en el mostrador y murmuraba por lo bajo.

 

-- ¡Qué hay clientes! Tenemos la suficiente confianza con Matt y con Jessie para que se sirvan solos, pero vamos, que a dormir al sofá del interior. Bueno, ahora no, que hay una funcionaria poniendo nosequé de la Red Flu que tú has contratado.

 

Jesse miraba para arriba y le decía algo a Matt. No se me escapó que alguien hablaba allá arriba, pero desde mi posición no veía qué era. Seguro que era alguna de las plantas parlantes de Amya. Debía prohibirle hacer tantos experimentos. Algún día, los Inefables del Ministerio nos visitarían y detendrían por uso indebido de la magia en vegetales.

 

Iba a ver de qué hablaban pero entró otra cliente (pues sí que estamos bien llenos de gente) a la que reconocí enseguida.

 

-- Anabelle Rambaldi... ¡Qué alegría verte! -- Bueno, lo de Rambaldi lo presuponía aunque no le había preguntado el apellido. -- Bienvenida a la Floristería de las Tres Hermanas. Yo soy una de ellas, la que dormita es la otra, y Hayame, quien seguro está practicando como poner un río aquí dentro, es la tercera.

 

Salí de detrás del mostrador, acercándome a ella.

 

-- No estoy ocupada -- otra mirada indirecta a mi hermana Amya, quien volvía a cerrar los ojos --, puedo atenderte ahora mismo.

 

¿Es que la planta era parlanchina? Estaba segura que mi hermana la debía haber cruzado con un loro del Amazonas, no había manera de que se callara. Pero no me dio tiempo de lanzarle un Silencius (suponiendo que ese hechizo hiciera mella en las plantas) porque ya salía la funcionaria).

 

-- ¡Muchísimas gracias por todo! -- le dije, cuando ella salía.

Editado 19 de Agosto del 2014 por Sagitas E. Potter Blue

[Jessie Black Lestrange]

Iba a comenzar a reírme, pero notaba que mi prima estaba asustadita, así que solo podía hacer una cosa: reventar esa burbuja antes de que Xell perdiera los estribo.

 

-Diffindo

 

Apunté con mi varita a la burbuja que estaba en medio de las lianas, esperaba que con eso bastase para poder dejar a mi prima como nueva, pero al parecer mi magia estaba solo un poco descontrolada y ademas de la burbuja había cortado un par de lianas que me cayeron encima y comenzaron a enrollarse al rededor de mi cuerpo.

 

-¡Mamá!

 

Grité con todas mis fuerzas por que había perdido la varita cuando las lianas cayeron sobre mi, esperaba que fueran lianas y no otra cosa por que sentía como trepaban por mis piernas y entre mas me intentaba safar mas se aferraban a mi cuerpo.

 

-¡Mamá, Matt, Xell ayuda por favor! No vuelvo a cortar nada en esta floristeria

[Hecate Engosvezhof]

Anabelle

(Hermana melliza de Heliké)

-Ooh, estupendo -exclamó la bruja, mientras terminaba de atender a la chica funcionaria.

-Descuide ya tendremos tiempo de presentarnos formalmente -y le lancé una sonrisa sincera.

-Pues, eso es estupendo, porque, le quería preguntar -y quedé un momento pensativa- si tienen plantas para pociones o semillas para plantarlas en el invernadero de la mansión de mi hermana. Aunque me ha dicho varias especies, estoy segura que no tienen las esenciales, aunque claro, ella es la experta -se encogió de hombros, ya que era cierto lo que decía...

-Disculpe Sagitas, ¿no la llama alguién? -preguntó dudosa, ya que no sabía si había escuchado un grito de auxilio- me pareció escuchar la voz de una joven -y le guiñó el ojo esperando que entendiese esa pequeña frase- creo que debería de atenderla primero, si está en serio peligro.

Ahora tocaba esperar un momento y que la sacerdotisa hablase. Era bastante paciente, bastante diferente a su hermana, tenían muchos puntos en común pero al mismo tiempo eran bastante diferentes, a pesar del carácter y que siempre se acaban enfrentando, la quería mucho.

[Sagitas E. Potter Blue]

Atendía a la muchacha y pensé en lo que pedía. Era algo raro, porque no especificaba.

 

-- Claro que tenemos semillas y granos para plantas en jardines, de todas las hierbas utilizadas para pociones. Pero debería especificar más, ya que hay impedimento de venta de ciertas plantas sin permiso ministerial. ¿En qué mansión quiere plantarlas, en la Rambaldi o en la Vladimir?

 

Suponía que era en la primera porque no creía que Reena le dejaba plantar nada en la Vladi que pudiera ser peligroso, por el niño. Entonces ella me dijo que alguien me llamaba.

 

-- ¿Perdón? -- le dije, sorprendida por el giro de la conversación.

 

Escuché. Era cierto. La voz de Jesse había gritado "mamá", aunque yo sólo llegué a oír el eco de su grito.

 

-- ¿Jess? -- pregunté, como boba. -- ¿Pasa algo? ¿Ayuda?

 

Mi hija pedía auxilio y llamaba a Matt y a Xell. Susurré "un momento" a la muchacha que atendía y me acerqué a ella. Estaba en el suelo, rodeada de lianas.

 

-- ¡Demonios! -- dije, saltando para que otra de las plantas no se enganchara a mí. -- ¡¡@ !! Tus plantas estás cabreadas y están atacando a los clientes. ¿Es que te has pasado con el abono? ¿O es que no les has dado de comer?

 

Sabía lo delicada que eran estas plantas. Lo que no sabía era porqué se habían enfadado y estaban izando a mi hija hacia...

 

-- ¡Demonios, Xell! ¿Qué haces tú ahí arriba?